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Carta a Jin Akutsu por Aless_chan

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Notas del capitulo:

Cómo estan?????? ^^

Me hice un tiempito entre estudios y trabajitos para escribirles el 8º capitulo!!!!! Me apuro asi no llego tarde a la facu. Que esten bien!!!! ^^

*Aless*

No me dejes

 

Dan concurrió a su práctica de tenis. Le preocupaba no ver a Jin aquella tarde. Ya hacía un tiempo que no le hablaba. El haber sido descubiertos por Sengoku los había separado. Si, lamentablemente era así aunque prefería no admitirlo. El chico dejó su bolso en el vestuario y caminó hasta la cancha, allí se encontró con su compañero de cabellos naranjas. Éste le sonreía amigablemente. Cuando se acercó lo saludó:

-         ¡Hola, Dan! ¿Cómo estás, amiguito? – Pero el niño sonrió sin ganas y respondió:

-         Bien... Estoy bien. –

El pelirrojo se sintió culpable nuevamente por aquel humor en su pequeño compañero, y aunque intentó distraerlo para que se sienta mejor, no lo logró. Entonces, entró en el tema:

-         Dan... ¿Has hablado con Jin? – El pequeño lo miró enseguida y respondió:

-         N... No... No lo he visto en estos días. –

-         Que raro... No ha venido a las prácticas esta semana... ¿Estará enfermo acaso? –

-         No lo se... –

-         ¡Llámalo y pregúntale! Tal vez perdió su raqueta y no puede practicar. – Sengoku rió intentando contagiar a Dan, pero solo consiguió arrancarle una leve sonrisa. – Bien... – Agregó – Si quieres lo llamo yo y le digo que venga a practicar o sino... ¡Sino perderá el ritmo del juego y todos le ganaremos los partidos! ¿No sería grandioso ganarle a Jin Akutsu? – Esperó alguna respuesta, pero Dan solo hizo una mueca, como diciendo “no se... tal vez” y tomó su raqueta comenzando la práctica.

“¡Me rindo!” Pensó Sengoku, pero en ese momento, pasaba por allí, nada mas y nada menos que de quien hablaban hace segundos: Jin...

-         ¡Jin! ¡Ven! Se hace tarde para practicar... Ya nos tenías preocupados... – Sengoku levantaba su mano saludándolo. Pero Akutsu los miró seriamente y continuó su camino. El pelirrojo entonces, dejó su raqueta en el suelo y corrió tras él. Dan observaba la escena. Sentía ganas de llorar, Jin estaba totalmente diferente, es decir, siempre se mostraba serio, pero esta vez, había algo más, lo había mirado como si no lo conociera. Sentía que no era lo mismo que hacía poco.

-         ¡Jin! Espera... No camines tan rápido... Escucha, ¿por qué te vas tan pronto? Las canchas quedan para el otro lado... ¿Hola? ¿Me estás escuchando? – Pero Jin lo ignoraba totalmente, miraba hacia delante como si no hubiese nadie a su lado. Sengoku insistió – Jin... No dejes las prácticas, porque sino no podrás seguir ganando... ¿Por qué no venías? ¿Te pasó algo? – Silencio nuevamente - ¡Vamos, Jin! Dan y yo queremos practicar contigo. – Akutsu detuvo su marcha. Giró la mirada hacia su compañero. Le dio un leve golpe en la nuca y le dijo:

-         Ya basta con eso... Dije que lo olvides... -

-         ¿Qué? ¿Qué? – El pelirrojo no comprendía.

-         No me molestes... –

-         Yo no toqué el tema de tu relación con Dan si es lo que quieres decir, solo... – Pero no terminó de hablar que ya había recibido un empujón de Jin que lo dejó tirado en el suelo.

-         No vuelvas a mencionar eso... – Dijo Akutsu con un tono de tranquilidad, aunque su mirada mostraba lo contrario, luego continuó su camino.

Sengoku regresó unos minutos después frotando su mano contra su brazo pese al golpe contra el suelo que había recibido hacía un instante:

-         Que chico difícil... No deja hablarse... – Comentó a Dan.

-         ¿D... Dónde está? – El mas chico se animó a preguntarle.

-         ¿Dónde está? No lo se... No lo se... Pero iba camino a los vestuarios... Tal vez esté allí. –

Dan dejó su raqueta a un costado de la cancha. Quería ir a buscarlo. Miró a Sengoku que lo observaba con atención y le dijo:

-         Cuida mis cosas... Voy... Voy a hablar con él... –

Sengoku sonrió ante aquello:

-         Seguro, vete tranquilo. – Levantó su pulgar animándolo.

Entonces, Dan, apuró el paso y a medida que avanzaba a los vestuarios, aumentaba su marcha. Su corazón latía con fuerza. Quería gritar llamando a Jin. Llegó al lugar. Entró en silencio, observó todos los rincones, pero Akutsu no estaba allí adentro. Los ojos se le llenaron de lágrimas, pero no quiso llorar. Suspiró intentando aliviarse. Se sentó unos momentos al lado de su bolso. Le llamó la atención algo. Éste estaba abierto... ¿Acaso alguien le había robado? Preocupado, revisó su interior. Por suerte todo lo que llevaba consigo estaba allí –A excepción de la raqueta y las pelotas que quedaron a cuidado de Sengoku en la cancha – “Tal vez olvidé cerrarlo yo” Se dijo a si mismo mientras terminaba de chequear que todas sus cosas estaban allí. Pero encontró algo mas entre sus pertenencias: Un papel doblado en cuatro. Pensó en que tal vez lo había traído por equivocación, pero igual no recordaba qué podría ser. Para sacarse las dudas, abrió el mismo y fue enorme la sorpresa al descubrir que se trataba de una carta, escrita por Jin y dedicada a él.

 
“Dan:
No me queda otra opción. Debo dejar tenis por una razón obvia. Detesté cuando ese pelirrojo atrevido nos vio en el parque. Odio admitir que sentí vergüenza. Se que puedo confiar en ti y que no le dirás nada de esto a nadie. Cuando termines de leer esta carta, destrúyela. No quiero pedirte esto, pero lo haré: Olvídate de mi y de todo lo que pasó entre nosotros. No me preguntes por qué lo hago... Solo olvídalo...
 
                                                                                 Jin” 

Dan arrugó la carta, igualmente la guardó en su bolso y corrió hacia donde supuestamente continuaría el camino su compañero. El nudo en su garganta dificultaba la respiración, las lágrimas comenzaron a caer sin control. Corrió hacia la salida. Pero Jin no estaba allí. Regresó, entonces, a la cancha, tomó su raqueta y pelotas y sin decirle nada a Sengoku corrió hacia el vestuario. El pelirrojo al observarlo así, quiso interesarse en lo que sucedía, lo siguió e intentó averiguar por boca del pequeño cual era el problema. Pero Dan le gritó:

-         ¡Ya déjame en paz! Todo es tu culpa... Me voy... – Tomó su mochila, sin dejar de llorar, sentía un poco de arrepentimiento por haberle gritado a su compañero, pero no pidió disculpas y se dirigió camino a la casa de Jin. Disimuló un poco su llanto y tocó el timbre. Atendió la madre de Akutsu y dijo que su hijo no había llegado aun. Al ver que el chico se mostraba afligido, se preocupó:

-         ¿Acaso Jin te hizo algo? – Le preguntó la mujer.

-         No... No me hizo nada... Solo quería hablar con él. Es todo. – Dan se esforzaba por no llorar delante de la intranquila madre.

-         ¿Estás seguro que no te golpeó? – La mujer rogaba no oír eso por parte del jovencito.

-         No, en verdad, él no me golpeó... – Pensó que no lo golpeó exteriormente... Pero su alma había recibido un gran golpe.

Luego de despedirse de la mujer, Dan caminó hasta la plaza en donde habían sido descubiertos por Sengoku.

Jin estaba allí, pero Dan no lo había visto, en cambio, el mayor lo descubrió y entonces decidió alejarse. Se levantó y caminó algo apurado.

Dan observaba a su alrededor. Divisó por fin lo que buscaba: Jin, que se escabullía y debía seguirlo. Se levantó enseguida:

-¡Jin! ¡Jin! – Gritó con todas sus fuerzas. Pero Akutsu hacía el que no lo escuchaba y avanzaba mas rápido aún hasta llegar a correr. Se perdió de la vista del chico en una feria repleta de gente. Dan comprendió entonces, de que Jin intentaba evitarlo, que había sentido que lo seguía y lo llamaba, pero no lo quiso esperar... Se fue, se alejó... Las palabras en aquella carta iban en serio. Desconsolado, el niño corrió a su casa y comenzó a escribir una respuesta hacia el injusto Akutsu... No podía alejarse de él solo porque sentía vergüenza... No quería pensarlo, pero se le pasó por la cabeza, de qué tal vez, su compañero mayor, quiso seguirle la corriente sobre sus sentimientos y todo lo ocurrido entre ellos sería una pesada broma...

 
Alessandrie 05/06/2006 

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