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Odio mi empleo... pero lo necesito (En proceso de edición) por Princesa de los Saiyajin

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Notas del capitulo:

¿Hola? ¿Qué tal? ¿Hay alguien ahí?

Jeje, disculpen la tardanza, sé que no tengo perdón pero quiero que sepan que no abandonaré las historias (parece que sí, pero no).

Sin más, disfruten.

15

Un buen amigo

 

 

Abrió lentamente los ojos, parpadeó un par de veces y sintió un fuerte dolor de cabeza que lo hizo llevar sus manos a su cabellera. Miró a su alrededor y vio la silueta de un hombre sentado en una silla leyendo el periódico.

     —Ya era hora de que despertaras—comentó bajando el diario y viéndolo a los ojos. El menor, luego de unos segundos de acostumbrar su vista, pudo notar que era Broly. Colocó una expresión de asco.

     —¿Qué quieres, maldito?—preguntó con desprecio.

      —Avisarte que hoy tendrás libre, pero a partir de mañana el trabajo duro empieza—se puso de pie y le arrojó una cajilla de cartón color rojo—. Come algo, mis clientes no son necrofílicos—soltó una risa ronca bajo la mirada llena de odio del más bajo.

     Vegeta sólo miró con confusión esa cajita y la abrió, adentro sólo tenía un hot-dog. Suspiró y, como única opción, lo comió.

 

***

 

—No…—susurró al ver la imagen en la pantalla. Era él besándose con aquella chica de cabello celeste, se movían torpemente a través del pasillo sin despegar sus labios, hasta que por fin llegaron a su oficina y se adentraron en ella.

     Tomó aire mientras estiraba sus cabellos con frustración. Sentía unas enormes ganas de llorar, le era muy difícil aceptar esa situación, él no pudo haberlo hecho con ella, por más ebrio que estuviera era imposible que accediera.

     Con un nudo en la garganta colocó la cinta de la cámara de su oficina, y adelantó el video hasta el minuto donde él y ella se adentraban en su área de trabajo. Con mucho miedo puso play y continuó viendo.

     Ellos dos seguían besándose, él se sentó en el sofá que está pegado a la pared a un lado de la puerta y la miraba con una sonrisa, incluso hizo un movimiento con el dedo índice incitándola a acercarse. Ella se adentró al baño de la oficina después de hacer una seña de “espera”.

     —No puede ser…—empuñó sus manos con fuerza y miró la pantalla con dolor.

    Pero en ese momento se percató de algo importante. Amplió la imagen y vio que él cerraba los ojos y se recostaba en el sillón. La chica peliazul salió del cuarto de baño, únicamente vestía aquel juego de lencería de encaje y llevaba sus tacones negros.

     Notó perfectamente que ella lo zarandeaba un poco, pero su cuerpo parecía un peso muerto. La menor, al notar su falta de disposición porque estaba dormido, hizo todo el trabajo, aprovechándose de que estaba inconsciente pero su cuerpo reaccionaba a todos los estímulos a los que lo sometió.

     Finalmente la vio vestirse y salir de ahí muy molesta, cerrando de un portazo luego de terminar.

     —¡Sabía que era incapaz!—gritó. Luego notó al pequeño Tarble viéndolo desde el otro lado de la oficina con una expresión de confusión.

     —¿Sucede algo, señor Goku?—preguntó. Después el cachorrito jugueteó un poco alrededor de él y dejó de ver al hombre.

     —Nada, tú tranquilo. Sólo… cosas de trabajo—soltó una risilla nerviosa y volvió a ver la pantalla de su monitor cuando el menor dejó de prestarle atención. Una expresión triste apareció en su rostro—. Pero de todos modos significa que es mi hijo y que… debo hacerme cargo a pesar de que fue en contra de mi voluntad. Aunque… tal vez pueda llegar a un acuerdo con ella. Necesito hablar urgentemente con Maron…

 

***

 

Una peliazul miraba por la ventana con preocupación, se sentía muy mal por no tener ninguna noticia de su buen amigo Vegeta. Suspiró hondo y dejó de observar las palomas que se bañaban en un charco de agua en la calle.

     —¿Qué tienes, mi amor?—preguntó el pelinegro llegando a su departamento. La mujer, a pesar de que era el amor de su vida y actual prometido, no fue capaz de sonreír por esa pena que la invadía.

     —Me siento mal por mi amigo, ya te dije que lo secuestraron desde hace más de dos semanas y que aún no tenemos noticias sobre él—contestó muy desanimada. Él la tomó entre sus brazos y la rodeó con ellos.

     —Tranquila, de seguro está bien. No pierdas las esperanzas… ¿Por qué mejor no me dices cómo te fue en la prueba del vestido para nuestra boda? ¿Cómo es?, ¿es lindo? Seguro te ves hermosa con él…—intentó distraerla de ese incidente.

     —¡Yamcha! Sabes que es de mala suerte que el novio vea el vestido, así que para evitar cualquier cosa tampoco de diré cómo es…—le guiñó un ojo y él sonrió hacia sus adentros.

     —Lo  que tú no sabes es que yo también extraño a tu amigo… Estar entre sus piernas es algo muy placentero…—pensó sin borrar esa sonrisa.

 

***

 

—Ehm, señor Brief—una chica vestida de blanco se asomó por la puerta, ella estaba sonrojada y con un brillo en la mirada—. Lo buscan.

     —Eh, sí, claro—miró al pelinegro que estaba delante de él al otro lado del escritorio—. Más tarde seguimos charlando de “eso”—el menor asintió—. Hazlo pasar, por favor—se dirigió a la chica.

     —Nos vemos al rato, Trunks—se despidió de su novio y salió de la oficina, pero antes de entrar a la suya pudo ver a alguien conocido atravesando el pasillo. Se acercó rápidamente a él y lo tomó del brazo. Lo arrastró al baño, aquel hombre joven no protestó, sólo se dejó llevar—. ¿Qué haces aquí?—preguntó con preocupación.

     —Vine para hablar con Trunks, es necesario—respondió.

     —Sabes que no quiere verte—mencionó en voz baja.

     —Goten—acarició la mejilla del menor—. Yo… estoy dispuesto a desaparecer de la vida de mi hermano si él lo quiere así. Pero… quiero intentarlo una última vez—sus ojos se llenaron de lágrimas—. Tengo que ir a un lugar peligroso esta noche, y no sé si salga bien de ahí.

     —¿Mirai, a dónde…?

     —No es bueno que lo sepas—interrumpió—. Pero debo ir. Goten, cuida de Trunks…—besó su frente y revolvió su cabellera.

     —Sí…—susurró al verlo salir del baño.

     Mirai salió del baño de caballeros y caminó a la oficina del Dr. Brief. La abrió y se adentró. Notó que él buscaba algo en el cajón de su escritorio, por tanto aún no volteaba a verlo. Suspiró y cerró la puerta tras de sí.

     —Buenas tardes, soy el doctor Brief, ¿en qué puedo ayudarle?

     —Trunks, debemos hablar.

     El pelilila se quedó estático al escuchar esa voz. Levantó la mirada y pudo ver a aquel hombre casi idéntico a él a excepción de su cabellera larga. Frunció el ceño con molestia.

     —¿Qué haces aquí?—lo confrontó.

     —Trunks, tenemos que hablar. Es importante. Somos hermanos y…

     —¡Tú y yo dejamos de ser hermanos cuando decidiste tomar ese camino!—interrumpió.

     —Por favor, déjame explicarte—pidió.

     —¿Explicarme qué?, ¿que te gusta la “vida fácil”?, ¿que te gusta tener relaciones cada noche? ¿Quieres decirme que fuiste capaz de abandonarnos a mamá y a mí cuando más te necesitamos?

     —Te equivocas, las cosas no son así…

     —¡Ya no quiero saber de ti, Mirai!—golpeó la mesa con ambas manos y se puso de pie—. No quiero volver a verte, ¡me das asco!

     El mayor de los dos sólo se quedó callado. “Me das asco”, esas tres palabras lograron dañarlo más que en las otras ocasiones en que le había gritado insultos. Bajó la mirada y tragó saliva, sentía en su garganta formarse un nudo causado por esa simple oración.

     —De acuerdo. No te volveré a molestar, sólo… te daré algo—sacó de la mochila que cargaba en su espalda un oso de peluche y se lo entregó. El menor sólo vio aquel objeto con ojos vidriosos, su vista lo seguía hasta que lo colocó sobre la mesa—. Es el mismo que vendiste cuando teníamos ocho años para ayudar a mamá. Tardé dos meses en encontrarlo… Bueno, ya me voy. Te deseo mucho éxito en tu trabajo.

     El de cabellera larga salió de ahí, dejando al menor con un lío mental. Goten se adentró al consultorio al ver la puerta abierta y al pelilila estático viendo ese viejo oso de peluche. Frunció el ceño.

    —¡¿Por qué le gritaste eso a Mirai?!—le reprochó—. ¿Cómo puedes ser capaz de decir que te da asco tu propio hermano?

     Pero él no respondió, sólo apretó sus puños con fuerza y se sentó en su silla. El pelinegro bufó molesto al ver su actitud, era el colmo de su terquedad; no lo toleró, simplemente ya estaba harto de ver que Mirai se esforzaba demasiado porque amaba a Trunks, pero que él permaneciera con esa actitud obstinada.

     —¿Sabes qué?—giró su rostro hacia el lado contrario—. Volveré a mi departamento, y nuestro compromiso posponlo, no sé si quiero compartir el resto de mi vida con alguien incapaz de escuchar a su familia. No me busques, Trunks.

      Salió del consultorio y cerró con un portazo, cosa que hizo por fin reaccionar al de ojos azules. Pero era incapaz de moverse de ese lugar, seguía observando ese peluche con dolor. Cerró los ojos y por fin cayeron ese par de lágrimas, las cuales marcaron un sendero desde sus mejillas hasta su barbilla.

 

***

 

—Buenas noches, señor. ¿Tiene reservación?—preguntó el encargado con amabilidad. El de cabellera alborotada asintió y tosió un poco para aclarar su voz.

     —Está a nombre de Maron—el empleado afirmó con la cabeza.

     —La señorita ya está esperándolo en la mesa. Es la que está al fondo, al lado de la puerta del balcón.

     —Gracias.

     El pelinegro caminó a través del restaurante hasta llegar a la mesa. A cada paso un nudo en la garganta lo asfixiaba más y un vacío en el estómago le provocaba unas enormes náuseas. Al estar frente a la peliazul se sentó en la silla delante a ella.

     —Vaya, Goku. Hasta que por fin llegas. ¿Ya consideraste lo que te dije? Porque si no me creías ésta es la evidencia—abrió su abrigo para que el mayor pudiera observar lo avanzado de su embarazo—. ¿Por qué no quisiste hacerte cargo antes? ¡Mis padres me echaron de casa!

     —Maron, ¿por qué insistes en culparme de tu embarazo?—preguntó serenamente bajando la voz. Ella lo vio indignada—. Yo… no recuerdo nada de ese día, sólo que bebí demasiado, lo juro.

     —¿Quieres una prueba de ADN? Porque estoy dispuesta a hacérmela para que aceptes tus responsabilidades como padre.

     —No me estás entendiendo…

     —¿Gustan ordenar?—llegó el mesero a tomar su orden.

     —Sí, por favor—dijo Goku, el comer le ayudaría a calmarse y a tomar mejor las cosas—. El platillo del día, por favor.

     —Sí. ¿Y usted, señorita?—se dirigió a la peliazul.

     —Lo mismo—susurró.

     El joven empleado anotó lo pedido en una libreta y se retiró después de hacer una reverencia. Se podía sentir la tensión en su espacio, era demasiado incómodo para ambos.

     —Maron, no sé qué te debí haber dicho ese día, pero… yo no te toqué…—la chica iba a replicar algo, pero se adelantó—. Vi las cintas de seguridad, ese día me quedé dormido.

     —…—ella palideció, no podía decir nada, las palabras no alcanzaban a salir de su garganta—. Yo no…—sus ojos se llenaron de lágrimas, las cuales ni siquiera se esforzó por retener.

     —Tranquila, yo quiero saber cómo estás—eso la sorprendió—. Si bien no soy responsable completamente, es mi hijo y me preocupa.

     —Goku yo… —limpió sus mejillas—. Tú y yo lo íbamos a hacer, pero te quedaste dormido. Yo… de verdad quería hacerlo, era mi primera vez… Pero después de terminar me sentí mal por no ser correspondida, así que me fui… —lo miró a los ojos—. ¿Así o me podría humillar más? Doy lástima…

     —No digas eso…—le sonrió de medio lado para que se sintiera más relajada—. No planeaste el embarazo, ¿cierto?

     —No…—tomó aire—. Cuando me enteré, estaba desesperada. Lo único que pensé fue en chantajearte para poder asegurarme de que tendría un futuro. Pero… no pude ocultarlo tanto, el cambio físico se hizo presente y… mis padres se enojaron, me echaron de casa y tuve que ir a casa de una amiga para pasar estos días.

     —¿Por qué no me dijiste la verdad?—preguntó con calma.

     —¡No lo sé! Estaba asustada…—miró al mesero que llegaba con los platillos, desvió la mirada para que no viera que estaba llorando. Una vez se fue, siguió hablando—. Perdón, pero no sabía qué hacer.

     —Descuida, me alegra que no tomaste una decisión precipitada para perderlo o algo—ella bajó la mirada.

     —Pensé en hacerlo, pero simplemente no tuve valor para ello. Goku, yo no quiero a este bebé—empezó a sollozar—. Hazte cargo tú, dalo en adopción, regálalo… Haz lo que quieras, pero yo no lo quiero…

     —¿Pero Maron…?

     —Goku, en donde vivo un hijo fuera del matrimonio sería mal visto, y no sería justo para el niño que sufriera por mi culpa… Además, sé que la culpa la tengo únicamente yo, pero yo nunca quise ni querré ser madre, no quiero cuidar niños—bebió agua y tomó suficiente aire.

     —Entiendo… ¿pero puedes tenerlo?—ella lo vio con confusión—. Maron, lo que hiciste estuvo mal, pero a fin de cuentas es mi hijo y estoy dispuesto a quererlo como tal—le sonrió—. No te preocupes por los gastos, o una posible demanda, yo acepto a este bebé. Además, te apoyaré monetariamente en este año, todo lo que necesites hasta que nazca y unos meses después para que puedas ahorrar y conseguir un trabajo.

     —¿En serio?—el adulto asintió—. Gracias… de verdad te lo agradezco… La verdad es que tú eres tan buena persona que me siento mal por haberte hecho lo que hice.

     —Ya, no pienses más en ello… Mejor come algo, y después pedimos postres… ¡El pastel de chocolate de este lugar está delicioso!

 

***

 

Necesitaba salir, de verdad necesitaba hacerlo. Su cuerpo dolía, su esfínter seguramente tenía heridas abiertas, tenía hambre, sueño, sed. Estaba agotado. Esas semanas fueron horribles, su cuerpo estaba completamente dañado y se sentía a morir.

     Sólo deseaba que alguien lo encontrara, que pudiera salir por fin de ese lugar tan lúgubre. No tenía fuerzas para ponerse en pie, su estado era demasiado malo, incluso era sorprendente que siguiera despierto en esos momentos.

     ¿Qué hora era? No tenía idea. ¿Qué día? Tampoco sabía. ¿Ha pasado mucho tiempo o sólo han sido horas? Ya no era consciente del tiempo que llevaba ahí. Miró hacia la regadera y sosteniéndose de la pared logró llegar hasta allá.

     Limpió como pudo residuos de semen y sangre, se le dificultó porque cada vez que tocaba esa zona tan sensible un dolor lo invadía, estaba completamente herido su interior. Caminó hasta donde estaba su ropa y se sentó sobre ella, para no sentir tanto el contacto del áspero y frío suelo. Se recargó en la pared y dejó correr un par de lágrimas.

     Se sentía humillado, una basura, se sentía un vil objeto. Miró su cuerpo y sintió lástima, estaba herido, tenía un par de moretones, sus rodillas estaban raspadas a causa de “ponerse en cuatro”, y en su abdomen se comenzaban a marcar sus costillas por la falta de correcta alimentación que tuvo.

     A estas alturas, lo único que quería era morirse.

 

***

 

—Mirai, ¿qué haces aquí?—preguntó extrañado al ver a su antiguo empleado en su “oficina”, ese cuarto solitario donde tenía una mesa bajo un foco donde jugaba póker con otros hombres que él desconocía.

     —Nada, sólo vine a saludar… ¿podemos hablar?—el hombre asintió y lo guio a la parte trasera de aquel extraño lugar que parecía abandonado.

     —Creí que estarías trabajando, te envié la dirección de un lugar donde un amigo es el dueño. Él estaba encantado con la idea de que dejabas de trabajar para mí para ir con él—aspiró de su cigarrillo y dejó salir el humo lentamente.

     —Escuché que tienes aquí a Vegeta—mencionó, el mayor arqueó una ceja—. Quería un día con él.

     —¿Qué?—soltó una carcajada—. ¿Me darás dinero que ganaste trabajando para mí?

     —A pesar de que yo tenía más experiencia, Vegeta siempre lo ha hecho muy bien… Sólo quiero pasar el rato con él—se acercó a su oído y colocó un fajo de billetes en su mano—. Todo un día, por favor. Quiero hacerle el amor.

     —¿Y qué llevas ahí?—preguntó pícaramente señalando su mochila.

     —Ah, un par de juguetitos que encontré y traje para divertirme—respondió con simpleza—. Cerrarás bien la puerta, ¿verdad? No quiero interrupciones.

     —Mirai, eso sí que no—poco a poco se estaba dejando llevar por la sensualidad y los encantos del de ojos turquesa.

     —Anda, di que sí—unió sus labios con los del mayor, eso hizo que un escalofrío recorriera el cuerpo del más alto, quien correspondió al pelilila.

     —Sí, está bien—sonrió lujuriosamente—. Ya extrañaba tus besos.

     —Sí, lo sé… Siempre fui tu favorito…—caminaron hacia una puerta cerrada y el más bajo se adentró.

     —Veinticuatro horas, ¿eh? Diviértete—le guiñó un ojo y le cerró la puerta.

     El de ojos turquesa se volteó a ver el lugar, estaba sucio, manchado de humedad, muy oscuro y con una única luz proveniente de un foco. Había una regadera y abajo una rendija por donde creyó que se filtraba el agua al desagüe. Miró a Vegeta recargado en una pared, muy herido y su piel más pálida de lo normal.

     —Vegeta—se arrodilló a un lado de él y acarició su cabellera cuidadosamente.

    —¿Mirai…?—susurró al identificarlo—. ¿Qué haces aquí?—preguntó débilmente.

     —Vine a ver tu estado, me enteré que “desapareciste” y vine a buscarte. ¿Cómo estás? ¿te han hecho mucho daño?—el pelinegro asintió—. ¿Necesitas agua?—sacó de la mochila una botella y el mayor rápidamente la tomó y bebió de ella.

     —Gracias—tomó una bocanada de aire y siguió bebiendo.

     —También te traje comida—le entregó una charola de plástico que tenía adentro un platillo muy completo.

     Al pelilila se le hizo un nudo en la garganta al verlo comer tan apresuradamente, su cuerpo se veía más delgado, incluso podía apreciar sus costillas y en sus muñecas se marcaban los huesos. Se sentó a su lado y dejó que comiera tranquilamente.

     —¿Cómo lograste que te dejaran entrar?—preguntó antes de meter un bocado de comida en su boca.

     —Le pagué a Broly por “un día de placer”—el pelinegro lo vio sorprendido—. Sabía que te estarían matando de hambre cuando me enteré, así que quise venir a ayudarte.

     —¿Cuánto pagaste, Mirai?—preguntó seriamente.

     —Los ahorros que tenía—le dedicó una media sonrisa mientras el de cabellera en punta sólo veía la comida con algo de dolor.

     —Con ese dinero ibas a volver a estudiar.

     —Lo sé, pero tú eres mi mejor amigo. Obvio era más importante para mí que tú estés bien…—el de cabellera azabache dejó correr un par de lágrimas al oír eso—. La verdad es que ni siquiera estaba seguro de que los rumores fueran ciertos y Broly te tuviera aquí como esclavo, pero ya vi que no se equivocaban.

     —¿Por qué no diste aviso a la policía?

     —Porque si lo hacía, y la ubicación no fuera correcta y Broly se enteraba, sería como un aviso y huiría a esconderse contigo en otro lugar, no quería arriesgarme a perder el poco rastro que nos quedaba de ti—lo abrazó por los hombros—. Saliendo de aquí iré a dar aviso a las autoridades.

     —Gracias…—siguió comiendo. Cuando terminó, cerró los ojos y se recargó nuevamente. El pelilila sacó una botella de color inusual y unos paños.

     —Quiero curar tus heridas, espero no haya inconveniente—el mayor asintió y separó sus piernas para dar acceso total a su zona íntima.

     El pelilila se encargó de limpiar y curarlo, a pesar de que ese líquido provocaba un ardor en su piel no se comparaba con el ardor que sentía cuando esos animales lo tomaron muchas veces sin importarles cómo se encontraba.

     —Ya terminé—guardó los paños sucios y manchados en una bolsa plástica dentro de su mochila, para no dejar evidencia de sus planes de ayudar al pelinegro.

     —No sé cómo pagarte lo que has hecho por mí—murmuró antes de dar un bostezo.

     —Ya no pienses en eso, mejor duerme un poco—lo acunó en su costado para que pudiera descansar.

 

***

 

—Este será tu nuevo apartamento—la chica miró asombrada lo espacioso y lujoso que era—. Este apartamento lo reservé esta tarde, mañana pagaré temprano. Pero puedes quedarte a partir de hoy.

     —Goku, ¿no crees que es un poco extravagante?—estaba nerviosa de aceptar un lugar como ese.

     —No… Maron, sé que la manera en cómo se dieron las cosas no fue la mejor, pero créeme que no es ningún problema esto. Tendrás a mi hijo, y es una manera de agradecerte por ello—ella sonrió de medio lado y bajó la mirada avergonzada.

    —Se nota que eres muy feliz con la idea—el adulto asintió—. Goku, esa noche tú repetías una y otra vez “no me va a gustar hacerlo”. Verás, primero me habías hecho la sugerencia y después de retractaste, decías que no querías probar algo que sabías que no te iba a gustar.

     —¿Qué?—se sonrojó.

     —Incluso me preguntabas que por qué tenía esto—señaló sus pechos—si era hombre. Y cuando te dije que era chica me dijiste que entonces no querías hacerlo.

     —…—no dijo nada, sólo le vio con pena.

    —Me imagino que quieres criarlo con tu novio, ¿no?—el mayor asintió con sus mejillas ardiendo—. Serás un gran padre.

 

***

 

 

Goku después de un rato dejó a la chica ahí, para regresar a su casa. Aún no recibía noticias de Vegeta y eso lo tenía completamente preocupado. Es decir, ¿qué había pasado con ese tal Bojack? Se lamentaba de que hubiera escapado o, peor aún, lo dejaran ir como inocente.

     Llegó a su hogar, miró con confusión la camioneta estacionada cerca de la puerta principal. Se adentró a la casa y se sorprendió de ver a su hermano jugando con el pequeño Tarble en la sala principal.

     —¿Turles?—el aludido levantó la mirada al ser llamado y fue a abrazar a su hermano.

    —¡Kakarotto!—sus brazos lo rodeaban fuertemente.

     —Creí que estabas en Italia estudiando…—soltó una sonrisa al verlo así de emocionado por su reencuentro.

     —¿Lo olvidaste? ¡Estoy de vacaciones!—aquel joven estaba rebozando de alegría por poder estar nuevamente en casa.

     —Oh, cierto… Perdona, tengo muchas cosas en la cabeza—miró al pequeño pelinegro que veía hacia ellos con una sonrisa—. Veo que ya conociste a Tarble.

     —¿Bromeas?—se acercó al pequeño y lo cargó, lo alzó y le dio vueltas. Después lo cargó en su hombro mientras el menor reía—. Este niño es una dulzura…—lo tomó nuevamente y lo abrazó—. Estoy enamorado—dijo en tono dramático.

     —Jajaja, recuerda que la ley aplica cuando son cinco años o más mayores, y tú ya estás muy lejos, hermanito—bromeó sabiendo que él también lo hacía.

     —¿Y qué si soy catorce años mayor? Amor es amor—le sonrió y después bajó al niño—. Cenemos, muero de hambre—pidió.

     —Sí… yo también…

 

***

 

—Gracias por todo, Mirai—agradeció desde el suelo. Se notaba la mejoría en su cuerpo luego de las atenciones recibidas.

     —De nada—guardó todo en su mochila y se la colgó en el hombro, sabiendo que tarde o temprano entraría Broly a avisar que el tiempo se acabó—. ¿Goku, dices?—el mayor asintió—. Bien, iré a esa empresa y le diré que estás aquí, ya que insistes en que le diga a él antes que a la policía.

     —Él sabrá qué hacer… Si le dices a la policía seguramente manden este delito a “cosas por resolver” en lugar de darle urgencia… Yo estoy seguro de que él tiene influencias y además siento que me está buscando…

     —Está bien, lo haré…

   La puerta se abrió, y en eso entró el tipo al que más odiaban ambos en ese momento—. Mirai, tu tiempo se acabó—avisó en un tono de fingida pena.

     —Bien, ya me voy—se acercó al mayor de modo que, desde el ángulo y vista de Broly, pareciera que lo besaba, pero en realidad quería murmurarle algo—: Tranquilo, por favor sé fuerte, haré todo lo que pueda por ayudar a sacarte de aquí…

     —Mirai, ¿acaso no te cansaste en todo este día?—preguntó con burla.

     —Tal vez no…—respondió juguetón mientras se alejaba del menor, salió del cuarto no sin antes dirigirle una última mirada al más bajo, demostrándole que de verdad lo apoyaba.

     —Adiós, Veggie… Mañana vengo a hacerte compañía—dijo lascivamente el mayor.

     Cuando salió, el pelilila ya iba algo adelantado, caminaba a pasos algo apresurados.

     —Mirai, ¿acaso tienes mucha prisa por irte?—soltó una sonrisilla al verlo detenerse y voltear a verlo con esos ojos entrecerrados que lograban enloquecer a cualquiera.

     —Iré a visitar a alguien—respondió y guiñó su ojo, provocando que el mayor se tensara al caer ante sus encantos.

     —¿Y si te quedas aquí?—preguntó acercándose y tomándolo de la cintura.

     —Pff, ¿y yo qué gano?—respondió juguetón.

     —…—sonrió de medio lado y lo estampó contra la pared, lo tomó del cuello con fuerza y comenzó a asfixiarlo—. No querrás que a tu amiguito Vegeta le pase algo, ¿o sí?

     —E-está bien…—lo soltó y pudo tomar aire.

     ¡Demonios! Necesitaba ir lo más pronto posible a avisar que lo había encontrado y ahora no podía salir tan fácilmente de esa. Sólo le quedó fingir como siempre que tenía que estar con Broly.

     —Siguen gustándote las cosas rudas, ¿eh?—el más alto asintió. El pelilila cerró los ojos y sonrió de medio lado, pero esa sonrisa era falsa (como siempre) y por dentro sólo aguantaba las náuseas—. ¿Te gusta esto?—acarició su miembro aún sobre la ropa, el mayor sólo cerró los ojos y soltó un suspiro—. Una noche solamente, ¿te parece?

     —Es más que suficiente…

 

***

 

Amigo: Persona que mantiene una relación de amistado con otra y otras personas.

     Amistad: Relación de afecto, simpatía y confianza que se establece en persona que no son familia.

     Afecto: Sentimiento favorable hacia alguien o algo; especialmente aprecio, cariño o amor moderado.

     Mirai había demostrado que era más que un amigo, había soportado pasar esa noche con Broly por el bien de Vegeta, quien era un amigo al que quería demasiado. Si eso hacía por él, era imposible imaginar qué sería capaz de hacer también por su familia, porque, claro, Vegeta también era como su familia.

     Se levantó de esa cama, sintiendo los fluidos bajar de su esfínter. Se vistió a pesar de esa humedad y salió de la habitación después de dejar una nota, cuidando de no hacer mucho ruido para no despertar al mayor.

     Tenía que llegar hasta donde Goku para decirle que Vegeta había sido encontrado y que se apurara por llamar a alguien y sacarlo de ahí, pero sobretodo arrestar a ese maldito que sólo le había hecho daño a muchas personas.

    Tenía que salvar a su amigo…

Notas finales:

¿Qué tal?

-Maron sólo se aprovechó de Goku dormido :3 Pero la ventaja es que tendrá a ese bebé y se los dará para que cuiden de él.

-¿Qué opinan de lo que piensa Trunks de su hermano, Mirai, por lo que hizo? ¿Creen que reaccionó bien o mal?

-Mirai, ¡eres un amor! Arriesgó todo, gastó sus ahorros y todo por Veggie <3 Pero, ¿podrá llegar con Goku y sacarlo de ese horrible lugar?

 No tengo perdón, lo sé. Pero aun así me disculpo, no fue mi intención dejar este fic medio abandonado u.u

¡Gracias por leer! Y también les agradezco a todos mis lectores que a pesar de mis irresponsabilidades (sí, reconozco que lo son) siguen esta historia.


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