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¡Ja! ¡En tú cara! por sunshinebunny

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Notas del capitulo:

Gato, sábete que eres hermosamente gordo y que te amo y por eso escribo pornocidades de las que te gustan.

Advertencias: Lemon, Violación, Violencia.

Capitulo 2.

Proposiciones indecorosas… o enamorándote de quien menos esperas.

 

 

Rocinante había ido a buscar a su novio al ver que aquel no llegaba y recordando que le había dicho que daría unas tutorías en el salón de tercer grado se le había ocurrido la linda idea de sorprenderle, claro que no esperaba ver lo que vio… Algo se había quebrado en su interior ante aquella imagen, todas las humillaciones y engaños soportados hasta aquel día y que se habían ido apilando uno tras otro por fin caían en avalancha sobre aquel, de manera fría había visto al rubio un instante sin prestarle atención al castaño sobre él aun, observando sin ver en verdad y con una mueca de desprecio había salido de la habitación azotando la puerta.

 

La risa de Thatch había hecho sentir un escalofrió al hombre debajo del.- Valla, parece que hasta tu novio se ah cansado de ti...- había dicho burlón mientras continuaba con su trabajo ahora con la satisfactoria sensación de que nadie les interrumpiría mas, al lado de la puerta podía observarse la silueta de aquel alto hombre fumando, nadie socorrería al profesor de matemáticas en aquel instituto. Se había pasado de la raya hacia largo tiempo y era hora de que recibiera su merecido.           

 

Con cuidado había ido abriendo poco a poco aquella estrecha entrada, procurando causarle el mayor placer posible a aquel sujeto que de manera lastimera gemía profundamente humillado cada que el menor le hacía sentir ligeramente bien, porque ahí con las rodillas raspando en las frías baldosas de mica y el rostro y pecho contra las mismas, ahí con los ojos llorosos y el rostro enrojecido de cólera y vergüenza estaba un niño aprovechándose de él y haciéndole disfrutar con ello, repugnante, le parecía verdaderamente repugnante.

 

Aquello de forzar a alguien a intimar realmente no era el estilo del castaño, estaba más acostumbrado a complacer a su pareja en todo sentido de manera que se le hacia un poco difícil el ponerse a tono con aquello, pero entre recordar todo lo que había escuchado del sujeto y ese par de redondas y apretadas nalgas que se notaba nunca habían sido tocadas de aquella manera no había necesitado tanto para olvidarse de sus escrúpulos y masajeando un poco su propio miembro para lograr ponerse completamente erecto solo había sido necesario levantar el frente de la falda ligeramente para acomodar su largo miembro en la entrada del rubio, presionando aquella lentamente hasta que con algo de dificultad aquel ajustado interior le había tragado por fin la punta.

 

Joder, que estaba tan malditamente estrecho, se notaba a leguas que aquel delicioso pedazo de cielo era virgen.

 

Con algo de dificultad por los renovados forcejeos del mayor ante el dolor de la penetración se había ido introduciendo de a poco por completo pero sin detenerse hasta lograr que aquella entrada le tragase hasta la base de forma casi dolorosa por lo tenso y estrecho de aquel caliente interior, dándole a este apenas unos segundos para que se amordace un poco a su regio miembro se había inclinado hasta poder tomar con la mano la hombría ajena que estaba mucho más dura de lo que había esperado.- Valla profesor... no esperaba encontrarle así... mhhh... si hasta esta... chorreando un poco...- el tono entre burlón y excitado con el que Thatch hablaba al ver que el otro en realidad disfrutaba aquello hasta cierta medida se le había muerto en la garganta al sentir como el mayor apretaba aun mas de manera involuntaria al estimularle, aquello era casi más de lo que podía soportar, realmente no había follado con muchos vírgenes en su vida y debía admitir que el morbo que aquello le causaba era delicioso.

 

Comenzando a moverse con un poco de dificultad había podido sentir al otro estremecerse en cuanto comenzara a buscar (con éxito) aquel punto sensible que haría al otro disfrutar aun mas a pesar del dolor, entre aquello y la estimulación con su mano el mayor no había durado demasiado y el rubio había acabado aprisionándole la palpitante erección en su trasero tan deliciosamente que se había corrido dentro de este sin poder evitarlo.- mierda... de verdad que te gusto...- murmuro algo incrédulo saliendo del interior ajeno sin demasiada delicadeza, viendo como su esencia se escurría por las piernas y la irritada entrada que había tomado un tono algo rojizo aunque no le había lastimado tanto como aquel animal merecía, no había habido sangre ni heridas graves ni brutalidad mas allá de la estrictamente necesaria para aquel acto (aunque él otro no lo merecía y sabia que el mismo Marco no tenia normalmente aquellas consideraciones), la humillación que había sufrido sin embargo esperaba que fuera suficiente.

 

Sacándole de la boca los calzoncillos le había dedicado a estos una mirada de asco al ver que estaban casi completamente empapados por la saliva ajena, mierda, no quería ponérselos así pero tampoco iba a ir por la escuela en falda y sin calzones... era descarado pero no tanto.

 

Soltando un pesado suspiro se coloco aquellas bragas antes de tomar sus cosas y dedicarle una última mirada al rubio.- Sabes que te lo merecías.- murmuro de manera mucho más seria antes de salir por la puerta del salón, tanto para recordatorio como para acallar cualquier reclamo de su idiota conciencia.

Al salir se encontró con el profesor de deportes que aparentemente tranquilo fumaba un nuevo cigarrillo en silencio, si bien recordaba el profesan Rosinante era el novio de aquel bastardo a quien había dejado aun atado en el interior del salón y con los pantalones abajo y este no le trataba muy bien no esperaba la reacción que aquel había tenido, realmente le había asustado el verle llegar, se rumoraba que el tipo tenia pésimo humor y el que hubiera estado metiéndose con su novio no era nada bueno, pero ahora que lo veía un poco mejor aun con las gafas obscuras que aquel rubio portaba pudo notar la humedad en sus mejillas haciéndole sentir ligeramente culpable.- Profesor Donquixote...- Sabia que se buscaba no solo un castigo si no algo aun peor, el rubio se había tensado evidentemente cuando le dirigiese la palabra pero no había salido sonido alguno de la boca ajena, casi podía pensar que le estaba ignorando.- Realmente lo lamento...- murmuro a pesar de ello acercándose un poco al rubio que continuaba ignorándole, con una de sus manos alcanzo la mejilla del otro para secar aquellas lagrimas primero a un lado de su rostro y después al otro.- estoy seguro que encontrara algo mejor, el tipo no merecía la pena, usted lo sabe.-dedicándole una amplia sonrisa a aquel rubio había dejado su mano en la mejilla ajena un tiempo más del necesario sin notarlo hasta que el rubio había desviado su rostro aparentemente molesto, aunque más que esto podía notarse un ligero sonrojo en sus mejillas, aun así el más alto no había hablado y únicamente se había introducido en el salón del que aquel castaño acabara de salir.

Rosinante había entrado al salón apenas sin esperar a que se marchase aquel mocoso insolente del tupe que al parecer no tenía prisa por largarse, el enojo y la rabia que había estado conteniendo durante mucho tiempo por la relación un tanto "injusta" (por llamarle de alguna manera) que manejara con aquel otro rubio parecían haberse desatado justo en aquel momento, sin mucho esfuerzo había levantado a aquel bulto lloroso del piso y arrancándole el cinturón de un jalón le había azotado primero con este en uno de sus muslos desnudos y después en la cara, sin dar apenas tiempo a que el matemático reaccionara, deseaba tanto descargar todas sus frustraciones contra aquel idiota y hacerle soportar todas las humillaciones que por años él le había hecho pasar... pero en lugar de eso solo le había levantado en vilo y lanzado su ya maltratado cuerpo fuera de la ventana, importándole poco que estuvieran en el segundo piso o el sonido de los cristales quebrándose. Le había soportado muchas clases de humillaciones eh infidelidades a aquel idiota, no aguantaría aquella, le culpaba por lo que había pasado tanto o más que por las cosas anteriores... y mientras el cuerpo de Marco volaba por los aires el profesor de deportes por fin había cedido, dando rienda suelta a sus lagrimas que ahora caían de manera suelta y escandalosa, solo esperaba que realmente nadie pudiera escucharle.

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El estruendoso sonido de los vidrios quebrándose había hecho que el castaño se detuviera en seco, pensando lo peor había corrido de vuelta hasta el salón de clases y al escuchar el llanto había acabado abriendo la puerta de manera mucho más apresurada de lo que esperaba, al ver al profesor de deportes llorando en el suelo y el otro por ningún lugar se había tranquilizado un poco, había pensado que en su coraje el profesor de matemáticas fuera a desquitarse con el de deportes, era extraño, a pesar de su imponente altura y forma Rosinante pasaba mas como alguien frágil, algo en el corazón Thatch se reblandecía al ver a aquel hombretón llorar como si fuera un bebe. 

 

Rascándose la nuca ligeramente se había quedado de pie en el umbral de la puerta viendo al otro sollozar sin saber muy bien que era lo adecuado, al final sin embargo se había acercado hasta el hombre que arrodillado en el piso de aquella manera le quedase a la altura justa del pecho y abrazando su cabeza y sus hombros para que pudiera desahogarse.

 

El más joven le sintió corresponder aquel abrazo de manera necesitada mientras las forma de llorar del rubio poco a poco se volvía más escandalosa y menos controlada hasta que el suave espasmo del llanto comenzara a sacudir un poco el cuerpo del mas alto mientras el castaño le acariciaba la espalda y el cabello en un intento de calmarle.

 

 

Pasados unos minutos de desahogar sus penas en el pecho ajeno el profesor había comenzado a arrepentirse de sus actos, no de lo que le había hecho al otro rubio si no de dejar que uno de sus alumnos le observase en aquel momento de debilidad, y no solo eso, la manera como el otro le estaba consolando aunque debía admitir que le gustaba no estaba bien, ya tras algunos instantes se había calmado un poco pero no levantaba aun el rostro de aquel protector abrazo, entre la vergüenza y el sosiego que aquellos brazos le brindaban era un poco difícil separarse.- Valla que eres como un bebe Rosinante, no me lo esperaba de ti.- el tono juguetón y cantarín de aquella voz y las palabras burlonas habían hecho que el rubio se sonrojara hasta las orejas, ni siquiera había sido capaz de contestar.

Tomando el rostro del profesor con ambas manos había quitándole las gafas y comenzado a limpiar las lagrimas de las mejillas ajenas mientras le sonreía amablemente, a pesar de los ojos hinchados y la nariz un poco escurrida y los labios en un leve puchero caprichoso aquel rostro sonrojado se le había aparecido al menor como la cosa más adorable que había visto en mucho tiempo, de mero impulso se había agachado a rosar los labios del otro con suavidad, sintiendo la electricidad estática y el leve cosquilleo del calor ajeno permanecer en sus labios aun tras la separación, era la primera vez que le pasaba que un beso tan casto despertara en él una sensación tan fuerte de felicidad y plenitud.- Eres verdaderamente hermoso, aunque apuesto que lo serias aun mas con una sonrisa.- y si pensaba que el mayor no podía ponerse mas rojo acachaba de comprobar que aquello no era así.

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Con el entrecejo fruncido y un puchero en la boca el pecoso miraba fuera de la ventana, apenas poniendo atención al maestro suplente que tras el incidente del día anterior había ido a cubrir al profesor de matematicas, cuando Thatch le había dicho que se encargaría de las cosas en ningún momento pensó que haría lo que le había contado, menos aun pensaba que el castaño quedaría prendido del ahora ex-novio del profesor de matemáticas, si bien se sentía ligeramente traicionado era aun mayor la frustración y hasta cierto punto la inseguridad que le había causado el ser puesto a segundo plano por dos hombres de manera seguida y por la misma persona ¿Que tenía ese maldito Rosinante que no tuviera él?

 

De aquella forma se había estado amargando sus pensamientos durante varios días, los rumores de lo que había sucedido con Marco no se habían hecho esperar y para el final de la semana ya todos sabían de lo ocurrido, Thatch no era precisamente un chico discreto y en la preparatoria los chismes corren más que el agua, así que casi era de sorprenderse que las cosas no se hubieran esparcido mucho antes, fuera como fuera la cosa, la situación había dejado al moreno un mucho contrariado, no tenia realmente tantos amigos porque a pesar de como se manejaba su relación con el rubio aquel era bastante celoso cuando se trataba de Ace y Thatch había sido de los pocos que había seguido insistiendo a pesar de los constantes rechazos pero ahora que estaba más ocupado con su nuevo novio casi no le prestaba atención. Eso sí, había resultado ser un buen tutor y sus notas de matemáticas habían mejorado, sin embargo ahora se encontraba solo la mayor parte del tiempo, el tiempo que antes se ocupaba yendo a la oficina del maestro ahora ya no sabía en qué gastarlo y acababa vagando por la escuela o durmiéndose en el salón.

 

No le molestaba en si la soledad, era más bien aquella idea que se le había colado de que realmente nadie le querría de nuevo (que era lo que el rubio siempre le repetía),  quizá fuera para bien, después de todo eso de las relaciones parecía demasiado complicado, al menos eso había estado pensando aquellos días, de hecho era lo que pensaba en aquel mismo momento mientras saliendo del salón de clases se dirigía a la cafetería,  tan absorto estaba en aquel pensamiento que casi había jalado de largo a el chico que tomase su brazo para llamar su atención.

 

-Oh, lo lamento ¿Necesitabas algo?- El chico un poco más bajo que él y de cabellos negros y revueltos le había sonreído ampliamente de manera que se mostrasen todos sus dientes, haciendo resaltar un poco la cicatriz bajo su ojo izquierdo, por motivos que no alcanzaba a comprender aquella sonrisa sincera le había hecho ponerse un poco nervioso.

 

-Sí, se mi novio.-

 

Aquellas palabras dichas de manera tan directas y llenas de confianza (como si no hubiera forma de que le rechazara) por un completo desconocido habían dejado más que impactado al pecoso que, completamente perplejo, había parpadeado un par de veces antes de acabar de procesar aquellas palabras "Se mi novio" ¡Y con un carajo! que ni siquiera sabía el nombre de aquel niño que por la pinta que llevaba estaba más que seguro seria algún mocoso de los de primer grado haciéndole alguna jugarreta estúpida o una cosa así.

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Continuara

Notas finales:

 

Y entonces el gatito homogatosexual me amara cuando escriba la tercer parte… que probablemente ya sea la última XD gracias a quien lea estas gatosidades y los comentarios son bienvenidos.


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