-Jongin, dijiste que harías todo lo que yo quisiera hoy, a cambio de hacer algo que tú querías…
- Aja, ¿y?
-estas acostado en el sofá…
-aja, ¿y?
- ¡SE SUPONE QUE ME ESTARIAS AYUDANDO A COCINAR!
La noche anterior, tras sucesos esperados, Jongin quería hacer posesión (nuevamente) del pequeño chico con piel de porcelana, y ojos grandes cual bebe ardilla. Sin embargo, Kyungsoo no quería otro dolor de trasero, ya que sabía que en eso acabaría.
El chico de piel tostada e increíblemente irresistible, le propuso a su pequeño un trato (el cual no pensó seriamente debido al estado en el que se encontraba su anatomía), que consistía en hacer todo lo que el opuesto quisiera. Jongin, obviamente, era poseer en ese momento a su novio, mientras que Kyungsoo solo quería pasar un tiempo feliz entre parejas sin tener que soportar aquel dolor destroza almas en su espalda baja. Lo malo es que, ese día lleno de amor se vería afectado, de nuevo, por el infernal dolor de trasero. Pero aun así, quería pasar ese momento con la persona que mas amaba. No. Que más ama.
El moreno (en realidad es blanco, pero como es más oscuro que sus demás amigos, le engancharon así) un poco disgustado y fuera de sí; se levantó del sofá caminando, cuyo destino era el pequeño y lujurioso (según él) cuerpo de su pequeño chico.
Al estar en una distancia adecuada (adherido a él); lo abrazó por su espalda, sujetándolo de la cadera, y por consiguiente, frotando constantemente su miembro contra el voluptuoso trasero de Kyungsoo. Cabía decir que Jongin estaba sin nada puesto encima, solo unos bóxers negros súper ajustados.
-¿Esto es lo que realmente quieres? ¿No quieres algo más satisfactorio para ambos?
Susurró en su oído derecho, el cual se vio atacado rápidamente por la perfecta dentadura del más alto, y a su vez, entre sus labios empezando a dar ligeras succionadas en la parte superior , tornándolo de un color rojo-morado, consecuencia de las mismas.
Por otro lado, Kyungsoo, quien estaba lejos de llegar a un estado de provocación, o excitación; alejo el rostro del menor con un manotazo fuerte en su perfectamente estructurado rostro tallado por los mismos ángeles.
-es satisfactorio para ti, pero no eres quien se aguanta los insoportables dolores de trasero al día siguiente. Así que si, cocinar contigo es lo que quiero.
Derrotado, vencido, y obstinado, abandonó la calidez del cuerpo ajeno colocándose rígido dispuesto a escuchar la orden de la persona frente a sus ojos.
-Bien bien, ¿qué quieres que haga?
- Los materiales para hacer el pastel están en la mesa. En ese tazón grande está la cantidad suficiente de mantequilla y azúcar. Consecuentemente iré depositando poco a poco 6 huevos. Obviamente sin cáscara.
Sonrió para sí mismo mientras sostenía la mano del chico más alto por la muñeca indicándole como sujetar adecuadamente la batidora. Una situación muy similar; estar enseñándole a escribir a un niño de preescolar.
Una pequeña molestia en el rostro de Jongin se hizo notable cuando Kyungsoo le hablaba en esa forma tan infantil. No hay que mencionarlo; pero Jongin no es un niño. Por ningún lado.
-Solo tienes, que encender la batidora, en el nivel ¡1! … nivel ¡1!- Hiso énfasis- Y empezar a moverlo en forma circular. Es todo.
Prosiguió el mayor mientras dejaba a su pareja encargarse del trabajo.
Luego de explicar lo suficientemente claro lo que Jongin debe realizar, retiró su propia mano la cual estaba enroscada alrededor de la muñeca del chico alto y se alejó del lugar, esperando la explosión que sabía pronto iba a ocurrir.
Jongin notablemente enojado (de nuevo) quiso hacer caso omiso a las advertencias de su chico; empezando por el nivel de potencia en la máquina formadora de mezclas. Por consiguiente, con una sonrisa pícara dibuja hermosamente en sus labios, encendió la batidora en el nivel 5… para terminar más rápido, claro. Al encenderla, esta, se empezó a mover por todos lados en el envase y Jongin quien preclaramente no estaba listo para controlarla provocó que el azúcar salpicara por todos lados fuera del recipiente aterrizando justamente en su rostro, tal y como había precipitado Kyungsoo, el cual estaba con una sonrisa bochornosa detrás del más alto sujetando un pañuelo mojado.
-Te dije…nivel 1. Pero claro, eres Kim Jongin, sabía que no me harías caso en lo absoluto.
- cállate.
Susurró mientras retiraba el azúcar de su rostro con la ayuda de sus manos, para luego sujetar el pañuelo que Kyungsoo le estaba facilitando y terminar de limpiar esa misma área.
Luego de que el desastre fuera retirado (y por retirado se refiere a que Kyungsoo limpió el lugar), el más bajo le dio otra oportunidad al chico terco frente a sus ojos creyendo que esta vez sí le hiciera caso. Descuidado, se posó al lado de Jongin esperanzando en que no le sucedería nada.
Sin embargo, colocarse ahí fue en vano, ya que, Jongin al notar su cercana presencia, hundió dos de sus dedos en la mantequilla derretida con el fin de pasárselo a Kyungsoo por toda la cara, cosa que logró ejerciendo la velocidad de la luz. Por otro lado, el más bajo estaba más que disgustado; retirando ese líquido viscoso de su mejilla derecha, dedicándole una intensa mirada a su novio casi fulminándolo con la misma.
-¿creíste que te salvarías?
Pronunció hinchando su pecho de orgullo al lograr algo casi imposible.
-Cállate y ponte a mezclar-
***
Terminado por fin el primer proceso para un súper pastel; Kyungsoo le dio una nueva orden a su dongsaeng favorito.
-Ahora, mezcla de nuevo mientras depositas lentamente, LENTAMENTE… –de nuevo hiso énfasis- …la harina-
Cuando el pelirrojo repite las cosas dos veces es porque está consciente que algo malo sucederá, y con una persona como Kim Jongin; debe tener más precaución.
Para su sorpresa, notó como su novio vertía lentamente la harina, tal cual había indicado. Con una sonrisa en forma de corazón plasmada en sus gruesos pero moderados labios se acercó nuevamente a él notando la delicadeza en que sujetaba ese pequeño recipiente cristalino entre sus dedos firmes. Malo fue el momento en que decidió hacer dicha acción, puesto que, después de apagar la batidora, lo último que quedaba en dichoso recipiente (el cual era un puño de harina) se lo lanzó directamente al rostro ajeno, convirtiendo la piel porcelana del más bajo, en mas blanca de lo común.
Luego de una gran pausa, la habitación se vio increíblemente cubierta por carcajadas inmensas que dejaba escapar Jongin, el cual sujetaba con ambas manos su abdomen, ya que sentía que se le iban a salir las entrañas al notar el rostro serio de su acompañante. No pudo evitarlo, algo bueno tenía que sacar de esa hermosa situación.
Kyungsoo, dispuesto a vengarse, agarro otro envase lleno de harina y se lo lanzó directamente al rostro bochornoso de su amante, el cual seguía riéndose a más no poder, aterrizando la mayor parte de la misma en su boca, lo cual causó que tosiera abruptamente.
Luego de otro gran silencio, risas y más risas salían de los hermosos labios del mayor, mientras se retiraba la harina de su rostro con el mismo pañuelo que Jongin había utilizado tiempo atrás.
El menor, quien se estaba recuperando del intruso que había invadido su cavidad bucal sin ser invitado, se dispuso a dedicarle unas palabras a Kyungsoo
-Mañana no te dejaré caminar a propósito… vas a ver.
Asustado por aquellas palabras de advertencia; decidió hacerle caso omiso huyendo a la habitación más cercana.
***
Luego de varias discusiones, forcejeos, gritos y demás, por fin lograron depositar la mezcla en el gran molde e introducirlo en el horno (y al decir “lograron” se refiere a que Jongin… Si, Jongin lo realizó)
-Bien solo hay que esperar a que esté listo.
Dijo un emocionalmente cansado Kyungsoo el cual se aplastaba en el sofá soltando un gran suspiro de desaliento al hacerlo.
-Entonces, aprovecharé estos 45 minutos a la perfección.
Kyungsoo, quien no escuchó claramente la afirmación de Jongin, se quedó paralizado en el sofá, mirando directamente al techo contando cuantas láminas de anime cubrían el techo. Cuando de repente su vista se ve interrumpida por el rostro de Dios griego que posee su novio el cual tenía dibujada en sus labios una sonrisa pícara, cosa que no era buena para el hermoso trasero de Kyungsoo.
Sin más que mencionar, contar, o aclarar; rápidamente Jongin sostuvo nuevamente entre sus manos la fina y delicada cadera de su pequeño chico, levantándolo del sofá y terminar cargándolo cual costal de papas, caminando en dirección a la habitación que ambos compartían, cerrando la puerta detrás de ellos.
-¡Jongin! ¡Aun es de día maldito calenturiento!
***
Luego de que el apartamento se llenase de la dulce voz de Kyungsoo jadeando, gimiendo e implorando por más fuerza… más placer… más potencia; el pastel ya estaba listo, o mejor dicho, quemado.
Resulta, que solo tenía que estar dentro del horno 45 minutos. Pero terminó estando 2 horas enteras. Ni más, ni menos.
Kyungsoo quien después de aquella sesión de lujuria infinita, se levantó abruptamente de la cama (cojeando, claro está) luego de que el olor a quemado llenase sus fosas nasales; abrió el horno e inmediatamente su rostro se vio envuelto en fuertes capas de humo.
Jongin se levantó detrás de él, pero llego a destiempo para el evento especial de humo en el rostro. Como recompensa, aguantándose una carcajada inmensa que amenazaba con salir explotando de sus labios, apagó el horno y a su vez se encontró con el serio rostro de su novio.
-Creo, que se quemó, ¿no Kyungsoo?
Las risas simplemente se escaparon de los labios dulces y carnosos de Jongin (según Kyungsoo) dejando al mayor aun más molesto de lo normal.
-Todo es por tu maldita culpa bastardo, tú y tu pene ¡que no se podía esperar 45 minutos!
-¡Pero bien que te lo comías hace rato!- se defendió el castaño con un ligero tono de sorna en su voz.
Sin embargo, Kyungsoo ya había precipitado que algo similar o peor a eso sucedería, así que solo se acercó a la gran nevera y sacó de la misma una torta, igual de grande la cual lucía completamente deliciosa.
-¿sabías que algo sucedería?
Dijo Jongin quien se quedó completamente rígido y perplejo frente a Kyungsoo
-Eres Kim terco Jongin, sabía que algo sucedería
Dejó la torta en la mesa, se limpió el rostro, para luego acercarse a su chico alto para abrazarlo por el cuello con el fin de mirarlo extremadamente cerca y así dedicarle una hermosa sonrisa, de esas que enloquecían completamente al moreno.
El menor simplemente le dedicó una sonrisa igual de preciosa, lo abrazó por la cintura y plantó un dulce pero intenso beso en aquellos labios tan apetecibles, y que solo él, podía probar; ignorando completamente lo que sucedía a su alrededor concentrándose en solo la presencia del otro.
Fin~