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Sentimientos a Flote por LiNiS02

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Notas del capitulo:

Hola a todos:

Aquí estoy de regreso trayéndoles una nueva parte de este fic que por cierto se a ido alargando sin que lo tuviera pensando. Una vez más les agradezco por sus lindos comentarios. Significa mucho para mi el que se tomen el tiempo de leerme.

Espero disfruten de este capitulo.

Capítulo 4: Sentimientos que Matan

El silencio reinaba en todo el santuario, el chisme se esparció demasiado rápido para desgracia de los implicados en tales acontecimientos; los soldados, aprendices y demás personas que permanecían en los alrededores del santuario habían inventado cualquier cantidad de historias, todas dirigidas a acabar con la reputación del caballero de Capricornio y en victimizar de formas inimaginables al caballero de Sagitario.

 Nadie a excepción de Dohko sabía que el patriarca estaba presente en aquel entrenamiento y por ello había intentado intervenir en la pelea comunicándose inútilmente con Shura, así que eso había sido un agravante. Esa fría y desolada noche la orden dorada estaba casi en su totalidad en el templo del patriarca, bueno el único que permanecía recluido en su templo por orden de Shion y por decisión propia era Shura; de resto permanecían en las afuera discutiendo y hablando  demás como era el caso de Milo quien no paraba de advertir sobre la necesidad de calificar al santo de la décima casa como máximo traidor y asesino, aunque nadie parecía tomar enserio lo que decía ni siquiera su amigo Kanon, ya que simplemente afirmaba con la cabeza y bostezaba. Aldebaran, Saga, inclusive Shaka intentaba calmar al alterado León, quien en medio del desespero se había acercado a Shura con la intensión de atacarlo y declararle la guerra en venganza por lo hecho y amenazaba con dirigirse en  cualquier momento al templo de Capricornio para matarlo. Camus junto con Mu fueron los encargados de ayudar a vendar y desinfectar las heridas de Aioros que para fortuna de Shura no habían sido tan graves, mientras que Shion y Dohko hablaban con Athena sobre la situación y como debían proceder.

A pesar de la solicitud de silencio, los pasillos del templo de patriarca estaban inundados de insultos y comentarios. Todos parecían querer dar su punto de vista, todos a excepción de Afrodita y Death Mask eran los únicos preocupados por el bienestar de su amigo, ellos permanecían alejados de la multitud, la expresión en sus rostros lo decía todo.

—No creo… —negó el de piscis suspirado.

—Afrodita… Shura estaba raro desde hace días…

—¿Acaso estas diciendo que eso se debía a esto? ¿Acaso dices que Shura es un asesino?— lo miró  incrédulo — ¡Cangrejo idiota! Es tu amigo del que hablas. De todos los que le hicimos daño a Athena y a los caballeros, Shura es el que más ha querido dejar todo eso atrás y enmendar sus errores, él no sería capaz de atentar contra a vida de otro santo, menos con Aioros, ¿acaso no te has dado cuenta que Shura está enamorado de él?

Los ojos de Death se abrieron como platos parecía estar entendiendo mejor algunas cosas que no parecían tener sentido.

—No me mires así, eres de lo peor —se da media vuelta y se acerca a los demás caballeros.

—Si mi hermano se muere, juro por Athena  que nunca se lo perdonaré —advierte apretando sus puños.

—La venganza sólo trae más dolor —comenta Shaka suspirando.

—¡No me interesa nada de lo que digas! — exclama mirándolo.

—Eso no va a ser necesario — la voz de Saori se escuchó por todo el pasillo, haciendo que todos los caballeros se dejaran lo que haciendo y terminaran por hacer una reverencia a su Diosa —. No es necesario, levántense.

—Lo siento Athena pero…—sin dejarlo terminar de hablar la mujer levanta su mano.

—Aioros, está bien Aioria —dicho esto aparecen Camus y Mu —, si gustas puedes pasar a verlo —sonríe y asiente con la cabeza.

Sin pensarlo el santo de leo se levanta y rápidamente ingresa a la habitación.

—Athena… —habla el santo de piscis —disculpe la pregunta pero, ¿qué va a pasar con Shura? Él no…

—Lo siento, pero Shion y yo debemos hablar con él —señala con seriedad —.Es lo único que puedo decirles.

Antes esas palabras el pasillo queda en silencio, Saga mira a Camus quien sólo atina a mirarlo con una expresión de confusión y preocupación, mientras que Afrodita se soba la sien y suspira.

—Permiso —se disculpa Dohko antes de dedicarle una mirada a su Diosa y a Shion quien permanecía a un lado de Saori.

*****

Por más que intento mantenerme calmado y descansar, es imposible, me duele el cuerpo es cierto, pero no dejo de pensar en lo sucedido y en las consecuencias que eso traerá.

......

No sabía si estaba aturdido por el golpe recibido o por lo que presenciaba, Aioria tomaba a su hermano y en medio de gritos desesperado intentaba hacerlo reaccionar sin resultado; a sus esfuerzos se sumaron los esfuerzos de Aldebaran y Mu, quienes trataron de verificar si Aioros respiraba y si tenía signos de vida.

La situación era un completo caos y se puso peor cuando su ilustrísima apareció y bajó los escalones con afán acompañado de Dohko, enseguida se acercaron a Aioros, el patriarca le pidió a Aldebaran que lo llevara de inmediato a su recinto mientras que le daba órdenes a los demás caballeros, para luego mirarme con seriedad y pedirme que me dirigiera a mi templo y que por nada del mundo saliera de el.

No lo haría así me lo pidieran, en momentos como este sólo quiero estar solo para hundirme en mi inmundicia y autocastigarme por cometer semejante error.

—Shura…

—Camus —la mirada de su ilustrísima lo silenció, yo sólo me limité a sonreírle levemente, ¡Oh vamos! no necesito de la lástima de nadie, mucho menos palabras de aliento. Esto es algo que debo afrontar solo —.Eso hora de irnos caballeros dorados.

—¡Maldito seas!— sin darme cuenta Aioria me toma por el cuello de la camiseta que lleva puesta y me mira a los ojos —. ¡Eres un maldito, desgraciado! —levanta su puño. No puedo refutar sus palabras, ni defenderme ¡Adelante atácame!

—¡Aioria!

—Prepárate porque ahora si nadie me va impedir darte lo que lo que mereces —al diablo la amistad y el perdón —. Esta vez no te saldrás con la tuya Shura de Capricornio, él no está solo, yo lo vengaré. Así que prepárate — advierte mirándome de una forma que no conocía. Hay tanto odio, dolor y angustia en sus ojos.

—No Aioria, espera —interviene Saga forcejando para que me soltara.

—¡Déjame Saga! ¡Suéltame!

—¡Nunca! Harás una estupidez — asegura antes de hacer un movimiento, logrando que me zafe del agarre del santo de leo.

—Aioria de Leo te ordeno que dejes de pelear y salga del coliseo ahora mismor13; habla el patriarcar13; ¡Todos! ¡Fuera de aquí! ¡Ahora!

—Pero…

—¡Ahora! — grita Shion.

......

Quisiera decir que lo que hizo Aioria está mal pero lo entiendo, yo en su lugar hubiera atacado sin pensarlo. Sin saber bien que debo hacer ahora me siento en el sofá y cierro mis ojos, pero el cosmos de santo de libra me alarma. Por favor no quiero recibir malas noticias, no lo soportaría. Por Athena que Aioros esté vivo, es lo que pido mientras salgo a su encuentro

r13;Dohko…. r13;susurro al verlo ingresar a mi templo.

—Shura, no pensaba encontrarte aquí— suspira mientras mira mi apariencia.

—¿Viene de paso o viene a decirme algo sobre el patriarca y Aioros?— pronunciar su nombre es difícil para mí.

—¡No! Bueno si, pero primero quisiera hablar contigo —dice mirándome a los ojos.

Me encojo de hombros y suspiro con resignación, supongo que no me vendría bien hablar con alguien, además Dohko no es como los demás… creo.

—Y bien… ¿Cómo está Aioros? — cuestiono asustado.

El de libra me mira a los ojos —vivo para fortuna tuya —dice con una sonrisa —. Las heridas no fueron tan profundas.

Tomó aire y me tranquilizo al escuchar eso, creo que la misma expresión de mi rostro lo muestra —. Qué bueno, eso… eso es bueno — digo no muy seguro bajando la mirada.

—¿Sólo dirás eso?

—Sí, es una muy buena noticia, aunque no cambia el panorama… — doy media vuelta e ingreso a la sala de estar de mi templo para sentarme —. Supongo que su ilustrísima y Athena deben estar molestos conmigo y es entendible, si debo marcharme del Santuario y dejar de ser un caballero dorado lo haré sin problema. Soy un asesino, no merezco ser un caballero.

—¡No!— levanta su mano y frunce su entrecejo —, no es necesario ser extremista. Cometiste una equivocación y bueno… eres un humano, no mataste a nadie y aunque no me comprendas yo entiendo perfectamente lo que sucede contigo.

Levanto mi cabeza —¿¡Qué!?

— Para ser franco siempre pensé que quien te interesaba era Aioria. Al verlos pelear juntos en Asgard me hizo creer que tenías cierto interés por el león y por eso lo ayudarte y buscaste la manera de hacerle entender lo que había pasado con Aioros —dice y me mira —Pero... finalmente volvimos a la vida, gracias a Athena y como era con él con quien hablabas, bueno a parte de Death Mask, Afrodita, Saga y Camus; aun así con Aioria era especial ya que era por decirlo de algún modo del otro grupo, del grupo de los “buenos”… pensé que si era cierto y tú sentías algo por él y él por ti, inclusive se lo dije a Shion y por ello hubo misiones para ustedes, pero luego al ver que Aioria pedía consejos y buscaba que Seiya le ayudara con Marín descarte por completo mi teoría.

De repente el antiguo maestro toma asiento y baja la mirada pensativo para luego sonríe con algo de nostalgia —Sabes Shura… me alegra saber de la situación. Al menos ustedes tendrán un final completamente diferente al que tuvieron mis compañeros.

Frunzo mi entrecejo sin entender bien a que se refiere —si usted cree que es beneficioso, yo no…

—¿Y por qué no? Vamos Shura tienes la oportunidad de ser feliz junto a la persona que amas. No hay guerras de por medio, ni nada que les impida estar juntos.

—¿De qué habla? Es obvio que la situación es complicada. Aioros es sólo… —encojo mis hombros — un compañero de armas y ya… no existe la posibilidad de que eso cambie.

—¿No? ¿Y por qué lo crees? Shura no te precipites, primero debes hablar con Aioros y luego si puedes sacar conclusiones.

—¡Ya lo hice y sólo somos amigos! — exclamo con molestia—. A estas alturas sólo me queda rendirme y aceptar la realidad.

Dohko niega con la cabeza —está bien, si eso crees no puedo hacer nada… —se .levanta —La señorita Athena y Shion esperan por ti.

Cierro mis ojos y sin poder hacer nada más me levanto —Gracias por la información.

—Suerte e intenta no actuar impulsado por esa mezcla de resignación y rabia, eso te puede traer más problemas. Olvida lo que digan los demás —Sonríe—. Sé que ahora no lo entiendes pero… no te rindas, no hasta que Aioros y tú hablen.

 Quisiera ver la situación como la ve Dohko pero tengo miedo, me siento perdido. Yo no signo para ser un santo de Athena, ni para amar a alguien sirvo. No deseo imaginar cómo sería mi actuar si supiera que Aioros ama a alguien más, de seguro que haría cualquier estupidez, es que me desconozco, tantos sentimientos y emociones no son saludables para mí ¡Ja! Soy peor que el gilipollas Milo. Si, aún recuerdo cuando Camus lo rechazaba y lo sacaba de su templo, es decir, si bien Milo maldecia y se desquitaba con medio mundo, nunca atacó a Camus. Suspiro, esto es patético, he llegado al punto de compararme con el caballero más necio, torpe e impulsivo del santuario, que bajo he caído.

Atravieso los templos de Camus y Afrodita sin ningún problema, bueno sólo me llevé la sonrisa sincera y compresiva de Afrodita junto con un guiño de ojo o eso creo no estoy seguro, lo vi de lejos arreglar algunas rosas en su jardín, justo en el momento en el que me disponía a enfrentar mi vida.

Tomando aire comienzo a subir, siento el cosmos de Aioria pero lo ignoro, Athena sé que estas molesta conmigo pero por favor no permitas que lo vea, no hagas que me enfrente a él, cierro mis ojos sintiéndome terriblemente vulnerable. ¡Joder! Soy lo peor.

No tengo otra salida que subir hasta el recinto del patriarca mientras que maldigo mi suerte y me autocastigo por todas las cosas más que he hecho en mi vida. Es inútil pretender ser fuerte o creer que esta nueva vida era una oportunidad para hacer las cosas bien y vivir en paz junto a quienes se supone quiero. Miro el gran portón frente a mí y este se abre, con duda fijo mis ojos en las dos personas que estar allí.

—Shura, por favor entra — pide su ilustrísima.

Comienzo a caminar, esta puede ser la última vez que venga a este lugar, estoy dispuesto a recibir cualquier castigo —disculpen si me demoré pero…

—No es necesario que hables— me interrumpe mi Diosa y me mira con una expresión de dolor lo que me hace sentir más miserable.

Me detengo y sin saber que hacer miro a las dos personas a quienes les fallé. El rostro de su ilustrísima es serio mientras que Athena suspira y cierra sus ojos — lo siento… — susurro mientras hago una reverencia.

—Shura de Capricornio se te mandado llamar para que nos expliques a Athena y a mi tus verdaderas intención frente al santuario y sus caballeros dorados.

Aprieto mis puños y quijada, me están acusando de ser un traidor, para todos en el santuario soy una amenaza.

—Shura, ¡habla!

Levanto mis cabeza y tomo un poco de aire —yo no… mis intenciones no son malas, yo sólo… — no puedo ni explicar lo que pasa conmigo, no puedo simplemente venir a hablar sobre lo confundido que estoy y sobre mis sentimientos malsanos y no correspondidos por Aioros —.No tengo como justificar mis acciones…

—¿¡Qué!? — pregunta incrédulo el patriarca antes de sobarse la sien —. Entonces, ¿quieres decirnos por qué atacaste a Aioros? Tu actuar deja mucho que pensar.

Cierro mis ojos ¡coño! Me siento tan perdido que no sé cómo actuar.

—Shura… —mi Diosa se levanta de su silla y se aproxima.

—Perdón…— es lo único que puedo decir —.Perdóname Athena.

—No… —enseguida siendo los brazos de Athena rodearme, lo que me hace sentir sumamente avergonzado — todo está bien, Aioros está bien y tú…— la mirada de mi Diosa se fija en la mía. A ti no puedo mentirte, a ti ya no puedo fallarte más, sé que de alguna manera me entiendes, tus ojos me lo dicen. Athena estoy perdido, no sé manejar lo que siento, yo te juro que no deseo dañar a nadie, Aioros es mi…

—Athena — la llama el patriarca.

—Shion, Shura no va a hacerle daño a nadie —asegura antes de sonreír levemente.

—Pero no podemos olvidar lo que pasó— dice levantando su voz, enseguida mi Diosa lo voltea a mirada y todo el recinto queda en silencio.

—Shura será mejor que vayas a descansar.

—¡No! Athena si usted lo cree conveniente yo estoy dispuesto a dejar mi armadura de Capricornio, estoy dispuesto a aceptar cualquier castigo, después de todo usted ya ha hecho mucho por mí y yo… no soy digno de ser un caballero dorado.

Su ilustrísima se soba la sien con desespero mientras ve a Dohko ingresar al recinto.

—Nada de eso pasará — suspira y baja la mirada —, aunque esto es algo que tú debes enfrentar, Shura a veces nos dejamos llevar por emociones e impulsos que sólo nos hacen daño, sé que debes sentirte mal con todo esto pero… hay cosas que no se pueden olvidar, por muy difícil que parezcan. Confío en que pronto vas a entender que si se quiere algo se debe luchar por ello. Tú eres un humano con cualidades y defectos, con sentimientos, no tienes por qué sentirte vulnerable ante con ello. No justifico tus acciones porque pusiste en peligro a alguien pero sé que sabrás enmendar tu error y no dejar que esto se convierta en tu cruz.

Es dolorosa y vergonzosa esta escena, miro a mi diosa y le agradezco nuevamente por darme una oportunidad y por comprenderme. Quisiera decirle o más bien asegurarle que haré lo que me pide, pero ahora estoy hecho un manojo de pensamientos, sensaciones y sentimientos que no entiendo bien. Lo único claro es que me siento más culpable que antes.

—Disculpen pero quiero pedirle algo… —hablo con algo de duda.

—¿Qué sucede?

—Quisiera irme un tiempo del santuario —digo mirando al patriarca y luego a Athena.

—¡Qué! Pero…

—Me parece bien —interrumpe mi Diosa —. Si crees que eso va a servirte para poner tu cabeza y corazón en orden.

—Pero Athena, no cree usted que…

—Shion, sólo será algo temporal, ¿verdad Shura? —pregunta mirándome, a lo que yo respondo afirmando con la cabeza.

—Pero…

—Shion —Habla Dohko y niega con la cabeza.

—Te iras con la condición de que hables antes con Aioros —indica descolocándome por completo.

¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! Eso no era lo que esperaba.

—¿Shura?

—Tienes usted razón, en cuanto sea conveniente hablaré con él —intento mostrarme seguro aunque el temor y la ansiedad aumentan.

—Muy bien, por ahora será mejor vayas a descansar, hablaré con Aioros y le diré que hablaras con él —indica antes de sentarse.

Afirmo con mi cabeza y me levanto sintiendo la mirada de los tres sobre mí, me siento de alguna forma presionado. Quizás no ellos no lo sepas pero la condición que me han dado para que pueda irme del santuario es el peor castigo que he recibido.

—Permiso —hago una reverencia y me dio la vuelta.

Deseaba con todas mis fuerza que esto fuera una pesadilla, deseaba que esto terminara ya, aunque sabía que era imposible y que iba a ser una larga noche. Mi caminata comenzó a hacerse lenta al sentir el cosmos de Aioria cerca de mí. El guardián de leo al igual que yo iba saliendo del reciento del patriarca y era más que obvio que me había sentido, eso lo pude comprobar cuando salí y al detenerme unos cuantos metros de las escalinatas. Mis ojos se cruzaron con los suyos; resentimiento, rabia y algo de rencor fue lo que observé en ellos, aunque debo agradecerle que no detuviera del todo su andar.

Inevitablemente sentí un pequeño deja vu…

......

—Aioros era una traidor —decía yo a Death Mask justo en ese momento—, debía ser eliminado. Su pecado era algo imperdonable —sonreí triunfal mientras le contaba mi maravillosa hazaña a mi mejor amigo.

Death Mask me felicitó y rió contagiándome, pero la dicha no fue completa pues justo detrás de nosotros el hermano menor de Aioros golpeaba con fuerza un muro y me dirigía una mirada de completa desaprobación.

—¡Mi hermano no era malo!— exclamó mientras sus ojos se llenaban de lágrimas —. Yo no permitiré que nadie le diga traidor a mi hermano.

No sabía bien cuanto había escuchado de nuestra conversación, su expresión me causó un poco de escalofríos, por no decir que remordimiento, aunque eso no importaba. Yo debía ser firme, además estaba siguiendo órdenes; no importaba en lo más mínimo lo que ese pequeño decía.

—Mocoso, vete de aquí —habló Death Mask — a menos que desees el mismo final que el TRAIDOR de tu hermano — dijo antes de acercarse —, claro de seguro tú eres igual que él.

El pequeño niño apretó sus puños aguatando las ganas de llorar —¡Te odio Shura! ¡Te odio como a nadie! —gritó mirándome fijándome, mostrándome todo esa ira, odio, resentimiento, rabia y rencor que sentía por mí y luego salió corriendo.

......

Suspiro al recordar esos momentos. La situación se asemeja bastante; quizás en ese momento no dimensionaba del todo lo que pasaba, a pesar de que en momentos dudaba de mis acciones y mi conciencia jugaba en mi contra a veces, con el tiempo me convencí de haber hecho lo correcto. Ahora al verme y comprender el dolor que he causado no me queda más que aceptar mis errores.

Al llegar a mi templo me dirijo a mi habitación y sin cambiarme tan siquiera me acuesto —Aioros… —susurro su nombre, intentando calmarme. No sabía lo que iba a pasar de ahora en adelante conmigo, no sabía que decirle cuando lo tuviera enfrente mío. Aioros ya me había demostrado que no era alguien que acostumbrara a odiar, pero eso no era garantía de nada, además con el cargo de conciencia que tengo, ya es suficiente para mí.

*****.

La mañana llegó y como era de esperarse no pude conciliar el sueño ni por un momento. Con desgano me levanto, no sabía si ya podía salir de mi templo, en mi afán por irme del recinto del patriarca no pregunté, aunque a la hora de la verdad no era algo que me entusiasmara hacer.

Sentí el cosmos de mis compañeros de Piscis y Acuario atravesar mi templo pero ni ellos ni yo nos molestamos en hablar, creo que fue una orden o simplemente prefirieron seguir con sus vidas. Sea cual sea el caso no me interesa, no tengo mucho que decir, no es que quiera lamentarme o quejarme con ellos sobre mis malas decisiones.

—¡Shura! Hola, disculpa que venga así, pero Shion me pidió el favor de que te informara que no es necesario que te quedes encerrado aquí— informa el caballero de libra mientras caminaba por el templo—. Bueno, debo irme a hacer algunas cosas que me encargaron. Nos vemos luego ¡Oh! Verdad, Athena hablará contigo después. Adiós.

Salgo de la ducha al escucharlo pero no respondo nada. Ahora que sé que puedo salir, aprovecharé la ocasión para cambiar de ambiente, Rodorio no es muy bonito que digamos, pero cualquier lugar es mejor que este ahora.

Me alisto tan rápido como puedo y sin dar esperas a nada salgo de mi templo en dirección a la salida.

—¿Escuchaste lo de Shura de Capricornio?

—No es necesario decirlo…

Detengo mi andar un poco y mirando de re ojo a los soldados que iban pasando casi que por mi lado. Puedo ver que la conversación los tiene muy entretenido ya que ni me notan.

—No es la primera vez que hace algo así.

—No, y según escuché hace un rato, su plan en realidad es acabar con Aioros de Sagitario y con el mismo Aioria de Leo.

—Yo escuché que realmente a quien quiere matar es a Athena y al patriarca.

—En ese caso debemos estar alertas.

—Sí.

—Quizás y terminan deshaciéndose de él —responde uno de ellos antes de comenzar a reír.

Aprieto la quijada para luego tomar un poco de aire, no debería importarme lo que digan de mí, pero ya puedo hacerme una idea de las habladurías de la gente del santuario. Las ganas de irme de una vez de aquí aumentan, a pesar de lo que prometí, es mejor que me vaya y me olvide de todo. Dirijo mis ojos al coliseo en donde están los demás caballeros dorados.

Creo que más por inercia que por deseos me dirijo a ese lugar, quiero hablar con mis amigos y luego despedirme.

—¡Shura!— me llama Afrodita al verme entrar y comienza a hacer señas con su mano para que me acerque.

—¡Ja! Pero mira nada más, el asesino vino a “entrenar” — dice Milo mientras que con sus dedos enfatiza la última parte — ¿Vienes en busca de otra víctima?— pregunta mientras se termina de acomodar las bandas de sus muñecas.

—Ya basta Milo por favor — pide Camus antes de levantarse —, me molesta esta actitud tuya —, niega con la cabeza y se aproxima.

—Pero…

—Enserio, cállate —habla Kanon —, no es momento de echar más leña al fuego.

—¿Estas bien?— me pregunta Camus caminando hasta mí.

—No lo sé, sólo vine para despedirme.

—¡Que!— lo ojos de Afrodita se abren —.No Shura, tú no puedes dejarnos. Dohko nos aseguró que tu seguirías siendo caballero dorado — toma aire —, es imposible… —se cubre los ojos.

—Será algo temporal — indico antes de abrazarlo —. Todo va a estar bien.

—¿Cuánto tiempo? — pregunta Death con una expresión que me descoloca por completo, lo que hace que por instinto suelte a Afrodita.

—No sé bien, pero me voy pronto y quería despedirme. No quiero que piensen que huí.

—Jamás pensaría eso de mi amigo. Yo confío en él —dice con una sonrisa hipócrita antes de dar la vuelta y caminar lejos de los demás.

Sin entender lo que sucede con Death Mask miro a Camus y a Afrodita —. Yo sé ambos quieren hablar conmigo pero no sé bien que decirles, luego habrá tiempo para que hablemos, pero agradezco todo lo que han hecho — bajo la mirada sintiendo que no encajo en este lugar. Aunque los demás caballeros no hablen o no me miren me siento incómodo.

—Lo entendemos —el santo de piscis habla para luego mirada a su vecino — o por lo menos yo sí, no deseo presionarte.

Camus suspira —sabes lo que pienso, nunca te exigiría nada. Has lo que creas que está bien.

Afirmo con la cabeza y al levantar la cabeza  me encuentro con la mirada molesta de mi amigo Death Mask. No entiendo su malestar pero no quiero irme así, no con él, así que sin más camino hasta él.

—¿Sucede algo?

—Esa era la pregunta que iba a hacerte —hablo mirándolo a los ojos.

—¿Que va a suceder? — se encoje de hombros y luego mete sus manos entre los bolsillos de su pantalón —, pensé que éramos amigos.

Frunzo mi entrecejo.

—No me mires así Shura, sabes de que hablo.

Niego con la cabeza.

—Desde que te conocí te conté todo por muy malo o vergonzoso que fuera y creí que tu hacías lo mismo —señala mirado a otro lado.

Hago una expresión de confusión sintiendo entonces como Afrodita me toma del brazo.

—Si somos amigos, siempre lo hemos sido, pero no entiendo a qué viene esto.

—Angelo, no es momento de hacer una escena de celos.

—¡No es una escena de celos Afrodita! Pero si me molesta esto, fui yo quien estuvo con Shura desde que llegó, quien le mostró el santuario, quien lo acompañó los primeros días que llegó al santuario, me pasé horas jugando con él y mostrándome tal cual soy y todo esto…

—No hables de lo que no sabes y no levantes la voz ¡cangrejo tonto! Ya te expliqué porque yo me di cuenta.

Me quedo en silencio viéndolos discutir sin entender en lo más mínimo que es lo que sucede.

—Te confíe mis secretos más íntimos, te mostré lo torpe y estúpido que soy, te hablé de mis temores y dudas, inclusive y en este momento me duele decirlo pero si no fuera por tus palabras yo no estaría con Afrodita —toma aire —, pero tú no tuviste la suficiente valentía y confianza para contarme lo que sentías por Aioros.

Abro mis ojos sorprendido por lo que acaba de escuchar ¿Es coña?

—¡Eres un mal amigo y por eso te pasó esto! — grita antes de irse.

—¡Maldición! ¡Ángelo ven aquí! — exclama su amante en un intento por detenerlo.

......

—De ahora en adelante este será tu hogar — comenta Aioros mientras caminábamos hacia las 12 casas.

—¿Eres Shura verdad?— pegunta un joven de larga cabellera azul mientras me sonríe, a lo que yo respondo afirmando con la cabeza.

—¿Saga puedes acompañarlo hasta el recinto del patriarca?— pregunta soltando mi mano.

—Bien, nos vemos al rato.

—Lo que digas— dice y me mira — vamos, Shura tus compañeros quieren conocerte. Por cierto yo soy Saga y soy el caballero de géminis.

—oh ya veo, mucho gusto — hago una reverencia.

—No tienes por qué hacer esto, mejor vamos ya —indica y comienza a subir las escalinatas.

Al llegar a la primera casa un pequeño niño de pelo lila y dos puntos en su frente me sonríe, luego en la siguiente casa un niño un poco grande para su edad estrecha mi mano mientras me sonríe y me da la bienvenida. Continuamos subiendo y nos detenemos en la cuarta casa en donde se supone debía estar su guardián, pero para sorpresa y molestia de Saga no había nadie. Me quedó en la entrada mientras que el mayor ingresa en el templo en medio de gritos intenta ubicarlo.

—¿Quién eres tú? — pregunta una niño mientras me mira con algo de desagrado.

—Me llamo Shura y seré el caballero de décima casa… Capricornio.

—¡Ah! Eras a quien se supone esperábamos — dice antes de recargarse en una de las columnas.

—¿Eres el guardián de esta casa?

Se encoje de hombros —se supone, pero no es nada divertido.

—Oh, ya veo.

—¡Con que aquí estas!— sale el santo de géminis y se aproxima al otro niño que a juzgar por la estatura, puedo asegurar que es de mi edad.

—¡Sí! Salí un momento, no estaba haciendo nada Saga, no fastidies.

—¡Pequeño bribón, grosero! — exclama antes de tomar aire —, eres un caso perdido An…

—¡Mi nombre es Death Mask! Ya se los dije — lo mira y se cruza de brazos—. Además si querías que saludara al nuevo, ya lo hice y ya pueden seguir su camino.

......

Desde siempre fue así de odioso, aunque fue con quien pude entablar una amistad en esos primeros días aquí, en los que todo era nuevo para mí y no me sentía seguro de mi deber como caballero.

......

—¡DeathMask! —llame mientras corría a su templo — ¿estás aquí?

—¿Y ahora qué quieres? — pregunta  mientras sale de su templo y rueda sus ojos con molestia.

—Lo  siento pero no encontré a Saga ni a Aioros y cómo eres con quien más he hablado vine a verte para que me muestres el coliseo, quiero ver dónde puedo entrenar.

—¿No encontraste a otro? ¿Sabías que aquí en el santuario hay más de 10 caballeros dorados y viniste justamente donde estoy yo? Shura te lo dije ayer ¡déjame en paz!

—Ya sé, pero no hablo mucho con los otros caballeros, son muy pequeños y siempre están jugando o haciendo cosas raras como el no de la casa de virgo, lo acabo de ver y quise hablarle pero su sola presencia hizo que me fuera de ahí — índico negando con la cabeza —. Buscaría a mi vecino pero no sé qué tan bueno sea, el otro día vi como congelaba a Milo.

—¡Esta bien! Yo te llevaré — dice y sonríe o al menos lo intenta. No llevo mucho en el santuario y las veces que he estado a su lado es raro verlo sonreír, parece no ser alguien que disfrute de la compañía de otros. Sé por Afrodita que nada le agrada y que él es su único amigo o compañero de juegos, no sé bien, pero al estar en un lugar que no conozco no me vendría nada mal tener un amigo de mi edad, bueno dos, ya que Afrodita también es mi amigo o eso espero, la verdad que ese chico es algo egocéntrico y engreído y no estoy seguro de si eso en bueno o malo.

—Gracias — sonrío y enseguida salimos de su templo —- ¡oye! ¿Puedo preguntarte algo?

—¿Qué quieres?

—Es sólo que me comentaron que no tienes muchos amigos.

Se detiene y me mirada —¿Y qué pasa con ello?

—Nada, pero no creo que eso sea bueno— respondo encogiéndome de hombros.

—Eso te dijo Afrodita, ¿no es cierto? ¡ugh! Ese tonto.

—Pero no tiene nada de malo, yo soy nuevo aquí y pues me agradas, así que tú y yo podemos ser amigos —extiendo mi mano esperando que su respuesta fuera positiva.

El niño me mira con si fuera un bicho raro antes de soltar la carcajada —supongo que no tengo otra salida —aprieta mi mano sellando nuestra amistad.

......

Camino hasta las gradas y me siento.

......

—Estas muy callado, ¿todo está bien?— pregunto mientras me sentaba en la banca de la plaza.

—Sí — responde mientras mantiene su mirada fija en algún lugar del suelo.

—¿Estás seguro?

—¿Podemos ir a beber algo antes de regresar al santuario?— me pregunta mirándome con una expresión algo infantil, mientras junta sus manos en señal de súplica.

—Solo una y volvemos, no quiero problemas con el patriarca.

—Será suficiente— dice antes de que me levantara.

—Y me contaras lo que sucede.

—Está bien, pero no es importante — sonríe mientras nos dirigimos a un bar algo desagradable para mi gusto. Suspiro e ingreso a ese lugar.

—Señor Death Mask que bueno verlo —saluda una mesera, a lo que mi amigo responde sonriéndole y guiñándole el ojo.

—¿Este es el lugar al que te escabulles por las noches?

—No me molestes Shura — me mira y se dirige a la barra en donde gracias a la mesera ya están servidas nuestras dos bebidas.

—¿Y bien que te tiene así?

Le da un sorbo a la bebida y baja la mirada — estoy confundido.

—¿Ah? ¿Por qué?

Le da otro sorbo a la bebida — es Helena…

—¿Qué? Pero si ella…

—¡Esta muerta! ¡Ya sé! Pero… — suspira y recarga su cabeza en la barra — Afrodita…

—¿Qué sucede? ¿Qué hizo?— pregunto y agarrando la botella.

—¡Que no sé qué siento! — exclama levantando su cabeza y  coloca sus manos a lado y lado de ella.

Miro a mi alrededor y suspiro — ¿con respecto a qué?

—Ya te dije que a pesar de todo lo aprecio y agradezco lo que hizo por ella pero… — toma la botella y de un sólo sorbo termina por beberse todo el líquido — desde hace un tiempo ya no sé si es sólo agradecimiento y cariño o si es algo más.

Abro mis ojos y cubro la boca al escucharlo. Jamás pensé que esto pudiera pasar, Afrodita y Death son totalmente diferentes, ellos juntos no encajas o no sé, no puedo imaginar una escena romántica entre ellos dos.

—¿Qué hago Shura? — me pregunta con desespero.

—Eh… pues… ¿y que sientes exactamente?

—Me vuelvo estúpido cuando estoy a su lado, además que a veces cuando estamos solos quiero besarlo, me dan ganas de besarlo y de… bueno ya entiendes.

—Te lo quieres follar, aja — bebo un poco sin saber que decirle, la verdad que yo no sé de cosas de amor, nunca me he enamorado, así que es difícil hablar de esto.

—Es más que eso, de verdad que siento que lo necesito pero no estoy seguro, además somos amigos—con una seña le dice a la mesera que le traiga otra cerveza —. Me da miedo que al decirle lo que me pasa me deje y lo pierda.

—Bueno en eso tienes razón pero…  ¿Y si lo invitas a salir y ves que pasa?— lo miro no muy seguro de lo que digo.

—¿Salir? ¿A dónde? ¿A Hacer qué? — me mira y levanta una ceja.

—No sé, pero tal vez si pasas tiempo a su lado y ves cómo se comporta sea más fácil definir lo que sientes — suspiro —. Lo siento no soy buen consejo en estos temas.

Mi amigo me mira fijamente y luego toma su botella chocándola con la mía— eres un genio.

......

Era así, Death Mask siempre me buscaba a mí para decirme todo, no le gustaba que nadie viera lo frágil y vulnerable que podía llegar a ser.

—Lo siento Shura, sabes que a veces actúa como uno tonto — coloca su mano sobre mi hombro.

—Pero tiene razones para estar cabreado — cierro mis ojos —, es lo que me llevo por tomar malas decisiones.

—Aioria — lo llama Mu al verlo llegar, enseguida levanto mi mirada alerta ante lo que pueda pasar.

—¿Cómo se encuentra Aioros? —pregunta Aldebaran.

—En la mañana cuando fui a verlo ya estaba despierto — afirma con una leve sonrisa —. Está malherido pero no es nada grave, según Dohko en un par de días ya estará bien.

—Qué bueno — dice Milo dándole de golpecitos en la espalda.

—Sí, Saga se quedó con él, dijo que quería hablar con él y que lo cuidaría, que era mejor que yo estuviera aquí con ustedes— dice antes de dirigir su mirada a mí.

Supongo que esto debía alegrarme, Aioros está vivo y eso me genera una gran calma pero aún siento remordimiento y…

—Te salvaste ayer porque el patriarca estaba, pero no voy a dejar pasar lo que le hiciste a mi hermano así como así. No eres alguien de confianza — indica caminando hasta donde yo estoy.

—Aioria,  no es necesario, tu hermano está a salvo, deja esto aquí — pide Afrodita poniéndose en frente mío.

—¿Qué eres tan cobarde que ahora necesitas que te cuiden Shura? — pregunta en tono burlón haciendo que Milo se le uniera.

Suspiro y me levanto —claro que no— empujo suavemente a Afrodita y miro a Aioria —, ¿quieres vengarte? Está bien lo acepto.

—Vamos, no es para tanto — interviene Mu.

—Si lo es —asegura el de leo.

Sé que de esto no va a salir nada bueno pero lo merezco, una persona como yo no puede esperar más, he caído tan bajo que esto sólo es la consecuencia de mis actos. Bajo las gradas.

—Esto no va a ser entrenamiento — señala mirándome a los ojos con tanto odio que me hace desconocerlo. No cabe duda que las cosas son completamente diferentes, y que Aioria tiene muchos más motivos que antes para sentir tanto desprecio por mí.

—Por mí no hay problema — digo en un tonto intento por mostrarme desafiante.

—Perfecto — sonríe y comienza a elevar su cosmos.

 Continuará...

...

Capítulo 5 ¡Adelanto!

La expresión de Saga cambia por completo y sus ojos se fijan en la ventana, quise preguntarle pero en ese momento sentí como dos cosmos comenzaban a elevarse y como una de mis pesadillas parecía estarse volviendo realidad.

—No puedo creerlo — niega con su cabeza y luego me mira —lo sientes, ¿verdad?

—No me digas que se trata de ello Saga…

—¿Una guerra de mil días?—levanta su ceja.

—¡Es imposible! Ellos no…

—¿Y por qué no?— sus ojos buscan los míos con afán.

—Es lo último que quiero, Aioria no puede pelear con Shura, yo… —intento levantarme pero el dolor me lo impide —¡Aaaahhh! ¡Basta Saga! ¡Por favor no los dejes pelear!

—A lo mejor y eso les hace falta.

—¡Cállate! No deseo que ellos peleen, no deseo que se odien.

—¿Y por qué no? Sabes Aioros siempre he tenido esta duda y quisiera que me la aclaras… Aioria es tu hermano y entiendo que lo ames, pero… ¿qué me dices de Shura? De entre todos los dorados es claro que siempre le tuviste mucho aprecio y cariño, era especial para ti, ¿no es cierto?

...

 

Notas finales:

Bueno espero les haya gustado y sino pues... el próximo capítulo es dedicado a Aioros, para que se den una idea de lo que piensa y siente este caballero.

Mil gracias por su atención y como siempre: los comentarios son recibidos desde que no sean burlas y no sean groseros.

Mucha suerte y hasta la próxima.


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