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Entre el orgullo y la renuencia por ninnae

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Notas del fanfic:

Saint Seiya ni sus personajes me pertenecen son de propiedad exclusiva de Masami Kurumada.

Una historia que tenía pendiente desde "Vacaciones al estilo griego", es más o menos lo que pasa entre Shaka y Saga. Espero puedan tenerme paciencia, es la primera vez que escribo de esta pareja, así que todavia no estoy muy familiarizada con las personalidades, es solo por sí estas no son las más acordes, trataré de ceñirme lo más posible a sus caracteres, aunque no aseguro nada.

Al final de este capítulo hay lemon, por si no quieren leerlo.

Por último esta historia será un multichapter, espero que no muy largo. Además iré actualizando semanalmente todos los martes.

Solo eso, Saludos!

Capítulo 1: Entre tus sábanas


La familia de Saga estaba viviendo muchos cambios, el noviazgo de Milo, el futuro matrimonio de su gemelo Kanon y ahora su empresa que estaba pasando por uno de sus mejores momentos, pero eso también implicaba mucho trabajo extra y poco tiempo para sí mismo. Y también estaba el hecho de que se acercaba el sexto aniversario de su empresa de inmobiliaria y reconstrucción, pensar que todo comenzó con un pequeño proyecto de remodelación de casas de valor histórico en la ciudad de Atenas; como arquitecto una de las cosas que más amaba era reconstruir el patrimonio de su país de origen, no por nada su especialidad se basaba en temática de construcción con estilo neoclásico y romántico, habían muchas más casas con este tipo de valor en la ciudad de lo que muchos se imaginaban, aunque eso solo fue el comienzo, la reconstrucción era una cosa, pero también estaba el crear nuevas cosas, y eran esa ideas innovadoras las que finalmente habían llevado a "Castor y Pólux Inmobiliaria" a la cima, aunque tampoco lo hubiera logrado sin la ayuda de cierto rubio fastidioso y sarcástico.


—¿Saga terminaste de revisar los nuevos proyectos? —Shaka entró de manera despreocupada y con semblante sereno al despacho del gemelo quien solo movió la cabeza ante la familiaridad del rubio, desde hacía mucho tiempo que este no tocaba la puerta de su oficina, simplemente entraba sin el menor tapujo.


—Ya casi, solo faltan algunos permisos de la alcaldía de Atenas y todo estará listo para que comiencen los trabajos.


—Muy bien, también te aviso que los preparativos de la fiesta de aniversario ya están listos, todos los empleados están invitados, la ceremonia de se realizará en un ala privada del Hotel Grande Bretaña, el ala oeste estará disponible, como la fiesta durará toda la noche también se incluyeron habitaciones en el presupuesto para los invitados que deseen descansar.


—¿Porque tengo la impresión que esto saldrá un ojo de la cara? —se quejó Saga


Shaka simplemente se encogió de hombros. —Fuiste tú quien dijo que quería lo mejor para este año. Además viene todo incluido, la preparación de la fiesta, la música, la comida y todo lo que puedas desear, así que por el servicio no deberías tener quejas.


—Como siempre tan eficiente Shaka —se burló Saga, como respuesta recibió un golpe en la cabeza producto de una carpeta cercana.


—Deja de burlarte de mí y termina tu trabajo, por un día quiero irme a la hora que corresponde —Shaka se dio media vuelta antes de que Saga pudiese pronunciar palabra.


Saga quedó con una sonrisa satisfecha, hacer enojar a Shaka tenía sus méritos, siempre le costaba bastantes esfuerzos, pero tenía un motivo para aquello, le encantaba la manera en como los ojos de Shaka se volvían más vivaces cuando lo enfrentaba y como mordía sus labios en una actitud intentando controlarse para no soltar una sarta de groserías, en otras palabras amaba verlo molesto.


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Shaka fue directamente a la sala de descanso, necesitaba con urgencia un café para poder calmarse y no querer asesinar a Saga, había estado burlándose de él durante toda la semana, y aunque esa pequeña broma no era nada comparado con lo que estaba acostumbrado a afrontar si terminó agobiándolo después de tanto trabajo y el poco sueño que había logrado conciliar, estaba por cruzar su preciado limite y sabía que eso es lo que deseaba el gemelo.


—Te ves distraído Shaka —el de nacionalidad india se sobresaltó ante la voz.


—Dohko no me asustes de esa manera.


—Lo siento —se disculpó el chino con una sonrisa en el rostro, es solo que te veías extraño.


—No supongo que es mi culpa, no debería distraerme en el trabajo.


—Tampoco es para tanto.


—Puede ser —suspiró Shaka—. Si estás aquí es porque Saga te llamó para una asesoría o me equivoco.


—Bien informado como siempre —el de cabellos castaños se encogió despreocupadamente de hombros.


—Bueno tú y Shion son las únicas personas en las que Saga confía, ambos fueron sus tutores mientras estuvo en la carrera de arquitectura, él valora su opinión como las de nadie más.


—También la tuya Shaka, sino no te tendría a su lado.


Shaka simplemente negó, Saga a su parecer lo tenía como alguien de confianza en su empresa, pero sentía que jamás lo tomaba en serio, hasta ahora solo habían sido juegos.


—No creo que sea del todo así.


Dohko miró extrañado a Shaka por su respuesta, pero decidió no indagar.


—Uno nunca sabe —después de eso Dohko desapareció dejando al rubio solo con sus pensamientos.


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Saga debía admitir que la semana había pasado más rápido de lo que él hubiese esperado, el gran día del aniversario de la empresa llegó para disgusto de él, no es que no valorara el éxito de su empeño, es solo que no gustaba mucho de las grandes aglomeraciones. Para colmo en esta ocasión por primera vez no contaría con el apoyo de sus familiares. Su madre y su abuela porque se habían ido a visitar a unos familiares en la Isla de Corfú, sus tíos andaban justamente ese día en una fiesta similar de la firma de abogado de Kardia. Y qué decir de Mu y Kanon, el tonto de su gemelo prácticamente secuestro al pobre joven llevándoselo lejos de Grecia apelando al hecho de que todavía estaban de vacaciones, hasta ahora él aún no tenía ni idea de a donde fue a parar su hermano, y Milo, bueno él siempre odio esos eventos y con ese francés a su lado en esos momentos no lo quedaba mucho por insistir.


—Tienes cara de ser una persona desgraciada —comentó Shaka mientras entraba por última vez a la oficina ese día, la hora de salida ya estaba muy próxima y debía dejarle las últimas instrucciones a Saga.


—Ni que lo digas, estaré solo en ese infierno.


Shaka frunció el ceño. —Y yo que soy, una estatua.


Saga rodó los ojos, solo por esos momentos debía apelar a la habitual serenidad del rubio.


—No lo digo por ti, sino por mi familia.


—¿Te molesta que no vengan?


—No, solo me causa algo de extrañez.


—Solo intenta disfrutar un poco —sonrió Shaka como pocas veces.


Saga le asintió sonriente también. —Lo haré.


—Bien, tampoco olvides comportarte, habrá muchas personas, así que no hagas tonterías —exclamó Shaka estaba vez con seriedad plasmada en su voz.


Saga suspiró, su relación con Shaka era mucho más voluble que su propio yo.


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A Shaka le costó pronunciar palabra cuando vio a un Saga enfundado en un elegante terno negro, el gemelo en raras ocasiones se vestía con esa formalidad, su estilo común era más bien despreocupado y casual, y es por eso que verlo de esa manera hizo que el deseo escondido que siempre había sentido por el gemelo se atizara, y como no hacerlo cuando parecía un verdadero Dios griego con sus largos cabellos azulados atados en una fluida coleta y con aquel traje que le quedaba como un guante, remarcando claramente el bien trabajado cuerpo del griego. Le gustaba Saga, eso era un hecho, pero jamás se lo diría, pues sería lo mismo que cometer suicidio y al final de cuentas él también tenía su orgullo.


—Pareces embobado ¿Tan enamorado estás de mí? —bromeó Saga a un distraído Shaka, quien iba enfundando en un traje muy similar, pero de color gris.


—No digas estupideces —reaccionó con agresividad el rubio.


Saga sonrió socarronamente. —Suéltate un poco Shaka, es una celebración deja tus preocupaciones de lado por algunas horas —antes de marcharse a recibir a sus primeros invitados Saga palmeó el hombro de Shaka.


Cuando el gemelo se hubo marchado de su rango de visión Shaka soltó en un respiro toda la tensión acumulada.


—Un día de estos vas a matarme con tus actitudes.


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—Si sigues bebiendo así te colocarás ebrio —pronunció Shaka, mientras le quitaba la copa de la mano a Saga. Este le frunció el ceño en forma de desacuerdo.


—No seas aguafiestas Shaka.


—Lo hago por tu bien —declaró tajante el de cabellos rubios. Saga intentó quitarle la copa, pero para evitar que el gemelo se la tomara Shaka se la bebió de un solo trago. Saga bufó y se alejó del proveniente de la India, nuevamente se encaminó a la barra libre para poder pedir un nuevo trago, cuando estuvo servido nuevamente Shaka se sentó a su lado y repitió su acción.


—¿Por qué volviste a hacer eso? —dijo Saga con leve molestia.


—Ya te dije, no sigas bebiendo eres poco tolerante al alcohol.


—¿Yo soy el que tiene poca tolerancia al alcohol?, si eso es así tu eres peor que yo, te has bebido al menos dos vasos de whisky casi puro, debes estar demasiado mareado.


Shaka desvió la mirada, pero las mejillas ligeramente rojas lo delatan.


Saga rio ante la imagen tan cautivadora de su compañero, en verdad le parecía encantador.


—Tal parece que tu temperatura corporal subió un par de grados querido Shaka.


—Idiota —murmuró este a la vez que intentaba levantarse del asiento donde se había posicionado, fueron solo unos segundos, pero entre una mirada y un pestañeo Shaka perdió la noción del espacio y se tambaleó de cara hacia el suelo, más nunca sintió el golpe contra su cuerpo, Saga lo atajó sosteniéndolo de la cintura y acercándolo a la altura de su pecho.


El rubio sintió la cercanía del gemelo y solo atinó a sonrojarse.


—Gracias Saga.


El gemelo no supo si fue producto del alcohol, la seductora imagen de Shaka sonrojado o lo que sentía por el chico, pero no pudo evitar seguir un impulso que sentía desde hacía mucho tiempo. Con un primer movimiento voraz Saga se apoderó de los labios del rubio, quien petrificado poco y nada creía lo que estaba sucediendo, sin embargo no se sentía del todo consciente y con las fuerzas para negarse, y no es como si quisiera negarse en una primera instancia, se dejó llevar por el contacto, enredó sus brazos alrededor del cuello del gemelo mientras este pasaba con mayor firmeza uno de sus brazos por su cintura, y con la otra repartía mimos por la espalda del menor.


—Vamos a otro lugar —exclamó Saga con la voz ronca y nublada entre el deseo y el alcohol que ya comenzaba a hacerle mayor efecto.


—Las habitaciones —fue lo primero que se le vino a Shaka a la mente, mientras era presa de las suaves caricias propiciadas por Saga en su espalda. ¿Cómo habían llegado a esa situación?, en esos momentos a ninguno de los dos le importaba, por primera vez se estaban dejando llevar por sus deseos puros y lo que sentía su corazón.


No demoraron mucho en llegar a la parte privada de las habitaciones reservada para el evento, Saga agradecía mentalmente la idea de Shaka de incluirlas en el presupuesto.


La habitación era de decoración sencilla blanca casi en su totalidad, la cama era lo suficientemente grande para dos personas, poco y nada Shaka y Saga se percataron de lo que había a su alrededor, estaban más concentrados en las caricias y besos que comenzaron compartir. Saga metió su mano por debajo de la camisa de Shaka, el rubio se dejó hacer y suspiró por los toques. Como respuesta el menor se pegó más al cuerpo del heleno, poco a poco las caricias y los hambrientos besos dieron paso a la desnudez y los roces de sus cuerpos, la pasión encendía sus sentidos y los hacia caer en el pecado del deseo, sin siquiera imaginárselo estaban entregándose a los sentimientos de su corazón, no era solo la belleza del uno y el otro lo que los atraía, sino el amor que los conectaba a ambos. Gemidos, toques, suspiros, Saga tocaba a Shaka con devoción y el rubio se aferraba con todas sus fuerzas al cuerpo trabajado del griego, no pasó mucho antes de culminaran el acto con Saga penetrando con vehemencia al más joven, entre embestidas, agitadas respiraciones, cuerpos sudorosos y besos febriles, sus cabellos desparramados uniéndose en una cascada de azul y amarillo, aquella noche sin pensarlo y sin declararse se unieron en el más antiguo acto de amor. Saga se derramó con una última estocada dentro el rubio para después con sus manos estimular el miembro enhiesto de este y llevarlo hasta el clímax. A esas alturas poco y nada quedaba del alcohol en sus venas y solo estaba presente la pasión que ambos habían compartido. Pero fue ahí, estando con la respiración ya más acompasada, con más perspectiva y con su libido y mente fría que Shaka se había percatado de la realidad de lo que había hecho, se había acostado con Saga, su molesto y guapo jefe, aquel con quien sarcásticos comentarios siempre apartaba, ¡eso no podía estar pasando!


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