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Ir al infierno no parece tan malo cuando es a tu lado. por Asuka Yatogami

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Notas del capitulo:

Death Note no me pertenece, es obra de su respectivo autor.

Como prometí, acá está el tercer capítulo. Actualizaré todos los Martes, creo. Y por cierto: si estás leyendo esto, solo quería que sepas que realmente te aprecio <3. 

¡Nos leemos abajito!

 

—¿Y se puede saber qué haces tú aquí? –dijo Mello en tono agresivo, muy sorprendido y disgustado por aquel enano violándole su privacidad. Realmente esto era el colmo, estaba jodidamente enfurecido.

—Hasta donde yo sé, este es mi cuarto ahora. Si Mello no sabe controlarse a sí mismo no es asunto mío. Estas son las consecuencias –dijo Near rizándose un mechón blanco.

Para gente fría, calculadora e indiferente como Near, las personas como Mello eran realmente entretenidas. El peliblanco pensó que sería un buen pasatiempo enojar y jugar un poco con gente imbécil y temperamental como ese idiota allí parado.

Mello chasqueó la lengua, y se dio cuenta que odiaba tener que compartir cuarto con esa clase de persona. Odiaba la mirada arrogante y apagada de Near, pero no quería que la situación se salga de control. Después de todo (aunque odiaba admitirlo) él tenía razón: esas eran las consecuencias y la realidad con la que debía convivir.

—Como sea... al menos sal de mi cama y saca toda tu basura de allí. Los enanos creídos como tú no son de mi agrado, no creo que podamos llevarnos bien.

Near hizo caso omiso a aquel comentario y comenzó a pasar sus juguetes y ropa a la otra cama. En otra situación, se hubiera quedado allí a discutirle un poco. Pero no tenía tiempo ni ganas, así que continuó acomodando todo.

Mello dejó salir un largo suspiro, y miró hacia el techo. Se mordió el labio con ira, tratando de buscar las palabras adecuadas para romper aquel silencio. Near solo lo miró fijamente y se preguntaba cómo podía suspirar tan fácilmente en frente de alguien más. Odiaba suspirar. Si lo hacía con un propósito era diferente, pero esta clase de suspiro, sin ninguna razón… lo odiaba.

*"Nunca suspires en serio, nunca llores. Los demonios tomarán ventaja de ti. Suspirar crea una abertura, una vulnerabilidad. Si quieres seguir vivo, mantén cerrada la boca. Nunca permitas que alguien vea tu punto débil. No dejes que tu corazón se ablande ante nadie. Nunca confíes en nadie excepto en ti mismo."

Jamás olvidaría esas palabras, y en el caso de que llegara a olvidarlas, su voz jamás saldría de su cabeza. Mello rompió el silencio, mientras se ponía su chaqueta negra:

—Me voy a clase  ahora, hazme el favor de salir del cuarto más tarde. No es como si fueros amigos que van juntos a todos lados ¿sabes? Mi único amigo en este asqueroso lugar es Matt, que te quede claro.

—Tú y tus amistades no son de mi incumbencia, Mello. Hablas demasiado y lo peor es que de cosas innecesarias, eres extremadamente irritante. Apuesto a que tu ex compañero está mejor sin ti, pero lo malo es que ahora soy yo el que tiene que convivir contigo.

Mello bufó, y se retiró de la habitación dando un portazo al salir. ¿Por qué debería esforzarse para caerle bien a otras personas? Mello no estaba allí en busca de amistad, ¿para qué quería amigos si en un futuro cercano se iría de allí? No quería apegarse a nadie, no servía de nada. Solo traería sufrimiento, y Mello ya había aguantado demasiado sufrimiento en su vida para sufrir por cosas que pueden evitarse.

Entró a la clase de Historia y se sorprendió que no haya casi nadie allí. Al parecer, no había profesor. La habitación lucía árida y oscura, y al estar vacía parecía más grande lo normal. Se sintió desconcertado. Allí estaba Matt, hablando muy amistosamente con un muchacho de cabellos negros y extraños ojos rojos, y supuso que debía ser, al igual que Near, uno de los nuevos. Tenía un inmenso parecido al famoso detective Lawliet, tanto que no le sorprendería que fueran familia o algo parecido. Ninguno de los dos reparó en su presencia, lo cual hizo sentir al rubio algo herido y humillado. “Ya veo, Matt… así que te has conseguido un nuevo amigo. Me alegro mucho por ti” susurró Mello para sus adentros. Sintió que el corazón le pesaba, pero era tan orgulloso  que solo se retiró de aquella escena.

Volvió a su habitación y se tiró rendido en su cama, cogió un libro e intentó leer pero no pudo. Las palabras le daban vueltas en la cabeza, solo lo confundían más. El albino estaba armando un rompecabezas y, al poner la última pieza, fue el primero en romper el silencio:

—Mello. Así te llamas ¿no? —dijo Near, sin mirarlo.

—¿Qué quieres? Me harías un favor si dejaras de desconcentrarme, no sé si te has dado cuenta que estoy leyendo, imbécil.

—Precisamente mi intención no es formar una amistosa relación contigo, Mello. Sería genial que dejaras de creerte el centro del universo. Y lo del libro es solo una patética excusa, eres tan idiota que apuesto a que no has entendido ni una palabra y más idiota aún porque piensas que no me doy cuenta. Estás tan ocupado pensando en mí que ni siquier…

—¿Pero qué mierda dices?—le salió ira de la voz. A Mello no le gustaba que le tomaran el pelo, y menos un enano como aquel— Ya veo, así que te has creído ese rumor estúpido que circula por el curso ¿verdad? Me parece que el único que se cree el centro del universo eres tú, jodido enano.

—¿Entonces por qué mirabas tanto, Mello? —realmente Near solo estaba jugando un poco con sus emociones, y le gustaba aquel juego porque nunca sabía cómo reaccionaría Mello.  Él era como un reto, era diferente a los demás niños, no era como una marioneta insulsa a la que podía predecir y controlar.

—Nadie te estaba mirando, estúpido. A ver si superas el complejo de superioridad. No eres especial ni superior a nadie, por algo estás aquí al igual que yo. Eres solo un idiota que se cree mejor que todos, me irritan los de tu tipo –Mello gruñó, no veía la hora de salir de aquella incómoda situación.

—Pues yo creo que sí lo hacías —insistió el peliblanco en tono burlón, y se formó una leve sonrisa en su rostro. Mello colapsó.

—¡Ya te he dicho que no! ¡Cállate de una maldita vez, enano de mierda! –Mello se levantó de su cama y se colocó en la de Near, acercando su rostro al de él, mirándolo fijamente y desafiándolo.

Estaba intentando intimidarlo y asustarlo, pero de aquellos ojos grises no había ni una pizca de enojo, miedo o inseguridad. Era un muñeco blanco sin emociones y eso realmente le asustaba.

—Cállame —respondió, y miró inexpresivamente a Mello.

A este paso, las cosas se pondrían interesantes. Near se sorprendió tras la reacción del rubio. Tenía el rostro sonrojado y los ojos ardiendo de ira al mismo tiempo, lo cual le resultó verdaderamente gracioso. Tras esa fachada de chico maduro y malo, Mello no era más que un niño inmaduro y llorón. Lo cual estaba bien. Y se sorprendió más aún cuando su respuesta no coincidió para nada con la expresión de su rostro:

—¿Sabes qué? Me voy a dormir. Me cansé de tus jueguitos estúpidos, mocoso. Y quítate de la cabeza esa idea de que me siento atraído hacia ti, porque no es cierto. Tú con esa actitud de niño superior no lograrías atraer a nadie –el mayor salió torpemente de aquella cama y se tiró en la suya, dándole la espalda a Near.

Mentiroso. Eres un mentiroso, Mello, ¿lo sabías?” pensó Near mientras jugaba con sus dados, y sonreía maliciosamente. Compartir habitación con ese idiota no era tan malo después de todo.

Notas finales:

*La frase marcada en negrita fue tomada de la novela ligera No.6, que es únicamente propiedad de Atsuko Atsano. 

¡No me maten! ¡Perdón por no haber puesto el beso! Pero prometo que habrá e.e. 

¿Les gustaría que el próximo capítulo se trate de la relación entre Matt y Beyond? ¿O quieren que siga con esta pareja? Cualquier cosa, está la cajita de comentarios. Los quiero <3. 


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