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Déjame entrar por Dementiel

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Notas del fanfic:

Heeeeeeeeeey! Vuelvo aquí con un One Shot especial para celebrar el mes de Himuro, nuestro emo favorito. En un principio quería hacer una historia más "profunda" con esta pareja, porque me encanta y así pero skdfñjgksfg ¡Todo lo que escribo es porno! ;; no me sale escribir feels, algún día lo intentaré... Pero si Himuro participa sin duda me saldrá porno, este hombre me hace escribir puro porno, no se vale... En fin, espero que disfruten la lectura ~ 


 


Por cierto, me inspiré en la canción de Moenia que se llama "Dejame entrar" ¬ w ¬ hasta el fondo tocar (??) 

Notas del capitulo:

No tengo mucho que decir, es porno, Himuro obsesionado a punto de enloquecer porque Akashi está jodidamente bueno y deseable y no le hace caso. Me centré únicamente en Himuro y Akashi, aunque mencioné a otros personajes.  Creo que no queda nada más que decir ¡Disfruten! Y ¡Feliz mes de Himuro! 

Dejame entrar

Hasta el fondo tocar…

Eran las 2:46 de la madrugada y él seguía sin poder dormir, tampoco es que se acostase relativamente temprano pero por la mañana tenían un partido muy importante que jugar, debía descansar y era la hora en que no podía conciliar el sueño ¿Razón? Unos hermosos ojos bi color invadían sus pensamientos una y otra vez.  Que si lo imaginaba en el baño, en el comedor, en la sala, riendo, saltando, jugando, masturbándose mientras pensaba en él… Mnn, imposible, era el novio de su mejor amigo y una persona bastante recta como para pensar en la infidelidad ¡Demonios, Akashi Seijuro! ¿Qué diablos le había hecho? 

Himuro Tatsuya era consciente de que estaba rendido ante la belleza etérea de aquel emperador, le tenía vuelto loco desde que habían cruzado miradas luego de aquel inter high, apenas se vio reflejado en sus preciosos ojos y había caído por completo por aquel esbelto cuerpo, atlética figura, rostro sereno y con una presencia desbordante que imponía nada más verlo ¿Cómo es que aquella figurita en miniatura podía tener tanto de todo y ser tan perfecto? Había sentido como si le hubiesen propinado un gran golpe de frente y directo en el rostro y para colmo le había visto sonreír ¡La figurita sonreía! Ese había sido el acabose de Himuro Tatsuya y ahora se encontraba más que urgido por tener una mirada dirigida a él por parte del emperador.

Akashi te hacía desearlo con una sola mirada suya, apenas sus ojos se cruzaban con los tuyos sentías la necesidad de doblegar tu voluntad a cualquier petición por muy absurda y risoria que fuera, cumplirle todos sus caprichos y ser capaz de concederle cualquier deseo a cambio de una sonrisa suya, una mirada, una atención… Pero para Tatsuya eso no sería suficiente, no. Si el deseo que se albergaba en él era así tan solo por contemplar su sonrisa ¿Qué sería de él si lo escuchaba gemir? ¿Cómo sería el rostro de Akashi al momento del placer? ¿Qué clase de expresión pondría cuando estuviese deslizándose en el interior de su trasero? Maldito Atsushi suertudo, solo por tenerlo un poco grande seguro que complacía al emperador.

— Uwah, Akashi seguro debe estar flojo… — Pensó mordiéndose los labios, estaba duro con solo imaginarlo, así no podría conciliar el sueño. Llevo rápidamente su diestra a la zona “afectada” y comenzó a bombear su miembro con devoción, imaginando que su mano era el refinado hoyo trasero del emperador, logrando terminar momentos después; sudoroso, caliente y con más deseos por tener un encuentro con ese chiquillo, aunque en verdad sería muy difícil, Atsushi le aplastaría si se enteraba y Akashi no se dejaría, más de una vez le había insinuado algo pero Akashi o no entendía o le ignoraba por completo y eso era lo que más golpeaba su orgullo de casanova. Apenas pensó en el susodicho cuando sintió que Himuro Jr volvía al ataque, maldijo entre dientes antes de comenzar de nuevo la rutina hasta que logró terminar por completo, intentaría dormir aunque fuese unas horas más estaba seguro de que el partido de mañana sería muy difícil de jugar.

 

 

— Murochin ¿No dormiste bien? — La voz perezosa de Atsushi le devolvió a la realidad, ni siquiera había escuchado las indicaciones de su entrenadora y para colmo, su tormento estaba allí en las gradas animando al equipo, mejor dicho a su novio ¡Diablos! Akashi se veía tan sexy con esos pantalones negros pegados que delineaban su redondeado trasero y esa camisola de color azul celeste que dejaba al descubierto sus hombros ¿Esto era un castigo divino por masturbarse diariamente pensando en la pareja de su mejor amigo? Nah.

— Estoy bien… Solo debo espabilar, no daré problemas en el juego, no te preocupes Atsushi — respondió haciendo uso de su característica galantería, poniéndose en marcha, listo para jugar.

 

Y como se esperaba, rindió si acaso un 70% más fue suficiente para derrotar al equipo contrario, aunque la obviedad de su mal juego fue objeto de comentarios entre su equipo, haciendo que suspirara e inventara una excusa creíble; intentó no hacer obvia su molestia al ver a Atsushi tan sonriente, había mencionado algo de que Akashi le había prometido un premio si ganaban y era más que obvio cuál era ese premio; suficiente, tenía que cogerse a ese niño o solo empeoraría su situación, a este paso podría volverse loco.

 

 

Una semana había pasado desde que habían tenido aquel partido, su pésimo rendimiento en las actividades del club comenzaban a preocupar a los demás, Atsushi había estado insistiendo en si le pasaba algo ¡Claro que le pasaba! “¡Le tengo ganas a tu novio!” Pensó en decirle más de una vez, más aguantó, desde aquel día había estado planeando detalladamente el cómo, dónde y cuándo se cogería a Akashi Seijuro, sin que nadie sospechase de él.

 

Mientras los días pasaban, su ánimo mejoraba, estaba más que ansioso, incluso había dejado de masturbarse 6 veces al día, ahora solo procuraba hacerlo por la noche y si acaso una vez, quería que Akashi lo tuviera todo cuando se lo cogiera.

 

 

Miró su calendario, el gran día había llegado, Akashi Seijuro sería tomado por él ¡Al fin! Su cuerpo entero se estremecía de solo pensarlo, lo tenía todo listo, había calculado cada detalle y era hora de poner su plan en marcha. 

 

La parejita en cuestión y él habían sido invitados a celebrar el cumpleaños de su capitán de Yosen, el lugar que había elegido el hombre había sido un club disco para bailar y conocer chicas, pobre tipo, Tatsuya se había excusado diciendo que ya tenía un compromiso y que tenía que viajar a Los Ángeles ese fin de semana, por lo que no estaría presente “Ajá” más había esperado la confirmación de Atsushi para poder anticipar su movimiento. Ahora se encontraba observando en los alrededores como llegaban uno tras otro sus compañeros y amigos de Yosen. Había elegido un vestuario completamente negro, guantes, pantalón, una cazadora de cuero negra, lentes oscuros, un gorro y había añadido un cigarro a su look, nada que ver con la forma en que vestía normalmente, incluso había alquilado un auto, todo fríamente calculado.

 

Pasaron 20 minutos y ni rastro de Akashi y Atsushi ¿Es que no vendrían? Comenzaba a impacientarse más cuando estuvo a punto de perder el juicio los vio llegar, Akashi lucía soberbio ¿Por qué era tan jodidamente atractivo? Su cabello estaba peinado hacia un costado, sujetado el otro por unas horquillas con destellos, vestía un pantalón pegado de color rojo que exponía todos sus atributos, entre estos sus torneadas piernas y ese trasero respingón del que era dueño, llevaba una camisa de color blanco que terminaba en su cintura, exponiendo así un poco de piel ¡La perdición!

 

Himuro arrojó el cigarrillo al suelo y lo piso con un rápido movimiento, sintiendo como su entrepierna se apretaba contra sus pantalones, estaba listo. Solo tenía que encontrar un momento para robar a Akashi de allí, rápido, indoloro y silencioso.

 

Ni siquiera le prestó atención a Atsushi, pese a que entró tras ellos al lugar, la fuerte música, las luces, el bullicio, todo era perfecto para llevar a cabo su plan.

 

Apenas entraron, distinguió a sus compañeros en la zona VIP, parecían pasarla bien, él la pasaría mejor. Se acercó a la barra y desde allí los observó disimuladamente, estaba impaciente pero lograba concentrarse.

 

Estuvo allí una hora y media y Atsushi no soltaba a Akashi, bailaban, comían, bebían y no le quitaba las manos de encima al chico, no lo culpaba, si él fuera el novio de Akashi tampoco le quitaría las manos de encima, en otro sentido.  Estaba a punto de jugar su carta para hacer que se separaran cuando vio que Atsushi bajaba de la zona VIP hacía el baño mientras que a Akashi le arrastraban a la pista de baile ¡Perfecto!

 

No tardó en moverse hasta llegar allí, tenía escasos minutos para robarlo y que no se dieran cuenta ¿Pero cómo? Muy fácil, mezclándose con la multitud llegó hasta posarse tras Akashi, sacando la jeringa que contenía aquel potente suero y lo inyectó rápidamente en el brazo ajeno, Akashi sintió el piquete y segundos después mareos, llevó su mano diestra hasta su frente más sus piernas flaquearon antes de que pudiese decir algo, cayendo al suelo, aunque afortunadamente Tatsuya estaba ahí para atraparlo. Ayudado por las luces deslumbrantes, aprovechó para sacarle mientras le decía al de la puerta que su amigo había tomado de más e irían a tomar aire, Akashi no volvió a la fiesta. 

 

¿Cuánto tardarían en darse cuenta de que Akashi no estaba? Minutos, lo sabía más se iba a arriesgar. Lo llevó hasta el auto y lo metió en la parte trasera, demonios, hubiese querido poder cogérselo allí mismo, lucía tan hermoso dormido; más ya habría tiempo para ello en otro lado. Una vez que se metió al auto comenzó a conducir rumbo al escondite, tendría si acaso unas horas para hacerlo, esperaba que fuese suficiente.

 

 

El departamento estaba semi amueblado, el lugar lucía bastante andrajoso pero la recámara estaba impecable, con muchos juguetes sobre la cómoda junto a la cama, lubricantes, cremas, un frasco de pastillas, esposas, correas… Tatsuya se había preparado bien. Dejó a Akashi con cuidado sobre la cama, parecía un sueño ese chiquillo, su respiración era pausada y apenas perceptible, su suave y nívea piel le rogaba por ser tocada y así lo hizo, con las yemas de sus dedos acarició una mejilla del menor, sintiendo lo sedosa que era esa piel ¿Cómo se verían sus besos allí? Lo pensó unos segundos y sonrió, con cuidado esposó las manos de Akashi al respaldo de la cama, la correa de las esposas era algo larga por lo que la recortó un poco para ajustarla, luego comenzó a desabrochar los pantalones ajenos, la desnudez era su mejor vestimenta para ese cuerpo.

 

Lo despojó de sus pantalones y sus boxers, dejándolo semi desnudo, no tardaría en despertar y sería mejor que terminara con las preparaciones ya. Ató sus pies a cada borde de la cama, forzándolo a separar sus piernas y cuando terminó se alzó para ver su preparación, encontrándose con ese hermoso rostro compungido, sus vivaces ojos parecían desconcertados ¡Precioso!

 

Tatsuya carraspeó antes de fingir la voz, por nada del mundo debía dejar que algo le vinculara directamente con el crimen. — Al fin despiertas, niño bonito… Justo para la hora de la diversión — musitó dándole la espalda, yendo por pasamontañas, colocándoselo mientras se revisaba en el espejo del baño, escuchando como las esposas golpeaban contra los bordes de la cama y la voz de Akashi gritando por auxilio. Se había maquillado ese lunar tan característico suyo e incluso se había colocado lentillas en los ojos, no había forma de que alguien adivinara, se revisó una vez más que todo estuviese en su lugar y salió a encontrarse con su objetivo, sonriendo.

— Puedes gritar todo lo que gustes, nadie te escuchara, este lugar fue preparado para ti ¿No te alegra saber eso? — Lo estaba disfrutando, la adrenalina corría por todo su cuerpo mientras se deshacía de la molesta ropa, el cuerpo de Akashi retorciéndose sobre la cama tan solo le incitaba a comenzar.

Una vez que quedó completamente desnudo, se acercó a un costado de la cama, tomando uno de los lubricantes que allí había. — Seré bueno contigo, te prepararé, te haré disfrutar y gozar mucho más que tu infantil novio… — Al escuchar esto, Akashi alzó su rostro, este tipo… Le daba la sensación de que lo conocía.

Tatsuya se centró en esa mirada inquisidora, apretando el bote para regar  el lubricante sobre el abdomen, miembro y muslos ajenos, escuchando un respingo por parte del pelirrojo pues el líquido estaba frío. Había deseado tanto esto. Una de sus manos se apresuró a viajar por el vientre del menor, embarrando el lubricante por su vientre, bajando hasta llegar a su miembro, comenzando a bombearlo lentamente. — ¿Se siente bien? Te prometo que se sentirá mejor — murmuró buscando con la yema de su pulgar el glande ajeno, dando un masaje circular en este, causando que Akashi jadeara al tiempo que se arqueaba hacía adelante y comenzaba a sentir como despertaba el miembro ajeno entre su mano ¡Vaya, sí que era sensible! Las piernas de Akashi lucían temblorosas, el menor se resistía a sentir pero el cuerpo no podía engañar a nadie y poco a poco la virilidad ajena estaba más que a tope.

Tatsuya estaba encendido, con su mano libre se masajeaba a sí mismo, quería probar cada porción de piel del menor más no estaba seguro de tener el tiempo de ello por lo que detuvo su accionar posándose encima del cuerpo ajeno, entre sus piernas. — ¿Conoces esto? — le preguntó a Akashi, enseñándole un anillo que había tomado de la cómoda junto a la cama, poniéndoselo en la base de su miembro. — Si suplicas bien podría dejar que te lo quites… — Akashi no lo entendía muy bien ¿Suplicar él? ¿Quién era este tipo? Su mente estaba confusa, no entendía como había llegado allí, él estaba bailando en la pista y después… ¿Después? Le dolía la cabeza y las muñecas, sus piernas querían seguir moviéndose más la mano de aquel hombre sobre su virilidad se lo impedía y ahora esa cosa ahorcando su miembro, dolía.

 

Por su parte, Tatsuya se encontraba tomando unas bolas chinas del tamaño de un huevo, como había pensado que Akashi estaría muy flojo había querido “apretar” un poco el asunto, más cuando hundió un dedo en el interior ajeno se dio cuenta de cuán apretado estaba allí dentro. “Woah pero si lo hace con Atsushi cada cuanto, o es que no lo hacen a menudo….” Sentirle así de apretado le encendió aún más de lo que ya estaba, hundiendo un segundo dedo para maniobrar mejor. —  ¿Es que acaso tu novio no te tiene satisfecho? Me estás apretando como si tu vida dependiera de ello… — se mofó, recibiendo un respingo por parte del emperador.

— ¿Quién eres? ¿Por qué estás haciendo esto? — Akashi sentía un punzada en sus caderas, se sentía asqueroso que ese hombre enmascarado le tocara pero lo que más asco le dio fue que cuando su mirada se encontró con la de aquel hombre, le trajo instantáneamente el recuerdo de Himuro Tatsuya ¿Por qué? No lo entendía, por más que intentó descubrir el lunar característico de ese chico en este hombre, no lo lograba, no había un lunar allí, no era Himuro Tatsuya ¿Entonces porque le daba esa sensación? La mirada de lascivia y lujuria que le estaba dando ese hombre tenía la misma intensidad que la que alguna vez Himuro le había dedicado, por no decir que pensaba eran las mismas.

 

Himuro sacó sus dedos del interior ajeno, observando como el lubricante dejaba unos hilillos que conectaban de su mano al trasero ajeno, tan lujurioso. Llevó una de las bolas al interior ajeno  y sonrió — ¿Te cabrán? Si te cabe la de tu novio seguro te caben unas cuantas de estas — Comentó con malicia, empujando aquella bola contra el interior ajeno, Akashi profirió un grito, era demasiado grande esa cosa, no cabría, si la de Atsushi dolía cuando entraba y aun necesitaba de mucha preparación para ello, esta cosa que le estaba metiendo y sin la preparación adecuada era, literal, un dolor en el trasero.

Akashi se retorció frenético, Himuro se ensañó al ver esa expresión de dolor que tenía el menor en el rostro y empujó más fuerte hasta meterle la bola, sonriendo e inclinándose hasta él para probar sus labios, más lo que recibió fue una fuerte mordida por parte del emperador que le hizo sangrar enseguida ¡Eso no se lo había esperado! Se apartó limpiándose con su antebrazo el labio y por instinto a defenderse, elevó su mano y golpeó el rostro del emperador a puño limpio, justo en el pómulo, magullando y haciendo sangrar este al instante, arrepintiéndose después. — ¡Oh, oh! Mira lo que me hiciste hacer… Tan hermoso rostro y ahora… — Se inclinó de nueva cuenta, tomándole por el mentón para ladearle el rostro y lamer la sangre de su mejilla, seguro que dejaría una buena marca, ni hablar. Empujó una bola más, lentamente y disfrutando de las expresiones que conseguía de Akashi, qué pese a no querer caer en su juego no podía evitarlo, le dolía.

 

Una vez que la segunda bola estuvo dentro, Akashi gimió ¡Ah, al fin, un gemido del emperador! Fue música para sus oídos, Himuro parecía enardecer al escuchar esa voz quebrarse y le tomó por los muslos, apretándolos con fuerza hasta dejar una marca roja de sus dedos, llevando la punta de su erección contra el trasero ajeno, los ojos de Akashi se agrandaron mientras sus manos se jalaron buscando zafarse, más no lo logró. — ¡No! — gritó frenéticamente mientras sentía como Himuro empujaba sus caderas, no le importaba el placer de Akashi, en realidad solo quería su propio placer y así lo demostró al forzarse a entrar una y otra vez en su entrada. Akashi se tensó y chilló mientras le miraba con los ojos llorosos, el punto culminante para Himuro.

 

— Ese rostro es el que me atormentó tantas noches… Dame un poco más de eso… — No sonaba a petición, sonaba a orden. Himuro logró penetrarle, sintiendo como la punta de su erección chocaba contra una de las bolas que anteriormente le había introducido, empujándolas más profundo mientras le embestía repetidamente, haciendo que Akashi se retorciera con dolor, sentía que le estaban rompiendo en dos y no lo gozaba, claro que no. — Te gusta profundo ¿No es así? — sentenció Himuro exaltado, aumentando la velocidad de sus estocadas, llenando la habitación de sonidos chirriantes de la cama, lloriqueos por parte de Akashi y jadeos roncos y excitados por su parte. Su miembro no lograba adentrarse por completo, y él quería sentirse completamente rodeado por Akashi así que le abandonó unos momentos para tirar de las bolas hacía afuera, sacándolas con un ligero “PLOP” al salir, observando algunos fluidos dejar la entrada de Akashi; se relamió los labios y volvió al agarre, embistiéndolo de una sola estocada, llegando tan profundo como pudo, sintiendo como las paredes de ese caliente interior se cerraban contra su miembro ¡La gloria! ¿Podría dejar de hacerlo luego de haber probado el cielo?

 

Akashi sentía su cuerpo desfallecer, la rudeza con la que era embestido le hacía doler la espalda, la mejilla que había recibido el puñetazo le punzaba, su cabeza le daba vueltas y sentía su hinchado miembro a punto de reventar más algo se lo impedía, esa cosa que le había puesto previamente.  Se sentía como un vil muñeco, ya no quería más sin embargo nada de lo que dijera podría hacer que ese hombre se detuviera.

 

Y ahí estaba entonces, Himuro lo sintió venir y azotó frenéticamente sus caderas contra las ajenas, corriéndose segundos después, la mejor corrida de su vida, seguro que le había llenado hasta las entrañas, si fuese posible le habría preñado con esa sola vez y aún seguía semi duro. Deslizó hacía afuera su miembro y observó morbosamente como su semen abandonaba el cuerpo ajeno, manchando las sábanas. — ¿Te gustó eso? — preguntó notando entonces la virilidad de Akashi ¡Ah, lo había olvidado! ¿Cómo había podido olvidar el placer del emperador? Una de sus manos comenzó a bombear la hinchada hombría ajena, observando entonces a Akashi cerrar sus ojos, morder su labio inferior y negándose a proferir algún sonido. — Vamos, deja que tu voz resuene aquí, sino me dices lo que quieres no lo haré… — Tentó Himuro, pasando la yema de su pulgar por la ranura de su glande, forzando a su dedo a intentar hundirse allí. — Mira, algo quiere salir… — insistió mientras Akashi sentía sus ojos arder con sus calientes lágrimas de rabia, estaba en la palma de la mano de ese bastardo y no había nada que pudiese hacer… “Atsushi… ¿Dónde estás?...” Pensó con frustración.

— … Basta… Detén esto — suplicó entre dientes, ladeando su rostro para evitar verlo, entonces lo pensó, quería descubrir quién era este maldito hombre, para tomar venganza y si estaba tan loco por poseerlo, sabía bien que hacer para que cayera en su trampa. — Por favor… Deja que me corra… — suplicó entonces con una jadeante voz, maldiciéndose internamente, tenía deseos de vomitar.

 

Himuro quedó perplejo al ver aquella faceta tan esperada de su emperador por lo que sin pensarlo terminó sacando aquel anillo que hizo que Akashi se sacudiera sin proponérselo, corriéndose segundos después. — Te ves tan adorable así de obediente… — comentó mientras tocaba una vez más el ahora flácido miembro del pelirrojo quién  pasaba a la fase dos de su plan.

 

— Desátame… Por favor… — Esa petición le tomó por sorpresa a Himuro, si lo desataba el chico podría escapar, Akashi era atlético, estaba en forma y tenía fuerza, no quería arriesgarse más la mirada que le dio el menor le hizo pensarlo dos veces ¿Qué se sentiría ser abrazado por sus piernas?

— Muy bien, te desataré las piernas… — ¡Tsk! No era un idiota este hombre, eso fue lo que pensó Akashi al escuchar esa frase, él había planeado que le desatara las manos, aunque algo era algo. Pronto Himuro se deshizo de las esposas que sostenían los tobillos ajenos, observando las marcas que habían dejado sobre su piel. — El emperador tiene una piel muy delicada, me pregunto cómo se ve la de tu trasero… — ni siquiera le dio tiempo a Akashi a responder, enseguida le había tomado por los muslos y había hecho que las piernas de Akashi se doblaran hacía arriba, exponiendo así su trasero. Qué bueno que el chico practicaba yoga, una gran flexibilidad. Su entrada lucía algo roja, con algunos hilillos de sangre ¿Había sido muy rudo? Quizá… Comenzó a acariciar de nueva cuenta su entrada y se acercó para comenzar a lamer desde la base de sus testículos, con experiencia una que carecía Atsushi y que hizo a Akashi jadear, procurando esta vez satisfacerlo, quién experimentó unas cosquillas que recorrieron hasta la punta de sus dedos.

 

¡Maldición! ¿Cómo podía su cuerpo reaccionar ante esta asquerosidad? Akashi estaba asqueado, las náuseas se apoderaban de su cuerpo al sentir la babosa lengua recorrer su miembro que parecía punzar ante la excitación; Tatsuya estaba más que encantado con la reacción tan sincera de aquel jovial cuerpo, haciendo que introdujera nuevamente dos de sus largos dedos, comenzando a moverlos de adentro hacia afuera, separándolos lentamente, hundiéndolos de nueva cuenta, tan profundo como se pudiera, aumentando encarecidamente el ritmo tanto de su lengua como de sus dedos, queriendo tocar aquella protuberancia que llevaría a Akashi al borde de la locura. Había estudiado el cuerpo humano, sabía dónde encontrar lo que estaba buscando, curvó un poco sus dedos y entonces la sintió, aquella pequeña bolita que le haría culminar, apenas la tocó y Akashi dio un grito de placer mientras se corría frenéticamente, haciendo que todo su cuerpo enrojeciera avergonzado, humillado por la forma en la que estaba siendo tomado. Tatsuya sonrió victorioso, había presenciado a su exquisito emperador en la cúspide de un orgasmo y eso solo había logrado hinchar su impaciente miembro. Sacó sus dedos de su húmedo y caliente interior y los lamió mientras observaba a Akashi con lujuria.

 

— Eso fue estupendo ¿Te gustó? Mira cómo has dejado las sábanas, Akashi — se acomodó de nueva cuenta entre las piernas ajenas y le alzó estas desde sus muslos, inclinándose para llevarlas por sobre sus propios hombros, dejando completamente el cuerpo ajeno a su merced. Sin avisar, empujó sus caderas para embestir el cuerpo de Akashi, buscando dar de lleno en aquel punto que sabía haría delirar al menor quién pese a su obvio rechazo, no pudo evitar gemir angustiado mientras sentía como aquella virilidad se habría paso entre su carne para obligarle a experimentar un placer distinto al que gozaba cada noche junto a Atsushi.

“Atsushi…” Unas silenciosas lágrimas descendieron por las mejillas del pelirrojo ¿Saldría de allí alguna vez? ¿Qué es lo que tramaba este tipo? Su mente se quedó en blanco mientras le sentía penetrarlo una y otra vez, meciendo su cuerpo al ritmo que imponía, dejándose hacer sin pelear, no tenía caso, solo lograría lastimarse aún más, mientras más rápido terminara más pronto saldría de ese lugar…

 

Y entonces lo vio, entre algunas perladas gotas de sudor, allí en las esquina baja de su ojo derecho, justo arriba de su pómulo, ese lunar tan característico… ¡Himuro Tatsuya!  No, no… Esto no era posible, ese hombre era el mejor amigo de Atsushi, no se atrevería… Además según le había dicho Atsushi, Himuro estaría en estados unidos… Pero… Esa mirada… El tono de voz que aunque fingido seguía dándole la sensación de conocerlo…

Akashi forcejeó entonces con más fuerza que anteriormente, sorprendiendo a Tatsuya quién en respuesta se clavó profundo y efusivo contra su cuerpo, lastimándolo, haciendo que gimiera adolorido mientras se llevaba esa idea a la mente, no podría probar nada si no lo descubría allí pero Himuro parecía haberse percatado de eso, por un momento el pánico lo atacó “ ¡Mátalo!” Le susurró su mente pero después de todo Himuro no era de esa calaña, simplemente siguió embistiendo con la euforia, la adrenalina y la excitación del momento, ya no estaba buscando el placer de Akashi, ahora solo estaba satisfaciendo su carnal deseo de poseer aquel perfecto cuerpo y así lo hizo, le embistió hasta que estuvo satisfecho, ignorando por completo los gemidos de dolor que profería el menor, sus sollozos desquiciados y los intentos de sus piernas por zafarse de su fuerte agarre, hubo un silencio y ya no le sintió moverse, culminó sin problema alguno una vez más en el interior ajeno y sacó su virilidad luego de eso, notando entonces las manchas de sangre en la cama, sangre mezclada con su esencia manchando los muslos de Akashi, desde su entrada hasta las sábanas ¿Qué demonios había hecho?...

 

Se sentó en las esquina de la cama, en ese momento cuando Akashi había comenzado a patalear se había dado cuenta de que le había reconocido, la mirada acusadora en los bellos ojos bi color ajenos se lo había dicho todo ¿Qué haría ahora? El pánico le había llevado a forzar a Akashi al punto de desmayarlo, el menor lucía tan apacible incluso en esos momentos, aunque él por su parte se sentía una bendita mierda. “¡Bien hecho, Himuro toronja”… Pensó con ironía mientras suspiraba…

 

Después de que terminara el frenesí al que le había llevado el deseo por tener entre sus brazos al menor, sintió culpa, remordimiento y se maldijo a sí mismo. Se levantó de la cama y buscó algo con lo que limpiar al menor, con cuidado, lo mejor sería llevarlo a un hospital pero no quería ser atrapado. Lo lavó con cuidado de no lastimarle más, pese a que se sentía una mierda no quería ser atrapado. Una vez que estuvo limpio le colocó de nueva cuenta sus pantalones y lo llevó con cuidado al auto. Debía apresurarse.

 

Le recostó en la parte trasera del auto y se sacó el pasamontañas, debía darse prisa antes de que Akashi despertara y le viera. Afortunadamente (Desafortunadamente) Akashi no despertó en el trayecto y cuando estuvo cerca del hospital le dejó en la entrada, llamando rápidamente a este para que salieran a recogerle, una vez que se cercioró Akashi estaba siendo atendido, se marchó con un gran peso de conciencia… Eso había sido muy idiota de su parte ¿Cómo es que no lo pensó cuando estaba planeándolo? La lujuria le había hecho llegar muy lejos y ahora estaba más que arrepentido, aunque una pequeña parte le decía “Hay que repetirlo”.

 

 


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