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Quebrados por Jesica Black

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Capitulo XXI
Después de la tormenta, llega la calma.

 

 

Milo no dejaba un minuto de observar su teléfono, ir a cada una de las fotos, abrirlas y ampliarlas, tratando de buscar en ellas las respuestas que nadie le daba. Era duro, cualquiera que estuviera en su lugar sentiría la frustración que estaba padeciendo.
Escuchó unos ruidos afuera del cuarto, de gente hablando entre sí y varias de ellas le resultaron conocidas, por lo que ocultó el celular debajo de su almohada y se arropó nuevamente.
La puerta se abrió de par en par dejando ver a un muchacho de cabello negro, alborotado y crecido. Sus ojos eran de color zafiro y llevaba una camiseta azul y unos jeans azules con las rodillas rotas, encima de todo traía una campera de cuero con algunas tachan, a simple vista parecía un gamberro salido de la cárcel, pero su cabeza comenzaba a ser golpeada por algunos recuerdos, ahora que lo tenía en frente relacionaba algunas de las fotos del celular con él. No estaba seguro de su nombre, pero sus ojos le daban la impresión que era alguno relacionado con su fisonomía.

—Milo —susurró el muchacho, intentó no apabullarlo, era impropio en él—. Me alegro que estés bien, tus padres me han dicho que te golpeaste la cabeza y olvidaste cosas, por lo que me presento. Soy Zaphiri, tu primo.

—¿Zaphiri? —pestañó, recordaba algo, comenzaba a hacerlo, pero era muy pobre a comparación de lo que pensaba que sabía—. Eres mi primo.

—Exactamente, ¿cómo te encuentras? —cuestionó.

—Bien, intentando recordar —comentó, dado a las imágenes que vio en su celular, sabía que Zaphiri estaba muy involucrado en su vida, por lo tanto, no tenía nada que perder al preguntarme—. Oye, Zaphiri....¿puedo preguntarte algo?

—Claro.

—¿Tú sabes si.....? —quedó en pausa pensando, ¿sería apropiado preguntarle a Zaphiri algo tan íntimo como su relación con Camus? ¿Sabría a detalle? ¿Le habría mentido? —. Camus, ¿lo conoces?

—Claro que conozco a Camus, pero.....tu familia me dijo que no te dijera nada, es por tu bien —sonrió de costado—. Estaban un poquito loco antes de golpearte la cabeza y no quieren que vuelvas a tener esas ideas locas.

—¿Hablas de la huída? —Zaphiri se sorprendió—. Ya me lo contó Camus o al menos, algo me contó. Pero tengo derecho a saber qué ocurrió, es mi vida ¿no? ¿No te sentirías frustrado?

—¿Hablaste con Camus? —preguntó sorprendido.

—Sí, hablé con él, me acerqué porque sentí que Ivonne me estaba mintiendo sobre su procedencia. Ella me dijo que era la niñera de nuestro hijo —susurró aun angustiado, Zaphiri se sorprende aun más.

—¡Qué zorra que es! —gruñó—. Está aprovechando que estás vulnerable.....aagh, que asco me da —bufó—. Deberías hablar con Brendan, él la conoce mejor que yo.

—¿Brendan? ¿Quién es?

—¿No lo conoces? Es el hermano menor de Camus, salí con él una temporada, pero....luego pasaron situaciones —suspiró—. Le grité cosas muy feas.

—¿Por qué?

—No sé si te lo dijeron, pero salí de prisión hoy mismo —indicó el muchacho—. Estuve varios meses en prisión y recién ahora se pagó la fianza.

—¿Por qué estuviste en prisión?

—Apuñalé a un anciano —gruñó para luego bufar de forma violenta, al ver la cara de su primo corrigió—. A un mal anciano, él abusó de mi pareja en ese momento, de Brendan, no pude aguantarlo y lo apuñalé....terminé en la cárcel entre un mar de gritos y llantos.

—¿Y qué pasó? ¿Por qué insultaste a Brendan si él fue el abusado?

—Resulta que la fianza era mucho más elevada de lo que él pudiera juntar y se le ocurrió la brillante idea de prostituirse. Cuando nos vimos después de mucho tiempo, él ya tenía un bebé y otro en camino, ni siquiera sé si es mío el más grande.

—¿Y si es tuyo? —preguntó, Zaphiri arqueó la ceja.

—¿Tendré tanta suerte como para engendrarlo en una vez que lo hicimos? —preguntó el pelinegro, Milo alza los hombros.

—¿Por qué no?

—Pu....pues porque....porque..... aagh —bufó—. Tienes razón, soy un idiota.....tal vez ese niño es mío y yo acá como imbécil, pero ¿cómo puedo perdonar a alguien que me hizo esto?

—¿Te hizo? El intentó ayudarte, tal vez no fue la mejor idea del mundo, pero al menos hizo algo por ti......aquí, nadie hace nada por mí. Pido a mis padres que me cuenten la verdad y nada. Quiero dejar a Ivonne pero al parecer el padre es muy poderoso.

—No sé qué decirte, Milo.

—Gracias por contarme algo.... —le tomó la mano en forma de saludo, Zaphiri lo aceptó—. Gracias por venir.

El pelinegro se levantó de la cama y luego de saludar se fue de allí. Abrazó a Asmita y Deuteros, los padres de Milo, para luego caminar por el largo pasillo hasta la salida. Tan ensimismado estaba que no se dio cuenta cuando chocó contra alguien, que al ser más joven y pequeño que él se cayó al suelo con una caja encima. No dudo ni un segundo en ayudarlo a levantarse para pedirle luego unas disculpas.

—Perdón, perdón....yo.... —pero al verle la cara se dio cuenta—. ¿Brendan?

—¡Za-Zaphiri! —susurró—. ¿Qué haces aquí?

—Salí esta mañana y vine a visitar a Milo —murmuró observándolo mejor, Brendan tenía el cabello aun más largo y el vientre más abultado—. ¿Y tú?

—Mi hermano saldrá del hospital hoy y estoy llevando algunas cosas que se trajo —dijo mientras miraba la caja donde llevaba algunos libros, peines y cepillos—. Me alegro que hayas salido.

—Sí.....

—Debo irme, tengo que dejar esto en el auto....

—Oye... —comentó el mayor—. Ve a ver a Milo cuando tengas tiempo, nadie mejor que tú para aclararle la cabeza ¿verdad?

 

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—¿Sigues sintiendo lo mismo? —preguntó una lejana voz. Los ojos de Dégel se abrieron en ese momento y observó al muchacho pelinegro a su derecha, con cabello largo hasta los hombros y mirada suave.

Dégel estaba yendo al psicólogo desde que Camus fue internado al hospital, lo cual no significa que sus ataques de histeria no persistieran, pero cada día eran menos. El licenciado Itia Librian era un excelente psicólogo que había sido recomendado por Shion y Dokoh —quienes atendían a su hijo más joven—. Itia había sido como un padre para Dégel, a pesar de no tener demasiada edad, él era muy amable y fraternal con todos sus pacientes, cosa que le agradó al joven Dégel.

—No, ya no.... —susurró y miró al hombre—. A veces me peleo con Brendan, pero ahora puedo decir que lo amo más que a mi vida.

—¿Por qué te peleas?

—Porque es.....terco, testarudo, no hace caso....es....

—¿Un adolescente?

—Sí —rió—. Un adolescente.....

—Debe ser igual que su madre.... —Dégel sonrió, es verdad que Brendan se parecía mucho más a él de lo que creía—. ¿Y Camus?

—Con Camus me llevo mejor..... —suspiró—. Con ambos me llevo mejor ahora, me siento más tranquilo.

—Eso es bueno, Dégel, poder dejar tus frustraciones de lado. Me has contado cosas muy horribles que hiciste con Brendan cuando este era un pequeño bebé —indagó el hombre anotando en su libreta, los ojos de Dégel se llenan de lágrimas.

—No hay día que agradezca mentalmente que Kardia estaba allí para tener uso de razón y salvarlo de mis manos....

—¿Fue la única vez? —preguntó, Dégel lo miró, sus ojos están bañados en lágrimas y negó con la cabeza, tan angustiado que no podía con su corazón.

—Cuando Brendan era pequeño siempre buscaba mi cariño y aprobación, yo era un imbécil con él.

—Lo bueno es que pudiste revertirlo —dijo Itia, pero Dégel negó.

—No, no, no....no puedo perdonarme por haber sido un cerdo con mi hijo....él me necesitaba, él había perdido un padre por mi culpa y estaba perdiendo a su otro padre también por mi culpa. No tiene muchos amigos, nunca tuvo amigos, siempre fue muy solitario y.... —se cubrió el rostro, sollozando—. Dejé que le hicieran las cosas más terribles.

—Tú no sabías eso, Dégel.

—No, no lo sabía, pero ¿por qué a Camus no le pasó? Camus siempre estaba conmigo, a Brendan lo dejaba con cualquiera con tal de sacármelo de encima. Ni siquiera en su nacimiento tuvo afecto de mi parte....soy una basura.

—Dégel, no debes ser cruel contigo...

—¿Por qué no? Soy una basura —se sentó en el diván—. Soy el culpable que mis dos hijos tuvieran una vida de mierda, que estén rotos. Soy el culpable de no estar para Camus y dejar que Brendan vendiera su cuerpo para salvar a 'un amor', soy yo el que hice sufrir a mis bebés.

—Escucha Dégel, lo que ha pasado en el pasado tiene su explicación. Kardia no era buen ejemplo para sus hijos, hiciste lo que pudiste....

—Siempre odie a Brendan porque Kardia lo amaba.... —se tiró el cabello hacia atrás—. Kardia estaba más emocionado por el nacimiento de Brendan que de Camus, a mi me pasó al revés.

—Y tu hijo pasó a ser todo lo que odiaste.....

—Cuando nació Brendan.....se veía tan hermoso....y yo no podía abrazarlo, acariciarlo y besarlo como quería, mi ira era tan grande que no podía conmigo mismo —se secó las lágrimas con su ropa—. Ahora quiero hacer algo por él, logré que se vincule con su hijo Eloy y con su embarazo, ahora está atravesando otra etapa en su vida.

—¿Y cómo te sientes por eso?

—Bien.....feliz.... —sonrió al recordar esa hermosa escena familiar con sus dos nietos—. Brendan es buena madre y Camus también.

—Entonces has hecho un buen trabajo.

—¿Pero como hago para que mis hijos sean felices? —preguntó.

—Ser feliz tú......

—¿Ser feliz?...... ¿existe la felicidad....?

 

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Milo observaba nuevamente el celular, buscando más de lo que podía ver en las imágenes cuando nuevamente un golpe en la puerta lo alertó. Guardó su celular debajo de la almohada  y se acomodó para darle la entrada a quien estuviera del otro lado. No pudo evitar quedarse sin aire cuando vio pasar una mata de cabellos rojos, pero no era Camus, pero el parecido con este era sorprendente, debía ser el hermano menor de Camus, quien según Zaphiri se parecía muchísimo a Camus y además sabía demasiado sobre su relación con Ivonne y con el mismo Camus.

—Probablemente no sabes quién soy.

—Brendan —indicó, el pelirrojo se sorprende—. Zaphiri me contó de ti....me dijo que hablara contigo para saber un poco más lo que pasa....

—Me comentó que quiere que te diga las cosas por como son, cuéntame ¿qué ha pasado? ¿Qué sabes hasta ahora?

—Sé que Ivonne no es la persona que amo, si Camus. Que tengo un hijo con él. Pero también sé que Ivonne es hija de Hakurei, un gran abogado y este me amenazó, si abandono a su hija arruinaría mi vida.

—¿Tu vida? —preguntó rodeando los ojos—. Conozco a Hakurei y sé cómo puedes callarlo.

—¿Qué?

—No sé si te lo dijo Zaphiri, pero yo me prostituía.... —bufó—. No es algo de lo que me enorgullezca, pero él se encargaba de conseguirme clientes, era mi proxeneta y también me robaba y abusaba. Por lo tanto, si yo hablo, su carrera se haría trizas.

—¿En serio? ¿Me estás hablando en serio? —el pelirrojo afirmó—. ¡Por dios Bren! Bajaste del cielo—. Tu hermano no se molestaría si te pido prestado un momento —indicó el rubio, Brendan niega con su cabeza.

—Mi hermano se está por ir del hospital así que....

—Espera ¿qué? —Milo se sorprendió, Brendan no sabía que Milo no supiera aquello, por lo tanto también se sorprendió.

—Mi hermano ya está rehabilitado, se encuentra ahora mismo esperando el alta que le dará el médico.

—¡Llévame!

—¿Qué? Pero no puedo sacarte de....

—Por favor, Brendan, llévame al cuarto de Camus....yo ahora mismo no sé que me pasará, que pasará con nosotros, necesito verlo porque no sé si será la última vez.....dime Brendan ¿por qué? ¿Por qué Camus y yo no estamos juntos? ¿Por qué cuando estuvimos unidos, caímos en desgracia? ¡Dime Brendan!

—No lo sé, ustedes siempre fueron tan idiotas —gruñó el muchacho—. Por lo que tengo entendido, tú le dijiste a Camus que no querías tener hijos todavía, pero aun estabas con esa tal Ivonne, una imbécil que trataba mal a mi hermano y lo miraba con desprecio. La cuestión es que nunca dejaste a esa zorra y mi hermano, teniendo la vida que tenemos y la falta de cariño, siguió un mal consejo de nuestro vecino y quedó embarazado de ti, cuando supiste lo que había pasado, le diste una bofetada y no volviste a hablarle, pero después quisiste tener vínculo con el niño aunque no dejaste de casarte con la idiota esa. Creo que eres idiota, pero amo a mi hermano y quiero ayudarlo a que esté contigo.

—Eres muy bueno explicando, Brendan. Y algo cruel también.

—Lo único bueno que heredé de mamá —bufó, Milo entonces le señala la silla de ruedas—. ¿Quieres que te lleve? Estaría violando al menos diez normas del hospital.

—Por favor, dijiste que querías ayudar a que Camus y yo estemos juntos....

—Soy esclavo de mis palabras. Pero ¿qué es la vida sin un poco de emoción?

Milo recibió la ayuda de Brendan para subirse a la silla de rueda y salieron a escondidas de la habitación. Cada cinco minutos, el menor de los hermanos pelirrojos, preguntaba si era necesario que se vistiera de enfermero para poder desplazarlo, a lo que Milo decía que no hacía falta, pero el joven asustadizo seguía insistiendo si era necesario. Pasaron por todo el pasillo y giraron a la derecha donde estaban los enfermos menos graves, allí en la habitación 203 podía sentir el aroma a jazmín de Camus, quien salía junto al doctor y sus padres. Brendan intentó correr más rápido pero no pudo, llegó muy a lo justo cuando el médico se retiraba y la familia se abrazaba al final del camino.

—¡Camus! —gritó Milo de su silla de ruedas, que se detuvo a unos metros de él.

—Milo ¿qué haces aquí? ¿Y con Brendan? —el más joven sonrió, Dégel bufó pero fue en busca de su hijo pequeño para abrazarlo.

—Necesitaba verte.....no sé si sea la última vez....

—Milo, tienes mi número en tu móvil y no me iré a ningún lado.

—Sí....pero necesitaba verte.... —murmuró bajando la cabeza—. Lamento todo, no sé en realidad que lamento pero lo lamento, necesito estar contigo, necesito volver contigo.

—Milo, tú estás casado, no podemos....

—Por favor, Camus, déjame siquiera elegir a mí con quien quiero estar —indicó el muchacho y le miró con una sonrisa—. Eres la persona más maravillosa que conocí. Lamento tanto que hayas sufrido por mí, dado a mi estupidez.

—No, no....fue la mía, yo me embaracé y....

—Por favor, Camus, déjame terminar —Milo hace fuerza para levantarse y Camus se aterró por el simple hecho que se pudiera caer y romper la cabeza, pero lo espera en ese lugar—. Camus, somos estúpidos, yo fui estúpido —dio un pequeño paso hacia delante, Camus respiró profundo—. He estado esforzándome todos los días para recordar algo, pero mis recuerdos siempre estuvieron aquí —se señaló el pecho mientras caminó otro paso, desde atrás Dégel y Brendan le miraban sorprendidos—. Mi primer recuerdo fueron tus cabellos rojos, mi primer recuerdo también fueron tus ojos amatistas. Costó, pero te vi en cada uno de mis sueños —siguió avanzando hasta llegar al frente de Camus—. He estado dando lo mejor de mí....lo mejor....solo para seguirte.....Camus, por favor, cásate conmigo.

—¿Qué? —Camus le miró nuevamente—. ¡Estas caminando!

—¿Hm? —Milo se ve parado, ni siquiera sabía cómo llegó allí y cuando giró su cabeza vio la silla de ruedas abandonada a unos pasos de allí, inmediatamente perdió el equilibrio pero fue tomado por los brazos de Camus—. Ca...Camus....

—Siempre estaré aquí para cuidarte de una caída.....Milo..... —susurró muy cerca de su cara mientras Kardia ayuda al chico a incorporarse—. Acepto casarme contigo, Milo....pero hay tantas cosas que debemos hacer antes.

—Lo sé, Brendan me ayudará.... —miró al pelirrojo mientras se sostenía mejor—. Hakurei e Ivonne no escaparán de esto.

—Absolutamente, Milo.

 

Continuará


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