Había sido realmente un imbécil, ¿cómo demonios se había atrevido a engañar a su novio? Cada uno de estos días que le impidieron hablar con Yo-ka habían sido un martirio, casi no había dormido mucho menos comido. Después de que su pareja abandonara su apartamento tuvo la intención de seguirle, pero Tatsuya quiso evitarlo a toda costa. Cuando finalmente logró librarse de él se encontró con que Shoya no le iba a permitir por ningún medio entrar.
A broken promise – I was not honest
Su única opción era rogarle, humillarse si así era necesario para que le perdonase y lo intentaran de nuevo. Haría cualquier cosa esta vez con tal de ganarse de nuevo su corazón. No perderle concebía el perder a su gran amor por, unas cuantas noches de desenfrenada pasión, de locura mezclada con placer.
—Está claro que terminamos. —El primero en hablar fue Yo-ka—. ¿Qué es lo que pretendes? —Su tono de voz fue claramente indiferente, su mirada ni siquiera se dignaba a posarse directamente sobre Kei, como si éste fuera un objeto digno de ser denominado como despreciable.
—No digas eso Yo-ka… —Sin pensarlo dos veces se hincó frente al pelinegro, tomando sus manos entre las suyas mientras a toda costa intentaba reprimir sus lágrimas—. Sé que no tengo perdón, que te falle. Soy el ser más inmundo, el más imbécil un completo idiota.
We’ll rise above this,
We’ll cry about this
»Debes odiarme, pero… —Apretó con fuerza sus manos—. Te amo, eso es verdad, te amo. Pero soy tan estúpido que, me deje llevar por mis instintos. No volverá a suceder, lo juro. Por favor no me dejes, te lo ruego. —Las lágrimas que tanto había luchado por contener, brotaron con tal fuerza que fue difícil encontrar entre ellas el rostro hermoso que había amado—. Yo-ka, haré todo lo que me pidas, pero por favor… no me dejes. —Le miró directo a los ojos, esperando encontrar una respuesta a su disculpa.
I’ll find no solace
In your poor apology
In your regret that sounds absurd
Y para Yo-ka ahí estaba de nuevo esa sensación de gozo ante tal demostración de debilidad, a pesar de que no creía ni media palabra de lo que el otro había dicho le daba gusto verle rogar. Al final no sintió más que un profundo desprecio por la persona que estaba hincado frente suyo, pero no quería terminar esa relación con un simple “Que cada quien siga su camino por su lado” eso le haría sentir más vacío de lo que ya lo hacía.
No sabía a ciencia cierta lo que quería o lo que haría, pero no lo dejaría ir así, no hasta que obtuviera el consuelo que su alma pedía a gritos, a desgarradores gritos que le estaban destruyendo por dentro. No era el simple hecho de la traición lo que alimentaba esa sed de más, sino también la persona con la cual había sido traicionado. Espero que fuese cualquiera, menos… Tatsuya. Kei había herido algo más profundo que su confianza, algo de lo que no tenía consciencia y era por eso que verlo sufrir le causaba cierta satisfacción.
I’ll wait my turn
To tear inside you
Watch you burn
I’ll wait my turn
Ante la sorpresa del otro, Yo-ka bajó hasta hincarse a su lado para abrazarle por los hombros, dejando reposar su frente en su hombro. Le abrazó fuertemente, con tanta posesividad que por un momento Kei sintió que había sido no sólo perdonado, sino aceptado de nuevo. Esto sólo era el comienzo del final, de uno que jamás hubiese imaginado.
La puerta se abrió dejando entrar a Shoya, el cual no pudo evitar sorpresa ante la imagen que encontró. Ambos voltearon a mirarlo y Kei entendiendo que Yo-ka debía hablar con éste se separó de su lado no sin antes de dejar un corto beso sobre sus labios. No le rechazo, pero tampoco le correspondió de la manera que él esperaba, así que se limitó a levantarse para iniciar su camino a la salida.
—Te llamaré en la noche… Gracias por aceptarme, prometo con el corazón en la mano que nunca más te defraudaré —Sin decir más salió, llevándose consigo como última imagen, la de desprecio por parte de Shoya.
—Debes estar loco, o yo debo estar alucinando ¿Están saliendo de nuevo? —Le preguntó indignado una vez Kei desapareció—. ¿Cómo demonios pudiste perdonarle algo así? Yo-ka te desconozco.
—Estás equivocado. —Finalmente se levantó del suelo para tomar asiento sobre el sofá, al tiempo que miraba con seriedad a su gran amigo— Jamás he dicho que le haya perdonado, simplemente esto no puede terminar así. —Su miraba se tornó oscura y fría, su voz dura y áspera—. Esperaré mi turno para destrozarlo tal y como él lo hizo conmigo. —Una lágrima comenzó a descender por su mejilla—. Entonces, sólo entonces seré libre y le dejaré ir.
—Yo-ka… —Caminó hasta él con preocupación—. ¿No hablas en serio? Vamos sólo termina con él y tomate unas vacaciones. —Le tomó las manos intentando convencerle—. Corrijo, tomemos unas vacaciones, hace meses que no salimos a la aventura juntos. Tú, yo, y la playa, o a cualquier otro sitio, por favor. —Estaba asustado, de tan sólo ver esa expresión sombría en el rostro ajeno, un frío terrible le recorrió la columna.
—No, lo he decidido y así será,
Se levantó del sofá, caminó hasta su habitación y se encerró dejándolo preocupado en la sala. Odiaba aceptarlo, pero él sabía que si Yo-ka ya lo había decidido nada ni nadie le haría cambiar de opinión, sólo esperaba que su amigo no saliera más lastimado de lo que ya estaba.
En un lugar distante de Tokio en la prefectura de Aomori, específicamente en la ciudad de Hirosaki un chico de luces verdes en el cabello no paraba de interrogar a su amigo de toda la vida. El día se encontraba en su mejor punto, una brisa refrescante chocaba contra el rostro del interrogado aliviando el ligero clima cálido. Sin duda este año había sido perfecto para los productos locales, las manzanas lucían y sabían mejor que nunca antes. Incluso los cerezos produjeron la vista más hermosa posible, todo parecía anunciar una buena nueva.
—¿Entonces? —Cuestionó el peliverde.
—¿Entonces qué? Después de todo lo que te he dicho aún insistes. De verdad no entiendo que es tan difícil de comprender. Además no deberías estar interrumpiendo mi trabajo, tengo una pareja realmente conflictiva que salvar. —Le señaló los papeles que hace rato desatendió.
—A ti debería preocuparte más tú propia situación, llevas años sin entablar relación alguna con nadie. Me preocupas. —Expresó su sentir con palabras y gestos—. Masa es un chico asombroso, está profundamente enamorado de ti. Lo sabes.
—Lo sé tanto como él sabe que sólo lo quiero como amigo. El hecho de que me ame no va a alterar mi sentir por él, le aprecio pero no del modo que tú y él quisieran.
Suspiró con cansancio, este asunto llevaba tiempo sobre la mesa. Su amigo no paraba de querer enjaretarle cuanto “chico bueno” encontraba en el camino. Como si él mismo no fuera capaz de encontrar uno por su cuenta, como si las experiencias pasadas lo hubieran dejado imposibilitado de buen juicio para la elección.
Era cierto llevaba varios años sin una pareja formal, pero no por ello se había mantenido solo o aislado del mundo. En su lugar probó salir con distintas personas, muchas con las cuales terminó en encuentros casuales o como una simple tarde tomando café. No había encontrado alguien que le provocara mayor sentimiento ni siquiera Masa, que ha de quedar claro que lo apreciaba y no negaba que era atractivo, pero no había ese algo que se da cuando te enamoras.
De ninguna manera se había negado a sentir, sólo que hasta ahora no había llegado el momento y persona indicada ¿era eso tan difícil de comprender? Para Tsu parecía si serlo, llevaba más de un año organizándole citas, encuentros y todo tipo de artimañas para hacerlo caer. Pero en especial llevaba meses insistiendo en que Masa era el ideal, y en cierta forma lo era: Atractivo, atento, amable, cortes con elegancia y clase; lamentablemente los sentimientos no podían forzarse.
—Cuanta necedad, no se puede mantener una conversación contigo. Dejaré de insistir, pero puedes arrepentirte desde ya por tu decisión. —Bufó molesto el peliverde, mientras cruzaba sus brazos a la altura de su pecho.
—¿Sabes? —Le miró con determinación— Puede que de verdad me arrepienta a futuro, pero será a causa de un error cometido por mí y no por haberte hecho caso. Ahora ¿puedes dejarme trabajar?
—Aún no, deja esos papeles en paz. —Retiró a los mentados de la vista del castaño—. Fui de fin de semana a Tokio, vi a Shoya.
La mención de aquel nombre atrajo de nuevo su atención, tenía mucho tiempo sin saber nada de aquel chico. La última vez que se vieron fue cuando lo despidió en el aeropuerto en busca de mejorar su situación laboral, le había pesado verlo partir luego de haber compartido tantos momentos juntos.
—¿Has podido hablar con él? Dime todo lo que te ha dicho, dime.
—Muy poco, llevaba prisa por ir a casa dijo que tenía alguien a quien cuidar. Lo importante es que está bien y me ha dicho que te ha extrañado un montón. Ahora que recuerdo… —habló emocionado—, tú y el parecían novios.
—Ahora vas a salir con eso, Tsu, no tienes remedio alguno. —Soltó en medio de una risita.
Pasaron el resto del día juntos pues a pesar de todo adoraba a su amigo, era alguien de quien no podría prescindir nunca. Él había estado a su lado cuando más oscuro se veía el cielo, cuando el mundo se le destrozó. Gracias a él era hoy quien era, un psicólogo especialista en problemas de parejas destacado. La vida ya lo había destrozado de la forma más vil, ahora le tocaba vivir feliz y a plenitud y escuchar las buenas noticias de Shoya, le habían dado un plus de motivación.
Prometí quererte para siempre,
Y era cierto,
No había dudas en mi mente,
Si el destino tuvo planes diferentes,
Y te herí por accidente,
Perdón.