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Carta a Jin Akutsu por Aless_chan

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Notas del capitulo:

Hola!!!! Como estan?

Aquí les traigo el cap. 9 mas largo que los demás, que lo disfruten!

Tardo porque todavía estoy rindiendo!! Creo que hasta julio sigo así.

Besos!

 *Aless* ^^

Mas cartas y una llamada

 

Habían pasado unos días luego de que Dan encontró la carta de Jin en su bolso... No se animaba a responderla, no sabía que escribir... Pensaba en que no valía la pena intentar volver con su compañero, ya que Akutsu era bastante cabeza dura y se resistiría luego de haber sido sorprendidos por Sengoku. Quería hacer algo pero no sabía qué. Pensó mucho esa tarde, mientras practicaba contra una pared su, ahora, solitario tenis. Estaba concentrado en sus reflexiones y no prestaba atención a su alrededor. Sengoku lo observaba desde un costado de la cancha. Lo llamó, pero el niño no respondió. No había sido por ignorarlo, sino que en realidad, Dan estaba muy metido en sus pensamientos acerca de Jin. Entonces, el pelirrojo se alejó, sabiendo que ya no sería útil para arreglar su propio error.

Dan dejó su práctica un momento después y en su casa, decidió escribir una nueva carta dedicada a Akutsu. Lo intentaría una vez más.

 
Jin:

No se si lo tuyo fue en broma, pero de verdad yo te quiero y ya no tengo miedo de decirte lo que pienso. Yo quería estar contigo siempre y aunque me da vergüenza al igual que a ti que nos vean, si nos queremos de verdad vamos a estar unidos. Solo dime si todo lo que dijiste e hiciste fue fingido... Quiero saberlo, respóndeme.

 
                                                                                                                         Dan
 

A continuación, caminó hasta la casa de Jin y tiró por debajo de la puerta, un sobre cerrado que contenía la carta. Esperaría impacientemente una respuesta.

   La luna plateada brillaba en lo alto, bañando la ciudad. Dan la observó esa noche, mientras el brillo del astro le recordaba el cabello de su Jin. Miraba hacia la entrada de la casa desde su cuarto, esperando ver a su compañero dejarle un papelito con palabras que harían sonreír su alma ó llorar a su corazón. Pero nadie se acercaba. Las calles comenzaron a vaciarse, ya nadie circulaba por las veredas. Los ojos café del niño comenzaron a cerrarse. El sueño lo venció. Quedó dormido.

Akutsu tenía el sobre en sus manos, pero aun no lo había leído, lo dudaba bastante, pero algo de curiosidad lo llevó a abrirlo. Leyó y releyó las palabras del pequeño. Sintió cierta pena y apretó el papelito doblado contra su pecho como si extrañase a Dan.

    Pasaron dos días y el niño no recibía ninguna respuesta. Se preocupó un poco. Quiso ir a la casa de Akutsu y hablar en persona, pero temblaba de nervios de solo pensarlo. Esperaría un tiempo más una carta de Jin.

    Pasó un día mas de ansias y al fin, en el piso de la entrada de la casa del niño, había un sobre, con el nombre de “Dan” como destinatario. Con el corazón latiéndole con fuerza,  el pequeño corrió a su cuarto, cerró la puerta y de un saltito se sentó en la cama abriendo con sus dedos temblorosos la correspondencia.

 
Dan:

Creo que fui claro, cuando dije que me olvides lo pedía en serio, no quiero ya saber mas nada de esto. Olvidemos todo. Debo confesar que yo también te quiero. Nada de lo que te demostré fue mentira, era todo verdad, pero no me gusta la idea de que el mundo sepa lo que pienso. Para nada. Por eso, deja de perder el tiempo. Sigue con tu vida normal.                                                        

                                                                                                    Jin
 

Pero Dan no se detendría, ahora menos que nunca. Entonces, comenzó a escribir. Él no tardaría en responder y dejar intrigado a su compañero. No era agradable sentir eso.

 
Jin:

No me digas eso, por favor. Si tu me quieres y yo te quiero debemos estar juntos, y no nos tiene que interesar lo que piensen los demás, es un consejo que escuché una vez... Jin, ya basta, no quiero que me dejes así, yo te quiero mucho y te extraño. Quiero que regreses a las prácticas de tenis. Me aburro. Respóndeme rápido, no quiero esperar tantos días. Por favor.

                                                                                                  Dan
 

Apenas terminó de escribirla, corrió hasta la casa de Akutsu y echó el sobre por debajo de la puerta. Esperó unos minutos y observó por el orificio de la llave a ver si alguien se acercaba a recoger el sobre. Pero nadie vino. Dan debía concurrir a tenis. Así que se retiró.

    Mas tarde, cuando llegó a su casa, sonrió al encontrar un sobrecito. Por más de que no tuviera una respuesta algo positiva, le agradaba saber que Jin aún estaba allí escribiéndole.

 
Dan:

¿Acaso no entiendes? Ya se, lo del dicho lo se, pero ya te dije que no me agrada el que lo sepa la gente. Ese Sengoku tuvo la culpa, no te dirijas a mi con esto. Yo lo olvidaré. Si quieres arreglar asuntos de esto, habla con él, pero conmigo ya no.

                                                                                                                         Jin
 

Dan tenía ganas de llorar y correr hacia Jin para hablar y solucionar el problema de una vez por todas. Pero pensó en que debía hablar con otra persona mas y ese sería Sengoku. Por mas de que haya cometido el error de separarlos, tal vez tendría una solución.

    Así  se guió hasta donde se encontraba el pelirrojo y con brevedad le contó lo que ocurría, confiando en que lo ayudaría de alguna manera.

 

-         Podrías llamarlo... Tal vez así las cosas queden mas claras. – Fue uno de los pocos consejos que a Sengoku se le habían ocurrido para el impaciente niño. Por suerte, Dan sonrió ante la propuesta y cuando regresó a su casa, observó que ninguno de sus familiares lo vea. Marcó el número de Akutsu y esperó. La voz de la madre de su compañero se sintió al otro lado del tubo. Dan pidió hablar con Jin, pero no dijo de parte de quien, por las dudas, no quiera ser atendido. Por fin, luego de unos segundos, volvió a sentir la voz de Jin:

 

-         ¿Quién es? – Preguntó el mayor con un tono serio.

 

-         Espera, no me corte, Jin, por favor... Solo quiero hablar unos minutos. – Dan temblaba de pies a cabeza.

 

-         Tu otra vez... ¿No sabes leer, niño? – Dijo fríamente Akutsu.

 

-         Recibí tus cartas, pero... No es lo que esperaba leer... Quiero... Jin, ¿Podemos encontrarnos? –

 

-         No... – Respondió simplemente.

 

-         Jin... Por favor... Solo para hablar unos minutos... Nada mas eso... Para que vuelvas a las prácticas. Si no quieres volver conmigo... – Tragó nervioso sin querer decir aquello, pero haría cualquier cosa para tener a Akutsu de nuevo a su lado, aunque sea como amigos, por mas que le doliera – ...Si no quieres volver conmigo, ya no importa... Pero... Pero quiero verte de nuevo... Seamos amigos. En verdad te admiro mucho, Jin, regresa al club... Por favor... – El niño sintió que las lágrimas le acariciaban tibiamente las mejillas.

 

-         No, Dan, el tenis no va para mi. Ya deja de decirme que hacer. Haré lo que me parezca. –

 

-         Pero, Jin... – La voz entrecortada de Dan se dejaba oír, igual, no parecía que conmoviera en nada a Akutsu.

 

-         Niño... Deja de llorar por tonterías. Tengo que colgar el teléfono. Adiós. –

 

-         ¡Jin! Jin, no... No cortes, quiero verte, quiero encontrarme contigo. Una vez mas, dime donde. –

 

-         No... Debo irme. –

 

-         ¡No cortes! ¡Jin! No me dejes... No me dejes... – Dan rogó desesperado. Jin no dijo nada. Suspiró ante el reclamado y esperó mas palabras del pequeño:

 

-         ¿No vas a decir mas nada? En verdad tengo que cortar. –

 

-         Te extraño... Te extraño mucho... Solo... No me dejes... Eso es todo... – Dan sintió un impulso a colgar el tubo. Así lo hizo. Corrió a su cuarto y continuó su llanto hasta quedar dormido.

 

    Jin reflexionó sobre su compañerito. Pero su orgullo no le permitía regresar con él. Dejaría que el tiempo transcurriera hasta que Dan ya no lo deseara. Pero algo le hacía pensar lo contrario. Quería estar con el pequeño. Aún así, no lo haría. No se lo permitía.

 
Alessandrie 22/06/2006 
 

                          


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