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Strawhat corporation por sunshinebunny

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Notas del capitulo:

A puesto que no esperaban una actualización tan rápida :P espero disfruten~

 

Hoy no habrá notitas para el gato porque me indigna que dijo ssgjdsagddgc-Cosas inentendibles que no dirá aquí.- pero igual lo amo con mi amor indignado de coneja gorda que no deja de estar indignada porque la indignación no se le sale de las gordas lonjas.

Ocho

 

 

Los suaves jadeos que llenaban aquella oficina en penumbra no podrían haberse escuchado a menos que la puerta hubiera sido abierta, cosa que definitivamente no sucedería siendo que Sabo se había tomado la molestia pasar el prestillo de aquella cuando había ido a apagar la luz, aflojando la propia corbata y entreabriendo su camisa mientras regresaba al lado del chiquillo que se encontraba sentado en su misma silla, con la negrura cada vez más espesa del edificio al ser las luces de seguridad casi las únicas que permanecían encendidas ya apenas si podían adivinar el rostro del contrario, no había sido demasiado difícil pues arrodillarse sin vergüenza alguna frente al menor y desabrochando los botones de su pantalón liberar aquel miembro ya bastante erecto de de entre sus ropas.

 

Las manos de Luffy no habían tardado más de unos segundos en enredarse en los dorados cabellos del ojiazul, este jamás había pensado que la culpa sería tan buen aliciente para darle al pequeño lo que quería al menos en parte, superando la vergüenza inicial que le hiciera mantener aquel color en sus mejillas aun con la luz apagada había comenzado a atender la hombría ajena lo mejor que podía con su boca, metiéndole hasta donde le era posible antes de sacarle de esta nuevamente, desesperando ligeramente al pelinegro con su inexperiencia pero compensando con creces aquello ante el morbo de la situación, Luffy nunca había imaginado que el más alto pudiera llegar a prestarse a aquella clase de juegos en su lugar de trabajo, aquello le hacía preguntase a que otra clase de cosas estaría dispuesto con el suficiente incentivo.

 

-Luffy...- la manera tan pecaminosa como el ojiazul había pronunciado su nombre mientras continuaba atendiendo su falo con la mano le había causado un placentero escalofrió, con cada lamida que el chico daba sobre su glande para recoger la pequeña cantidad de semilla que iba soltado debido a las deliciosas atenciones acompañaba de un ligero jadeo, la suave piel de la mano ajena le brindaba una cálida estreches que le parecía casi imposible mientras con su boca engullía la punta de su miembro succionando de manera lenta y fuerte.-¿Sabes?- el dulce tono de su voz le enloquecía, y con el reflejo amarillento de las luces del pasillo colándose entre las persianas semi-cerradas los ojos azules cristalizados por el deseo parecían refulgir casi ambarinos.- Creo que realmente te amo.- le escucho susurrar colocando su miembro contra la mejilla de manera casi cariñosa, con una mueca tan dulce y hermosa que le había hecho correrse irremediablemente entre las manos del otro joven, manchándole el cabello y el rostro con su esencia de forma tan erótica que no había tenido otra opción que lanzarse encima del otro chico para comenzar a besarle hambrientamente, saboreándose a si mismo dentro de aquel beso.

 

Tumbado en el suelo y con el otro encima Sabo apenas si había alcanzado a reaccionar cuando la mano del menor pronto había comenzado a colarse en los pantalones del contrario, acariciando aquel bulto que el rubio habría querido esconder pero que sin quererlo le había hecho soltar un suave gemido dentro del beso, empujando al pelinegro había logrado que aquel se le quitase un poco de encima, solo un poco, sosteniendo la mano del más joven para que detuviera aquellas atenciones que comenzaban a hacerle soltar gemidos cada vez menos discretos.- Luffy... no...- la sonrisa por parte del menor le había hecho temblar ligeramente, no podía negar que verdaderamente deseaba todo aquello y que al iniciar aquel contacto había sido consciente de que las cosas podían escalar mas allá de su control pero aun así había un cierto resentimiento que no podía superar, quería cumplir con lo que habían prometido, aun ahora.

 

-Tranquilo Sabo... no hare nada que no vayas a disfrutar.- susurro el moreno deshaciéndose del agarre ajeno, comenzando a atender a aquel con su mano nuevamente.

 

- por... por favor...- alcanzo a murmurar débilmente mientras se aferraba a la espalda del más joven, mordiendo sus labios en un intento de contener los irrefrenables gemidos que se agolpaban en su garganta con cada movimiento de la mano ajena.

 

-shhh....- mordisqueando de manera maliciosa la oreja del rubio había continuado masturbando al otro con aquel ritmo lento, disfrutando de cada temblor y gemido que podía sentirse provocando en el más alto, joder que aquello comenzaba a ponerle nuevamente, pero no podía dejarse llevar por sus instintos, no de momento.

 

Acelerando el movimiento de su mano de manera mucho más evidente había comenzado a repartir suaves besos por el cuello ajeno, succionando un poco en la blanca piel del otro para dejar las rojizas marcas en aquel limpio lienzo que era solamente suyo.- Ahhh... lu... Luffy...- con un descarado gemido había podido sentir al otro correrse en su mano pronunciando su nombre de todas las cosas, haciéndole sentir tan excitado y satisfecho como si hubiera hecho mucho mas con su prometido de lo que realmente había hecho.

 

-¿Ves? te dije que no haría nada que no acabaras disfrutando.- susurro soltando el miembro ajeno, subiendo su mano para limpiar los restos del semen impropio en la camisa del rubio.- ahora, Sabo.- murmuro cariñosamente contra los labios ajenos antes de tomar el cabello del mencionado de manera un poco agresiva.- Dime que jodidos hiciste antes de que vuelve a enojarme.- Si el ojiazul había pensado que con un poco de sexo oral se le olvidarían las cosas estaba muy equivocado, había disfrutado bastante de todo aquello, pero no era ningún imbécil para no reconocer la culpa.

 

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Dolía.

 

Los golpes que le había plantado el pecoso dolían bastante.

 

Dolía mas sin embargo su estúpido orgullo. Luffy había pagado por los días de descanso que le tomara bajar la hinchazón del rostro y hasta había ofrecido a pagarle cierta indemnización que Law no había aceptado pero seguramente Doflamingo no había tenido ningún problema en cobrar en su lugar, no se había dignado sin embargo a verle ni preguntar cómo se encontraba en realidad, de hecho, por lo que Dellinger “amablemente” le había informado Luffy había prohibido estrictamente al ojigris volver a entrar en el cuarto del pecoso. Como si el fuera alguna clase de amenaza.

 

Aquel nunca había sido su plan, conocía demasiado bien tanto a Luffy como a Doflamingo como para creer que provocar al cachorrito en una pelea le seria de alguna utilidad, se suponía que se ganara la confianza de aquel chico y plantase en él la idea de fugarse si es que el muchacho no la tenía ya. Luffy nunca se había interesado en otras putas y con el chico fuera del camino eras más que seguro que tarde o temprano volvería con él, por lo que había averiguado de su prometido aquel no era más que otro niño ricachón y mimando del que Luffy seguramente se aburriría tras unos cuantos acostones, ni siquiera era del estilo de muchachos con el que el chico de la cicatriz en la mejilla se acostaba cuando el ojeroso no estaba disponible, el pecoso por otro lado era una amenaza real, mucho más ahora que sabía que Luffy no le trataba como a un simple juguete.... con él nunca se había tomado la molestia de salir de paseo... aquello doria también.

 

No había sido su intención enemistarse con Ace, el problema había sido que los celos le habían carcomido en cuanto viera todas las bolsas de compras, y quizá si aquellas hubieran estado llenas de lencería o trajes eróticos o cualquier otra cosa relacionada con lo que se suponía que el pecoso estaba ahí para complacer aquello no le hubiera dolido tanto, pero no, maldición, si por la clase de ropa que le había comprado a ese maldito idiota hasta parecía que planeaba sacarle nuevo y no a cualquier langarucho de cuarta, y esa maldita sopa de lentejas con patas ni siquiera lo apreciaba, estaba ahí lamentándose como si fuera el chico mas desdichado de la tierra cuando no sabía ni la mitad de lo mal que le podría haberle ido de no haber sido adquirido por Luffy, las putas no escogían a sus clientes y los esclavos no escogían a sus dueños, lo único por lo que podían pedir al destino era una pizca de suerte, al moreno de las pecas la suerte le había favorecido en manera que aquel no podía siquiera llegar a entender y eso hacía que Law sintiera aquella mezcla de celos y empatía que tanto le había jodido la oportunidad que tenia de deshacerse de aquel idiota.

 

Por que conocía a Luffy sabía que la cara de confeti podía tenerle a sus pies si jugaba bien sus cartas, complacer al menor no era complicado, el ojigris sabia a la perfección como hacer aquello, el problema es que para Law no se presentaría una segunda oportunidad con el pequeño, al menos no una de ser algo realmente importante para él, pero no le importaba ser el amante o puta o lo que fuera del menor al menos, claro que si el pecoso hacia molestar al monito por su cuenta quizá se olvidara de él también, aquella había sido su primera esperanza pero no parecía estar pasando precisamente y si no pasaba de manera natural él lo haría pasar, se había jodido su primera oportunidad el solo por culpa de los celos, eso no volvería a pasar.

 

No que fuera a darse por vencido así de fácil.

 

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-No es necesario que te quedes aquí ¿Sabes?-

 

La mirada que le había lanzado el más joven al pecoso tras decir aquello le había hecho al último callar de inmediato, era aproximadamente la 1am cuando el pequeño había llegado tocando a su puerta, cosa que a Ace le había parecido completamente anormal siendo que aquel chico tenia llaves del apartamento, Luffy murmuró algo de que no había querido asustarle metiéndose a la casa a aquella hora sin avisar y se había ido a sentar al sillón de tres plazas en la sala exigiendo un chocolate caliente, casi le había causado gracia al mayor ver la expresión encaprichada que tenía el menor mientras esperaba a que se calentase el agua y la leche para su chocolate.- ¿Sucedió algo?- se atrevió a preguntar Ace después de colocar la taza de chocolate frente al pequeño, sentándose a su lado en el sillón mientras daba un sorbo a la propia, para ser sinceros pensaba que recibiría una reprimenda por lo que había sucedido con aquel chico Tra-quien-sabe-que-cosa pero el más joven ni siquiera lo había mencionado.

 El pecoso no estaba muy seguro si su dueño quizá aun no lo sabía o simplemente no le importaba, al chiquillo parecían no importarle muchas cosas que a la gente normal probablemente volverían loca.

-Supongo que podrías decir eso.- dijo Luffy pensando en las dos confesiónes que le había hecho el rubio aquella noche, le amaba y alguien le había besado, la discusión subsecuente a aquel maldito ultimo pedazo de información no le había agradado en nada "Estamos ya bastante cerca de la boda, ¿no crees que podrías mínimamente dejar de jugar con tus putas a estas alturas?" le había dicho el rubio quien nunca antes hubiera reclamado nada de aquello, que lo hiciera ahora que el mismo había faltado a la confianza que le tenia no dejaba de joderle profundamente, a tal grado que incluso lo que fuera que Law hubiera estado planeando con su pecoso había quedado en segundo plano, sabía que algo se traía en manos el maldito ojigris pero no lo dejaría salirse con lo que fuera que tenía en mente, ya tenía suficiente entre manos para poner demasiada atención a los desplantes de exnovia celosa (aunque nunca hubieran llegado a ser novios) de Trafalgar.

 

Cuando por fin respondiera aquel mensaje de texto que le había llegado en algún momento durante la velada con el rubio ya había tenido ganas de desahogarse con alguien pero no lo haría con el pecoso, aquello solo había sido la excusa para ir a verlo de nuevo, de alguna forma estando cerca de aquel podía sentirse un poco más en calma. - Problemas maritales.- había añadido el menor torciendo la mueca y bufando ligeramente fastidiado ante la cara de sorpresa del pecoso.- Lamento decepcionarte si pensabas que solo había venido aquí por la situación con Torao, contrario a lo que puedas pensar Doflamingo es un hombre bastante razonable, su puta no tendría nada que haber hecho aquí y él lo entiende, solo hacía falta pagar la compensación correspondiente.- murmuro tomando un poco mas de aquel chocolate casero que el pecoso le había preparado, pedir aquello había sido un capricho que no había pensado el otro cumpliera tan fácilmente pero que así hubiera sido de alguna manera le ponía feliz.

El solo escuchar el nombre del pajarraco había hecho al pecoso estremecerse de manera bastante desagradable, no es que no supiera que el rubio podía llegar a ser "agradable" con sus clientes,  había sido su corredor de apuestas antes después de todo, pero estar de un lado del mostrador y del otro no eran lo mismo y le bastaba con lo que había vivido para no querer saber más de aquel hombre por lo que le restaba de su vida, si no se había metido en problemas demasiado graves suponía que debía estar agradecido, aunque le intrigaba levemente por que se suponía que el tatuado no debía estar ahí no había preguntado, con saber que el flamingo no se la tomaría contra él le bastaba y le sobraba de momento, la presencia de el más joven ahí y el que aquel no le estuviera reprendiendo tampoco por lo que había hecho le relajaba en cierta forma, habría sido bastante desagradaba tener que vivir con la incertidumbre de en cuantos problemas estaba por quien sabe cuánto tiempo.

Así que fuera él o no la causa de que el pequeño estuviera ahí en aquel momento poco le importaba, lo importante era que estaba ahí y por primera vez en mucho tiempo no parecía estar en problemas realmente. - hum... así que no era un guardia entonces.- comentó el pecoso ante aquel modo despectivo del menor de llamar al otro pelinegro, pensando que se le había hecho bastante curiosa toda la situación, por algún motivo había asumido que aquel moreno de los tatuajes era alguna especie de guardia de seguridad o una cosa así que vigilaba que no se le ocurriera atacar a Baby five y robarle las llaves para intentar escapar o algo parecido (no negaba haber pensado varias veces en la posibilidad de hacer justo aquello antes de que el ojigris hiciera su aparición) y por ello le había extrañado un poco el poder someter a aquel tan fácilmente, sorpresa aparte.

 

- ¿Law un guardia? - aquello había hecho al más joven sonreír de medio lado, imaginar a aquel chico de piernas largas en un uniforme de ese estilo no le desagradaba nada y menos en aquel momento.- No, igual no importa, me asegurare que no vuelva a acercarse a ti.-

 

El tono en que aquella última frase había sido dicha fastidió ligeramente al pecoso, sonaba a que el menor le estuviera protegiendo de algo.- tch, no es como si Tra-cosa pudiera hacerme algo.- murmuro de mala gana, haciendo que el más pequeño sonriera un poco más antes de dar un sorbo a su chocolate.

 

-Oh, me preocupa más lo que tú puedas hacerle y el efecto que eso tenga en mi bolsillo amor.- dijo sonriendo aunque no era completamente cierto, una verdad a medias quizá.

 

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Morderse las uñas no iba a ayudarle en nada, ya lo sabía pero no había otra cosa que Sabo pudiera hacer, la ya dentada uña de su pulgar derecho recibía sus dientes levemente indignada mientras él se preguntaba como irían las cosas de ahí en más, al final se lo había dicho, al menos en parte, tampoco era tan idiota como para confesarle al menor que había sido con su propio padre con quien se había besado, no era su culpa, o al menos eso intentaba pensar para no torturarse pensando si ver a Dragón al día siguiente en el trabajo seria igual de incomodo que lo había sido con Luffy el día después del incidente del hotel o lo serian aun mas.

 

La cena con el menor había quedado, obviamente, cancelada, el chico se había dignado a llevarle en su auto hasta el apartamento pero madamas, según él no iba a dejarle ir así como estaba solo por la calle, ambos habían dicho cosas un poco hirientes en aquella discusión, todas las veces que Sabo se había callado las infidelidades del chico habían salido a flote y todo el cinismo del muchacho frente a aquellos reclamos había sido más que evidente, Sabo se negaba fehacientemente a sentir culpa por algo que no había sido su culpa siquiera, se negaba una y otra vez pero el sentimiento seguía ahí. Nunca había sido perpetrador de una infidelidad antes y no se había imaginado ni en el peor de los escenarios serlo a menos de dos semanas antes de su boda y con el padre del novio, aquello sí que estaba mal, el que solo hubiera sido un simple beso en nada ayudaba a aplacar su estúpida conciencia.

 

No había sido su culpa joder, no había sido su culpa, pero mientras más se empeñaba en pensar que no lo había sido mas culpable se sentía aun ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué justo ahora? nunca antes se había cuestionado la afinidad que sentía hacia su superior, pensaba que era algo inocente y natural nacido de la admiración que sentía por este, Dragón era alguien inalcanzable para él y precisamente por considerarle alguien fuera de los limites nunca habíase planteado una relación diferente con este y ahora por un jodido error todas esas estúpidas emociones que creía tener perfectamente bajo control se encontraban hechas algo peor que un tifón dentro de su mente, le hubiera gustado simplemente tirarse al vacío de los sueños pero Morfeo no parecía ser condescendiente aquella noche.

Cada vez cerraba los ojos los hechos de aquella noche se repetían en su cabeza causándole un ligero sonrojo, no había sido más que un accidente, lo malo no había sido tanto el beso si no el hecho de que este le había gustado.

Ahí… justo ahí estaba el problema, quería negar que había disfrutado de un contacto como aquel y no podía, lo había disfrutado más de lo que quería admitir incluso.

Había ido a dejar algunos papeles que necesitaban la firma de Dragón, solo necesitaba aquello y su trabajo por el día estaría finalizado, la estúpida alfombra nueva sin embargo le había hecho tropezar y de no haber sido por los reflejos del más alto seguramente se habría acabado dando de bruces contra el suelo aunque probablemente eso habría sido mejor, por reflejo había soltado una incómoda risilla ante su propia torpeza, al levantar el rostro y sostener la mirada ajena sin embargo su apenada sonrisa habíase ido borrando poco a poco.- uhmm... lo... lo lamento...- había susurrado sintiendo la penetrante mirada del mayor ponerle ligeramente nervioso, aquello nunca le había pasado antes pero la forma como el más alto le había observado era algo fuera de lo que estaba acostumbrado por parte de este, cuando sintiera aquella tosca mano en su mejilla acariciando levemente su piel el sonrojo no había tardado en surgir, su boca ligeramente reseca por el nerviosismo y su pulso acelerado habían hecho que soltase un suave suspiro justo antes de sentir los labios del mayor sobre los suyos de manera embriagante, prendiendo fuego a su cerebro y su lógica y su moral en aquel simple contacto.

 

Dragón era un hombre casado, era el padre de su futuro esposo y era su superior, tenía todas las características de una fruta prohibida y sabia tal como aquella; dulce y amargo a la vez, como el café negro con apenas una cucharada de azúcar que solía prepararle.

 

Cerrando los ojos Sabo había dejado que el pelinegro le poseyera con aquel beso, entreabriendo sus labios al sentir el húmedo y caliente molusco que era la lengua ajena pedir por acceso, sintiendo la mano en su nuca y su cintura apegarle de manera dominante a su cuerpo, impidiéndole escape alguno mientras le devoraba con el hambre contenida de quien sabe que está a punto de tener su ultima cena; los suspiros que el menor soltase en aquel demandante beso chocando con el cálido aliento de su superior mientras se sentía ligero y pequeño entre aquellos fuertes brazos.

 

Al separarse Sabo había tenido que depender del agarre ajeno aun por unos instantes, su cuerpo temblaban cual si aquel hubiera sido su primer beso y por más de 3 segundos había estado completamente perdido en las sensaciones de aquel contacto que solo le había hecho desear por más.- Sabo...- el escuchar su nombre en ese bajo tono y mirar la culpa en aquellos profundos ojos sin embargo le había hecho regresar a la terrible realidad de lo que acababa de consentir apenas hacia unos momentos, con toda la fuerza de la que era capaz en aquel instante había empujado al mayor, mirando de nuevo aquel mientras sentía su cuerpo temblar por motivos que no quería pensar, ¿Qué era lo que habían hecho? no se había molestado en recoger aquellos documentos que quedaran desperdigados por el piso a su huida y tampoco había volteado hacia atrás para saber si el mayor le seguía cuando saliera corriendo de la oficina ajena con el rostro completamente rojo y el pulso y la respiración aun alterados.

 

¿Estaba pensando demasiado si creía que Dragón le había pedido casarse con su hijo solo porque sus compromisos anteriores no le permitían hacer la propuesta que realmente habría querido?

Seguramente imaginaba cosas, no podía pensar que un chiquillo como lo era él mismo resultase tan importante.

Al llegar a su propio cubículo pensó que podría respirar por fin pero en vez de aquello solo se había encontrado con Luffy esperando por él, las cosas probablemente no se podían poner peor que aquello, quizá debió haberle confesado las cosas en ese instante pero aquellas marcas en su cuello le habían hecho arder la sangre de manera irremediable, los sentimientos de celos, culpa y no sabía que mas mezclándose vertiginosamente en su interior hasta que había tenido que apagar prácticamente su cerebro para seguir funcionando, todo lo demás que había hecho con el menor aquella noche había sido más bien a base de instinto pero ni así había conseguido salvarse de los problemas.

 

Podría haber confesado las cosas y dejar que el chico decidiera si quería continuar con aquel compromiso o no, podría haberlo hecho pero el miedo se lo había impedido... mirando la sencilla alianza de oro blanco en su dedo anular había sentido su sonrojo extenderse por toda la cara mientras leves cúmulos acuosos comenzaban a anegarse en sus lagrimales, lo que había dicho era la lamentable realidad, en algún momento durante aquellos meses juntos había acabado enamorándose de aquel monito lleno de horribles y molestos hábitos y contrastes, si no lo había admitido antes ahora no podía negarlo.

 

Amaba a su prometido y tenía miedo de perderle por un estúpido desliz que ni siquiera había sido su culpa... no podía estar enamorado de padre eh hijo a la vez… simplemente no podía… no era lo correcto.

 

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Continuara

Notas finales:

Buahaha… buahahahaha… no sé porque pero con el final del capítulo me siento malvada xD

Igual espero no halla mucho odio por ahí, ya deberían saber que me gustan las parejas raras y a quien no lo sepa se lo informo XD aun así ya veremos qué pasa realmente.

Sé que no eh contestado a los reviews, es que eh estado escribiendo mucho…emm… perdón, pero prometo ponerme a ello pronto, todos ellos me hacen muy feliz y los leo siempre todos~ gracias por leer y los comentarios me hacen feliz y mas activa(?)

P.d. Gatito, yo se que tú te mueres por ver a Sabo de secretaria sirviéndole café a Dragón en minifalda, pero eso solo quedara en los “cuentos privados del gato” que a veces compartimos con Luffy(¿?) Te amo aunque seas un gato.


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