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The Sweetest Purple por Cliosan9

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Notas del fanfic:

Gracias a Fujimaki sensei, que hizo personajes tan lindos y shipeables y todos están malditamente buenos. Gracias.

The sweetest purple


Cambió el pie de apoyo, había estado parado durante aproximadamente una hora y la cola en frente suyo no tenía la intención de avanzar. ¿Cómo es que había llegado hasta aquí? Oh, bien lo recordaba, explícitamente por los sucesos de esa misma mañana pero en realidad tenía un precedente desde ya varios meses.


En resumen todo comenzó cuando a Fukui se le ocurrió la idea de manipular a Murasakibara a punta de pockys que compró en grandes cantidades. La idea de manipularlo con dulces no era nueva, pero otros dulces eran demasiado estorbosos como los Maiubos ola bolsa de papitas, probaron con caramelos durante un tiempo, pero muchas veces se le salían de la boca mientras jugaba, dando como resultado un pedazo de caramelo volador lleno de baba. No hace falta mencionar que aparte de parecerles a todos asqueroso hubo varios accidentes por pisarlo sin cuidado. Por eso la estrategia había cambiado a ser pockys, se acababan rápido y venían varios en una sola caja, de esta manera tampoco peligraba la economía del club.


Al finalizar la práctica obviamente Fukui guardó una caja para todos los demás. A Himuro le tocaron dos. Comió con curiosidad, ya que le había tocado uno de color verde y otro rosa, normalmente había comido los de chocolate así que supuso que el verde era menta y el rosa tal vez fresa. Pero vaya que se equivocó, no era menta sino té verde y el sabor del dulce se esparció por su boca como una bomba, aunque tenía un amigo adicto a las azucares él consumía lo normal.


Vio que todos se estaban yendo, así que decidió apurarse y dejar el de fresa al último. Cuando ya terminó de hacer sus cosas se puso el ultimo pocky en la boca, fue cuando un sonido de su derecha lo hizo voltear y cuando pudo enfocar por fin la vista, Murasakibara se había agachado a su altura y había comido del mismo poky que el de él hasta el borde donde se podía, por eso se rozaron sus labios en un beso improvisado que fue tan sorpresivo para el de cabellos negros que no pudo reaccionar. Al parecer su sorpresa y confusión se reflejaban perfectamente bien en su rostro ya que el gigante empezó a hablar.


-Te demorabas mucho Muro-chin. Gracias por la comida.


Sin más, sin ningún atisbo de vergüenza o alguna otra reacción aparte de la normalmente acostumbrada, Murasakibara salió de los vestidores para esperar a su compañero. A Himuro obviamente eso no le había parecido nada, acababa de ser besado, independientemente que el bebé grande de Yosen sólo quisiese robarle el pocky de la boca, había miles de formas posibles, incluyendo el romper con la mano el largo palito de harina.


Tratando de no sonar como un esquizofrénico, se tranquilizó y volviendo a su habitual expresión trató de no pensar en lo que había sucedido. Lo más probable es que Atsushi lo haya visto sólo como lo que pensaban las personas muy inocentes. Muy inocentes o muy tontas, pero para Murasakibara fue solo comerse el pocky de Muro-chin.


A partir de ese día las cosas se pusieron raras en Yosen. Raras en el sentido de que sucedía algo extraño pero nadie acertaba a que cosa era exactamente. Tal vez porque las cosas estaban saliendo demasiado bien, Masako no tenía que gritar todo el tiempo e increíblemente Murasakibara parecía cooperar sin necesidad de ser chantajeado… no tan a menudo. Lo verdaderamente extraño para Himuro era que el gigante lo acompañaba más seguido a las canchas de básquet, o inclusive a los partidos de práctica de otras escuelas. Normalmente el peli morado cansado y/o aburrido se iría por su cuenta al no tener comida en mano, pero después de una réplica de Tatsuya pidiéndoselo por favor este aceptaba de mala gana, aun visiblemente muriendo de hambre. El de negros cabellos no entendía exactamente qué es lo que le pasaba a su amigo así que decidió preguntárselo directamente.


-Es que Aka-chin me lo dijo – Himuro estaba más confundido aún. ¿Que tenía que ver Akashi?


-¿Akashi te dijo que me acompañaras?


-Nooo – Dijo en tono de berrinche – Aka-chin me dijo que debo ser bueno con mi novio.


Y de manera ofendida anunció que iría a comprar más dulces y se fue. Debió haber sido bastante chistosa la expresión de Himuro para que todos sus compañeros, aparte del shock principal, se empezaran a carcajear, dándole golpecitos en la espalda a manera de comprensión. El que menos ubicado estaba era Tatsuya, no entendía cómo es que su amigo pensaba que era su novio, pero pronto como un flash vino a su mente el día del pocky. Así que decidió hablar con Murasakibara esa misma tarde para evitar una confusión mayor.


-Atsushi – le dijo mientras se cambiaban en los vestidores - ¿Por qué crees que estamos saliendo?


-¿Eh? Porque me lo pediste y yo acepté – dijo como si fuese lo más común del mundo y alzó los hombros.


-Espera, yo nunca te lo dije.


-Es por el pocky rosa, significa sal conmigo.


-Uhg, ya veo. Verás Atsushi en realidad… - sus palabras fueron cortadas inmediatamente cuando sintió como le taparon la boca en ese momento.


-Lo que Himuro quiere decir que era mejor decirlo de frente ¿verdad? – Fukui había aparecido detrás de él, junto con Liu y Okamura, que asentían con la cabeza y lo empezaron a arrastrar hasta la salida.


-¿Pero qué diablos les sucede?


-¿Estás loco Himuro? Estas últimas semanas ha ido miel sobre hojuelas con Murasakibara y hasta Masako-chan está sonriendo.


-Cierto, es un buen trato Himuro, inclusive te está haciendo caso y no te ha dilapidado en gastos con dulces.


-Aunque sea así ¿saben la implicancia de ser novios? – Himuro estaba bastante cabreado por la mentalidad de sus amigos, independientemente cuan manso esté el de pelos morados, no era motivo para engañarlo y menos sentimentalmente. ¿Sentimentalmente?


-Claro, salen a pasear – dijo Fukuda.


-Salen a jugar básquet – dijo Liu


-Compran dulces juntos – dijo Otsubo.


-¿Ves? No va a pasar nada fuera de lo común, por favor Himuro. Al menos hasta que termine la Copa de Verano. Sabes lo feliz que nos haría ganarla.


Himuro tocó su rostro contrariado. ¿Estos idiotas no tenían idea de que a todo lo anterior mencionado se aumentaban cosas de índole más íntima como los besos? Ya se habían besado, en cualquier momento Murasakibara iba a hacerlo de nuevo. Además el que su amigo haya aceptado una declaración ficticia de amor no significaba que a él le gustaba Murasakibara. El trio de idiotas seguían insistiéndole, harto de su comportamiento decidió aceptar por ahora, si las cosas se ponían complicadas, terminaría la farsa. Murasakibara podía ser muchas cosas pero no se merecía esto.


A partir de allí empezaron a salir como pareja, con consentimiento de Himuro. Los homosexuales eran la cosa más común en América y hasta estuvo tentado un tiempo a experimentar, pero su tipo siempre pensó que sería como la sombra de su hermano, pequeños de complexión delgada, en pocas palabras un chico lindo. En cambio Murasakibara era musculoso y sobrepasaba los dos metros, aunque lo que no tenía de lindo en apariencia lo tenía de sobra en personalidad, porque había descubierto lo detallista y romántico que podía ser su ahora pareja. La verdadera prueba de fuego sucedió una tarde después del entrenamiento, ya había pasado un mes en donde no se habían tocado más de lo necesario y Murasakibara se notaba inquieto.


-Quiero tocar más a Muro-chin – es lo que le había dicho un día, sin dudas ni lujuria en su voz.


Himuro se acercó y abrazó al gigante. Este le devolvió el abrazo, para cuando ya había pasado un rato de esa manera y quiso separarse, Murasakibara tomó su mentón para que lo viese directamente y lo besó. Este beso no era como el anterior el cual fue suave, un simple rose de labios, este en cambio era más apasionado moviendo la boca en un baile sensual con sabor a chocolate. Tatsuya, si bien también esta acción lo tomó por sorpresa, no se alejó, no le disgustó, no se sintió asqueado, en realidad estaba algo mareado por embriagarse con el sabor dulce de sus labios. Tal vez, salir con Atsushi no era tan mala idea.


Posterior a ese se secundaron muchos besos y el placer oculto de Himuro era descubrir a qué sabrían cada vez. Fresa, Vainilla, Chocolate, Lai chi, cada sabor era delicioso ya sean caramelos o en una heladería, pero por alguna razón saboreados de la boca de Murasakibara eran la gloria. Tatsuya siempre se consideró ambicioso, siempre quería más y esta vez no era la excepción.


Besos simples, besos de lengua, besos en el cuello, besos en la oreja, besos en la clavícula, besos en la nuca, cada vez era un descubrimiento  y de nuevo Himuro descubrió otro placer oculto, ver las reacciones de Murasakibara. Pero había algo en lo que Tatsuya no es especialmente bueno, ya había obtenido un problema con su hermano por ciertas diferencias y falta de comunicación, ahora estaba a punto de caer en el mismo error. No le dijo a Murasakibara porqué realmente terminó saliendo con él, ni tampoco aclaró con los demás chicos que ahora su supuesta farsa de una relación con el gigante no era tan fingida, realmente le gustaba y obviamente lo atraía. Tal vez por estas mismas razones, estando tan ensimismado pensando en su novio y en el sabor de sus labios, fue que descuidó estos últimos factores importantes que dieron un vuelco de 180 grados en su relación.


Murasakibara había olvidado unos maiubos que iba a comer antes de entrar a bañarse, pero los dejó a un lado porque vio de perfil a su novio metiéndose desnudo a la ducha de al lado. Si bien podía ser muy inocente, hasta cierto punto, seguía siendo un adolescente y como todo adolescente tenía las hormonas a tope, cada vez que estaba con Muro-chin deseaba besar más, tocar más y tenerlo sólo para él, descubrir todas esas sensaciones agradables con él, no sabe cómo pero se siente posesivo, más que las ganas de monopolizar sus dulces. Cuando regresaba al gimnasio pudo oír una conversación que los demás tenían.


-Vaya que alivio que Himuro lo esté controlando, ya no se salta las prácticas y no está comiendo dejando migas en todos lados.


-Cierto, aunque hay que recompensar a Himuro por el esfuerzo, yo no creo poder haber salido con Murasakibara sólo para cuidar que cumpla con sus obligaciones en el equipo.


 


Pasaban los minutos y su novio no aparecía. Himuro esperaba en la puerta principal, Murasakibara solo iba a recuperar unos dulces olvidados en la banca y cuando intentó llamarlo inmediatamente lo llevaban al buzón de voz. Regresó al gimnasio preocupado pero allí sólo estaban los demás.


-Han visto a Atsushi?


-¿Himuro? ¿No te habías ido?


-Sí, pero Atsushi olvidó unos dulces y dijo que iba a regresar, ¿no lo han visto? – los susodichos se miraron al rostro. Deduciendo rápidamente que probablemente su Pivot haya escuchado algo que no debía. Así que se lo dijeron directamente.


*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º


Murasakibara no había ido a clases ni a la práctica durante 3 días. Era viernes, pero los ánimos de los demás incluyendo a Masako estaban en el piso. La entrenadora se sentía de brazos atados, no era tutora de la sección del más alto, además este último había enviado una justificación por resfrío, pero igualmente se sentía culpable por permitir aquella treta contra su As. Aunque quiso detenerlo después de que los chicos se lo contaron, las mejorías y docilidad del bebé gigante, por sobretodo su animosidad la alentaron a hacerse la vista gorda. Cuan equivocada estaba.


Por su parte Himuro se sentía destrozado, había sido un idiota por no haberle dicho la verdad a Atsushi o mejor aún, decirle a los demás del equipo que su actuación acabó cuando descubrió cuanto le gustaba el chico de cabellos morados. Terminando aquella práctica, Tatsuya dejó de auto compadecerse, sacó su celular y marcó a su hermano Kagami.


*º*º*º*º*º*º*º*º*º*º


Era domingo en la mañana. Murasakibara seguía envuelto en sus sábanas como si fuese una gran oruga. Sus padres lo vieron entrar triste y sus hermanos lo escucharon llorar en la noche, por eso cuando dijo que había cogido un resfrío no le insistieron e inclusive se encargaron de conseguir una justificación. La personalidad estropeada de ese chico definitivamente se debía a sus protectores hermanos mayores. El timbre de la casa sonó 3 veces, fueron lo suficientemente ruidosos como para despertar al menor de la casa, pero éste no le dio importancia a la supuesta visita, se sentía cansado y sus ojos le picaban por haber llorado ayer en la noche. La vez que vio a Muro-chin con el pocky rosado en la boca, sabía muy bien que fue porque Fukui se había quedado con cajas de pockys que no le dieron a él, así que en afán de que le invitaran unos más fue a buscarlo, pero encontró a su amigo con ese pequeño palito dulce en su boca y recordó para que sirven los pockys en general. Un juego infantil de retarse, de cuán lejos piensas ir por unos centímetros más de dulce o por tener una excusa de besar a la persona que te gusta. Así que se acercó sin ningún problema hasta donde estaba Muro-chin y lo besó.


Muro-chin no cambió su actitud los siguientes días, así que pensó que sus sentimientos no se habían transmitido correctamente, como no conocía de nada de lo que había descubierto que sentía, preguntó a la única persona que es absoluta y por lo tanto debía de saber de amor.


Sus consejos no fueron malos, porque al final Muro-chin, aunque con un poco de duda, lo había aceptado. Pero al parecer no fueron exactamente los consejos del emperador lo que hicieron que su amigo se convierta en su novio, sino el hecho que era más manejable para todos en el equipo y eso le dolía. Esos recuerdos lo ponían triste y deseó, nunca haber besado a Muro-chin, nunca permitir que Fukui comprara esos pockys, nunca haberse permitido fijarse en su amigo.


-Atsu cariño, tienes visita.


-MMMNNNGGG, Mamá 5 minutos más.


-Puedo esperarte 5 minutos Atsushi, pero traigo un regalo que no creo que no lo quieras ahora.


Murasakibara al escuchar la voz de su “supuesto novio” saltó de la cama, con los pelos revueltos, tratando de fijar bien su mirada para descubrir que no era una mala pasada de su imaginación.


-Los dejo solos – dijo la madre de Atsushi.


-¿Qué haces aquí Muro-chin? Vete, o te aplastaré.


-Está bien


-¿Eh?


-Me iré inmediatamente después que termines estos – Himuro puso unas cajas blancas encima del velador. Para sorpresa de Mursakibara, cada cajita contenía un postre diferente. Pie de mora, Pastel de chocolate y frutas, Tiramisú y un cheese cake.


-¿Qué es todo esto Muro-chin? Aunque me hayas traído todas estas cosas ricas, sigo molesto contigo, yo…


-Lo sé – Himuro alzó las manos y mostró sus manos con unas curitas y una quemadura rojiza en el dorso – Sólo hice esto y pensé que el mejor para juzgar algo dulce eres tú. Así que por favor pruébalas.


Atsushi no tuvo como replicar eso, aparte de su madre nadie más le había hecho algo a mano y para que mentir, la textura y color sólo abrían su apetito. Poniendo su orgullo a un lado y a las ganas de botar a Muro-chin de su casa decidió probar el primer bocardo. Delicioso. El segundo bocado del segundo postre fue llevado a su boca. Delicioso. El tercer bocado. Delicioso. Para cuando se dio cuenta ya no podía dejar de comerlo ávidamente. Himuro aprovechó  los escasos minutos para poder explicar sus acciones.


-Eso es lo que pasó. Tu realmente me gustas Atsushi. Me conoces todo este tiempo puedes decir como soy ¿realmente crees que te hubiese besado si no sintiera nada por ti? No te pido que sigamos como si no hubiese pasado nada, sé que debes seguir molesto conmigo, sólo te pido una segunda oportunidad. Adiós Atsushi.


Himuro se disponía a irse, después de todo no necesitaba una respuesta inmediata, él ahora esperaría. Antes que pudiera abrir la puerta, fue jalado abruptamente cayendo de bruces sobre la mullida cama. Encima de él, Atsushi lo miraba fijamente a los ojos.


-¿No me estás mintiendo Muro-chin?


-Nunca te mentiría


-Lo hiciste


-Eso es omitir información – Alzó la mano derecha – Prometo nunca mentirte.


-Y cada vez que quiera me harás un rico postre como los de hoy.


-Soy un principiante, no puedo hacerlos siempre.


-Una vez a la semana.


-Una vez al mes por aniversario.


-Hecho. Y puedo comer más en los entrenamientos.


-Por mi come todo lo que quieras, a quien fastidias es a Masako-chan.


-Moooo, pero Muro-chin porque es mi novio debe defenderme.


-Lo haré


Se miraron a los ojos y se besaron. Fue un beso lento, suave e inocente que poco a poco empezó a ser más intenso. La lengua rozaba suavemente la cavidad ajena y sus cuerpos se pegaban lo más que podían. La temperatura en esa habitación empezaba a subir peligrosamente y alguien debía detenerse aunque ninguno de los dos quería. ¿Qué hay más allá de los besos? ¿Qué más está permitido?


“¿Cuán lejos me dejarás ir Muro-chin?”


Después de esa reconciliación, en la que felizmente se separaron ya que escucharon que una de las hermanas mayores de Atsushi se acercaba, vinieron días felices para Yosen. Vaya sorpresa que se llevó el equipo cuando Himuro llegó de la mano de Murasakibara anunciando de manera formal que eran novios. El Pivot podía competir con el cabello de su excapitán en Teiko de lo rojo que estaba, pero su sonrisa era casi de oreja a oreja. La peor parte de la llevaron Fukui, Liu y Okamura al sentir la furia del titán en los partidos de práctica, al parecer no pensaba perdonarlos en un futuro próximo. Pero Masako se encontraba satisfecha, sus dos estrellas se encontraban claramente felices, aunque ya estaba por verse el pequeño escándalo en la escuela cuando los rumores de ellos saliendo se esparzan. Que si no se había esparcido ya, era por obra y gracia de que no habían sido tan desvergonzados en público, pero ahora después de terminar el entrenamiento Murasakibara estaba notablemente pegado a su novio y lo besaba de tanto en tanto. Masako suspiró en ira, daba igual, esos mocosos necesitaban un escarmiento.


 


Regresando a la actualidad, Himuro se encuentra parado con los pies cansados esperando en una cola inmensa, lejos del centro de Akita, sólo para comprar los dulces preferidos de su novio. Después de casi una hora, con la paciencia a tope, pudo salir de ese lugar. Estaba atrasado, hoy cumplía 1 año con su querido titan morado por lo tanto quería hacer algo especial, comenzando con regalarle bolsas de sus caramelos favoritos y más tarde habría una sorpresa, pero como iban las cosas se había demorado demasiado en esa tienda del demonio.


Para cuando llegó a su departamento se sorprendió de sobremanera con lo que encontró. Murasakibara con ropa blanca como la de un chef decorando de manera hábil con una manga de repostería un pastel. La imagen era tan impresionante que consideró pellizcarse para confirmar que no soñaba, al parecer él no era el único con una sorpresa el día de hoy.


-Feliz Aniversario Muro-chin


-Feliz Aniversario Atsushi


Tal vez no se había puesto a pensar en esto antes, pero ahora se daba cuenta de cuanto amaba a su novio y estaba completamente loco por él. Atsushi y sus dulces, Atsushi y sus niñerías, Atsushi y sus detalles románticos, Atsushi y el básquet, Atsushi y su ira, Atsushi y su lujuria en la cama. Cada pequeá cosa que fue descubriendo en el último año, sólo lo hacían amarlo más.


Cuando se acercó a la mesada para apreciar mejor el pastel le pareció muy bonito y mucho mejor decorado de lo que él había alguna vez hecho. En el centro tenía una galleta en la cual tenía escrito “felicidades por el primer año”. La decoración no duró mucho ya que ese pastel fue creado principalmente para ser degustado y allí estaba la sorpresa número dos de Himuro. No era delicioso, era exquisito. Murasakibara tenía un don.


Para cuando terminaron de comer la tajada de pastel entre conversaciones, recordando el pasado y centrada en básquet, era el turno de Himuro de darle sus regalos a Atsushi. Le entregó primero las bolsas de Nerunerunerune, dulce favorito del titán, pero había algo más. De su cuarto sacó el segundo regalo sorpresa, para cuando Murasakibara lo desenvolvió no entendió a la primera el mensaje.


-Um Muro-chin… ¿gracias? No entiendo, esto es ropa de chica.


-No es ropa, es lencería.


-Pero esto ¿Por qué?


-Es de mi talla – dijo con voz sugestiva, dándose media vuelta en dirección a la habitación. Murasakibara se coloreó un poco y supo que esa noche no iba a dormir, era tiempo de probar su dulce favorito y celebrar su primer año de muchos juntos.

Notas finales:

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Y bueno que tal les pareció? es la primera vez que escribo de ellos dos y espero que no me haya ido por el OoC aunque es lo más probable, igualmente esos son unos idiotas tiernos en mi mente.


Este one-shot salió a petición de los reviews que tuve en mi fic AkaFuri, gracias por seguirme, gracias por todo lectores lindos. Espero que les haya gustado su docis de Mura-himu y dulces. 


Si desean que tenga segunda parte para saber que sucedió después me avisan. Nos vemos en otro proyecto.


Clio ::off::


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