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Dulce Declaración en cinco pasos por Dako_ra

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—Bien. —Dijo Antonio, caminando por la habitación de su amigo. —Él dijo que te quiere conquistar con ayuda tuya ¿Cierto? —Emily asintió con la cabeza, recordando el cómo se lo pidió, habían pasado dos días y sus mejillas se ponían rojas cada vez que recordaba eso.

—Solo te estoy pidiendo que me ayudes en lo que debo hacer. No te estoy diciendo que me recuerdes lo que dijo cada tres segundos. —Se lanzó en la cama, y agarro con ambas manos la almohada.

Tony se colocó a su lado, frunció el ceño y entonces, por un intento de sacarle más información a su amigo, se le subió encima. —Dime, ¿Qué le dijiste después de que te dijo eso? déjame y adivino ¿Le hiciste el sexo oral en el callejón donde yo voy?

—Antonio Quintero.  ¿Cómo crees que voy hacer algo como eso? —Dijo el pelinegro, volvió a colocar sus ojos en blanco, enserio que le gustaba hacer eso cuando se enojaba. — Yo... no le dije nada.

El blondo abrió la boca. — Por dios… ¿Cómo que no le dijiste nada? ¡Tú te mueres por él!

—Sí, pero no sabía qué hacer.

 Antonio hizo un gesto similar al de su amigo, poner los ojos en blanco, mientras que levantaba el labio superior.

—No hagas eso, eso es mío.

—Es que eres estúpido.

Él no sabía qué hacer, estaba haciendo al pie de la letra los planes que se había propuesto a hacer, para conquistar al chico pequeño de unos sensacionales y enormes ojos verdes.

Lanzo a Esteban la pelota que sostenía en su mano y este la tomo rápidamente, estaba con una sonrisa en su rostro, parecía el gato de Cheshire, las cosas que le estaba contando su amigo, nunca le habían pasado.

—Creo que debiste ser menos cursi. —Le dijo el taheño, llevándose las manos a la nuca y lanzo la pelota.

Edgar la tomo, estuvo jugueteando con ella y miro a su amigo, frunció el entrecejo y suspiro, sí que era difícil esa cosa del amor.

— ¿Cuál era el paso dos? —Pregunto Edgar, Esteban lo miro haciendo que sus largas y gruesas cejas se levanten.

—Deja que los nervios pasen… creo.

Edgar asintió con la cabeza, iba a esperar a que los nervios pasen y luego, luego de eso podría continuar con todas las cosas… pero ¿Tres días no eran suficiente tiempo ya?

—Te diré algo. Si yo fuese tú, le diría ‘’te gustaría hacerme un oral’’ y listo. Es tuyo de inmediato.

—No le pediré a Emily eso por ahora.

Sus ojos azules miraban fijamente el techo, tal vez el techo era más interesante que salir a dar clases de matemáticas y en efecto, así lo era ¿Cuánto tiempo llevaba ahí acostado? Se preguntó así mismo.

No se atrevía ni siquiera a salir la manera en la que Edgar se le había declarado era algo completamente… diferente, ¿Y si le decía que sentía lo mismo desde mucho antes?  No estaba tan seguro si le creería o no.

—Bueno, señor le huyo a las relaciones amorosas. ¿No crees que debamos irnos a clase ya? —Le pregunto Antonio desde el otro lado de la puerta, Emily puso sus ojos en blanco, no lo estaban viendo así no le gustaba entonces se levantó de la cama, camino hasta la puerta y la abrió.

—Eres un amargado. —Y en este momento, puso sus ojos en blanco, le gustaba que la gente lo mire cuando hacia ese gesto.

.

Ya mientras caminaban, Emily estaba perdido en sus pensamientos de que le iba a decir a Edgar en cuanto lo vea, ni siquiera sabía cómo iba a reaccionar es que le parecía algo realmente difícil de hacer, se sentó en la primera silla que vio, no era la suya pero no había nadie ahí sentado.

—Emily. —Dijo Tony.

—Tony… ¡Es difícil entiéndeme! —Levanto la comisura de su labio superior, volviendo a colocar los ojos en blanco, Antonio estaba comenzado a odiar eso.

El de pelo rubio, no dijo nada, solo se fue directo a su silla y se sentó, se quedó mirando a su pequeño amigo y este comprendió una cosa, estaba sentado en la silla del chico que se le declaro hace unos tres días.

—Emi…

El pelinegro reacciono con una media sonrisa, sus mejillas se pusieron rojas y se levantó de un solo golpe.

—No, si quieres quedarte ahí sentado. Solo hazlo. —Dejo escapar una risita, ¿A quién trataba de engañar él? estaba tal vez el doble de avergonzado.

—No, no ¿Cómo crees? ¡Este es tu sitio!

Se quedaron viendo, sin decirse nada.

Las clases terminaron rápido y agradecieron al reloj por no alentarse aunque este muy aburrido. — Y creo que mis hijos, sabrán que me dormía en clases de inglés. —Dijo Antonio, más bien para sí mismo que para su amigo, ya que miraba concentradamente al chico rubio que se le declaro la noche anterior. — Emily ¿Tú me estas escuchando?

Emily asintió con la cabeza, solo lo hizo porque pensaba que era una buena respuesta.

—Si te fuese preguntado que te gustar que te den por detrás ¿Fueses contestado la misma respuesta?

Eso sí lo escucho, miro a su amigo, frunció el ceño y coloco de inmediato los ojos en blanco. —Juro que te mataré, si sigues hablando de esa forma, cuando se trata de mí.

—Lo siento, pero soy tu amigo y así debes de quererme. —Le dijo, agarrándole las mejillas y se alejó lentamente de él. —Iré a ver a los chicos del equipo de futbol, a estas horas terminaron su entrenamiento y… —Mordió sus labios, suspiro y entonces sonrió. — Se quitaran las camisetas y ¡Dejaran al descubierto sus excitantes cuerpos bien formados! ¿Quieres venir?

Emily negó con la cabeza.

—Cabe la posibilidad, de que veas a tu príncipe.

Entrecerró los ojos, mirando con un poco de curiosidad y entonces asintió con la cabeza, Tony camino por delante de él y Emily lo seguía, llevando sus manos en la espalda.

— ¡Hey, vamos amigo! ¿No dejaras que un hombrecillo de ojos azules te haga eso, verdad? —Le pregunto su amigo, pero Edgar frunció el ceño, asintiendo en modo de respuesta y se lanzó en la banca.

—Esteban… lo fueses visto ¡Hoy se veía hermoso!

—Tenía el cabello alborotado, no se peinó, se le notaba. —Le dijo su amigo, mirándolo con desconfianza. Se puso a patear el balón todavía negando con la cabeza y volvió a mirarlo. — ¿Vas a jugar un poco o no?

—Tú nunca sabrás lo que es sentirse enamorado. —Le dijo Ed, levantándose.

—Pero, te estoy diciendo que probablemente, esto esté lleno de chicos rubios como él y lo mejor de todo, descamisados… —Escucharon Edgar y Esteban desde adentro, se quedaron quietos esperando quien era el dueño de aquella voz.

—No quiero ver chicos rubios descamisados, bueno, no quiero ver a chicos rubios, quiero ver a un solo chico rubio. —Le contesto Emily, Edgar reconoció esa vocecita.

—Sí, sé que se trata de tu príncipe Ed, Pero… ¿Quieres verlo descamisado?

Emily puso sus ojos en blanco y asintió con la cabeza, para su pesar le costó mucho ser sincero con su amigo.

— ¡No lo puedo creer! Emily mi amigo de toda la vida, ¡Quiere ver a un chico desnudo!

—No estará desnudo. —Contraataco el pelinegro, frunciendo el ceño. —Solo estará descamisado.

—Pero es un jugador de futbol y muchos jugadores de futbol, dejan marcar su bulto en sus pantalones y eso lo considero como desnudez y más si esta descamisado.

Emily negó con la cabeza esta vez, haciendo su más utilizado gesto de poner los ojos en blanco, Antonio quería sacarle las pupilas azules y así quedaría completamente blanco, de esa forma no tendría que hacer ese gesto jamás.

—Eres un enfermo. —Emily abrió la puerta, se quedó sin moverse por unos segundos y bajó el rostro al suelo.

— ¿Qué sucede? —Pregunto Antonio, corriendo para acercarse a la puerta. — ¿Están haciendo una orgia y por eso esta tan silencioso?

Emily  despego la mirada del suelo, miro a Edgar, que estaba descamisado y como dijo su amigo, dejando mostrar su bulto en sus pantalones mientras que estiraba los brazos en el aire.

— ¡Oh, no lo puedo creer! —Dijo Tony, mirando más al pelirrojo que al rubio. —Es Esteban Díaz. —Mordió su labio inferior, dio unos pasos hacia adelante y aplaudió, mirando como el taheño hacia lagartijas.

—Noventa y nueve y cien. —Dijo el taheño, miro hacia arriba y sonrió de medio lado. — ¡Vaya! Si es Tony Quintero.

—Ese mismo.

— ¿Qué te trae por acá, queridísimo compañero?

—Quería ver jugadores de futbol guapos, pero me encuentro con jugadores de futbol, súper guapos.

—No somos tan guapo.

—Hablo solo de ti, créeme.

—Te creo.

Emily seguía mirando a Edgar, ni siquiera había dado un paso hacia adelante o uno hacia atrás solo estaba ahí, como una estatua.

Edgar se dio por vencido y camino hasta donde él. —Si no me acerco yo, ¿Tú no lo harás?

Emily no dijo nada.

—Emily, tengamos una cita real.

— ¿Ah?

—Tengamos una cita real, ¿Si?

….

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Wow, Wow, jajaja ¿Qué dirá Emily? Creo que ya es obvio :’’v pero bueno solo quiero preguntar a ver que piensan.

 

Oww me gustaron esos comentarios que pusieron jejeje que lindos fueron c:

 

 


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