Todos habían llorado la muerte del hijo menor de los reyes, al menos unos cuantos lo hacían, otros mas solo era para fingir ante ellos y no perder el prestigio, Thor era el mayor afectado con esto, el sabía perfectamente que fue su culpa, desde mucho antes el lo había humillado, a veces de forma consciente y a veces no lo era, pero ahora ya no podía hacer nada ni confesarle nada porque el realmente lo amaba, lo amaba tanto que creyó que si fingía enamorarse de esa mortal todo estaría bien pero cuál fue su sorpresa al saber su gran error, jamás le había dicho sobre sus sentimientos ya que no era normal, ambos siendo hombres y hermanos, no era lo más correcto y agradable de ver ante los ojos de sus padres, pero ahora entendía que tal vez si lo hubiese sido, si le hubiese contado aunque sea a él todo estaría bien, le pediría que lo perdonara pero ahora tendría que vivir con la culpa de saber que él se soltó porque lo amaba y le dolía enormemente saber que él quería a la mortal, en sus ojos esmeralda se notaba el dolor de la traición y esas lágrimas que dejo escapar solo fueron un detonante para el rubio quien lo supo todo cuando se perdía en el espacio...
Después de soltarse para dejarse caer en el infinito del espacio prefirió cerrar los ojos para no ver más a su “padre” y al rubio, cuando sintió todo perdido, cuando supo que no los vería otra vez creyó razonable abrir los ojos para ver su infortunio, pero sin darse cuenta fue absorbido por un agujero de gusano que lo llevo ante unos extraños individuos, ahora estaba en el suelo mostrando cierta sorpresa en su encantador y sensual rostro con marcas de algunos golpes que apenas habían hecho los ataques de su hermano, los miraba de forma amenazante a pesar de ya no tener fuerzas no se dejaría intimidar por esos seres, no es digno de él, lo levantaron sin cuidado alguno mientras en el rostro del que parecía ser el líder se formaba una sonrisa que de cierta forma le causo escalofríos al dios menor. Fue llevado hacia una gran nave que nunca antes había visto en los libros que alguna vez leyó en los grandes y amplios estantes de la biblioteca real, no tenía la intención de defenderse, en su mente maquino la idea de morir a manos de esos seres y no parecía importarle ya que sus ojos antes resplandecientes estaban vacios, eran de un verde más oscuro de los que poseía, estaba triste, solo, derrotado… acabado… se dejo hacer, le quitaron gran parte de su ropa y se la llevaron a un lugar que no le importaba, sus manos y pies estaban atados en lo que parecía ser una camilla solo con la ropa interior y una camisa café cubriendo su torso y parte de sus muslos, parecía estar ido en quien sabe donde, sin darse cuenta un ser de mayores proporciones entro seguido por uno de menor tamaño que no dejaba de parecer imponente, estos no apartaban la mirada del pelinegro que miraba al techo de la nave, ambos sujetos sonrieron de forma macabra, el más grande se acerco mientras en su mano hacia aparecer una tipo lanza en la cual en la punta sobresalía un pequeño cubo azul, la camilla se movió para hacerla quedar de frente a la criatura, el de ojos verdes lo miro por primera vez sin demostrar nada en su bello rostro, El Otro acerco la punta del cetro hacia el pecho de Loki sin dejar de sonreír de la misma forma, del cubo salió una pequeña porción de energía en forma de una flama azul que recorrió desde dentro el pecho subiendo hasta su cabeza tornando sus ojos totalmente negruzcos por unos breves momentos hasta que el color desapareció dejando ver un par de esmeraldas encendidas con el nuevo sentimiento de odio renovado desde su corazón, los dos seres rieron de forma escandalosa al ver a su nueva creación mientras lo desataban dejándolo de pie frente a ellos, el dios de las mentiras se mantenía firme con una tenue sonrisa en sus labios, su ropa fue cambiando hasta volverse una de batalla, parecida a la que tenía puesta en Asgard solo que con más verde que dorado, traía puesto su casco dorado en el que sobresalen unos cuernos como si estos fueran alusión a su origen maligno, quizá…
En la tierra un científico estudiaba algo que nunca antes había visto, parecía ser una fuente de energía ilimitada pero no podía estar seguro, esa cosa no provenía de la tierra sino del espacio, de otro mundo que no conocía más que en libros de mitos: Asgard. No recordaba el porqué había accedido a colaborar con S.H.I.E.L.D, solo recuerda haber escuchado una voz dentro de su cabeza guiándolo a hacer las cosas e incluso que responder en cada caso según le preguntaran, ahora se encontraba ahí tratando de detener el incremento de energía pero le era inútil, este seguía irradiando energía y rayos gama en proporciones menores para hacer daño, esto mismo le comento al director Fury, poco después el cubo comenzó a emitir sonidos extraños y un poco mas de energía que lanzo hacia adelante formando algo parecido a un agujero en el espacio el cual mostraba estrellas que nunca antes se habían visto, parecía ser un portal, cuando este se cerró dejo ver a una persona de ropas extrañas no usuales en la Tierra en posición acuclillada sosteniendo en su mano un cetro dorado con un pequeño cubo azul, alzo lentamente su rostro dejando ver una mirada afilada hacia los presentes, una sonrisa maligna era la cereza del pastel, antes de que pudieran reaccionar se enderezó y comenzó a atacar a los presentes iniciando por el líder, pocos minutos después la gran mayoría estaban muertos y otros más estaban bajo el control de aquel individuo interestelar como Clint Barton, el Dr. Erick Selving y otros agentes mas, se llevaron el Tesseractor antes de que fueran aplastados por el laboratorio, llegaron a una edificación secreta donde puso a esos hombres a trabajar con el Tesseractor para crear otro portal dimensional de proporciones tan grandes que dejara albergar a cientos de Chitauris, su propio ejército. Todo marchaba bien, solo les hacía falta el motor para hacerlo funcionar otra vez, un material proveniente de meteoritos llamado Iridio, el dios y el agente se encargarían de ello, pero el primero no le molestaba si lo encontraban o no, todo era parte de un elaborado plan que solo él puede hacer y poner en práctica consiguiendo lo que se proponga en el plan, estaba en un lugar conocido como Alemania, en un centro donde estaban reunidos varios humanos adinerados, el dios los observaba con cierto interés pensando en lo interesantes que estos podían llegar a ser en cuanto a tener un poco de poder, no dejaba de sonreír mientras bajaba las escaleras de forma elegante e imponente aunque nadie parecía prestarle atención, para empezar con el espectáculo golpeo son su cetro a un individuo lanzándolo, la melodía hermosa de los gritos de algunos presentes lleno sus oídos pero no conforme con eso tomo a su presa del cuello de la camisa aventándolo contra una tipo mesa que parecía estar ahí para hacer todo más interesante, saco una extraña maquina sin dejar de observar a su alrededor, la coloco en el ojo del humano sacando gritos de todos los mortales presentes, ¡Como le encanta ser el centro de atención! Su ego crecía al ver como todos corrían despavoridos buscando resguardo en algún lugar o simplemente salir vivos de allí, dejo al mortal en paz y comenzó a caminar erguido mientras su ropa se transformaba en la de Asgardiano, su cetro cambiaba a la forma de siempre, salió por la puerta observando cómo se alejaban de su imponente y gloriosa presencia, los hizo arrodillarse ante él, los hizo temblar con solo un grito, mantener sus cabezas gachas, le regocijaba tanto, al poco tiempo después llegaron los que se supone acabaran con él, comenzó la lucha contra el soldado a destiempo, luego entro a escena el multimillonario con aires de grandeza, todo estaba saliendo a la perfección, al estar atrapado levanto lentamente sus manos en forma de rendición, su ropa volvía a cambiar quedando sin la capa y sin el casco, podía dejar de sonreír, ahora solo faltaba que él llegara para comenzar con su venganza, todo lo que quería era vengarse y destruir Midgard para que su querido hermano sintiera el dolor de perderlo todo, personalmente buscaría a la mortal y con sus propias manos la mataría solo para sentir como la vida de la mujer se escapaba entre sus manos en un fuerte apretón en su cuello, estaba feliz. Dentro de la nave se mantenía sereno con su sonrisa de satisfacción marcada en su rostro, ¡al fin! Los rayos y los truenos se hacían presentes en el cielo gris, su mirada se paseaba sobre las ventanas para estar seguro que no fuera una alucinación suya, pero sin darse cuenta su rostro parecía estar afligido, la puerta del avión fue abierta por hombre de hojalata y en esta aparecía él… El rubio sostenía fuerte su martillo, miro a su adorado hermano ¡aquel hombre que robo su corazón! Entro sin importarle nada más que el pelinegro, lo tomo del cuello del traje acercándolo a su rostro, sus respiraciones se encontraron, el de ojos azules quiso besarlo pero no lo haría frente a todos esos mortales, lo jalo hasta tirarse con él al vacio, llegaron a unas rocas donde aterrizo a ambos con cuidado de no lastimar al menor, no lo soltaba y no quería hacerlo, miro fijamente esas esmeraldas, incluso en la oscuridad de la noche pudo notar algo distinto en ellas, eran fríos y duros ojos con los que se encontraba, lo soltó y este camino hacia un lado para poner distancia, comenzaba a sentirse extraño cuando estaban demasiado cerca…