Laaalalalala Lala lalala~
El sonido de las gotas que golpeteaban los cristales de la ventana, lo mantenían con la vista sobre la lluvia; el tiempo no parecía mejorar mucho y maldecía su suerte, pues los pies se le congelaban pese a que traía tres pares de calcetines, sumado a unos calentadores. Su "embarazo" le había vuelto friolento y por si fuera poco, la región baja de su espalda lo estaba matando; como deseaba que él regresara; ahora se armaría de valor para pedirle un leve masaje sobre su espalda. Miraba de vez en vez el reloj. Ya había pasado más de media hora y se preguntaba en dónde estaría, simplemente le había pedido un poco de pay de manzana, estaba seguro que en la cocina había lo suficiente, pero le faltaba la jalea, simplemente eso.
Probablemente era a causa de la lluvia, quizá ese era el motivo, quizá..
Frotó sus brazos con las manos contrarias, luego de soltar un leve suspiro, incluso su aliento se congelaba. Necesitaba urgentemente el poco -por no decir nulo- calor de su pareja.
Además, seguro que el grub que estaba por nacer sería un sangre alta, un sangre violeta; esa clase de pensamientos lo distraían un poco del frío que sentía y sin darse cuenta, se quedaba encantado con el tema, mientras pasaba una mano por encima del grub, ahora que podía hacerlo con libertad sin sentir un poco de vergüenza, entre más vagaba en sus pensamientos, fue cayendo dormido poco a poco...
A la mañana siguiente y a causa de la piel de gallina, fue despertando.
-Uhmm... -se quejó levemente, había pasado la noche en el sillón. Se estiró un poco y miró por la ventana.- Ya... amaneció (?).- se preguntó extrañado; si era así ¿en dónde estaba él? ¿Se estaría dando un baño? No, en realidad no había rastro de él en toda la colmena, ¿acaso le había pasado algo? Esa situación ya era preocupante. -¿Dónde estas?- se preguntó dando vueltas por la colmena; al final decidió salir a buscarlo, pero al abrir la puerta, se llevó una enorme sorpresa.- ¡¿Huh?!
Era una bolsa de plástico que contenía algo de comestibles y cosas típicas para un bebé, bien dicho, grub. Se agachó, sujetando su vientre y hurgó en la bolsa con una mano y algo de desesperación, buscando un indicio, algo que le diera una respuesta y muy al fondo lo halló.
Era dinero; dinero alterniense y nada más. ¿Por qué le dejaba eso y a parte una bolsa con comestibles? Simplemente deseaba hornear un pay, no le había pedido surtir la despensa.
Una pequeña ráfaga de viento helado le cruzó el pecho y un poco incredúlo decidió levantarse al igual que con la bolsa en la mano y otra sobre la larva, miró a ambos lados. Nunca antes había notado lo vacío que era el mundo, o bien lo alejada que estaba su colmena de este ahora mundo cambiante.
Acaso... ¿Volvería?