Amor correspondido
Jin llevó al pequeño a una cancha poco concurrida. Buscó un lugarcito en donde sentarse, lejos de la vista de la gente.
- Siéntate... – Lo invitó a Dan. El pequeño, en silencio, hizo caso y se sentó al lado de su compañero.
Hubo un silencio largo antes de que la voz del menor lo rompiera:
- ¿Puedes decirme algo... Jin? –
- ¿Qué? – Preguntó Akutsu ahora observando a su compañerito, quien al notar la mirada de Jin comenzó a sonrojarse.
- Yo... Es que... Tu... Me trajiste aquí para hablar... Digo, ¿No es así? –
- Si... –
- Bien... –
El silencio inquietante nuevamente. Solo se oían los pájaros cantar y el viento jugando con las hojas de los árboles.
- Te traje hasta aquí porque tu lo quieres... – Dijo finalmente Jin. Dan sonrió. - ¿Tengo razón o no la tengo? – El mayor regaló una sonrisa al mas pequeño quien tenía su corazón latiéndole con fuerza.
- S... Si, Jin, claro, no hay otra cosa en el mundo que yo prefiera, mas que estar contigo... Y... Dime... Tu... Tu... – Tragó algo nervioso – Tu... ¿Me quieres o no?... Jin... –
Jin se mantuvo en silencio, se recostó en el piso, su mirada estaba clavada en el cielo azul. Sentía que Dan esperaba con impaciencia su respuesta, pero le gustaba mantener a su compañerito expectante, rogando conseguir que le hablara.
- Bueno... ¿Qué crees tu? – Dijo Akutsu ahora corriendo su mirada hacia el niño.
- ¿Yo? ... No lo se... Quisiera que me lo digas tu... ¿Me quieres, Jin? – El pequeño tomó valor y se animó a preguntar aquello y esperó con ansias una respuesta positiva.
Jin dejó escapar una pequeña risita.
- Jin... Por favor... –
Pero el mayor seguía sin decir nada y cerró sus ojos despreocupado de todo.
- ¡Jin! ¿Por qué no me contestas? ¿Acaso estás bromeando conmigo? – Dan se mostró enfadado, ya no le hacía gracia que Jin jugara con él de aquella manera, como lo hacía en ese momento. – Jin, ya basta y respóndeme de una vez... –
Al notar el enojo en el tono de voz de su compañerito, Akutsu abrió los ojos y le clavó una seria mirada la cual logró callar a Dan.
- ¿Por qué eres tan molesto? Si sabes que te quiero, ¿Por qué insistes a cada rato en que te lo diga? – Volvió a cerrar sus ojos.
- Jin... – Dan quedó paralizado, no pudo evitar tener una sonrisa de punta a punta por lo que había escuchado. Jin lo quería, no lo demostraba pero lo quería... – Ji... Jin... –
- ¿Ahora qué? –
- Qui... Quiero... – El rubor en las mejillas del pequeño reapareció.
- ¿Qué es lo que quieres? – Akutsu se sentó nuevamente y observó al chico esperando que continuara.
- Yo quiero... – Cerró sus ojos fuertemente para lograr así, juntar valor y terminar de hacer su pedido – Yo quiero abrazarte... Quiero abrazarte, Jin, ¿Me dejas abrazarte? –
Akutsu dejó escapar otra vez una risita.
- No... – Le dijo. Dan lo miró frustrado y agachó su mirada:
- Bueno, esta bien, lo siento, Jin... No quise pedírtelo, sabía que no ibas a querer... Perdóname... – El pobre niño moría de vergüenza.
Pero Jin volvió a reír. Enseguida colocó su mano en un hombro de Dan. Éste sobresaltado lo miró. Jin pasó luego su mano por la espalda del pequeño hasta llegar al brazo y así terminó abrazándolo. Dan no dudó mas y pasó a abrazar del todo a su compañero, apoyando su cabeza sobre el pecho de Jin.
- Era broma... Que malo eres... – Rió emocionado el pequeño.
- Pequeño aprovechado... Sabes que te dejo abrazarme porque nadie nos ve... –
- ¿Acaso te sigue molestando que le gente nos vea? – Preguntó el niño interesado.
- Si, detesto que la gente se entere de cosas que no le importan... –
- Bueno, lo importante es que se que me quieres... Estoy contento, Jin... –
Akutsu pasó su mano por el cabello del chico y envolvió con su otro brazo el cuerpo de Dan.
Quedaron en silencio varios minutos. Dan estaba mas que feliz, tenía sus ojos cerrados, estaba soñando despierto, deseaba permanecer allí horas, abrazar a Jin hasta cansarse.
- El entrometido de Sengoku... –
- ¡¿Qué?! ¿Dónde? – Dan se levantó enseguida y se separó de Jin. El mayor rió ante la reacción del pequeño.
- Solo recordé lo husmeador que es... –
- Ah... Me asustaste... – Rió aliviado – Creí que otra vez arruinaría las cosas...-
- ¿Crees que las arruinó? – Preguntó el mayor.
- Bueno... No... No del todo... Es decir... ¿Creo que todo esta bien ahora, no? –
Dan quiso saber si en realidad lo que estaba pasando allí era de verdad o algo transitorio.
- Si... Todo está bien... – Akutsu ya no sonaba desinteresado, parecía estar interesado en Dan.
- Me agrada oír eso, Jin, de verdad. – El niño volvió a sentarse al lado de su compañero y lo abrazó nuevamente.
Pasaron mas tiempo así, en silencio, hasta que de nuevo, Dan interrumpió la elipsis:
- Jin... Quiero pedirte algo...
- ¿Qué es lo que quieres? –
- Primero que nada... Quiero saber cuánto me quieres... –
- ¿Para qué? ¿Otra vez con lo mismo? –
- Si... Quiero estar seguro... –
- ¿Tu que crees? – Respondió Jin como de costumbre con una pregunta.
- No se... Quiero que sea “mucho” –
- ¿Mucho? –
- Si, mucho... –
- Bueno, entonces mucho... –
Dan rió. Y continuó:
- Bueno, ahora... – Pensó un poco qué pregunta hacer para continuar conversando con su compañero, pero el mayor lo interrumpió:
- ¿Por qué te gusta tanto estar conmigo? –
- ¿Eh? – Dan se sorprendió. – Bueno... No lo se... Solo me encanta estar contigo... En verdad... – Sus mejillas volvieron a sonrojarse y no pasaron inadvertidas.
- Te estas sonrojando nuevamente... – Jin lo notó y rió.
- Lo siento... No quiero que me pase eso... –
- Te queda bien... – Akutsu dejó de reír y miró a su compañerito a los ojos.
- Gra... Gracias... – Los ojos de Dan brillaban de felicidad. – Ji... ¿Jin? –
- ¿Si? –
- ¿Por qué tardaste tanto en decirme que me querías? –
Silencio nuevamente, pero Dan esperaba ahora, porque sabía que Jin en algún momento le respondería, tal vez necesitaba formular bien una respuesta.
- No se... Simplemente no se... No me lo preguntes... Porque no se que responderte... –
- Esta bien... No importa... – Dan se volvió a recostar sobre el pecho de Akutsu. Ya no importaba la razón por la que había tardado en demostrar cariño hacia él, lo importante era saber que lo tenía consigo y nada los interrumpiría en ese momento. – Jin... –
- ¿Ahora qué? –
- ¿Me querrás para siempre? –
- ¿Cómo? – Suspiró. – Eres exigente... No se, Dan... –
- Eso quiere decir que esto será pasajero... –
- No dije eso... –
- Entonces prometeme que me protegerás siempre como lo hiciste hoy mas temprano, cuando pensaste de que me había pasado algo con unos chicos. ¿Me protegerías por siempre, Jin? Por favor... – La mirada que regalaba Dan era dulce y tan tierna que ni en su mayor indiferencia, Akutsu podría resistirse. Entonces el mayor asintió con la cabeza y abrazó aun mas al niño que quedó tranquilo al saber que Jin estaría con él para siempre.
- ¿Por qué no me temes como los demás? – Se interesó Jin.
- No veo la razón para tenerte miedo... Yo te quiero... Y no te tengo miedo como los demás... Son tontos... Déjalos... – Sonrió alegre.
Akutsu sonrió nuevamente. Él también estaba muy feliz al lado del pequeño aunque no le gustaba reconocerlo.
- Jin... –
- ¿Qué pasa ahora? – Sonó como cansado ante tanta insistencia del niño para continuar con la charla. –
- No te hagas el duro conmigo – Rió suavemente Dan - ¿Puedo pedirte algo? –
- No... –
- Si, vamos... –
- No, no puedes... –
- Vamos, si puedo... – Dan sonreía jugueteando con su compañero.
- No, ¿Qué quieres? – Se rindió por fin Akutsu.
- ¿Me das un... beso? – Otra vez el rubor en las mejillas del menor.
- No... –
- Por favor... –
- No... –
- Dame un beso, Jin. – Dan frunció el ceño mostrándose enfadado, pero lo traicionaron los nervios y se echó a reír.
Jin lo tomó de la nuca y lo besó dulcemente en los labios, tomándolo por sorpresa y dejándolo en absoluto silencio, luego, al separarse, lo tomó del rostro con suavidad y pasándole su mano por el cabello con cariño le dijo:
- No me digas lo que tengo que hacer... –
Fin
Alessandrie 31 de julio de 2006