La muralla dividía la humanidad entre ellos y nosotros. El gran muro de hormigón parecía llegar a alcanzar el cielo y lo único visible era aquella luz rojiza que parpadeaba noche y día, la torre de control. Mis padres y Kyungsoo siempre decían que desde que ellos descendieron a la tierra y construyeron aquella torre la humanidad dejó de existir; esa torre lee los pensamientos, manipula a las personas y una vez muertas sus almas quedarán eternamente atrapadas en su interior.
—Baek, vámonos de aquí. —habló Kyungsoo en un murmullo mirando con miedo el muro, Baek echó hacia atrás su cabeza y le dedicó una sonrisa a su hermano.
— Puedes irte, yo quiero permanecer un poco más aquí. —dijo Baekhyun acariciándose el pelo, Kyungsoo rodó los ojos y cruzó los brazos por debajo del pecho.
—Es la hora de cenar, mamá y papá estarán preocupados. — bufó — Tienes que venir conmigo. —le ordenó, Baek suspiró sabiendo que de nada le servía llevar la contraria a Kyungsoo así que miró por última vez el muro para después fundirse junto a su hermano por la espesa selva.
Seúl había dejado de ser una metrópoli tras haber sido injustamente invadida por los misteriosos seres con poderes sobrenaturales. La naturaleza cobró vida y la vegetación fue consumiendo las ciudades a su paso, como si quisiera recuperar lo que una vez fue suyo, pero la humanidad se lo había arrebatado años atrás.
Los dos chicos llegaron a la zona de casas de maderas que se construían entre las gigantescas raíces de los árboles, la luz de las velas alumbraban las cabañas y varias luciérnagas sobrevolaban por las copas de los gigantescos robles.
Una vez entrando en la cabaña ambos chicos saludaron a sus padres y tras cenar varias frutas los dos se fueron a acostar a sus habitaciones.
Baekhyun siempre se había sentido diferente, muchas noches salía por la ventana de su habitación y se sentaba en la enorme raíz húmeda que surcaba el tejado de su casa y admiraba las estrellas del firmamento. Ver parpadear a esos astros le creaba una sensación nostálgica como si él perteneciera a otro lugar. Aquella noche no fue distinta y como acostumbraba se sentó afuera; salvo que esta vez algo inusual pasó en el firmamento.
— ¡Una estrella fugaz! —se dijo Baekhyun, el meteorito envuelto en llamas atravesó varias capas de la atmósfera hasta colisionar cerca del muro, Baekhyun abrió los ojos asombrado y sin pensárselo dos veces salió en busca de aquella estrella.
Atravesó rápidamente la selva y cuando llego al lugar una profunda sima se había formado de la cual salía un poco de humo y fuego, Baekhyun se acercó cauteloso con el corazón acelerado hasta que en el centro del hoyo encontró una figura humana desnuda envuelta en un fuego azul.
— Código Z8HU9oue67. —dijo el hombre desnudo sentado alrededor del fuego, Baekhyun cayó de culo contra la tierra observando como aquel hombre abriendo la mano creaba fuego a su alrededor y tras cerrar los ojos con concentración el fuego se disipaba como si simplemente hubiera apagado una vela.
— ¿Q-quien eres? —pregunto Baekhyun intrigado, el desnudo de pelo cobrizo revuelto le sonrió y se arrodillo frente a él con un semblante serio y profundo, muy masculino.
— He venido a llevarte de vuelta a casa. —dijo el chico con voz profunda cogiendo la mano de Baekhyun, este se dejo elevar y unió su mirada con la del alto.
—Esta es mi casa. —afirmó Baekhyun, el desnudo negó con la cabeza y después de rodear su cintura rozo sus labios por la clavícula de Baekhyun haciendo que una sensación fría recorriese todo el cuerpo del humano y un extraño símbolo, el cual lucía como una estrella se iluminará con un color plateado, intenso como la luz.
Baekhyun cerró los ojos y sintió como si su cuerpo viaja a la velocidad de luz, como si fuera muy poco pesado era como si su alma hubiera sido sacada a la fuerza de su cuerpo y volara por el alto de la vegetación. Baekhyun pudo ver el enorme muro y por primera vez observó aquel otro lado de la ciudad donde habitaban ellos junto a la torre , pero no era como se lo esperaba.
No hay nada, absolutamente nada.
— Los humanos son seres crueles Baekhyun, ellos invadieron nuestro mundo provocando la guerra, haciéndose con nuestro planeta tras haber destruido el suyo… Son seres crueles. —Baekhyun abrió los ojos lentamente y se encontraba dentro de una amplia sala de comandos con varias pantallas y enormes ventanas que volaba lentamente, Baekhyun se asomo viendo lo que él creía y era su hogar.
Adiós al hogar que una vez fue nuestro.
Baekhyun admiro aquel planeta blanco con varias capas verdecidas sobres sus cráteres y a su lado probablemente a millones de kilómetros había otro planeta un planeta antes de color azul y verde que se había convertido en un planeta abandonado.
— ¿Quién eres? —pregunto Baekhyun intrigado viendo ahora al chico que vestía un traje entero plateado —, o más bien, ¿qué somos?
—Soy Park Chanyeol y soy quien controla el fuego, tu eres Byun Baekhyun quien controla la luz. —sonrió acercándose hacia el bajo —Juntos iniciaremos una nueva vida en otro planeta, crearemos un nuevo mundo.
Baekhyun se sintió protegido entre esos fuertes brazos y sintió una sensación caliente cuando se fundieron en un tierno pero apasionado beso.