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La otra vida de Mu por HitchNoDanna

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Notas del capitulo:

Surprise, b*tches!!!

Okay, olviden eso… todavía no se me pasa el efecto del azúcar, XD.

Como sea, he aquí la tercera entrega de este proyecto. Este será el penúltimo capítulo, por ello está más largo que el anterior y casi igual de extenso que el primero.

Gracias por los reviews del capítulo anterior, que he respondido en mi página de Facebook, denominada Hitch-no-Danna, en una nota titulada Respuestas a reviews de “La otra vida de Mu” (Capítulo 2). Los links son estas letras azules y en negritas.

 

Disclaymer: Los personajes e historia original de Saint Seiya son de su creador, pero el fic sí es de mi autoría.

III.-

 

 

Fin del show. Starless bajaba del escenario entre las aclamaciones de la audiencia. No dudó ni un momento en seguir a su novio, pero apenas pusieron un pie abajo, las chicas de Majhestics y los integrantes de Aftershock los rodearon.

 

 

—¡Te la rifaste allá arriba, ovejita! —Ángelo le revolvía el cabello y le rodeaba el cuello con un brazo.

—Te dije que era bastante bueno —era Milo— Shaina, perdiste. Quiero mi dinero en efectivo.

—¡Maldición!

—Te dije que no lo hicieras —espetó Marin sin inmutarse.

—¡Esto hay que celebrarlo! —instó Kanon.

—¡Tú pagas los tragos!

—¡Ni m*dres, Ángelo!

 

 

Gruñó de la frustración al ver a las tres bandas alejarse y perderse entre la audiencia que se dispersaba, pero no iba a desistir de su propósito. Sólo debía aprovechar la oportunidad perfecta para sacar de ahí al anteriormente peli-lila, sin escándalos ni escenas. Sin embargo, y como todo en la vida, algo se interpuso en su camino.

 

 

—¡Vaya, nunca pensé que tu novio fuera tan bueno! —era Aioria.

—Tiene lo suyo —espetó Afrodita con simpleza—, pero debe trabajar más en su técnica si pretende competir contra Saga y Kanon alguna vez.

—No duden de que lo hará, sobre todo si el mismo Saga le enseña —ahora era Kardia—. Se ve que quiere ligárselo en serio y con todo.

—¡Señor Kardia!

 

Eso había colmado su paciencia. No iba a dejar al muchacho un segundo más junto a ese tipejo. Empero esos segundos perdidos le costaron muy caro, pues divisó una escena que casi le quema las retinas: Saga acorralaba a Mu entre la barra y su cuerpo, mientras lo devoraba a besos, a la vista de todos y sin pudor alguno. La furia bulló como veneno por todo su sistema, mandando al drenaje sus planes de tratar todo pacíficamente. Avanzó hasta donde estaban y, sin pensarlo, apartó al peli-azul de un jalón para propinarle un buen puñetazo.

 

—¡¿Qué car*jo te pasa, cabr*n?!

—¡Vuelves a siquiera tocar a mi pareja y te mato! ¿Me oyes?

—¡Shaka!

—¡Uy, ya te cayó el chahuistle (1), oveja!

—Mu, nos vamos.

 

El peli-plata obedeció sin replicar. No obstante, y para disgusto del oji-azul, Saga no se quedó con la boca cerrada.

 

 

—¡No tienes que obedecerle, no es tu madre!

—Soy su pareja, te guste o no, y eso no va a cambiar nunca.

—Eso no lo decides tú sino Mu.

—Mira, ya estás empezando a cansarme...

—¡Puedo explicarlo todo, pero por favor no peleen!

—No tienes que darle explicaciones, no lo entendería.

—Saga, esto ya no te concierne a ti sino a Mu —espetó Shura.

—¡Es mi amigo! ¡Todo lo que le pase me concierne!

—¡Cómo ching*s, Saga! —intervino Ángelo— Deja que se arreglen y luego te lo ligas si terminan.

—Ya quisieras.

—Está bien —gruñó el vocalista principal de Aftershock—, pero si lo lastimas te las verás conmigo.

 

El camino de vuelta a su apartamento fue bastante pesado para ambos. Ninguno había emitido palabra en todo el trayecto, pues el uno pensaba en cómo explicarle las cosas al otro, y el otro se preparaba para lo que fuera a escuchar. No fue hasta que los dos estuvieron en la sala cuando llegó la hora de la verdad.

 

—¿Qué relación tienes con ese Saga, exactamente? —inquirió el mayor, aún furioso por la maldita escena que tuvo que presenciar.

—Bueno, él es mi compañero de banda, mi amigo y recientemente mi novio de mentiras —explicó el más joven, sintiéndose pequeño ante la escudriñadora mirada azul. En cuanto notó una chispa de celos en ella, agregó: —Uno de los clientes me ha estado acosando desde que me integré a Starless. Saga sólo me ayudaba a quitármelo de encima haciéndole creer que salimos...

—¡¿Y por eso tenía que besarte así?!

—Eso mismo pregunté, pero Milo dijo que tenía que verse creíble y...

—¡Y tú bien que le crees ¿no?!

 

Mu estaba a punto de refutar, pero su celular sonó y tuvo que responder.

 

—Diga... —se levantó y se alejó un poco— Sí, llegué bien. Gracias por preguntar ¿Tú estás bien?... ¿En serio?... De veras lo siento, no pensé que esto pasaría... Estaba a punto de preguntárselo... Está bien... Saga... Gracias por tu ayuda...

 

No soportando más, Shaka le arrebató el móvil.

 

—...sabes que por ti haría lo que sea —alcanzó a escuchar.

—Entonces aléjate de mi pareja y cómprate una vida. Buenas noches. —Dicho esto colgó y se dirigió al muchacho con tono seco: —Quiero la verdad, ahora.

 

Resultaba que Mu siempre dejó en claro, tanto a Saga como a su acosador, que ya tenía pareja. Empero el susodicho, llamado Fafner, no iba a ceder hasta verlo con sus propios ojos. Por ello Milo y Ángelo planearon el beso, pero al no estar Shaka al tanto, Kanon sugirió que Saga fuera su pareja de mentiras. Obviamente no contaban con que el rubio se presentaría en The Black Sanctuary, pero, según Saga al teléfono, el plan salió mejor de lo esperado, pues Fafner salió huyendo al ver el labio del peli-azul partido por semejante puñetazo.

 

—¡Tienes terminantemente prohibido hablarle siquiera a ese tipo! —vociferó Shaka, al término de esa parte de la historia.

—¡No puedes prohibirme eso! —replicó el menor— ¡Somos compañeros!

—¡Eres vocalista de Starless, no de ellos!

—De hecho...

 

Por otro lado, Mu no sólo era vocalista de Starless, sino también guitarrista de Aftershock. Como cada año, los socios y el dueño de The Black Sanctuary reclutaban a una nueva banda. Entre las bandas contendientes se hallaba Starless, quienes perdieron a su vocalista original a punto de llegar a semifinales, y recurrieron a él a sabiendas de su experiencia desde inicios de la preparatoria. Mu no pudo negarse a pesar de estar ya en Aftershock, pero las reglas establecían que no podía estar en ambas bandas hasta que se anunciaran oficialmente a los ganadores. Por ello Kanon tomó su lugar.

 

“Es temporal. El otro guitarrista de Aftershock tuvo algo qué hacer y Kanon lo está remplazando”

 

“Si buscas a tu corderito, llegas a tiempo. No falta mucho para su presentación”

“¡¿Cómo que presentación?!”

“¿No lo sabes? Lo estuvieron anunciando desde hace mes y medio”

 

“Ventajas de ser socio”

 

—¡Lo sabía! —dejó salir su frustración en un grito exasperado— ¡Kardia fingía demencia! ¡Todo el tiempo lo supo! ¡Y apuesto que Aioria y los otros también lo sabían!

—No realmente —farfulló el jovencito—. Sólo mis compañeros y el señor Kardia... ¡Ah, Fafner también! Desde ahí comenzaron sus acosos.

—¡Pero Kardia dijo que te estuvieron anunciando todo este mes!

—Sí, pero sólo se anunció nuevo vocalista en Starless, jamás se reveló mi identidad.

—Y entonces...

—Supongo que el señor Kardia asumió que... —Mu bajaba la mirada y la voz gradualmente— tú lo sabrías... por... mí.

 

Tres, dos, uno...

 

—¡¿Entonces por qué car*jos me estoy enterando hasta ahora?! —...la bomba estalló— ¡Me tienes como idiota esperándote afuera de tu apartamento, no me mandas ni un p*to mensaje, ni siquiera te asomas por la puerta como antes...! —El rubio ahora caminaba de un lado a otro como león enjaulado, ante la atónita mirada verde— ¡No tienes ni una maldita idea de lo angustiado que estaba! ¡Pudo haberte pasado algo y yo ni en cuenta! ¡Pero, claro, preferiste que te besara ese tipejo en vez de confiar en mí! ¡¿En qué rayos estabas pensando?!

 

El editor hablaba y hablaba casi sin detenerse, haciendo que el cantante deseara que se lo tragara la tierra, le cayera un rayo, o se abriera un portal a otra dimensión. Dicho y hecho, unos fuertes golpeteos a la puerta obligaron al rubio a detener su perorata.

 

—¡¿Quién es?! —gritó, aún de mala gana.

—¡Mu Lundgren, sé que estás ahí! ¡Por favor abre la puerta!

—¡Pero qué…!

—¡Conozco esa voz! —exclamó el menor— Shaka, yo atiendo. Es mi prima Yuzuriha.

—Dile que no es el momento.

—No puedo hacer eso, sería descortés.

 

Al abrir la puerta, ambos se encontraron con una joven de larga cabellera rubia, tez clara, avispados ojos color verde, y dos singulares marcas en el ceño, que la caracterizaban como parte de la familia Lundgren. A juzgar por el timbre de voz y su complexión, Shaka le calculó unos veintisiete o veintiocho años de edad.

 

—¡Vaya, así que tú eres el que desvió a mi primito por el mal camino! —espetó ella con cierta burla, haciendo rabiar internamente a Shaka.

—¡Hola, Yuzuriha! ¿Cómo supiste que estaría aquí? —inquirió el vocalista, intentando apaciguar la tensión.

—Tu amigo Saga me llamó. Ve tú a saber cómo consiguió mi número, pero me dio esta dirección y dijo que estabas con un tipo bastante estirado.

—¡Yuzuriha! —replicó el menor de los tres.

—¡Entonces sí era verdad que mis tíos te echaron! —la rubia alzó la voz, con cierto asombro— ¡¿Por eso estás viviendo con él?!

—¡¿Cómo que te echaron?! —inquirió el rubio, que no entendía nada.

—¿No lo sabes? Se enteraron de que Mu salía con un hombre mucho mayor que él, y por defenderlo lo dejaron prácticamente en la calle… no sé los detalles, fue todo lo que me dijo mi primo Atla.

 

Iba a preguntarle a Mu si era verdad aquello, pero los bonitos ojos verdes a punto de desbordarse en lágrimas fueron suficiente respuesta. Entonces su cerebro trabajó a una velocidad impresionante, desatando y reatando los cabos en su sitio, aun cuando no conocía toda la verdad. En cuanto lo logró, se sintió el idiota más grande sobre la Tierra por exigirle respuestas al pequeño en lugar de obtenerlas por sí mismo, pues en el tiempo de ausencia había esperado a que el menor se apareciera por la puerta como solía hacer, en lugar de mover mar y tierra para encontrarlo.

 

—A juzgar por tu expresión, veo que no —murmuró la oji-verde, después de un corto pero pesado silencio. Luego viró hacia el menor— Mu, por favor ve por tus cosas. Nos vamos de aquí.

—¿Cómo? —aquello descolocó al muchacho.

—Shaka, agradezco lo poco que has hecho por Mu —espetó Yuzuriha, cuya voz serena estaba ligeramente cargada de desdén—, pero a partir de ahora estará a mi cargo…

—¡Pero...! ¡Puedo arreglármelas solo, ya lo he hecho en estos dos meses!

—¡¿Qué?! —exclamaron ambos.

—Les contaré todo, pero por favor cálmense.

 

Algunos minutos más tarde, los tres ya estaban dentro, degustando unos bocadillos preparados por el dueño del apartamento. Resultaba que dos meses atrás los padres de Mu Lundgren lo citaron para hablar de algo importante. Lo que el chico nunca imaginó fue que sería para recriminarle sobre unas fotografías, enviadas por un anónimo desde dos días antes, en que él y un tipo rubio de unos treinta años se abrazaban y besaban. A juzgar por los diferentes lugares, por el número de fotografías y las fechas impresas en el reverso, el menor ya llevaba un tiempo en ello y sabía lo que hacía. Esto no sólo escandalizó a sus progenitores, sino desató su ira: a partir de entonces Mu Lundgren perdía su apoyo, tanto económico como moral, y tendría que arreglárselas solo.

 

—¡Por todos los dioses! ¡Cómo pueden j*derte la existencia aún sin vivir con ellos! ¡Se supone que ya eres mayor de edad!

—No mencioné nada la primera quincena porque ya estaba en Aftershock y además de la paga tenía algunos ahorros para conservar el apartamento. —El muchacho continuaba su relato mientras los dos mayores le escuchaban atentamente. —Pero en la segunda quincena la señorita Hilda me informó que la renta subiría…

—Y por eso te viniste a vivir con él —interrumpió la rubia, refiriéndose a Shaka.

—Si, hipotéticamente hablando —intervino el rubio, mirando con cierta hostilidad a Yuzuriha—, estuviera viviendo conmigo, me habría enterado desde antes de todo.

—Buen punto.

—Como decía… —Mu carraspeó para llamar la atención de los mayores— debía buscar otro trabajo para mis demás gastos. Por fortuna una amiga de mi compañero Ángelo inició un negocio y necesitaba personal…

—¿Y la escuela? No me digas que la dejaste…

—No realmente. La señorita Helena fue muy accesible conmigo y me permitió trabajar medio tiempo y fines de semana. Luego vino lo de Starless. La verdad no pude negarme, Seiya y los otros chicos necesitaban vocalista inmediatamente.

—Y supongo que esta vez tuviste que dejar la escuela.

—No realmente, pero sí tuve que dejar los clubs en los que papá me obligó a entrar. Eso me dio tiempo para trabajar, estudiar y ensayar con la banda.

—¿No tenías ya una beca?

—No realmente. Mamá y papá me apoyaban con todos los gastos y no consideraron necesario que tuviera una. Además sentí injusto que me la dieran cuando alguien más la necesita.

—¡Ay, Mu! ¡Siempre antepones a los demás sobre tus intereses!

 

Mientras más oía, más estúpido se sentía cierto editor en jefe por haber juzgado tan duramente a su joven pareja. Si bien no justificaba las acciones de Saga o el silencio de Kardia, entendía que entre las clases, las prácticas de laboratorio, las tareas, los ensayos con Aftershock y luego con Starless, el trabajo, e incluso las labores del hogar, el chico apenas si tenía tiempo de tomarse un respiro. Eso explicaría por qué casi no lo encontraba en su apartamento. Además el estrés provocado por aquel suceso con sus padres debía tenerlo todavía más agotado.

 

—Wow, yo hubiera colapsado en la primera semana… —espetó Yuzuriha al término de esa parte—. Aun así eres un tonto. Nos tienes a Atla, Shion y a mí ¿Por qué no nos dijiste nada?

—Bueno… —el de ojos verdes hablaba después de un rato de silencio. Su mirada seguía agachada como al principio, y jugueteaba con sus dedos nerviosamente. Su voz sonaba un poco trémula—… El abuelo Hakurei dijo que si me creía lo suficientemente maduro como para salir con alguien mucho mayor que yo, abogar por él y pasar por encima de la autoridad de mis propios padres, debería serlo para sobrevivir por mi cuenta, sin quejas, y sin depender de nadie… ni siquiera de mis primos o mi propia pareja.

—¡Lo sabía! ¡El viejo tenía que meter su cuchara en esto!

 

Los dos primos seguían hablando, al tiempo que Shaka terminaba de atar los cabos faltantes y sacar conclusiones. Mu Lundgren, aquel estudiante prodigio de tercero de licenciatura que bien podría parecer una tierna ovejita por su carácter, también podía arremeter como un carnero contra la adversidad y contra aquello que amenazara a sus seres queridos. Esa era una de las tantas razones por las que se había enamorado de él a pesar de la diferencia de edad y todas las implicaciones que ese hecho en sí mismo ya traía, a pesar de la diferencia de carácter de cada uno… a pesar de todo. La prueba de ello era el hecho de seguir ahí, escuchando toda la verdad en lugar de terminarlo como hizo con tantas personas.

 

—…es obvio que no puedes seguir viviendo de esta forma, así que te preguntaré una cosa —Shaka salía de sus pensamientos al escuchar lo que parecía ser la última pregunta de la noche—: ¿Dejarías a tu novio y volverías con mis tíos y el abuelo, o vendrías a vivir conmigo?

 

Ambos rubios veían con cierta expectativa al joven vocalista, quien estaba consciente de que su decisión final no sólo cambiaría su vida, también la de sus amigos y seres queridos, en especial la de su amado Shaka.

 

—Pues… yo…

 

 

 

CONTINUARÁ…

 

Notas finales:

1.- Caer el chahuistle: se refiere a cuando alguien es captado “con las manos en la masa” o justo en el momento en que se está preparando para hacer algo que quiere dejar en secreto. Tiene su origen en la palabra náhuatl chahuitztli que significa ‘enfermedad del maíz’. Quizá hoy en día no suena tan mal, pero en la época prehispánica que un cultivo de maíz se viera atacado por el hongo causante del chahuiztli era una verdadera tragedia, pues el maíz era parte vital de las tradiciones y economías mesoamericanas.

 

Bien, de fic es todo por ahora. Ya estoy trabajando en el último capítulo, pues ya no puedo seguir extendiendo la historia. Será a manera de epílogo, y obviamente incluirá la decisión final de Mu… ¿Cuál será?

Bueno, pues… nos leemos en la última entrega. Chaito.


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