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Tres cuartos de hora por BrokenDoll

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Notas del capitulo:

WISH! Aquí reportándome desde una tarde lluviosa en el sur de España. No hay nada que hacer y pues como es sábado pues pensé que era buen momento para publicar otra cosilla de mi invención.

 

Esta vez me he salido del fandom de KnB (del cual me verán escribir de él MUY seguido) para adentrarme con uno de los más peligrosos: el de Free. Porque, seamos claros, en el fandom de Free todo es pelea por ver cuál es la más canon, y las fangirls tanto de unas ships como de otras me dan miedo a veces.


Así que me he ido a lo seguro y he escrito de una que me imagino con la que todo el mundo está de acuerdo o por lo menos no la molestan: ReiGisa.

 

Porque merecen amor <33333

Rei volvió a parar al ver que Nagisa se quedaba sin aliento al correr tras él. Frunció el ceño algo molesto, o mejor, muy molesto. El por qué de aquella situación no dejaba de atormentar su mente.

 

---40 minutos antes---

 

El peli-azul observó al pequeño rubio que a su vez lo miraba con una aniñada sonrisa. Se preguntó qué extraños pensamientos tendría ahora el menor. Sabiendo que ya había conseguido que se uniera al club de natación, ¿qué quería ahora? Aquella mirada, acompañada de esa sonrisa, no le gustaba nada. Era exactamente la misma cara de entusiasmo que decía ”No me daré por vencido hasta que me salga con la mía” que ponía Nagisa todos los días que lo veía en su afán por hacer que se apuntara a nadar con él, con Haruka-sempai y con Makoto. ¿Qué descabellada idea en la que tenía la certeza de que él estaría presente se le había ocurrido ahora a aquel torbellino rubio? La extraña sensación que le cerraba el estómago se incrementó cuando el menor le miró con un extraño brillo en los ojos. Un brillo que no le aseguraba nada bueno.

 

- Rei-chan -llamó con esa vocecita inocentona, pero tan pícara a la vez- ¿Hoy vas a correr?

 

- No creo, ya no necesito mantener la forma -comentó, observando desesperado cómo el menor inflaba los mofletes en un perfecto puchero.

 

- ¡No digas eso ni en broma!

 

- N-nagisa, nos están mirando -dijo por lo bajo apretando los dientes.

 

- ¡Tienes que mantenerte en forma para mí -Rei se sonrojó haciéndole competencia a la montura de sus gafas.

 

Entonces Nagisa se dio cuenta de que todo el bendito vagón del tren los estaba viendo con atención. Algunos hombres fruncían el ceño como desaprobándolo, un par de madres tapaban la vista de sus hijos avergonzadas y la mayoría de las colegialas los miraban con ternura. Todo esto entre susurros.

Algunos lindos, y otros, no tanto.

 

- ¿Acaso no tienen una vida o qué? -soltó el rubio visiblemente ofendido.

 

Aquello hizo detonar la bomba de la tensión que había entre los pasajeros. Casi automáticamente, todos comenzaron a criticar a pleno pulmón lo extrovertidos que eran los homosexuales ahora que tenían ciertos derechos y no se los discriminaba tanto. Muchos defendían la postura de que no debería ser así y que tendría que ser como antes, a lo que Nagisa protestaba como loco. Las colegialas que antes los miraban con ojitos tiernos ahora gritaban histéricas.

 

- ¡Rei-chan te amo! ¡¿Saldrías conmigo?! -gritó Nagisa en medio de aquel caos homofóbico. La montura de las gafas del peli-azul palideció ante el sonrojo que tomó posesión del rostro de Rei.

 

Ahora todo el mundo estaba callado, observando a ese extraño par de adolescentes que descubría el amor, esperando por la respuesta de aquel chico tan bien puesto, organizado y pragmático que en el vagón estaba.

El tren dio un brusco frenazo y abrió sus puertas a la estación. Entonces Rei, sometido a esa presión, vio su oportunidad. Aún faltaban dos paradas antes de llegar a su instituto, pero necesitaba huir de esa situación tan... ¿humillante? Sí, esa era la palabra. Gracias a la potencia muscular que había adquirido en el club de atletismo logró salir corriendo del vagón a buen ritmo y alejarse de aquella multitud que, juzgando en silencio, le agobiaba.

 

Con lo que no contaba era que aquél que había puesto su vida patas arriba justamente desde que puso sus ojos en él, irónicamente también en un tren como en el de aquella mañana, también salió corriendo tras su persona. ¡Maldita su suerte!¿Por qué a él? Si era un buen alumno, no molestaba ni metía bronca con nadie.

 

- ¿Tan malo fui en otra vida para merecer esto? -preguntó más a la nada que a cualquier otra cosa, frenando ligeramente el ritmo de la carrera.

 

Para cuando sus sentimientos dejaron de agobiarle, se encontró a sí mismo sentado en el solitario tocón de un viejo árbol podado hace tiempo, balbuceando como histérico y con las manos en sus cabellos, tironeándolos desesperado.

 

Había tocado fondo. Aquello... no era hermoso.

 

A los cinco minutos de haberse calmado, justamente cuando se disponía a reanudar su camino, apareció. El mundo se reía del pobre Rei en su cara. Alguien le había arrancado un par de pelos o había conseguido una gota de su sangre y ahora se lo pasaba de lo lindo haciendo magia negra contra su persona. Su pobre e inocente persona.

 

Y hablando de inocentes, por entre las altas hierbas de aquel descuidado pero aun así hermoso campo, casi como si lo hubiera invocado al pensar tanto tiempo en él, aparecía un sonriente Nagisa, corriendo feliz como un niño pequeño. Sí, la definición de niño pequeño le quedaba como anillo al dedo al rubio. Al igual que ellos, Nagisa parecía no comprender el mal que hacía a las personas que lo rodeaban -especialmente a Rei-. Lo cual era casi una bendición porque, según sospechaba, si lo supiera, más malo sería aquel torbellino de piel pálida y ojos brillantes que se acercaba con esa sonrisa entre inocentona, pícara y, en definitiva para Rei, casi maquiavélica.

 

- ¡Rei-chan! -llamó.

 

El aludido simplemente se levantó de donde estaba y continuó caminando a paso ligero, haciendo caso omiso a su inocente perseguidor. Pero éste, infantil como él solo, no aceptó el hecho de que el mayor lo ignorara, así que con una ligera e intensa carrerilla de unos 10 metros logró alcanzar al mayor.

 

---Volviendo a la línea temporal actual---

 

Y así a cada minuto. Rei ignoraba a Nagisa. Nagisa se enfurruñaba, metía una carrerilla, y alcanzaba a Rei. Y vuelta a empezar.

 

Ya empezaba a creer seriamente que más que un estudiante de secundaria hecho y derecho el rubio era un bebé malcriado, y que le estaba dando un buen juego antes de entrar a la secundaria aquel día.

 

- R-rei -llamó de nuevo Nagisa. Extraño, no le añadió el típico “chan” y había tartamudeado- No respondiste a mi petición en el tren

 

Frenó en seco. Su pecho dio un vuelco rápido, doloroso y casi letal. No quería responderle. No. No podía responderle.

 

- ¿Qué sientes por mí, Rei? -preguntó al no obtener respuesta del peli-azulado.

 

¡Oh no! Hazuki había hecho la pregunta tabú que Rei trataba de evitar por todos los medios. ¿Qué decirle?¿Qué había vuelto su mundo patas arriba en un tiempo récord?¿Qué cuando le sonreía un extraño pero agradable sentimiento se expandía por su pecho?¿Acaso eso era amor?

De repente, una idea cruzó como un rayo por su saturada mente, más bien, un experimento. Se acercó con pasos decididos al rubio, que lo miraba plantado en su sitio, sin moverse. Al estar lo suficientemente cerca, tomó su cara entre sus manos, se agachó y... lo besó.

 

Así sin más, apenas un cálido roce entre sus labios, pero un roce que consiguió que el corazón de ambos jóvenes latiera desbocado. Rei se separó de Nagisa, que lo miraba con esos ojos, ahora más brillantes que nunca, y con un tierno sonrojo pintando sus mejillas.

 

- Pues... amor, ¿no es obvio? -dijo, y Nagisa se colgó de su cuello reclamando por otro beso. Feliz.

 

Al separarse, Rei miró la hora para saber cuánto se habían demorado, y si podrían salvar la jornada de clases. Apenas habían pasado cinco minutos desde que salió corriendo del tren.

 

Tres cuartos de hora, dos semanas, y Nagisa se había ganado el corazón de Rei.

Notas finales:

Y eso es todo por mi parte. Fue un placer escribir algo de estos dos, para mí son el MidoTaka de Free, lo más canon de lo canon <333

 

Y sin más, me despido esperando que les haya gustado. Se aceptan comentarios.

 

Con cariño, BrokenDoll


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