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El chico malo por TetembaStyle

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Notas del capitulo:

Esta es mi primera adaptacion, porfis denme amor TuT

Siete años antes…

Jongin

-¿Has notado algo distinto en Kyungsoo?- preguntó mi primo Chanyeol mientras trepaba al árbol para sentarse a mi lado, en nuestra rama favorita con vistas al lago. Me encogí  de hombros sin saber cómo responder a su pregunta. Claro que había reparado  en algunas cosas con respecto a Kyung, últimamente. En cómo le brillaban los ojos cuando reía y lo bonito que se le veían las piernas en pantalón corto. Pero no se lo confesaría ni loco a Chanyeol. Se lo contaría a Kyungsoo y los dos se partirían de risa.

-No-repliqué sin mirarle a la cara por miedo a que notara que estaba mintiendo.

-El otro día oí a mamá hablando con papá, le dijo que dentro de poco tú y yo empezaríamos a mirarlo de manera distinta. Dijo que Kyung se estaba convirtiendo en todo una belleza y que las cosas iban a cambiar entre los tres. No quiero que nada cambie-explico Chanyeol con tono preocupado.

No me atrevía a mirarlo. Así que mantuve la vista fija en el lago.

-Yo de ti no me preocuparía. Kyungsoo sigue siendo Kyungsoo. Siempre ha sido lindo, supongo, pero eso no importa. Es capaz de trepar a un árbol más rápido que cualquiera de los dos y llena los globos de agua como un profesional. Los tres somos amigos desde niños, eso no va a cambiar.

Me atreví a echarle una mirada de reojo a Chanyeol. Mi explicación sonaba convincente, incluso para mí.

Chanyeol sonrió y asintió con la cabeza.

-Tienes razón. A quién le importa si su pelo es tan suave como una pluma. Sigue siendo Kyungsoo. Y hablando de globos de agua, a ver si paran ya de salir de noche a escondidas para lanzarlos a los coches de delante de mi casa. Mis padres los descubrirán un día de éstos y yo no podré hacer nada para sacaros del lío.

Sonreí de oreja a oreja al recordar a Kyungsoo tapándose la boca para que no se le escapase la risa la noche anterior, cuando nos habíamos escabullido hasta aquí para llenar los globos. Estaba claro que al chico  le gustaba romper las reglas. Casi tanto como a mí.

-He oído mi nombre. Más vale que no se estén riendo del estúpido pantalón ajustado  que me obliga a llevar mi madre. Les romperé la nariz a los dos si no paran.

La voz de Kyungsoo me sorprendió. Estaba de pie bajo el árbol, con un frasco lleno de grillos en una mano y una caña de pescar en la otra.

-¿Vamos a pescar o piensan quedarse mirándome como si tuviera monos en la cara?

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Kyungsoo

¿Por qué no pude llegar a casa sin tener que verlos? No estaba de humor para hacer de buen samaritano con Jongin y la fea de su novia. Aunque no iba conmigo, sabía que Chanyeol habría esperado que me detuviese. Con un gruñido frustrado, frené y estacioné junto a Jongin, que había puesto un poco de distancia entre él y su novia, que estaba en plena vomitona. Por lo que parecía, devolver la papilla no era un reclamo de apareamiento para Jongin.

-¿Dónde has estacionado la camioneta, Jongin?-pregunté en el tono más irritado del que era capaz.

Me devolvió esa ridícula sonrisa sexy que conseguía que todos en la ciudad se derritiesen a sus pies. Me habría gustado creer que después de tantos años era inmune a su encanto, pero no lo era. Imposible ser inmune al chico malo de la ciudad.

-No me digas que el perfecto Do Kyungsoo se dignará a ofrecerme su ayuda- contestó él, arrastrando las palabras e inclinándose para observarme a través de la ventanilla abierta.

-Chanyeol está fuera de la ciudad, así que tendré que ocuparme yo. Él no te dejaría conducir borracho y yo tampoco lo haré.

Soltó una risita ahogada, y un escalofrío de  placer me recorrió la columna. Dios mío. Incluso su risa era sexy.

-Muchas gracias, precioso, pero me las puedo arreglar solo. En cuanto Sunny deje de vomitar la meteré en la camioneta. Aún soy capaz de conducir los cinco kilómetros hasta su casa. Tú puedes irte. Por cierto, ¿no tendrías que estar estudiando?

Discutir con él era una pérdida de tiempo. Empezaría a soltar comentarios sarcásticos hasta que yo estuviese tan enojado que no pudiese ni hablar. Apreté el acelerador y entré en el estacionamiento. Sabía bien que no iba a marcharme y a dejarlo conducir borracho. Ese chico era capaz de enfurecerme con sólo guiñar un ojo, y eso que me esforzaba por ser amable con todo el mundo. Recorrí con la vista los coches estacionados en busca de su viejo Chevy negro. Cuando lo encontré, caminé hasta donde estaba Jongin y alargué la mano.

-O me das las llaves de la camioneta o las busco yo mismo. ¿Qué prefieres, Jongin? ¿Quieres que te revise los bolsillos?

Una sonrisa torcida le iluminó el rostro.

-De hecho, creo que sería un placer que me revises los bolsillos, Kyung. ¿Qué tal si me quedo con la opción número dos?

El calor empezó a subirme por el cuello y me dejó manchas rojizas en las mejillas. No necesitaba un espejo para saber que me estaba ruborizando como un bobo. Jongin nunca me lanzaba comentarios provocativos ni coqueteaba conmigo. Al parecer, yo era el único chico mínimamente atractivo  del instituto al que no le hacía ningún caso.

-Ni se te ocurra tocarlo, maldito estúpido. Tiene las llaves en el contacto- rugió Sunny, la novia intermitente de Jongin, levantando la cabeza y echándose a la espalda el pelo castaño.

Sus ojos inyectados en sangre me observaban llenos de odio, desafiándome a ponerle la mano encima a lo que era su propiedad. No le respondí, ni tampoco miré a Jongin. Simplemente me di la vuelta y me dirigí a su camioneta intentando recordándome a mí mismo que lo estaba haciendo por Chanyeol.

-¡Vamos, suban al coche de una vez!-grité antes de meterme en el asiento del conductor.

Me costó mucho no pensar en que era la primera vez que estaba en la camioneta de Jongin. Después de un sinfín de noches recostado en el tejado junto a él, hablando del día en que nos sacaríamos el carnet de conducir y de los lugares a los que iríamos, sólo ahora, a los diecisiete años, me encontraba sentado en su coche. Jongin levantó a Sunny y la dejó en el asiento trasero.

-Recuéstate a menos que tengas ganas de vomitar otra vez, y si lo haces asegúrate de vomitar de lado-le ordenó él, abriendo la puerta del conductor.

-Baja, precioso. Está a punto de perder el conocimiento, no le importará que conduzca.

Me aferré con más fuerza al volante.

-No pienso dejar que conduzcas. Ni siquiera vocalizas, así que no puedes conducir

Abrió la boca para discutírmelo pero cambió de idea. Se limitó a mascullar algo que sonaba como una palabrota antes de cerrar de un portazo y dar la vuelta por delante del coche para subir por el lado del copiloto. No dijo nada, y yo me abstuve de mirarlo de reojo. Sin Chanyeol cerca, Jongin me ponía nervioso.

-Esta noche estoy harto de discutir. Es la única razón por la que te dejo conducir-refunfuñó, esta vez sin arrastrar las palabras.

No me sorprendió que controlase su forma de hablar. Jongin había empezado a emborracharse antes de que la mayoría de chicos de nuestra edad hubiesen probado su primera cerveza. Cuando se tenía una cara como la de Jongin, las chicas mayores te prestaban atención. Había conseguido invitaciones a fiestas mucho antes que el resto de nosotros. Me las arreglé para encogerme de hombros.

-No tendrías que discutir conmigo si no bebieses tanto.

Soltó una risotada cínica.

-Eres el chico perfecto, ¿verdad, Kyungsoo? Hace un tiempo eras mucho más divertido. Antes de que empezaras a besarte con Chanyeol, lo pasábamos bien juntos.

Me miró fijamente, a la espera de mi reacción. Sintiendo sus ojos clavados en mí, me costaba concentrarme en conducir.

-Tú eras mi cómplice, Kyung. Chanyeol era el chico bueno. Pero nosotros dos éramos los alborotadores. ¿Qué ocurrió?

¿Cómo podía responder a eso? Nadie conocía al niño que robaba chicles de la tienda o que secuestraba y ataba al repartidor de periódicos para quitarle los diarios y bañarlos en pintura azul antes de dejarlos en el porche de las casas. Nadie conocía al chico que salía a escondidas de su casa a las dos de la madrugada para llenar de papel higiénico los jardines de los vecinos o para tirar globos de agua en los coches desde detrás de unos arbustos. Aunque se lo contara, nadie creería que había hecho todas esas cosas…nadie, excepto Jongin.

-Crecí-repliqué por fin

-Cambiaste completamente, Kyungsoo.

-Éramos unos niños, Jongin. Sí, tú y yo nos metíamos en líos y Chanyeol nos sacaba de ellos, pero sólo éramos unos niños. Ahora soy diferente.

Notas finales:

n.n


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