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Sweet starlight / chansoo por LYhobbit

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Notas del capitulo:

¡Holiiiwiiis! ¡Hace tanto, tanto tiempo que no vengo por acá -3-! ¡Pero ya!!! x____x, lamento muchisisisisisisisimo la demora, aww~ entiendo si no están aquí u.u, yo también lo haría.

Pero mientras espero que disfruten este capítulo!! Hoy aparece uno de mis personajes fav! fav! fav!!!FAVORITOS, sé que lo amarán aunque este mini-fic sea ChanSoo ¬w¬.

No molesto más y gracias por entrar a leer :3

En una nueva clase de astronomía, ChanYeol busca una y otra vez hacer contacto con la mirada de su amigo KyungSoo, pero éste ni siquiera se percata de ello y de la ansiedad del más alto por ver su rostro sonriente o quizá enfadado; ¡qué errado está! Porque KyungSoo, en absoluto tiene alguna de aquellas expresiones, él está íntegramente apagado tanto en el interior como en el exterior. Su cuerpo está vacío, sin gota alguna de alegría y enojo. Su tristeza sigue aferrada al vacío de su corazón y alma al mismo tiempo. Gracias a su orgullo, no hay lágrimas de tristeza o dolor alguno porque ésta fue expulsada la noche anterior, justo en una luna menguante, una con poco resplandor y demasiada negrura. Agradece también a las nubes cuando éstas ocultaron una ridícula luz de las muchas estrellas vivientes en el nirvana —los cuerpos celestes favoritos de ChanYeol—; ellas estaban apagadas en el momento en que él decidió apagar toda unión con aquella persona, esa era la señal de terminarlo todo. Sin una palabra de por medio, sin un gesto de confusión alternado entre reacciones negativas y dolorosas, solo terminar de manera más fácil, demasiado fácil tal vez. Pero ya no importa, porque para KyungSoo está bien.


—¿Joven, está escuchándome? —KyungSoo sale de sus pensamientos, ChanYeol lo está mirando sin pestañear, y eso el más bajo lo sabe. Sabe muy bien que en este efímero tiempo es el centro de atención de la persona por la cual siente un irremediable sentimiento, uno con sabor a no ser correspondido; agrio y amargo nulo de dulzura alguna—, ¿está poniendo atención a la clase o quiere salir?


—Yo…


—Si quiere yo puedo continuar con la lectura, es que mi amigo estuvo enfermo y por eso está un poco perdido—manifiesta ChanYeol tomando el libro entre sus manos, buscando sin cesar la línea que se ofreció a continuar leyendo.


—Está bien.


KyungSoo está estático, y la tristeza vuelve a él.


Amigo.


Con pura suerte, él tiene un amigo…


KyungSoo se vuelve a su asiento, escuchando solo la voz de ChanYeol, pero no sueña como antes lo hacía. Aquellas fantasías en donde ChanYeol le cantaba una canción entre sonrisas y murmullos diciéndole me gustas, te amo, te quiero, perece en la ficción distanciada a miles de millones de años luz de la realidad. No puede evitar expulsar algunas traviesas lágrimas, ahora rondando por sus pálidas mejillas. Porque KyungSoo se siente un estúpido y un idiota; rechazar una linda amistad solo para no sufrir por haberse enamorado. Solo para no sufrir el llamado mal de amores.


¡Tan tonto!


¡Y Tanto dolor!


La clase termina con un KyungSoo recostado sobre su pupitre, sin ganas de comer y disfrutar el poco tiempo libre que su escuela le regala. Pero sinceramente ya no desea hablar con ChanYeol, deshacerse de una pesada felicidad es su meta, en este momento quiere aferrarse a la decepción que él mismo se regaló. No será fácil, comprende perfectamente, pero por lo menos esa carga no significa una eternidad.


—¿KyungSoo? —le llama ChanYeol moviéndole el hombro para despertarlo, pues piensa que KyungSoo sigue un poco enfermo y por esa razón, asistió a la escuela con ánimos endebles —Soo…¿me escuchas?


El más bajo no quiere responder, y se agarra más de su pupitre, asegurándose por si ChanYeol decide tomarle por la fuerza. KyungSoo quiere mantener la poca, casi nula fuerza, y usarla cuando ChanYeol logre su objetivo, verle el rostro.


—Soo…—una voz suave y amigable, y por más preocupada que suene no hay respuesta alguna, no aún—. ¿Estás bien?


—Vete—musita. Un tono bajo se disipa rápidamente y se mezcla con un viento sosegado, tan silencioso como siempre, tan igual a él.


—¿Qué?


—Dije… ¡Largo! —responde alterado, dejando salir la furia ahora rondando su cuerpo, apoderándose de su paciencia.


—No me iré, no lo haré—reprende con la misma firmeza. Y tal y como KyungSoo lo presentía, lo jalan con ímpetu y le obligan a ponerse de pie. Con esa rudeza, sin llegar a lastimarlo, le toma de la barbilla y la estupefacción aparece sobre el rostro de ChanYeol, porque la expresión de KyungSoo es diferente, no es alegría o tristeza; es un odio, uno que nunca pensó ver en KyungSoo, un chico frágil y tímido, uno que ahora muestra una nueva faceta ajeno al pasado donde lo defendió. Un odio mezclado con lágrimas; nada de sincronía entre el sentimiento y los hechos. Tan diferente.


Tan extraño.


—¡¿Qué quieres?! —KyungSoo aleja la mano de ChanYeol con misma hostilidad con la que fue forzado —. ¡¿Qué mierda quieres?!


—¿Por qué-


Una bofetada le impide seguir su pregunta. Atónito ahora es la palabra que lo describe, sin poder detallar las sensaciones recorriendo a pulso en el latir de su corazón. Carreras poco convencionales, la simplicidad del recorrido de su sangre no es normal, tan común como una aburrida monotonía.


Y el cruce de miradas tan ansiado por parte de ChanYeol aparece. Tan distinto a como lo ansiaba.


Mirada tras mirada. No hay quiebre alguno, solo confusión. Un lazo de divinas confusiones inusuales como la ciencia misma junto a lo celestial. ¿Por qué? KyungSoo no lo sabe, no sabe por qué ha golpeado a la persona que solía llamar amigo, uno que le hacía feliz con tan solo verle. KyungSoo no entiende su hostil reacción. Ya ni siquiera se reconoce, quizá nunca supo sobre esa faceta, una ególatra agresividad. ChanYeol lleva sus manos a la zona donde el dolor punza en demasía. KyungSoo permanece helado por segundos, buscando una respuesta a sus preguntas; respuestas transparentes e inexplicables. No haya nada, y con vergüenza sale corriendo despavorido. Alejándose, huyendo de las respuestas, de los reproches, de las lágrimas que a causa y por culpa de KyungSoo pueden salir de unos ojos siempre brillantes, siempre alegres. Y sin parar, sigue huyendo de lo que él mismo se confirió.


Y lloran, ambos lo hacen. Lloran despidiéndose de lo que un día llamaron amistad.


Y lloran, tan amargamente lo hacen. Lamentándose de lo que ya no será.


Y lloran, vaciando el dolor en lluvias ácidas, escapando del futuro.


Y lloran, solo lloran.


~*~


Ha pasado una semana, tal vez más, sin saludos matutinos y vespertinos, sin sonrisas y charlas amenas sobre veredas repletas de brillo. Sin sueños ni fantasías albergadas en fantasías románticas o en el sueño de un primer beso, uno enteramente bilateral. Una semana entre intentos para olvidar recuerdos y planeaciones futuras, cada uno en su propio mundo. Con o sin compañía, de cualquier manera, nada cambia el hecho de sentirse acongojado.


Un suspiro, y después otros más dirigidos al edén infinito.


KyungSoo se sienta debajo de un cerezo. Lo observa con detenimiento—tan igual a como solía hacerlo con ChanYeol, miradas escondidas y tímidas—. Sus brotes son pequeños, casi nulos a la vista de un humano. El estudiante de ojos expresivos los distingue a la perfección; realmente tiene un don para saber el inicio de una nueva estación. Se cuelga de una de las ramas y con cuidado se sube para tomar algunos botones, no falta mucho para que se abran y resplandezcan de rosa su mundo, entre una tormenta de rosados cristales naturales.


Un suspiro más.


Los recuerdos regresan  a su mente y el hubiera se aloja a cada partícula unida en el futuro, uno tan irreal. Anhelaba tanto subir a un árbol de cerezo junto a ChanYeol y hacer caer los pétalos hasta el suelo, danzando entre una lluvia florida de resplandeciente color rosa. Planeaba, para cuando fuera el cumpleaños de ChanYeol, regalarle un racimo de aquellas flores de suave textura y hechizante figura con aroma a poemas de amor, tan dulce y tierno. Lamentablemente su cumpleaños era en otoño, y en esa época del año, los árboles estarían secos y calvos, sin alguna hoja con estelas de una sagaz gama de vida; sin embargo, él hubiera buscado la manera de hacerlos florecer, de algo tendría que servir su inteligencia, concibiendo el mejor obsequio de toda su vida, creía…Realmente lo anhelaba tanto; pero ahora ya no podrá suceder algo de eso, y de aquello también. Seguirá en compañía de la soledad y de una desértica compañía en el transcurso de los segundos. Tan cruel es consigo mismo, tan sanguinario es su destino. Suspira con agonía, probablemente, ese suspiro se llevará nuevamente aquellos pensamientos de alegría del pasado y de paso se llevará un iridiscente mañana; si bien los necesita, no los quiere hacer parte de su vida. 


Cuando va a poner un pie sobre el suelo, resbala torpemente y se golpea la cabeza, quedando inconsciente. Por algunos minutos mira algunos pétalos caer, son pocos, muy pocos, pero se ven muy lindos, tan bellos recostándose sobre su limpio uniforme. Pronto escucha, entre la oscuridad, débiles palabras, incitándolo a no cerrar los ojos y seguir apreciando lo más bello de un primaveral ambiente. KyungSoo, sin desear este momento, se acuesta apaciblemente sobre los brazos de Morfeo. Y esa sensación es cálida y mullida. Le hace feliz.


—¡Ayúdenlo!


—¡No te duermas!


—¡Despierta!


Algunos chicos observan a KyungSoo en brazos de quien menos se lo esperaban, pero está bien, porque al estudiante que van cargando no se le nota incómodo, es más, se podría decir que disfruta de aquel momento.


Tan feliz.


~*~


ChanYeol está reposando en uno de los asientos de su escuela junto a unos arbustos con rosas blancas y rojas, contraste perfecto entre la pureza y la pasión. Su cabello constantemente es acariciado por una mano femenina, una que vivió en un momento de su niñez y poco más, y le hizo flotar sobre las nubes del amor, le hizo volar sobre reales arcoíris, unos palpables a su tacto. Dara acomoda la cabeza de Chanyeol sobre el pliegue de su falda y éste sonríe ante la sensación percibida por su cuerpo entero. Puede sentir la suavidad de los muslos debajo de las oscuras telas y se siente un tanto pervertido, pues quisiera acariciar con la yema de sus dedos la calidez de la piel.


—Se siente muy bonito, eres muy suave KyungSoo.


—¿Qué? —cuestiona la adolescente extrañada por el nombramiento y detiene las caricias sobre el castaño cabello.


—¿Eh? —devuelve ChanYeol poniendo su mano sobre la otra para dar a entender a la chica que continúe con los mimos.


—¿Estás bien?


—Sí, no es nada.


Extrañeza en cada célula de amor viviente en todo su ser.


Nunca, nunca ChanYeol se ha equivocado al decir el nombre de la chica, lo tiene bien grabado en su mente. Su lengua está consciente de las sílabas almacenadas por su cerebro. Es como si el nombre de la linda joven fuera parte fundamental en la vida del chico, tanto como las estrellas con su luz o las galaxias conformadas por sus billones de estrellas. Demasiado primordial, como uno de los hábitos más exigidos por sus padres, los cuales deben ser rutina; tedioso y esencial. Pero este momento es diferente porque una parte especial en el pasado, una compañía más en el presente y una sombra borrosa en el futuro mandan ahora en el complicado corazón de ChanYeol. Pues cuando conoció al chico de frágil seguridad y encantadora sonrisa, todo cambió y ese chico, actualmente dispone sobre su todo su ser. ChanYeol no lo sabe, o más bien, se hace a la idea de no saberlo. Finge, comprende con tristeza que enamorarse de un chico está mal, sentimientos mal vistos ante la sociedad y ante cualquier persona en el mundo. Quisiera revelar con flores y regalos los floridos sentimientos hacia KyungSoo, pero está mal, tan mal.


—¡ChanYeol! —El muchacho al escuchar su nombre golpear las paredes de sus oídos, despierta de su ensimismamiento y levanta la cabeza. Observa con detenimiento a SeHun acercándose— ¡KyungSoo tuvo un accidente!


La chica muestra un rostro con enfado cuando ya no siente el peso de ChanYeol sobre su cuerpo, envía una mirada fulminante a SeHun, y éste roda los ojos restando importancia ante la actitud de Dara.


—¿Cómo pasó? —grita ChanYeol corriendo para ir directamente a la enfermería junto a SeHun. Después de unos segundos, antes de llegar al edificio en donde están todos los salones y demás, SeHun detiene a ChanYeol con el brazo—. ¡Qué rayos!


—No te dejaré verlo hasta que me digas el tipo de relación con él.


—Es mi amigo.


—Bueno… lo has dicho, tu amigo. ¿Qué clase de amigo?


—Un amigo como tú o como BaekHyun, ¿por qué lo preguntas?


—Por nada, solo curiosidad.


Ambos siguen corriendo, ChanYeol está asustado, su corazón y mente también lo están. Una explosión de sentimientos que KyungSoo le hace sentir cuando su vida corre un cierto tipo de peligro. Sentimientos que KyungSoo logra efectuar en ChanYeol. Solo él.


Pero cuando llegan al cuarto, las estrellas explotan y en lugar de luz, solo se ve el polvo de lo que un día fue un primoroso brillo tan dulce, tenue, sin molestia alguna. Un chico de tez morena acaricia la frente de KyungSoo, le sonríe y le pide más de una vez perdón. KyungSoo no despierta ante las palabras, pero sigue sonriendo tan calmadamente y hace, en la cabeza de ChanYeol, revolotear aves llenas de celos y rencor.


—¡¿Qué haces aquí?!


ChanYeol entra furioso y empuja el cuerpo del joven, haciéndolo caer sobre una mesa llena de venditas, alcohol y otros utensilios con los cuales curaron la cabeza del pequeño, quien se le ve disfrutando de un relajante descanso, pues los gritos e insultos del más alto no le alteran el sueño, ni aunque los gruñidos no salieran de la blanca habitación.


—Déjame en paz—expone JongIn devolviéndole un empujón, pero lo hace con calma, alejándolo.


—¿Viniste a molestarlo? —difiere de las palabras de JongIn


—No, solo vine a disculparme con él.


—Entonces ya vete. Es mi amigo y me encargaré de los tipos como tú, de quienes solo viven para hacerle daño.


ChanYeol es un tonto también, no se da cuenta del gran significado de sus palabras.


Tan mal.


—Yo lo sé, estaba mal, pero…solo lo molestaba para llamar su atención—baja la cabeza con unos pétalos rojos pegados a sus mejillas, una lágrima de arrepentimiento  moja sus mejillas, tan similares a los rocíos en el despertar del sol—…Estaba tan mal…


—¿Qué?


ChanYeol queda absorto en las declaraciones del joven, podrían ser ciertas, así como también pudieran ser una mentira. Sin embargo, el rostro de JongIn es firme, mostrándose vulnerable antes sus redondos ojos. La carga sobre su rostro es tal, y se desplaza sobre todo el cuerpo. JongIn baja los hombros, acercándose un poco más a KyungSoo, le vuelve a acariciar la frente, y con una risa de melancolía, le besa la frente. Los celos de ChanYeol dejan de volar sobre su cabeza y se meten a su cuerpo. Se esparcen fugazmente tan similares a las estrellas fugaces, las cuales cumplen deseos, unos más ingenuos, otros más inocentes. Con salvajismo toma el cuello de JongIn y lo arroja al suelo, proporcionándole una serie de golpes hasta dejarle frescos ríos de rojo vivo. SeHun intenta detenerlo, logrando un poco de juicio sobre su amigo.


—Si vuelves a tocarlo de esa manera, ¡te mataré!


JongIn ríe, limpia con la manga aquellos caminos purpúreos. Y vuelve  a reír, ríe más y más.


—¿Entonces, si es tu amigo por qué te abofeteó? Si dices cuidarlo tanto ¿por qué preferiste estar con tu novia antes que él?, ¿por qué no velaste por la seguridad de tu amigo?


—Yo…


—Él no es mi amigo—declara KyungSoo mientras ayuda a JongIn a ponerse de pie—. Yo no quiero ser tu amigo— Frialdad en las palabras de KyungSoo, significados sin estelas de negarlo, o de ser una broma.


ChanYeol queda destrozado. Porque así lo quiere, porque así lo quiso.


Enojado sale de la habitación, y nuevamente llora. Con resquemor, abatimiento y el deseo de nunca haberlo salvado. Aunque bien sabe que ese no fue el momento del que se enamoró de KyungSoo. De hecho fue mucho antes, una ayuda fue suficiente para rendirse ante KyungSoo. Amabilidad, inteligencia, simpatía, una mezcla de virtudes e imperfecciones, ellas lo sedujeron y al final, le hicieron amarle.


El odio deja de ser para KyungSoo y se vuelve solo a él, ante un ChanYeol miedoso y cobarde de demostrar sentimientos únicamente por las burlas y palabras de personas ajenas a su vida y a su todo. Y se odia una vez más, se golpea una y más veces la frente. Sentir el dolor le hará recobrar el sentido, sacar a KyungSoo de su mente a golpes es lo mejor para su futuro, porque tener a un amigo de pareja es lo peor, es casi un pecado. Y tener como pareja a un hombre es lo más bajo que alguien como él puede caer, un agujero sin final, lo más parecido a un laberinto creado por una sociedad cerrada a las maneras puras de amar.


Golpes y más golpes.


Pronto los deja de sentir, y en su lugar un pecho le espera y nuevamente le acarician los cabellos. Esa sensación de repulsión a sí mismo aparece porque no es KyungSoo quien le consuela, es la misma chica, la misma por la cual KyungSoo prefirió dejar de soñar y fantasear, por quien prefirió romper una muy sólida amistad. Si tan solo supiera que KyungSoo es tan débil frente al amor, y sus pensamientos de prefiero no estar con él porque sufriré, es mejor verlo a distancia de mí, pero feliz, seguramente rompería contacto alguno con Dara.


Huir, huir, a veces puede ser bueno.


Y lo es más cuando KyungSoo sale de la habitación y observa a una pareja conformada por hombre y mujer, por ChanYeol y Dara, la mujer que su amigo ama. Y comprende con todo el dolor el porqué de su tan drástica decisión. Sufre en silencio observando el amor de aquel par. Aprieta sus puños con fuerza porque KyungSoo se ha rendido. Una tregua está demás, porque para empezar, nunca compitió, nunca fue un rival.


—Sé feliz ChanYeol…


El último deseo para su estrella.


Se da la media vuelta con significado a final. Entre sollozos y lamentos queda al borde de la desesperación y la depresión sobre el intento de una muy mentirosa felicidad. Quedará nuevamente tan solo como lo fue desde el inicio, tan vacío. Sin las carcajadas de ChanYeol que despierten sus sentidos, sin las amenas conversaciones de ChanYeol llenos de excepcionales y fantásticos fines de semana, sin saludos con muecas amplias de placer, sin nada. KyungSoo se siente traicionado, pero no por ChanYeol, sino por lo que la vida le ha arrebatado.


Tan vacío.


Pero nunca es tarde.


Caminando desconsoladamente en los pasillos recordando las escenas antes vistas sin quererlo, siente un muy reconfortante abrazo, un acto gentil intentando exprimir los negativos sentimientos.


—Está bien, todo está bien.


Llorar nunca ha estado de más, de hecho, le hace sentir bien. Expulsar cada partícula de dolencia nunca le ha sentado tan perfectamente como ahora.


Porque huir, no siempre significa estar solo.


Porque huir puede significar algo más.


Huir no siempre es tan malo, no siempre.


Pero está mal, tan mal.

Notas finales:

Aww~ ¡Díganme qué les pareció! ¿Les gustó sí o no?, no me abandonen, prometo que este fanfic ya no lo dejaré, estoy bastabte inspirada y creo que mejoré, no sé, tal vez me estoy engañando ;-;

Comenten!! Enserio me encantaría saber su opinión después de una laaaaaaaaaaaaargo descanso, no mi abandonen....awwww~

¡Nos leemos!!!!!!!!!!!!!!!

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Si alguien lee Painting Flowers y mis otros fanfics, les tengo un muy bonito regalo en esta semana, ¿vale?


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