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Dulce Declaración en cinco pasos por Dako_ra

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Notas del fanfic:

Es un fanfic original, no tendrá muchos capítulos más o menos unos 6 o tal vez 7, todavía no lo tengo planeado. Pero espero que les guste 

Notas del capitulo:

Primer capítulo, si ven errores, por favor discúlpenme. Espero que este capítulo les guste y si es así, por favor déjenme algún comentario para saberlo. 

Puso sus ojos azules en blanco, mientras que mostraba su dedo del medio a la persona que tenía al frente, levantaba la comisura de su labio superior, enserio que detestaba a la persona que se le estaba acercando con pasos lentos. Dio dos pasos hacia atrás, seguía con su dedo levantado, pero quito la mueca.

—Si haces eso, voy a pensar que quieres que te vea.

Dijo el chico ese que se le acerco, estaba mostrándole una sonrisa que dejaba al descubierto su fila de dientes bien blancos, parecía un modelo de crema dental.

—Mira. Además de que no me hablas. ¿Por qué no lo haces? —Le seguía hablando y Emily, era incapaz de contestarle.

Solo respiro hondo, soltando el aire por la boca y otra vez, como hace unos segundos, puso sus ojos en blanco. —Porque no me da la gana. —Tal vez, solo tal vez si fue capaz de responderle al fulano de Edgar, podría tener sensacionales ojos verdes y un perfecto cabello castaño que le cubría un ojo, pero eso no lo hacia el dueño del mundo, no, ni siquiera su estatura de 1.80 lo hacía.

Emily, quien ya se había decidido a decir algo, sonrió un poco, mientras que abría sus ojos color verde al igual que su boca, cuando hacia eso, sus labios rosaditos se veían más delgados que siempre.

—Bien. Señor Gómez, veo que no eres mudo. —Le dijo el más grande, usando un tono pícaro que hizo enrojecer hasta los pies al enano de Emily. Bajo su rostro.

Edgar se empezó a reír, señalándolo con su dedo índice y lentamente, como si fuese una tortuga empezó a caminar lento y le tomo el mentón, lentamente se lo levanto y lentamente le dijo. —No bajes tu cabeza, cuando te hable.

—No me toques la cara, con tus manos.

—Pero… solo puedo tocar con ellas. —Le dijo, otra vez empezó a reírse y como esta risa, era la causante de las malas caras del menor, puso sus ojos en blanco y le dio la espalda, estaba listo para irse del patio vacío, pero sintió la mano del oji azul en su mano.

—Hoy. A las siete, te diré un par de cosas.

Y así, sin decir más nada, se alejó lentamente, ya cuando estaba un poco más lejos, miro hacia atrás y se despidió con su mano, dejando al pelinegro sonrojado y con los ojos puestos en aquella ancha espalda que se movía cada vez que respiraba.

Bien, lo aceptaba a él le gustaba ese chico que tenía como rival, también soñaba en las noches con él y no era solamente un sueño en el que caminaban agarrados de la mano, no, eran sueños en los que al despertar veía los resultados.

Soltó más aire por la boca, podría jurar que su corazón se saldría del pecho en cualquier momento por lo rápido que palpitaba.

Movió varias veces su cabeza, empezando ya a caminar, hoy a las siete… se acordó, pero ¿Dónde? ¿Dónde iba a verlo para que le diga todo eso? fue la pregunta que se hizo, mordió su labio inferior, prefirió no preguntar, si él quería decirle cosas, pues que lo busque y se los diga en la cara.

—Quedarte parado, en la mitad del pasillo, mirando hacia el patio, es raro ¿Sabías?  —Le dijo el rubio que estaba detrás de él. Emily le sonrió de medio lado y saludo a su amigo oji miel con un abrazo.

—Tony.

— ¿Qué haces aquí solo? Déjame adivinar… ¡Tienes novio y te dará duro por atrás!

— ¡Antonio, cállate! Pueden escucharte.

El rubio empezó a reírse, caminaba al lado de su amigo y se quedaron viendo fijamente  al estar en la puerta de sus respectivas recamaras.

—Hoy. Iré a no sé dónde con ya sabes quién.

Antonio abrió su boca, se llevó las manos a la cabellera rubia y negaba con la cabeza varias veces. —No inventes. ¿No le vas hacer el sexo oral verdad?

Y esa pregunta de su amigo, hizo que pusiera sus ojos en blanco, llenándose de un poco, solo un poco de enojo y le dio la espalda a su amigo, para entrar por la puerta, pero el brazo de su amigo lo detuvo antes que girara el picaporte ¿Acaso a todo el mundo le gustaba tocarle el hombro cuando intentaba irse?

—Si vas a decir alguna estupidez. Cállate.

—Solo me callo, cuando tengo un pene en mi boca. —Sonrió, Emily, que le daba la espalda lo supo y se volteó, solo para que su rubio amigo vea como pone los ojos en blanco. Tony le mostro una sonrisa y le dio un golpecito en el hombro.

—Eres muy inocente. —Le dijo, golpeo su hombro y por unos pequeños segundos se lo quedo mirando fijamente, con una sonrisa de medio lado y se despidió con la mano. —Espero que te vaya bien en eso.

Salió del baño, sujetando la toalla que tenía puesta alrededor de la cintura, sonreía como el adolescente enamorado que era, dispuesto a declararse por fin al chico que consideraba el más guapo de todo el instituto.

Comenzó a caminar de puntitas mientras que hacia un coqueto baile en el que movía su cintura y colocaba su boca en forma de pato. ¡Uff! Es que ese chico con nombre de mujer lo hacía sentir sensacionalmente bien.

No había nadie en su habitación por lo que opto a ponerse a tararear una y otra vez un ‘’lalala, hoy Emi será mío’’.   Si, se le iba a declarar y podía ser que hasta lo besaría, bueno, todo dependería del comportamiento de su pequeño amigo.

.

Justo a las siete en punto, toco tres veces la puerta de Emily, el pelinegro la abrió de inmediato, tal vez debió tardar  unos seis o cuatro golpes más para que Edgar no note que lo estuvo esperando ahí parado.

—Hola. —Dijo el más grande, se rasco la nuca, sonrojado y Emily mordió su labio, intentaba no decir nada que lo delate frente a él.

—Hola.

Vamos, vamos Ed piensa, piensa. ¿Qué hago?  

—Y… ¿Tienes calzones de los teletubbies?

Emily levanto una ceja, una sonrisa apareció en su rostro y negó con la cabeza, suficiente respuesta para el más grande de ellos que justo en ese momento quiso meter su cabeza en cualquier hueco.

—Lo siento. Es que… ¿Nos vamos?

— ¿Hacia dónde?

—Donde sea…

.

Caminaba detrás de él, mordiendo su labio inferior, su personalidad siempre había sido la de un joven que no le temía a nada, ni mucho menos a nadie, pero ¿Qué era lo que estaba pasando?  ¿Cómo es que un pequeño niño de ojos azules podía hacerle sentir vergüenza hasta el punto de no poder ni siquiera abrir la boca para decir algo?

—Emily…

Él giro su cabeza hacia atrás, sonreía sin conocer el motivo. — ¿Sí?

—Emi… ¿Sabes que cosas te diré?

—No. Creo que por eso vine.

Ambos sonrieron, sin siquiera dejar de verse.

—No sé… no tengo idea de cómo empezar esto.

—Hazlo.

El rubio fingió una sonrisa, segundos después comenzó a rascarse la nuca, mientras que mordía su labio inferior ¿Cuántas veces lo había hecho ya?

—Yo… tú… este… Emi. Creo… —Sacudió su cabeza, se puso de un color rojo y comenzaba a sudar, los nervios se le estaban subiendo a la cabeza. — ¡Ah! ¿Me ayudas a conquistar a alguien?

— ¿A quién?

—A ti.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Bien. Gracias los que leyeron hasta el final. Tengo que decir ahora, que leyeron que cuando creo una historia, siempre, siempre, se encontraran con cosas que se apegan a lo cursi, a veces hasta supera la misma palabra ‘’me lo han dicho’’ xD pero saben? Eso me halaga, espero que les haya gustado el capítulo, enserio a mí me gusto escribirlo. 


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