Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Cupido me hace bullying por Princesa de los Saiyajin

[Reviews - 67]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola, ¿cómo están? Sé que me quieren matar porque mi última actualización fue hace varios meses, pero tengo la excusa perfecta.

Tuve mis XV años, y tuve mucho estrés con los preparativos, estaba muy limitado mi tiempo a la organización del evento y a hacer la tarea.

Además, como estoy en tercer año de secundaria, necesitaba estudiar para el examen de admisión a la preparatoria, y de eso me encargué los meses restantes (abril, mayo, junio).

Merezco tomatazos, creo que hasta merezco que me avienten toda la verdulería, pero era necesaria esta gran pausa.

Sin más excusas que creo que son innecesarias porque de todos modos me matarán, les traje el capítulo.

P.D. Si eres seguidor de mis otras historias, te aviso que actualizaré entre el día de hoy y mañana todos mis fics.

Yo bien “me quieren matar por no actualizar” y de seguro nadie extrañó el fic… ):

Quiero agradecerles a “Kaito Scarlet” y a “samy_DBZ” por sus sugerencias para los nombres del bebé, disculpen que no las pueda usar, fue mi error ya que se me pasó avisarles que necesitaba nombres con relación a Dragon Ball (por ello escogí el nombre que se mencionará acá abajo). Pero como estoy en deuda con ustedes por tomarse la molestia de brindarme su ayudita, les quiero dedicar un fic a su elección. Si lo quieren, mándenme un mensaje a mi facebook 

https://www.facebook.com/profile.php?id=100010576029513&ref=ts&fref=ts

 y ahí díganme si quieren una trama o pareja especial o si quieren sorpresita en ambas cosa o yo que sé (también si quieren en reviews, pero por mensaje sería secreto y nadie más se enteraría). De verdad se los agradezco y por ello quiero que lean esto y sepan que lamento no haber usado sus sugerencias. Gracias.

12

La verdad revelada

 

 

 

Por fin llegó a esa casa cerca del bosque. Era una vivienda pequeña y modesta, pero muy bonita, se asemejaba un poco a una cabaña. Al entrar, su tía Vegita los recibió.

—Vegeta, ¡mírate!, has crecido mucho—dijo la mujer y lo abrazó.

—Hola, tía, te extrañé—dijo el adolescente.

—Bien, tengo que regresar a casa. Es un largo trayecto y no puedo dejar a los niños solos mucho tiempo. Vegeta, cuida a tu tía. Vendremos a visitarlos tan sólo tenga oportunidad—dijo el hombre. Les dedicó una última sonrisa y salió de la vivienda, para luego subir en su auto y regresar a su morada.

—Vegeta, puedes quedarte en la habitación de Gotenks. Ya sabes dónde está—dijo la mujer sonriéndole.

—Gra…—no pudo terminar de hablar. Soltó sus maletas, y corrió al baño. La mujer lo vio confundida; se acercó a la puerta del sanitario, y escuchó al joven vomitando.

—Vegeta, ¿estás bien?—preguntó.

—Sí, no te preocupes, tía—dijo una vez que terminó de vomitar.

Se lavó las manos, y tomó en su puño levemente cerrado un poco de agua, para colocarla contra la piel de su cara y así limpiarse un poco los labios y barbilla. Salió, tenía una leve expresión de asco en su rostro. Se tocó el abdomen, como si tuviera un dolor.

—Tía, ¿tienes pastillas contra las náuseas?

—Lo siento, hijo, no tengo. ¿Te sientes muy mal?—preguntó con su cálida voz femenina, además de su tono maternal.

—Sí, desde la mañana. Tuve un desmayo, y luego ahora vómito y náuseas. Pero creo que es porque me he malpasado mucho esta semana—dijo mientras se sentaba en el sofá, aún apretándose el abdomen.

—Tienes los síntomas de una mujer embarazada—dijo riendo levemente, a lo que él también rio un poco.

—Eso no es posible, soy hombre—dijo entre leves risillas.

Ni tan imposible…—murmuró, pero el menor no la escuchó.

—Bueno, iré a guardar mis cosas y descansaré un poco—dijo el más bajo y fue a hacer lo que había dicho.

Guardó sus pertenencias en el ropero vacío que estaba en el cuarto. Se recostó en la cama, viendo al techo. Ya se le estaba pasando el malestar, pero aun así se sentía un poco mal. No entendía el porqué de lo que le ocurría, pero dejó de preguntárselo, lo que deseaba hacer en estos momentos es dormir.

 

*****

Luego de cenar, Vegita lavó los trastes. Su sobrino no había ido a la cocina para acompañarla a comer, por eso había ido a buscarlo, a lo que lo encontró dormido, así que no lo despertó. Estaba algo pensativa; Vegeta era un muchacho saludable, que comía muy bien, que además era inusual que se enfermara, por eso se le hacía un poco extraño lo que le pasaba. Colocó el último plato en la canastilla de plástico que estaba a un lado del fregadero, y se secó las manos con una pequeña toalla que estaba colgada en la pared. 

Sólo espero que a Vegeta no le esté ocurriendo lo mismo que le pasó a su padre—pensó con un poco de preocupación.

Dejó de preocuparse por ello, y fue a su habitación, para que, una vez que terminara de cepillarse los dientes, pudiera dormirse. No tardó mucho en quedarse dormida, olvidándose por un rato de aquel incidente que ocurrió en su adolescencia.

 

 

Vegeta se despertó a media noche. Sentía su boca un poco húmeda, como cuando se le antojaba comer algo y se producía un poco más de saliva. Salió de la habitación, y se dirigió a la cocina cuidando de no hacer mucho ruido para no despertar a su tía. Al llegar, no encendió la luz, pero logró llegar hasta el frigorífico sin tropezarse. Abrió la puerta, y comenzó a rebuscar para ver qué comer. Encontró piña cortada en cubitos, y también un pequeño frasco con leche condensada. Una cosa era dulce, y la otra ácida. No sabía por qué, pero lo mezcló y se llevó el plato con fruta a la alcoba, para sentarse en el suelo y saborear esa extraña (para él) combinación. Pero, bueno, fue lo que se le antojó de todo lo que había.

 

 

***~***

Ha pasado ya un mes desde que Vegeta se quedó a dormir con aquella mujer, hermana de su padre. Pero Vegita, entre más malestares se presentaba en su sobrino, más se preocupaba. Y el de cabellera en forma de flama, todas las noches se escabullía a la cocina y hacía combinaciones de alimentos que hasta a él mismo le preocupaba; como cuando su tía en la tarde preparó nieve de bananas, y en la madrugada él fue a la cocina para servirse en una taza, para después mezclarlo con chile en polvo.

Pero había un detalle que era casi imperceptible, pero la mujer lo notó. Vegeta estaba engordando un poco. Pero eso no era lo peor, sino que, en lugar de que sucediera proporcionalmente en todo su cuerpo, sólo era en su abdomen, el cual poco a poco dejaba de estar marcado.

 

 

***

Un día, ya cansada de que no pudiera dormir bien debido a las grandes preocupaciones que tenía, decidió hablar con el chico. Esperaba que todo fuera su imaginación, como que el vómito y náuseas sean por una infección; que los ocasionales desmayos fueran porque no se ha alimentado bien; y que los antojos que de vez en cuando tiene durante la tarde, se deban a que extraña las comidas que venden en la ciudad.

—Vegeta, ¿puedo hablar contigo un momento?—dijo ella desde la cocina. El menor, que estaba sentado en el sillón leyendo un libro, dejó su lectura y se encaminó hacia donde estaba la mujer. Al llegar, la vio sentada en una silla del comedor, así que se sentó en otra, frente a ella.

—¿Sucede algo, tía?—preguntó al verla con su rostro lleno de angustia.

—Vegeta. Dime, ¿tú crees que cupido existe?—preguntó directamente, aunque no sabía cómo comenzar a decirle las cosas.

—¿Eh? ¿Cupido? Sí, yo creo que sí existe pero, ¿por qué preguntas?—estaba un poco confundido por la extraña cuestión. Y no mintió, sabía que cupido existía, pero no podía decirle: “¿Eh? ¿Cupido? Sí, existe. Y no sólo eso, también es mi novio”, no sabía cómo podría tomar eso.

—Te contaré algo que nadie sabe, y espero que me creas—dijo y suspiró. —Tú padre, cuando tenía tu edad, comenzó a salir con un chico, el cual no era común… él, era cupido… Y yo sé que muchos dicen que cupido en un bebé con alas, pero no es así. Bueno, tu padre y él comenzaron una relación. Sabes que antes, en la casa de tus abuelos, la situación era un poco difícil, y para que tuvieran dinero suficiente para darnos de comer, mis padres tenían que trabajar todo el día. Mi habitación estaba al lado de la de tu padre, y las paredes eran muy delgadas, por eso podía escuchar todo lo que él hacía. Por las noches, yo escuchaba voces; mi cama estaba pegada a la pared que dividía las alcobas, por eso escuchaba un poco más. Alguien entraba por la ventana, y hablaba con Vegeta. No era por ser entrometida, pero me daba curiosidad escuchar de lo que hablaban y quién era él. Su nombre era Bardock, y decía ser cupido. Yo al principio creí que simplemente era un amigo de tu padre, y que ambos se drogaban con aquellas hierbas que vendía un muchacho en la secundaria. Pero luego de varias noches, fui comprendiendo que no era así. Comencé a creer que de verdad existía alguien que hacía enamorar a otros—dijo y vio fijamente al menor a los ojos.

—Tía, ¿por qué me dices esto?—preguntó sin entender qué fin tenía esa conversación.

—Dime, hijo, ¿por qué crees en cupido? Yo ya te dije mis razones—preguntó sintiendo cómo sus nervios aumentaban considerablemente.

—Pues… etto… yo… yo lo conocí—dijo y desvió la mirada, tenía un tenue rubor rosado adornando sus mejillas.

—¿Y hubo algo entre ustedes?—preguntó temerosa.

—Somos novios—confesó, a lo que ella volvió a suspirar.

—A un mes de enterarme de su relación, ellos… tuvieron relaciones sexuales. Fue incómodo para mí escuchar lo que hicieron, pero no importaba a qué lado de mi habitación me fuera, seguiría oyendo lo que hacían. En esa semana, Vegeta tuvo malestares, como los tuyos; o sea, los de una mujer embarazada. Y una noche, yo me levanté y fui a la cocina por un vaso con agua; al regresar a mi cuarto, pude escuchar los ronquidos de Vegeta. Era alrededor de las tres de la mañana, y esa noche no fue Bardock a visitarlo. Antes de volver a dormirme, pude escuchar ruidos en el cuarto de mi hermano, así que presté más atención, esperando a que fuera cupido y no un ladrón que entró por la ventana, ya que tu padre tiene el sueño muy pesado y no se despierta tan fácilmente. Los ronquidos seguían, pero escuché murmullos de Bardock. Escuché que dijo que no tenía idea de que podía embarazar a un varón, ya que eso no es algo comprensible; además de que no podía permitir que Vegeta arriesgara su vida por culpa de ese bebé, ya que no era algo normal en hombres, que por esa razón lo trasladaría con un método a otro cuerpo, el de una mujer fuerte que pudiera hacerse cargo de él; que crecería dentro de su vientre tanto como el amor que pudiera recibir por parte de su nueva mamá, lo cual podría tardar años debido a que, probablemente, ella no sabría del niño que crecía dentro de ella. Escuché que dijo que lo amaba y que ojalá lo perdonara, que en la carta que le dejó estaban explicadas todas las razones de por qué lo abandonó. Se fue, y nunca más volvió. Esa mañana, Vegeta cambió. Se volvió frío, y lleno de rencor, serio y altanero. Le dolió mucho que su Bardock se haya ido; ese amor que le tenía, se convirtió en odio—dijo con cierta tristeza viendo la mesa, pero luego una leve sonrisa se dibujó en su rostro. —Y varios años después, nació Gotenks—dijo a lo que él abrió los ojos lo más que pudo, imaginándose lo que ella quería decirle. —Tu abuelo se molestó mucho conmigo, ya que dijo que no era correcto que una mujer sin haberse casado haya tenido un hijo. Yo insistí en que no había estado con nadie, pero él no me creyó. Dijo que yo ya no era su hija por haber hecho algo como eso, que lo avergonzaba y que sería mejor que me deshiciera del crío antes de que se note más si es que aún me quedaba dignidad. Yo me negué, pero tampoco iba a delatar a tu hermano. Como ya era adulta, aunque algo joven, decidí pedir un préstamo y comprar esta casa. Trabajé por un tiempo, hasta saldar la deuda, y continué trabajando para mantener a Gotenks. A pesar de que no sea mi hijo totalmente, le tomé mucho cariño porque estuvo dentro de mí nueve meses… y varios años antes de que se notara…—dijo con una sonrisa nostálgica.

—¿O sea que Gotenks es mi medio hermano?—preguntó sorprendido.

—Sí, pero tu padre no lo sabe… Y creo que no debería saberlo…

—Vaya…—murmuró asombrado.

—Ellos se entregaron por amor, pero lo hicieron muy jóvenes, y también a poco tiempo de iniciada su relación. Sospecho que tú estás esperando un hijo, que se alimenta por ese amor que le tienes a tu novio. Confío que tú no cometiste un error grave, y que tu relación fue creciendo por mucho tiempo hasta que supiste que era el momento indicado—dijo, a lo que él comenzó a palidecer, así que desvió la vista hacia otro lado. —¿Verdad?—preguntó algo asustada, a lo que él vio hacia abajo con notable vergüenza en su mirada. —¿VERDAD?—preguntó algo desesperada ante el silencio del joven.

—Lo siento, tía. Pero no fue así. No me arrepiento de nada, pero lo hicimos muy pronto, apenas cuando llevábamos muy poco de nuestra relación—dijo mientras se cubría el rostro con ambas manos.

—¿Qué tan poco tiempo?—preguntó.

—Lo conocí un domingo en la tarde, pero no hablé bien con él hasta el día siguiente. Lo besé el lunes de esa misma semana, o sea al día después. Me volví su novio el miércoles—fue diciendo, a lo que ella sólo sentía más y más angustia. —Y me acosté con él el sábado—dijo aun sin quitar sus manos de su rostro, estaba completamente avergonzado por todo lo que le confesó.

—Vegeta, ¿cómo pudiste?—dijo mientras se palmeaba la frente.

—Lo siento, pero es a la primera persona a la que amo de esta manera. Además, sé que me ama y no se irá como lo hizo ese tal Bardock con mi padre.

—Está bien—dijo con un poco de resignación. —Yo te ayudaré a cuidar al bebé, y ya veremos cómo le ocultaremos a tu padre todo. Pero aun así estoy preocupada. Por una razón Bardock no dejó que Vegeta tuviera al bebé, dijo algo sobre que era arriesgado.

—Sí, te escuché bien… Pero yo quiero tener a este bebé, porque también es hijo de Goku, y créeme que quisiera tener una familia con él—habló con ensoñación.

—Bueno, ya veremos cómo van las cosas. Ahora, lo que tienes que hacer es cuidarte, y procura que tus antojos no sean de algo dañino.

—Y si mi padre llega de visita, y si surgiera el caso de que yo engordara como las mujeres… ¿Qué haré?—habló mientras se tocaba el abdomen, tenía un poco de miedo de que su padre intentara lo mismo que intentó su abuelo cuando se enteró de que su tía Vegita estaba embarazada.

—Puedo decirle que saliste a un campamento que está cerca de aquí, es nuevo. Y tú te encierras en la habitación de Gotenks—sugirió, a lo que él se calmó un poco. Pero tenía una duda. —Hijo, y ese tal Goku del que hablas, ¿dónde está?

—Fue a combatir contra un tal Dábura, o Dibura… no sé cómo se llame, pero que es alguien que intenta esparcir odio y arruina relaciones—dijo un poco confundido, ni siquiera podía recordar bien eso, ya que su novio había hablado demasiado rápido. Lo único que podía recordar perfectamente era el hecho de que casi salía volando desnudo, de no ser porque le dijo que no llevaba ropa. Se sonrojó al recordar cuando dijo que sólo él podía verlo de esa manera, o sea, desnudo.

—Vegeta, ¿estás seguro de que se llama “Goku” y no “Kakarotto”?

—¿Eh? Bueno, sólo sé que se llama Goku. ¿Por qué?

—Entre sus miles de pláticas amorosas de media noche, escuché que ambos soñaban con formar una familia, y que a su primer hijo varón lo llamarían “Kakarotto”. Estoy segura de que Vegeta no quiso llamarte así porque guarda rencor hacia Bardock por su abandono, y que le dolería recordarlo siempre que te vea. Supongo que a Bardock le pasaba lo mismo…

—¿Kakarotto? Es un lindo nombre para bebé—dijo con una sonrisita mientras se tocaba el abdomen y lo acariciaba suavemente.

—¿Y si es niña?

—Pues… No sé. Pero estoy seguro de que será varón—dijo convencido.

—¿Instinto maternal?—se burló.

—¡¡¡TÍA!!!—exclamó ofendido.

—¿Ya tan rápido comenzaste con tus cambios de humor?—volvió a burlarse, aunque no lo hacía como burla grave, sino como un juego solamente.

—Mejor me voy a dormir—dijo resignado. A pesar de que no vivió mucho con su madre, y que no hablaba tanto con su tía, ni tampoco conoció a su abuela, y en la escuela jamás le interesó hablar con alguna chica, aprendió una regla importantísima: nunca le ganarás una discusión a una mujer. Así que decidió irse a la habitación, para recostarse en la cama. Se acarició el abdomen cuidadosamente, sonreía soñadoramente. —Bebé, haré todo lo posible por que tú estés bien; sé que tu otro padre vendrá y lo conocerás, pero ahora está en un lugar lejano cumpliendo una misión muy importante. Es increíble que tendré un hijo tuyo, Goku. Sólo espero que todo lo de Díbara o Dáburi, o como se llame, termine pronto. Quiero verte de nuevo, quiero poder besarte. Quiero que conozcas a tu hijo, que estés conmigo cuando ya se me note la pancita como si trajera un balón de basquetball debajo de la camisa, si es que llega a pasar. Quiero que lo veas nacer, y que me ayudes a cuidarlo. Sé que somos muy jóvenes, pero sé que podremos ser buenos padres. Vuelve pronto, Goku…

Notas finales:

-Vegeta tuvo muchos síntomas, y su tía los notó. Luego le contó toda la verdad acerca de lo que hubo entre Bardock y Vegeta.

-Ahora sabe que está embarazado, y piensa cuidarse más. Pero le preocupa de que su padre se entere e intente hacer lo mismo que hizo su abuelo. ¿Qué pasará si, en una ocasión, a su padre se le ocurre hacerles una visita y se da cuenta del bebé que lleva adentro? ¿Lo aceptará o hará lo posible porque no lo tenga?

-Goku sigue ausente, ¿cuándo volverá? ¿Acaso le habrá pasado algo mientras peleaba contra Dábura?

-Si Goku regresa, y se entera del embarazo de Veggie, ¿aceptará al bebé? ¿O verá a Vegeta como un fenómeno y se irá de nuevo?

Sigo pidiendo disculpas por mi tardanza, no cumplí con mi palabra de “Actualizaré pronto”.

 Princesa de los Saiyajin preparada para recibir todo tipo de reclamos (T^T)¬

~~~Insectos~~~  (Sé que ustedes pensarán que yo soy la insecta por no haber subido el cap a tiempo )


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).