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Sentimientos a Flote por LiNiS02

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Notas del capitulo:

Hola a todos:

Siento mucho la demora en la actualización pero entre que recibí mi grado de profesional, estoy trabajando y ahora hago mi especialización el tiempo se a reducido a nada. Me es muy difícil encontrar un espacio para escribir. Parte de este capítulo estaba escrita desde hace tiempo pero sólo hace unos días pude revisarlo bien. De verdad espero que comprendan, no planeo dejar nada a medias.

Debo confesar que volver a escribir es algo que me alegra, sobretodo porque hace más de un mes publiqué algo y en lugar de recibir críticas constructivas, sólo recibí reviews malintencionados y bastante destructivos que me hicieron dudar en si debía o no seguir escribiendo. Lo siento por esa persona pero no lo logró, aquí estoy haciendo lo que me gusta y continuaré haciéndolo (tengo otro fic que publicar pronto de este fandom). Siempre es bueno superarse y no dejar que nadie te opaque con palabras que no te describen.

Ya olvidando todo eso y para no cansarl s aquí les dejo un nuevo capítulo, espero sea de su agrado. Mil gracias por sus comentarios y por leer. Disfrútenlo.

P.D: Gracias Sherry Yukina por tu colaboración, de verdad no sé que haría sin ti.

Capítulo 2: Mi problema Es…

No pude evitar sonreír ante sus palabras, definitivamente yo no estoy para nada bien, porque una vez nos detenemos en el jardín comienzo a reírme —. La culpa es del Antiguo Maestro y de su ilustrísima… —susurro tratando de calmarme—. Fue un completo error que se fueran.

Ante mi reacción Aioros me mira fijamente pero luego se ríe —si bueno, pero si te fijaste ellos estaban bastante ocupados.

—¡Ah! Preferiría no hablar de ello —pido sentándome en la baranda intentando recuperar la cordura —. Lo mejor es regresar, puede que nos estén necesitando, otra pelea pudo haber comenzado y no quiero que luego me culpen por eso.

Su expresión se vuelve seria —, nada va a pasar, todo eso es producto del licor que han bebido como desesperados. En la tarde Dohko me pidió ir a recoger una cajas que contenían las bebidas y demás cosas para la reunión de hoy – dice sentándose enfrente de mí —. Ciertamente que esto era de esperarse.

—Es decir que… ¿Sabías que Athena no vendría?

—Sí, algo me comentó Dohko y aunque el patriarca no estaba para nada convencido, terminó por aceptar. No cabe duda que Dohko sabe bien como hablarle y manejarlo — asegura negando con su cabeza—. Esto era una oportunidad para ver qué tan responsables podíamos llegar a ser y para divertirnos.

—Todos somos muy distintos, es difícil mantenernos en paz, además las personalidades parecen transformarse cuando hay licor de por medio. Bueno también hay que sumarle que la mayoría parece que tienen problemas que resolver con sus parejas… — suspiro —. Agradezco que el día de hoy no fuera yo quien terminara discutiendo con Milo, no me gusta terminar metido en problemas de pareja, más si se trata de los celos injustificados y tontos del escorpión.

El santo de sagitario rueda sus ojos antes mi comentario — ¿Injustificados dices? — pregunta con un sonrisa que no me convence—,  te tiene muchos celos ¿no es cierto?

—Qué se yo, no me interesa mucho lo que sienta — señalo encogiéndome de hombros —. No tengo que andar explicándole porqué soy amigo de Camus o porqué me veo con él —. No es culpa mía que sea tan inseguro.

 —Milo te ve como una amenaza por lo bien que te llevas con Camus y por todo lo que ha pasado. Imagino que para él ha de ser difícil saber  que inclusive en Asgard… haya mostrado más remordimiento al pelear contigo y no cuando peleó con él.

Abro mis ojos —¿Cómo sabes eso? ¿Te dijo algo? — Maldito gilipollas.

—Fue lo que le dijo a Aioria, y yo escuché por accidente —asegura cruzándose de brazos —. Es entendible, después de todo es la persona que ama y en ocasiones hay situaciones que pueden malinterpretarse.

—Eh… si —no sé qué debo decir, es raro que hablemos así, además que el tema de conversación parece que se presta para algunas cosas que no quiero pensar —, yo no quiero opinar sobre eso— señalo con la intensión de que cambiemos de tema.

—Comprendo… — ¿Eh? ¿Por qué de repente siento que algo le sucede a Aioros y eso hace que me sienta mal? No sólo físicamente, emocionalmente también.

—Shura…

— ¿Si? — siento como si me faltara el aire.

—Tú… — sus ojos dejan de mirar el panorama para fijarse en los míos — ¿te molesta que esté aquí?

— ¿Eh? — Hago una expresión de desconcierto —¡coño! ¡No!… ¿A qué se debe esa pregunta?

El guardián de sagitario toma aire y cierra sus ojos por un momento para luego mirarme —es la pregunta que surgió desde que regresamos de Asgard —. Si eres mi debilidad… si eres quien me descontrola y altera mi sentir, ¿Cómo puedes pensar tal cosa? ¡No! Esto no está bien—.No puedo evitar pensar que debido a lo que pasó, a ti te moleste mi presencia y prefieras que estuviera muerto.

Me toman por sorpresa sus palabras… —¡No! — Me apresuro a decir, sintiendo que dentro de poco el corazón se me va detener —, yo no… Aioros… tú no puedes… olvida lo sucedido... ¡Cumplía con algo que se me encomendó! Yo de verdad lo sien…

Mi vecino se acerca y me silencia colocando un dedo sobre mis labios —No es necesario que te alteres, ya viste lo que pasó allá adentro.

Pero… ¿Acaso me esta insinuando que podemos terminar en una absurda discusión? Pero si yo no quiero eso, todo lo contrario, necesito sacar todo esto que me está matando por dentro.

—De entre los caballeros dorados sigo sin entender porque tú y yo no hemos podido recuperar la relación de amigos que estoy seguro tuvimos hace muchos años atrás, no sé si recuerdas pero solíamos llevarnos bien. El que fuéramos vecinos contribuyó a que fuéramos cercanos —comenta usando un tono entre serio y nostálgico.

Eso lo sé, lo recuerdo mejor de lo que crees, pero desafortunadamente las cosas cambiaron para mal y no se puede olvidar el pasado con una simple sonrisa, o quizás sí, pero a mí me cuesta ¡Odio el sentir tantas sensaciones juntas! Hasta parece que no fuera yo.

— ¿Acaso aun conservas algún tipo de resentimiento o molestia hacia mí? —directo, como recordaba que era —. Tu actitud me lo demuestra.

— ¡Te digo que no es verdad! —Aprieto mi puño molesto, frustrado al ver esta situación — ¡Yo no te odio Aioros! ¡Ya deja de creer eso!

— ¿Recuerdas lo sucedido hace como tres meses, cuando el patriarca nos había elegido para realizar una misión?

Levanto mi ceja y respiro profundo…

.....

—Lo siento pero creo que el café será para después Afrodita, ahora debo ir donde su ilustrísima —digo y salgo del último templo.

No había pensado que otra vez me encomendaran una misión, hace poco menos de una semana regresé de colaborarle a Athena con unas diligencias importantes. Suspiro y miro la gran puerta enfrente de mí. Sé que no debería quejarme, pero no soy el único caballero dorado en servicio; en un intento por mostrarme calmado empujo la puerta e ingreso.

—Ya te dije que no te prometo nada… Milo — escucho hablar al santo de Acuario.

— ¿Podemos intentarlo al menos?— pregunta el guardián la octava casa tomando a su acompañante de las mejillas y posando sus labios sobre él.

Me detengo por un momento, no deseo interrumpir. Aunque me alegra que la situación de este par por fin se resuelva, a ver si de esta forma Milo deja de andar paseándose por mi templo como alma que se la lleva el Hades cada vez discute con Camus, por motivos como: el enfrentamiento que tuvieron en Asgard, la supuesta traición, el dios guerrero y la promesa que mi vecino le hizo, el sol, la luna, la vida o cualquier cosas que prefiero ignorar y que saca a relucir la peor faceta del escorpión. Al ser mi templo el anterior al de Camus, los he escuchado hablar y gritar, bueno a Milo.

Miro a mi alrededor y me acerco con cautela para luego carraspear levemente mi garganta.

Los ojos de Camus se posan en mí y aparta al santo de la octava casa —Shura, hola.

Asiento con la cabeza sintiendo enseguida la mirada inquisidora de mi ¿compañero? ¿Enemigo? ¿Supuesto rival? ¡Jum! Ni idea que clase de calificativo puedo darle a mi relación con Milo, si tomo a consideración que hace unos días me advirtió sobre las consecuencias que sufriría si intentaba algo con “su” Camus.

— ¿También te llamó su ilustrísima?

—Sí. Se supone que me esperaba para darme las indicaciones de la nueva misión —comento suspirando — ¿Sabes dónde está?

—Fue a su despacho en compañía de Aioros y Dohko. Nos pidió que lo esperáramos  —comunica antes de que la mano de su pareja lo tomara del brazo y lo acercara a él.

Ante tan evidente acción sonrío y me pregunto, ¿hasta dónde puede llegar a verme como un enemigo, Milo? Lo miro de reojo mientras que algo le dice a mi vecino en su oído haciéndolo sonrojarse.

—Entiendo… —me cruzo de brazos y a diferencia de lo que espera el escorpión sonrío —. Sabes Camus, me encantaría que fueras esta noche a mi templo, quiero mostrarte algo.

—¡Oh! Claro que sí, allí estaré —dice y hace un intento por ¿sonreír?, no tengo ningún tipo de problema con la forma de ser de Camus pero la verdad es que es difícil distinguir algún tipo de expresión en su rostro. Aun así correspondo su gesto y sin poder evitarlo miro a su acompañante. Si las miradas del gilipollas de Milo mataran, ya me hubiera mandando al inframundo hace tiempo.

Sé que desea hacer algo para hacerme sentir incomodo, desafortunadamente para el escorpión, aparecieron en escena el patriarca, el viejo maestro de libra y ¿Aioros? Sí. El mismo, y por alguna razón me hiperventilo ligeramente, pero intento disimularlo.

—Shura, ¿cómo estás? — saluda su ilustrísima a lo que respondo sólo con una reverencia pues mi estado me impide pronunciar palabra alguna.

— ¿Shura? — me habla el causante de estos síntomas mientras coloca una mano sobre mi hombro, a lo que reacciono alejando su mano de un golpe.

La mirada sorprendida me hace sentir extraño, pero prefiero restarle importancia, no es algo que deba interesarme, después de todo entre nosotros no existe ningún tipo de relación.

—Lo siento su ilustrísima, sé que debí haber venido hace un par de horas, lo que sucede es que tuve una complicación en Rodorio — informo no muy convencido de mis palabras, no por que fueran mentira, sino porque ¡joder! Estoy algo aturdido.

—Entiendo, espero que hayas podido solucionar tus asuntos — habla el patriarca para luego mirar al santo de la séptima casa —. Bien, ahora hablando del motivo por el que los he llamado a los cuatro… quiero informarles que el día de mañana deben hacerse cargo de dos misiones.

— ¿Es decir que iremos en pareja?—  pregunta Milo.

—Supongo que sería lo mejor, digo por el tipo de labor es mejor que sea así.

—En ese caso, si su ilustrísima me lo permite quisiera ir con Camus, los dos hacemos buen equipo y es una buena oportunidad para dejar los problemas atrás y recuperar la amistad.

El comentario de Milo hace al antiguo maestro reír y la verdad no lo culpo, ese argumento no se lo cree ni él mismo, habría que ser ciego y tonto para no saber que el santo de escorpión está enamorado del santo de acuario y que este no le es indiferente.

 El patriarca se soba la sien en repetidas ocasiones antes de mirar a su amigo y exigirle silencio de una forma poco agradable.

—Lo siento— se disculpa el de libra limitándose a sonreír mientras niega con la cabeza.

—Entiendo lo que me dices Milo y por mi está bien — señala comprensivamente —. Supongo que Aioros y Shura podrán…

— ¡No! ¡No podemos! Yo no iré con Aioros a ninguna parte — alzo mi voz y cambio la expresión de mi rostro por una de profunda seriedad —. ¿Acaso no se da cuenta? Milo sólo quiere estar a sola con Camus para…

— ¿Y qué si fuera así? —Me interrumpe alzando la voz—. Quieres dejar de intervenir en nuestra relación, ¿por qué no comprendes que Camus me ama a mí y no a ti? ¿Acaso no fue suficiente con lo que viste cuando llegaste?

—Milo, por favor… — mi vecino lo toma del brazo.

— ¡Que! ¿De qué están hablando? ¿Qué estaban haciendo Milo y Camus? ¡Exijo una explicación ahora mismo! — exclama molesto el patriarca.

—No tengo nada que discutir contigo Milo, pero si te interesa solamente diré que no, no significa nada lo que vi — respondo alterado, pero no lo que dice “mi rival” sino porque otra vez estoy perdiendo el control de mis emociones —¡Joder! No te creas tan importante, si me lo propongo puedo ganarte —digo sin pensar, sintiendo mi cuerpo temblar, ¿la presencia de Aioros siempre va a ponerme así?

— ¿Shura? —mi vecino me mira totalmente sorprendido y lo entiendo, de verdad no puedo creer lo que acabo de decir.

— ¡Eso nunca!— antes de notarlo o de comprender lo que me sucede, Milo se acerca de forma amenazadora — no eres más que un cobarde, un asesino, no deberías ser caballero de Athena ni ser catalogado como el más fiel ¡Eres una farsa! — dice alistándose para atacarme con su aguja.

— ¡Milo! ¡Shura! —nos llama el santo de acuario.

— ¡Eres un gilipollas!—digo y le sonrío a mi “oponente” —, si la situación es como dices, no deberías ir con Camus entonces.

— ¿Cómo?

 — ¿Acaso lo olvidaste? Él también fue un asesino y un traidor—señalo viendo como la mirada de mi oponente se endurece más.

— ¡Suficiente! — exclama Camus con molestia en el tono de su voz.

 —Aioros y tú deberían ser catalogados como los héroes del santuario, Milo —señalo con ira—. Los caballeros que han servido como se debe a Athena. Deberían ser reconocidos en todo el santuario —señalo alistando mi excalibur. Si de  verdad quieres atacarme, yo no me quedaré atrás.

Antes de siquiera mover un dedo su ilustrísima se pone en el medio de ambos y nos mira con notorio enfado — ¿Terminaron de insultarse? —pregunta cruzándose de brazos.

Tomo aire bajando mi brazo y miro a los presentes. Camus y Dohko permanecen inmóviles mientras que Aioros tiene su mirada fija en el suelo y niega con la cabeza. Eso me hace sentir terriblemente mal, pero no pude evitarlo. Si bien es cierto que he logrado llevarme bien con Aioria y todo ha quedado aclarado, no es lo mismo con su hermano mayor y lo peor de todo es que desconozco la razón; cada vez que estamos en el mismo lugar y cerca, algo sucede y me siento desesperado y ansioso. Sé que no lo odio, ni siento desprecio por él, pero no puedo hablarle como a los demás. No me atrevo a mirarlo a los ojos directamente— lo siento…— susurro.

—Bueno, en vista de cómo están las cosas y como no quisieron responder a mi pregunta, con respecto a lo que estaban haciendo Milo y Camus hace un rato cuando no estábamos…—dirige sus ojos a ambos caballeros— creo que lo mejor es que Shura y Milo vayan juntos a la misión y que Aioros y Camus hagan lo mismo, ¿no hay problema verdad?—  cuestiona mirando al arquero y luego a mi vecino, ambos niegan mientras que la mirada de Milo y la mía se cruzan. Qué deseo de insultarlo y de golpearlo, pero sé que ya con semejante castigo que me acaba de dar su ilustrísima tengo para los siguientes días. Esta va a ser una de las peores misiones que me han encomendado.

.....

Sé que no debí y que mis palabras sonaron hirientes, debí medirme en la forma en la que me referí a Aioros, pero desafortunadamente para ese momento no comprendía nada de lo que sentía.

—Sí me sorprendió pero jamás te reclamé por eso, no me pareció correcto, después de todo tus razones tendrás para decir eso que dijiste en esa vez— señala encogiendo sus hombros —. A pesar de todo en una que otra oportunidad pensé en acercarme a ti para hablar, no creí que fuera complicado. Así como recuperé la amistad de Saga, tenía la certeza que podía recuperar la tuya, el problema era que siempre me alejabas o me dejabas solo.

.....

Poco a poco los caballeros fueron acercándose, dejando atrás cualquier problema que pudiese haber existido, además de que comenzaba la era del romance, al final Death y Afrodita formalizaron su relación frente a todos, y bueno aunque no habían dicho nada todos aquí sabíamos que Milo y Camus andaban, difícil no era descubrirlo,  siempre estaban juntos y aunque quisiera mi vecino mantener sus demostraciones de amor en privado, eso era imposible, Milo se la vivía arrinconándolo, besándolo y haciéndole cualquier cosa como muestra de su amor. Definitivamente la situación en el santuario había cambiado para bien, eso se podía ver en los combates que teníamos entre nosotros, aunque no bajamos la guardia, tratábamos de divertirnos o ese era mi pensamiento hasta que…

—¿Ya ves? Saga siempre busca tener la atención de Aioros— comenta Kanon y le sonríe a Milo mientras que yo que voy pasando justo por ahí no puedo evitar sentirme incomodo, mis ojos se dirigen al lugar en donde Saga y Aioros conversaban muy animados. Entonces aprieto mis puños y endurezco la expresión de mi rostro.

 Ignoro los constantes llamados de Camus, sé que le había dicho que entrenaríamos pero quiero irme lejos de ahí. Sin esperar nada más, cambio la dirección y me dirijo a la salida del coliseo.

—¡Shura! — escucho las voces de Aioria y Aldebaran llamarme.

Ahora no, ahora sólo deseo estar solo para hundirme en la miseria de estos sentimientos sin sentido que no sé cómo manejar.

—¡Shura regresa!— ahora escucho la voz de la última persona que esperaba.

Me detengo y lo miro —quiero entrenar solo —aseguro y me giro.

—¿Estás seguro?

Ignoro la pregunta y sigo mi camino.

.....

Después de ese día me empeñé en alejarlo de mi vida, en apartarme de su lado, en negarme a hacer algo en lo que él estuviera involucrado ¡Sí! Soy consciente de ello, pero para mí era difícil porque no sabía manejar lo que sentía. Fue entonces que Camus y Saga, comenzaron a aconsejarme inútilmente, porque sin importar lo que decían yo creía que el serle indiferente bastaba. Entre Aioros y yo jamás se presentó una verdadera oportunidad de comenzar una amistad, mucho menos un romance. Después de que yo atentara contra su vida no me sentía digno de él. Esa es la verdad, y no interesa lo que digan, inclusive aún ahora lo sigo pensando, basta con escucharlo hablar para entender que algo se rompió entre nosotros.

—No puedes comparar mi situación contigo, a la tuya con Saga— señalo sin ser muy consciente del tono que uso, simplemente veo como mi vecino frunce su entrecejo.

—Entiendo— me responde luego de unos segundos en silencio —. En ese caso, sería más fácil que tú y yo arregláramos nuestras diferencias.

Abro mis ojos y lo miro sintiendo mi corazón latir con más fuerza —Aioros, yo siempre estuve convencido de que hacía bien o ¡no! A quien quiero engañar… esto que pasó no tiene justificación.

—Eras un niño siguiendo las órdenes de un superior — indica e incluso sonríe o intenta hacerlo.

—Pero Aioros yo no puedo… entiende lo que significa para mí tener enfrente mío a la persona a quien más le he causado daño.

—Deja de culparte por eso Shura — me pide y coloca una mano sobre mi hombro —, se supone que tenemos una nueva vida. Ya no nos quedemos enfrascados en situaciones malas del pasado, ambos estamos vivos y somos amigos, ¿Verdad? ¿Con eso no te basta? —pregunta con una sonrisa, como esperando que deje de andar alterado.

Aprieto con disimulo mis puños. Sé que debería decir que sí pero… dirijo mis ojos a los suyos. Ante mis acciones y errores, es a lo mejor que puedo aspirar—. Por supuesto— respondo y doy por terminadas mis ilusiones.

Estira su mano. Sé que faltaron muchas cosas por decir, sobretodo de mi parte, pero no me siento con la capacidad de explicarle porque esto no me da felicidad, o porque pensaba que las palabras que Saga había dicho con anterioridad respecto a que Aioros podría corresponderme llegarían a ser ciertas. ¡Qué gilipollas que soy!

No lo miro, simplemente aprieto su mano sintiendo que aquel roce sólo me causa más dolor.

— ¡Ven aquí Aiora! ¡No huyas!— grita Death Mask mientras azotaba la puerta y empezaba a corretear al león. La mirada de mi nuevo amigo se dije a su hermano y sin pensarlo se levanta.

—Shura...

Afirmo con la cabeza, para luego seguir sus pasos de regreso al recinto del patriarca. No podía mostrarme deprimido ni débil, no ahora que regresaba al campo de batalla y no sabía a quién debía golpear. A estas alturas no me interesaba mucho si terminaba o no involucrado en alguna discusión, sólo deseaba que esta noche terminara de una vez por todas.

—Veamos a los santos de Athena en una noche de alcohol y descontrol— comenta el santo de sagitario con seriedad antes de abrir la puerta.

A diferencia de lo que pensaba la escena frente a mí era…era… no era nada parecida a la que había presenciado por desgracia hace un rato y eso supongo debía alegrarme…. mis compañeros no estaban matándose.

—¡Oh vamos! ¡Aldebaran! ¡Aioria! Háganlo como les dije— la voz de Death sonaba rara. Mi querido amigo intentaba disimular su nivel de ebriedad y con un objeto que no sé de dónde sacó  intentaba cantarle una canción de amor en sueco a Afrodita mientras que el guardián de la segunda y el de la quinta casa entre risas simulaban hacer los coros de una canción que estoy seguro no existía. 

—Lo siento Shura debo dejarte…— habla Aioros antes de salir en dirección a donde se encontraba su hermano.

Al encontrarme solo, suspiro y me recargo en la pared a observar más del espectáculo.  En uno de los sofás Milo se recostaba sobre Camus mientras lo besaba y acariciaba su cuerpo. ¿Acaso Camus también estaba ebrio? Sin interesarme mucho por saber la respuesta o por ver sus muestras de amor me sobo la sien y miro hacia la ventana y lo que vi sí me dejó sorprendido ¿Acaso Saga estaba arrodillado frente a Kanon? Eso sí que no lo esperaba, aquel santo que alguna vez hasta patriarca fue, estaba allí besando la mano de su hermano mientras le hacía alguna especie de promesa. Bueno si algo hay que reconocer, es que a pesar de lo sucedido, esta noche es memorable para más de uno.

—Está bien Shaka pero no es tan sencillo— señala Mu recostando su cabeza sobre las piernas de su amante, lo que hace que me detenga por un momento a verlos.

—Sólo deseo que dejes de pensar que llevarle la contraria a su ilustrísima es malo y que comprendas de una vez por todas que el tenerlo a él vigilando cada uno de tus movimientos no es lo mejor.

Una pequeña sonrisa aparece en mi rostro. Si de algo debo estar seguro y tranquilo es que no tengo que vivir ninguna de estas situaciones. Soy libre y no debo sufrir por todas esas cosas que llegan con el amor, de eso trato de convencerme, pero justo cuando parece que lo estoy logrando mis ojos se fijan en los de Aioros.

—No importa cuánto me empeñe en escapar y en ser fuerte, mis sentimientos siguen vivos, y mi deseo de estar a tu lado sigue vivo. ¡Joder! Es sumamente amargo y doloroso verte tan cerca y no poder hacer nada, ¿acaso es ese nuestro destino? ¿Y si no hubiera sido yo el desafortunado que tuvo que acabar con tu vida, que serían de nosotros ahora? ¿Acaso no existe una remota esperanza entre nosotros? Tantos “Te amo” “Te necesito” que deseo que escuches…—Susurro para mí mismo cerrando los ojos. Ya no quiero estar aquí; bajo la cabeza, quiero olvidarme de todo, así que camino hasta la salida —Buenas noches.

*****

Un nuevo día llega, dormir no fue algo que hiciera sino hasta hace unas horas cuando pude por fin conciliar el sueño. Desgraciadamente no descansé como hubiera querido. Muy a mi pesar y al de todos estoy seguro, tuvimos que madrugar. Su ilustrísima mandó llamar a todos los caballeros dorados y por la forma en lo hizo no parecía de buen humor.

Sin muchos deseos me alisto y me dirijo al recinto del patriarca, ninguno de mis vecinos estaba cuando pase por sus casas, eso me preocupó un poco porque pensé que nuevamente sería el último en presentarme. Afortunadamente no fue así, en la sala sólo estaban algunos caballeros.

—Buenos días —saludo a Mu y a Shaka, que eran los únicos que ya estaban listos esperando al patriarca.

—Buenos días— responden.

—Por favor Milo ¡despierta!— escucho a mis espaldas a Camus, lo que hace que me gire a verlo. Mi querido amigo le daba pequeñas cachetadas a su amante recibiendo como respuesta quejas  y un fuerte agarrón por la cintura.

—Sólo un poco más…— susurra el escorpión y se acomoda nuevamente sobre el pecho de Camus para continuar durmiendo.

—Milo… — suspira resignado el de acuario recargándose en la pared y terminando por sentarse.

No puedo evitar negar con la cabeza. Ay Camus, de verdad que no envidio tu posición.

—Buenos días— saluda Aldebarán mientras que va ingresando y se acomoda su armadura entre bostezos.

—Buenos días —saludamos los más lúcidos, es decir, Mu, Shaka, Camus y yo.

A los pocos segundos Kanon entra con un rostro de poco amigos que fue acompañado por  varios gritos de parte de Saga.

— ¿Tanto te costaba despertarme temprano?— pregunta el mayor de los gemelos levantando su voz mientras manotea y enseguida se dirige a una esquina lejos de Kanon. El rostro de ambos geminianos más que mostrar enfado, muestra cansancio, las ojeras de ambos son impresionantes.

— ¿Por qué nos solicitan tan temprano? — cuestiona Death que caminaba junto a Afrodita, quien parecía querer ignorar las palabras de su pareja e intentaba arreglar su mojado cabello peinándolo con los dedos.

—No sigas quejándote — dice el santo de la última casa mirando a los presentes —. Mejor arréglate un poco, te ves horrible así.

—Me duele la cabeza y tengo sueño, quiero regresar a mi casa — comenta bostezando.

Afrodita toma aire y se me acerca cambiando la expresión de fastidio por una sonrisa.

—Buenos días —me abraza —. Shura quiero que perdones al tonto cangrejo y a mí por lo de anoche. Sé que no tienes la culpa de nuestros problemas y que además… me siento tan apenado.

—No te preocupes — le sonrío —. Veo que solucionaron sus diferencias, eso me alegra.

—¡ Ah! Algo así… creo— dice y mira a su pareja, quien se frota los ojos y bosteza.

—Mi rosita, me duele la cabeza.

Me limito a sonreír y a olvidar lo que viven mis compañeros. Al parecer aquí más de uno se excedió con la bebida.

—Esta debe ser la conocida resaca… —comenta de repente Shaka negando con la cabeza — quien viera los rostros de estos pobres seres humanos pensarían que son todo menos santos de Athena.

—¡Shaka!— Mu lo toma del brazo.

—Sí —respondo por lo bajo ante lo dicho por el santo de virgo, haciendo que el pez baje la mirada avergonzado.

—¿Ya están todos?— pregunta rápidamente Dohko, quien había permanecido en silencio todo el tiempo mientras estaba sentado junto a la silla del patriarca.

—Aioros y Aioria no están— informa Saga.

Mis ojos se abren y comienzan a buscar al arquero, ¿acaso lo había olvidado? Aioros… ¡AIOROS! ¡AIOROS! ¿¡Donde se supone que está!? ¡AIOROS!

—¡Aquí estamos!— exclama entrando mientras carga a su hermano casi que en brazos—, lo sentimos de verdad pero Aioria tuvo un pequeño accidente  camino aquí.

—¿¡Está bien!? —pregunta Mu quien fue en su auxilio.

—Sí, no es nada grave, sólo cayó por las escalinatas que dan a la casa de libra.

—Ya te dije que no es para tanto… —susurra Aioria. De entre todos los ebrios y con resaca me atrevería a decir que él es quien peor está, su aspecto y hasta el mismo accidente que ha tenido lo dicen todo.

Con la ayuda de Mu y Aldebaran sentaron al león en una silla. Las risas de Milo y Death Mask no se hicieron esperar, eso no parecía malo del todo, al menos de esa forma los dos caballeros semidormidos despertaron por completo.

—¿Sigues ebrio gatito?— cuestiona el cangrejo pellizcando sus mejillas —. No olvides, lo que me debes Aioria.

—¡Ya basta! Cierra la boca Death Mask— dice apartándolo de un manotazo.

—Shura, hola.

Dirijo mi mirada a Aioros —Buenos días.

—¡Caballeros! ¡Caballeros! ¡Por favor!— exclama Dohko levantándose buscando la atención de todos—. Les pido que intenten disimular la resaca y el sueño que deben tener. Shion ya viene y por el bien de todos es mejor no causar más problemas.

—¿Más?— pregunta Aldebaran arqueando su ceja.

—¿A qué se refiere viejo maestro? — completa Mu, mientras que todos nos mirábamos confundidos y preocupados. El cosmos de Shion ya se había hecho presente y se mostraba muy agresivo.

—Pues como saben anoche pasaron muchas cosas y pues…

—¡Cállate Dohko!— el patriarca arriba a lugar con una expresión de completa molestia y se abre paso entre todos. Enseguida todos a excepción de Aioria nos arrodillamos —. Te dije que no hablaras sobre lo que pasó.

—Lo siento Shion, no era mi intención.

—Nunca es tu  intención pero siempre haces cosas que me enojan —comenta serio. Vaya al parecer ellos al igual que los demás también tuvieron sus problemas de pareja—. ¡Levántense!— pide alzando su voz. Todos enseguida quedamos de pie, inclusive Aioria se levanta y se recarga en Aldebaran.

La mirada de su ilustrísima produce terror, me recuerda a la que nos dedicaba cuando éramos pequeños y algo malo pasaba. Basta con que nos viera así para saber que el castigo sería duro y que debíamos hacer las cosas muy bien para que dejara de estar molesto y fuera más como un padre comprensivo.

—Debería darles vergüenza presentarse de esa manera, espero que a menos se hayan bañado. Qué suerte que Athena no está — dice mientras que analiza uno a uno nuestros rostros y apariencias —. ¿Estás bien Aioria?

—Claro que si su ilustrísima sólo fue una pequeña torcedura, algo sin importancia —intenta asegurar, aunque por los comentarios que hicieron Aioros y él, fue más que eso, ya que cayó por las escaleras golpeándose fuertemente la espalda y la cadera.

—¿El suelo estaba resbaloso?— preguntó frunciendo su entrecejo.

—No, no exactamente mi hermano iba hablando conmigo, lo siento es culpa mía — señala esperado que con eso el tema no se extienda. Para ninguno es bueno que el patriarca sepa que todo es producto de la fiesta sin control de la noche anterior.

—Aioros, no defiendas a tu hermano, déjalo asumir la responsabilidad de sus actos — dice antes de sobarse la sien —. Créanme que sé perfectamente todo lo que ha sucedido en el santuario. No necesito de ninguna excusa o mentira.

— ¿Entonces para que nos llamó?— cuestiona Death haciendo que más de uno haga una mueca de disgusto— ¡Aush! — exclama mirando a Afrodita, quien acababa de darle un pisotón.

— ¿Consideras que no debí hacerlo Death Mask?

—No, ¡Aush! — Mira a su pareja —, bueno no sé, sólo pienso que si sabe lo que pasó, es una pérdida de tiempo el que nos tenga aquí  en estas condiciones.

—En ese caso, seré breve y claro con ustedes prestigiosos caballeros de oro — dice negando con la cabeza —. Lo de anoche fue un completo error, algo que dejó mucho que pensar.

—La culpa es de usted — indica Milo frotándose los ojos.

—¿Qué dijiste Milo?— la venita parecía que le iba a reventar al patriarca.

—Shion cálmate— aconseja el santo de libra—. Te traeré un poco de agua.

—¡Hey! Viejo maestro yo también quiero— dice Death Mask—. No sólo su ilustrísima tiene resaca.

— ¡Cállate idiota!— exclama Afrodita apretándole el brazo a su amante, mientras que los demás miraban entre sorprendidos y con ganas de reír antes las imprudencias de mi amigo.

—Si sigue con esos comentarios el patriarca lo va a cocinar y  se lo va a comer — sólo Milo fue quien no aguantó las ganas y comenzó a reír.

Ay que ser demasiado estúpido para hacer un comentario de esa magnitud, sobre todo con los rumores que existen sobre el problema que parece que tiene su ilustrísima con la comida.

Toma aire, se soba la sien, inclusive despeina su pelo para luego levantarse— ¡Callanse si no desean pasarla muy mal!— amenaza alzando la voz tanto como su garganta y su malestar se lo permite.

—Lo sentimos, no era nuestra intención— se disculpa Camus—. Esto no volverá a pasar, se lo prometo.

—Vuelve a tu lugar Camus— pide y vuelve a sentarse sin cambiar en lo más mínimo su expresión—. La verdad que todo lo sucedido me ha dejado desconcertado y como sé quiénes fueron los culpables de la mayor parte del desastre, espero que se hagan cargo de sus actos — la mirada del patriarca como la de todos se fijan en los dos gemelos, quienes se miran como queriendo acabar el uno con el otro.

—En ese caso nosotros no tenemos que ver — asegura Afrodita en voz baja.

—Te equivocas Afrodita— Shion lo mira—. Aquí todos son culpables.

Antes esa afirmación mis ojos miran a su ilustrísima con confusión. No todos nos emborrachamos, ni terminamos haciendo bochornosos espectáculos.

—¡Todos!— señala y sus ojos se fijan en los míos —. Quizás no en la misma medida pero de igual forma tienen la culpa.

—¿De qué somos culpables los que no nos embriagamos, ni participamos en las peleas que se presentaron? — pregunta Shaka.

—Qué bueno que lo preguntas. Lo de anoche me demostró que pueden estarse matando sus compañeros y muchos prefieren quedarse en una esquina sin hacer nada.

—Eso no es cierto maestro, nosotros evitamos que las cosas fueran más lejos — indica Mu poniéndose casi que frente de él —. No puede decir eso de nosotros.

—Has aprendido muy bien de Shaka, te felicito Mu.

El ariano baja  su cabeza al escuchar a su casi padre.

—Igual no pienso quedarme discutiendo sobre quien tiene o no la culpa —antes de que siguiera hablando Dohko aparece con agua y un frasco, imagino que será algún tipo de medicamento.

—¿Qué debemos hacer su ilustrísima? — pregunta Aioros acercándose a él.

—Es simple — da un sorbo al agua y nos mira —, cada uno de ustedes se hará cargo del desastre que produjo.

—La culpa es de Saga y Kanon, ellos fueron los que comenzaron a lanzarse cosas —señala Death Mask.

—No hablo sólo de lo que hicieron ellos sino, de las reservas de comida que tomaron sin permiso, lo mismo que de los vinos y demás bebidas que estaban guardadas en un lugar especial y no debían ser consumidas anoche. Además de lo sucio que dejaron la sala, cocina, corredores y demás partes del templo— indica cruzándose de brazos. Las expresiones de todos cambian, ya ni como reclamar—. Dohko, diles que harán.

El santo afirma con la cabeza y saca un papel del bolsillo —Bueno antes de comenzar a leer les informo que queda rotundamente prohibida cualquier queja o reclamo. Los grupos y parejas no pueden ser cambiados y lo más importante, quien se atreva a decir algo respecto a la última parte del comunicado puede despedirse de las salidas del santuario, de los ratos de ocio y sobretodo no recibirá nada de su salario — comunica intentando mostrase serio —. Bien, una vez ha quedado claro esto comenzamos con las labores a realizar…. Saga y Kanon deben pagar todo lo que rompieron, además de que deben recoger y barrer los pedazos los objetos que quedaron regados por todo el salón — se detiene por un momento para ver a los gemelos quien tuercen los ojos pero evitan mirarse —. Camus, Afrodita y Aioria deben lavar los trastes y dejar arreglada la cocina. Milo y Death Mask deben limpiar el piso de todo el templo. Mu y Aldebaran quedan encargados de preparar la comida. Shaka hará el inventario de lo que Saga y Kanon rompieron. Por último Aioros y Shura deberán ir a Rodorio a comprar los víveres y demás implementos que hagan falta para la realización de estas actividades, el dinero será descontado de todos —indica mirándonos las caras de desconcierto, rabia y completo desacuerdo de los caballeros dorados.

Yo quisiera preocuparme por la situación, bueno si me preocupa pero ¡JODER! Aioros y yo estaremos juntos. De sólo pensarlo me muerdo el labio, aprieto los puños y maldigo tanto como es posible. ¿Por qué el destino me hace esto? Si ya somos amigos, ¿qué más debo aguantar? 

Continuará... 

Notas finales:

Los comentarios son bien recibidos de verdad, pero por favor no es necesario ofender, así como uno debe saber recibir un crítica, del mismo modo ustedes deben saber como hacerla. Gracias y Hasta la próxima.


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