Comienza con un estudiante de unos quince años sentado en el último asiento de la clase, completamente distraído escribiendo en un cuaderno de prácticas cualquier cosa menos lo que su profesor, de veintitrés años, explicaba en la pizarra. Al salir todos del aula, este chico esperó a quedar solo con su profesor, para guardar sus cosas tranquilamente y salir ignorando totalmente la presencia de este. Luego de un rato, el profesor se retiraba, pero desde la puerta de salida del aula pudo ver un cuaderno encima de la mesa del último banco, forrado de amarillo como lo indicaba el protocolo escolar de ese instituto. Se acercó lentamente y lo tomo en sus manos, para luego leer unas páginas y darse cuenta que ese cuaderno de dueño desconocido, para él, contenía frases depresivas y confesiones llenas de amargura. Su lectura no duró mucho, porque el dueño de dicho cuaderno entraba por la puerta con gesto de preocupación por haber perdido su preciado cuaderno, pero su rostro mostró asombro y vergüenza cuando lo vio en manos de aquel profesor. Sin esperar a que este diga alguna palabra, se acercó y tomo el cuaderno en sus manos, para luego abrazarlo, soportando la mirada llena de pena de aquella persona. Luego, levantó la vista mostrando su molestia por su privacidad haber sido violada, sin intención, pero violada, se retiró con el cuaderno entre los brazos, dejando a dicho profesor parado en la esquina de el aula, sin haber podido decir ninguna palabra.
El alumno no se apareció durante toda la semana restante, y la siguiente. Eso comenzó a preocuparle. Hasta que hizo presencia en la sala de profesores el hermano mayor de este.
El chico había sido hospitalizado.
Como era eso posible...? Que había pasado tan grave como para mandarlo al hospital? Eran demasiadas preguntas pero se las guardó para el mismo.
- Podría visitarlo esta tarde? Después de todo, es un alumno mío.
Por que ese chico de apenas unos ocho años menor que el, le preocupaba tanto?
Esa misma tarde, hizo presencia en el hospital en donde este estaba internado, y para su sorpresa, desde fuera de la habitación, se escuchaba como este se reía con su hermano mayor. No esperó demasiado para tocar a la puerta y segundos después ser atendido por el hermano de este, quién le dejó pasar y se retiró para volver a su casa.
Intento gesticular una sonrisa y se sentó a los pies de la camilla. El chico había cambiado totalmente su rostro feliz e infantil a uno totalmente opuesto, se le veía deprimido, y era normal porque estaba internado... pero sentía como que había algo más a parte de eso.
Y dime, que te ha pasado? - intentaba sacar un tema de conversación.
-Nada, solo me corte cocinando. - Era la mentira menos creíble de todas, era sorprendente que se haya sentido en apuros como para usarla.
Pasaron no mas de diez minutos que se despidió y salió de la habitación.
Los días de clases continuaron y este se mantenía sin ir al hospital, no quería incomodarle demasiado. Pero dos semanas después, ese chico de quince años volvía a estar sentado en el último asiento del aula.
Pasó el día y todos los alumnos salían de el curso, y el como siempre, esperaba a que todos saliesen para salir tranquilamente. Estaba retirándose cuándo el joven profesor, sentado en su escritorio, lo llamó.
Como te encuentras? - preguntaba sonriente. Pero esa sonrisa no consiguió sacarle una respuesta, y el chico se retiró dejando a esa persona sola en su escritorio de profesor.
Dos días pasaron y este no hacia acto de presencia en el aula, y la preocupación de el profesor de cabello dorado aumentaba.
En la tarde, volvió a aparecer el hermano mayor del chico, había ido a avisar que faltaría un buen tiempo a las clases. El motivo? Volvió a estar internado.
Nuevamente, el profesor fue a visitarle al hospital, y cuándo consiguió entrar a la habitación, se sentó a un lado de la camilla de este.
Por lo que le habían comentado, el internado había querido acabar con su vida lanzándose de el décimo quinto piso de su edificio, pero al caer, se dio contra el techó del vecino de diez pisos abajo.
El profesor se cuestionaba cualquier cosa que podría llegar a decir para no herir los sentimientos de esa persona que se le hacia tan especial.
Pero, porque estaba tan preocupado por ese chico simple, que no era bueno en nada? Su relación era de alumno - profesor... verdad? Porque... porque... ?
Intentaba responderse esas preguntas, mientras miraba fijamente al chico que se encontraba mirando por la ventana, sin mostrar interés de que haya una persona sentada a su lado.
Pero, el había encontrado la respuesta. En las clases miraba de reojo a su alumno, mientras este escribía o miraba a la nada, o simplemente dormía. En los recesos, se mantenía cerca de el y no podía evitar sentirse celoso si cualquier persona se le acercaba, le daba algo, estrechaba su mano, lo abrazaba o le hablaba. Siempre lo defendía de las personas que intentaban sacar provecho de el de cualquier mantera e intentaba entablar una conversación con el cada vez que podía.
Por que sería?
Respiró hondo y llamó la atención del chico llamándolo por su apellido, este dio vuelta su cabeza para mirarle mostrando un leve interés. El profesor, se encontraba totalmente decidido, pero eso no podía evitar el leve sonrojo que se había formado en sus mejillas.
- Escucha esto, porque no quiero volver a repetirlo. Te encargo un deber escolar que debes llevar a cabo en el menor tiempo posible. Debes mejorarte para terminar el año escolar, este y el siguiente. Terminar los estudios y así poder casarte conmigo.
El chico no daba crédito a lo que estaba escuchando, sus ojos se abrieron todo lo que se podían permitir y un leve sonrojo se hallaba recorriendo sus mejillas.
El chico sonrío por primera vez ante el ruborizado profesor.
Sí...! - dijo sonriente.