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Cuidaré de ti por PinkyPinkyXing

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Notas del fanfic:

¿Qué clase de resumen feo es ese? D:

Bueno, este fic salió de mi obsesión por esta canción de Giriboy, algunas frases que aparecen aquí son de la canción.

Espero que les guste :)

Yoongi nunca se había sentido tan agradecido con la soledad. Era un viernes más y caminaba despacio por las calles de Seúl cuando lo encontró.

Un muchacho estaba recargado en la entrada de un bar, fumando tranquilamente y viendo con sus pequeños ojos delineados a todas las personas que pasaban enfrente de él. Yoongi no necesitaba ser demasiado inteligente para saber que ese chico no era alguien que había ido a disfrutar la noche con sus amigos universitarios, más bien había ido a trabajar.

No lo pensó demasiado y fue directamente con el muchacho, Yoongi estaba muy solo y necesitaba sentir a alguien con él, aunque simplemente fuera por su dinero.

 

“Hola.” Yoongi se recargó al lado de él y sacó un cigarrillo para unirse a la fiesta de humo.

 

“Hola.” Contestó el chico siendo demasiado lindo para ser un servidor sexual.

 

“¿Cómo te llamas?” Yoongi empezaba a sentir un interés más allá del sexual por ese niño, que apenas se veía de 20 años, solamente por la forma en la que le había saludado.

 

“Sólo dime Park.” Contestó el chico dándole una calada a su cigarro pero sin perder cierta inocencia.

 

“Está bien Park, ¿quieres ir conmigo a otro lado?” Yoongi había tratado muchas veces antes con mujeres prostitutas pero nunca con un hombre, así que estaba utilizando el mismo método esperando que funcionara.

 

“Sí.” El muchacho tiró el cigarro aplastándolo con la punta de su zapato y acomodándose el grueso abrigo negro. Estaba demasiado elegante y recatado, y precisamente eso hacía que llamara más la atención.

 

Yoongi lo invitó a un bar de jazz donde pudieran disfrutar de algunos tragos y buena música. Quería alargar la plática con ese chico antes de llegar a la parte del sexo.

Habían pasado 3 horas sentados en la barra pidiendo bebidas suaves y algunos aperitivos. No habían dejado de hablar de todo tipo de temas, Park era demasiado culto e inteligente dándole su opinión sobre música, política e incluso economía. Pero cada que Yoongi intentaba sacarle un poco de información personal el chico desviaba la conversación con gran habilidad.

Dieron las 3:40 de la mañana y el bar en el que estaban empezó a cerrar. Se levantaron de los taburetes y recogieron sus abrigos del perchero. Yoongi pensó en llevarlo a casa, pedirle su número y volverse a ver para charlar un poco más, pero recordó que Park no era un chico normal y había pasado tiempo con él por la silenciosa promesa del dinero.

Caminaban por las desérticas calles sin un rumbo fijo, sólo queriendo pasar más tiempo juntos, rozando sus hombros a propósito.

 

“Gracias por la excelente noche. Me gustaría volver a salir contigo.” Yoongi le extendió una considerable suma de dinero al chico, era mucho más de lo que había pagado por sexo alguna vez en su vida, pero es que Park era mucho más de lo que una prostituta le había dado.

 

“No gracias.” Park sacó su mano del bolsillo del abrigo y empujó el fajo de billetes hacia Yoongi. “En realidad hoy no trabajé, pero no es un día perdido porque te conocí a ti…” Yoongi sintió un golpeteó en el pecho y su estómago llenarse de ácido. “También espero que nos volvamos a ver, todos los viernes y sábados estoy en ese bar. Tal vez…si quieres…nos podríamos ver mañana.” Continuó el castaño. “Incluso si dices que no yo te estaré esperando.”

 

En ese momento una ráfaga de cariño golpeó a Yoongi. El chico le había dado demasiadas cosas lindas en poco tiempo.

 

“No te preocupes, ahí voy a estar.”

 

Park sólo permitió que Yoongi lo acompañara hasta una estación del metro cercana diciéndole que estaba seguro de que algún día conocería su casa pero que aún no era el momento.

 

 

 

 

Yoongi llega al día siguiente a las 9:30 pm. Cubre su cabello rojizo con un gorro de lana, es otoño y el frío es impresionante, el invierno será peor. Juega con el vaso de café entre sus manos mientras sigue esperando al pequeño Park. Son 10:40 pm y aún no lo ve por ningún lado, Yoongi empieza a preocuparse y da una vuelta por los alrededores. Su reloj marca las 11:15 pm cuando por fin lo ve. Esta vez lleva un abrigo beige sobre un grueso suéter negro haciendo juego con unos ajustados pantalones del mismo color. Pero no llega solo, un hombre toma su mano y le entrega dos grandes fajos de billetes (el doble de lo que Yoongi le había ofrecido la noche anterior) y después de besar su mejilla se va.

Yoongi piensa que Park es una rosa entre lobos, Park es demasiado para un medio como ese. Park debería de estar en casa con mil cobijas encima para que sus mejillas y nariz no estén tan rojas por el frío. Yoongi decide que será un león para defender a su niño de todos los peligros y cuidará de él cuando nadie más lo haga.

Atraviesa la calle para encontrarse con el castaño y cuando llega éste lo mira sorprendido.

 

“Pensé que no ven…” Park se ve interrumpido por un pequeño beso en la nariz que recibe de Yoongi.

 

“Vamos a un mejor lugar.”

 

El pelirrojo arrastra al menor hasta un hotel. Tal vez vio un atisbo de decepción pasar por el rostro del pequeño muchacho, como si esperara que su relación no se fuera a basar ni en sexo ni en dinero, como si pudieran llegar a ser algo más.

 

Toman una habitación y cuando llegan Yoongi lo obliga a quitarse el abrigo y los zapatos. Park obedece con el rostro triste y también comienza a quitarse el suéter negro.

 

“No.” Dice Yoongi de forma cortante. “Recuéstate en la cama así como estás.”

 

Park de nuevo obedece porque su papel siempre debe de ser el de sumiso a menos que los clientes digan lo contrario.

Observa como Yoongi se quita el gorro, los guantes, el abrigo y los zapatos y se acuesta junto a él por debajo de las cobijas. Envuelve sus brazos alrededor de la cintura de Park y pega el rostro del menor a su pecho, dejando que absorba todo su calor.

 

“Cuando llegaste tus mejillas estaban muy rojas y tu nariz parecía un pequeño bloque de hielo. No puedo permitir que mueras congelado así que estaremos aquí para que descanses un poco y te calientes.” Susurra Yoongi contra la mata de cabello café. Y antes de que Park formule la pregunta Yoongi la adivina y la responde. “Me llamo Min, Min Yoongi.”

 

Park sólo da un pequeño asentimiento con la cabeza y antes de quedarse dormido responde. “Yo soy Park Jimin, ese es mi verdadero nombre.”

Jimin cae rendido sobre los brazos del mayor y Yoongi piensa que de verdad es un niño. Él no puede dormir porque ningún sueño puede ser tan hermoso como el muchacho que tiene entre sus brazos, así que lo observa hasta aprenderse sus facciones de memoria. Necesita saber todo acerca de ese chico.

Por segunda ocasión Jimin rechaza el dinero y sólo acepta un chocolate caliente como “pago”.

 

 

 

 

Yoongi lo extraña toda la semana, 5 días sin ver a su pequeño son demasiados. Es gracioso lo rápido que se ha encariñado con ese niño, tal vez es exagerado pero el simple olor de Jimin lo hace sentir cómodo y agregando el instinto tan maternal que saca en él es normal que se haya encariñado de esa forma. Hasta sus alumnos han notado que está algo extraño, pero es que la juventud de los chiquillos le recuerda demasiado a Jimin.

Por fin es viernes en la noche y Yoongi se encuentre demasiado ansioso esperando a Park. Son las 11:10 cuando lo ve llegar con un hombre de alrededor de 30 años. Yoongi siente celos, pero es algo tonto porque Jimin ni siquiera le pertenece. En cuanto el hombre se separa de él para entrar al bar, Yoongi corre hacia Park sin fijarse en los automóviles cuando cruza la calle.

 

“Hola Jiminnie.” Es el cálido saludo que le da.

 

“Yoongi…” Su cara se ve preocupada y sus labios se ven como si los hubiera estado utilizando toda la noche. “Hoy no puedo salir, necesito trabajar.”

 

“Yo estoy solicitando tus servicios, te pagaré.”

 

“No puedo, estoy con un cliente. Fue a arreglar algo allá adentro y me pidió que lo esperara aquí. Si me ve contigo se va a enojar mucho.”

 

Yoongi ve el miedo en el rostro del joven y concluye que de verdad está asustado.

 

“Entonces huyamos de él, te puedes quedar en mi casa.”

“No, no lo entiendes. Él va a regresar por mí hasta que me encuentre y me irá peor. Por favor Yoonie, vete, está a punto de salir.”

 

Yoongi aprovecha la desesperación del menor para sacarle un poco de información.

 

“Está bien, me iré, pero para que lo haga debes prometerme que mañana nos veremos y también debes decirme tu edad… la verdadera.”

 

“Yoongi…no me hagas esto.”

 

“Si no me la dices no me iré.”

 

“Está bien, está bien.” Contesta Jimin atropelladamente y viendo hacia todos lados con el miedo impreso en el rostro. “Tengo 19 años, es mi verdadera edad. Ahora vete antes de que nos pase algo malo a los dos.”

 

Yoongi se despide con un beso en la mejilla y con el corazón adolorido. Jimin tan sólo tiene 19 años…

 

 

 

 

Pasan dos meses y siguen encontrándose todos los viernes y sábados, normalmente sólo van a solitarios bares a fumar y platicar acerca de sus vidas, recuerdos y proyectos a futuro. Algunos días están juntos, otros Yoongi simplemente observa del lado contrario de la acera como el menor se va con hombres. Incluso una vez lo vio irse con 2, no quiso imaginar lo que harían.

Jimin se ve rodeado de insectos que preguntan por su amor, él sólo sonríe delante de ellos porque ese es su trabajo, pero Yoongi piensa que ellos no merecen sus radiantes sonrisas. Quiere ir a golpearlos y decirles que Jimin sólo es suyo, pero no puede rebelarse porque arruinaría el negocio del menor y le causaría demasiados problemas.

Yoongi pasa los días pensando en que debe ser fuerte y proteger a Jimin de cualquier persona. Está completamente enamorado del pequeño Park y haría cualquier cosa para cuidarlo, es un niño indefenso que está jugando a cosas de adultos.

 

 

 

 

Es un 25 de diciembre cuando Yoongi tiene sexo por primera vez con Jimin. Lo lleva a su casa a pesar de lo arriesgado que puede ser. Había ido más temprano por Jimin y lo había “contratado” por toda la noche, llevándoselo lejos de todos esos hombres por tan solo una noche. Jimin no hace comentarios sobre su casa ni curiosea por los alrededores, Yoongi piensa que él está acostumbrado a ver mucho mejores residencias, Jimin es un servidor de lujo. El sueldo de Yoongi es mucho menor de lo que Jimin gana en una sola noche.

Después de tomar chocolate con malvaviscos y cantar algunos villancicos van a la cama besándose y regalándose todo su amor.

Cuando Jimin está con Yoongi se convierte en el niño de 19 años que es, y no debe de fingir ser sensual y provocativo en todo lo que hace. Yoongi desviste lentamente al menor sintiendo s piel de durazno rozar sus dedos. Se toma un momento para contemplarlo, Jimin es bellísimo, suave y tierno. Ahora entiende porqué es tan solicitado.

Lo hace lento, descubriéndose y sintiendo mil emociones nuevas. Jimin es un profesional en el campo, y mientras él hace su trabajo, Yoongi le recita poemas al oído como el buen profesor de literatura que es. Ese día su relación da el último paso, ahora están conectados de una forma especial.

 

 

 

 

Ya llevaban más de 8 meses viéndose y saliendo los fines de semana pero siempre sin llegar a algo demasiado formal. No sabían el número de teléfono del otro y sólo se veían los viernes y sábados, eso le creaba un poco de conflicto a Yoongi pero lo dejaba pasar porque su felicidad era más fuerte que la preocupación y no quería arruinar las cosas, aunque fueran pocas era a lo más que podían llegar.

 

 

 

 

Yoongi está recargado en la pared junto a Jimin fumando un cigarro mientras el menor lo imita. Están juntos hablando sobre los alumnos de Yoongi y los horribles trabajos que le entregaron esa semana, Jimin lo escucha pero también está atento por si ve a un cliente potencial.

 

“Entonces esta chica hizo un trabajo acerca del amor, lo idealizaba demasiado. Era cursi y empalagoso, pero le puse una buena calificación porque su redacción era buena.” Y se calla un “y porque en realidad imaginé que tú y yo éramos los protagonistas.”

 

Jimin asiente y le hace una seña a Yoongi para que se vaya, pues viene un cliente que le paga demasiado bien.

Yoongi se siente desplazado (empieza a acostumbrarse a ese sentimiento) y después de un cabeceo como despedida se aleja reteniendo sus lágrimas y escondiéndose en una esquina para ver a la persona por la que Jimin lo cambió. Es un anciano de como mínimo 70 años, a Yoongi le da asco pensar que pondrá sus arrugadas y ásperas manos sobre el cuerpo de su Jimin, pero él sabe que su chico no se avergüenza y hace lo mejor. Aún ni siquiera sabe por qué tiene que trabajar en ese negocio.

 

 

 

 

La primavera llega repentinamente y Yoongi y Jimin se encuentran tarareando viejas canciones de los años 50’s dentro de un bar pequeño y oscuro. Con la tercera copa de vino en su organismo Yoongi se decide a preguntar lo que más curiosidad le da. Tal vez nunca lo hubiera preguntado, pero esa noche Jimin casi lo corre de nuevo por irse con un hombre y Yoongi ya no puede soportar los celos.

 

“Jimin, ¿por qué haces esto? ¿Por qué trabajas en esto? Tienes potencial para muchas y mejores cosas.”

 

“No sabes de lo que hablas.” Jimin habla con un tono áspero y dolido, da un trago a su bebida y suaviza su tono. “Intenté conseguir trabajo en muchos otros lugares, algo más decente, pero no servía para nada. Tengo un hermano menor y necesito que estudie, yo también lo hago y por eso sólo trabajo los fines de semana. Mis padres murieron y un amigo me contó acerca del empleo. Era sólo un niño cuidando a otro niño y estaba desesperado, así que sólo fui y me paré en ese bar, los clientes llegaron demasiado rápido y pagaban mejor que cualquier empleo de medio tiempo. Supongo que tuve suerte y además descubrí que sí servía para algo, que tenía talento para tener sexo.” Jimin suelta una risa amarga y enciende un cigarro. “Supongo que mi hermano sospecha lo que hago, pero él no dice nada y por mí está bien. Escucha, sé que odias las historias con muchos clichés y la que acaba de contarte es la más repetida en los dramas, pero es cierta. No puedo dejar de trabajar porque ya me acostumbré a esto y sinceramente es lo mejor que sé hacer. Además acabo de entrar a la universidad y mi hermano también tiene una buena educación y las escuelas no dejan de pedir libros y materiales por el simple hecho de que no quieras trabajar más de puta.” Las palabras de Jimin vienen acompañadas de humo de cigarro, sueños rotos y una cruda realidad.

 

Ya no hay más secretos entre ellos, son totalmente transparentes a la vista del otro.

 

Yoongi lloró toda esa noche, se sentía impotente. Quería ayudar a Jimin, hacer algo para que dejara de denigrarse y trabajar en eso. Pero era imposible, apenas él solo se podía mantener con su sueldo, menos podría darle una buena educación a Jimin y al hermano de éste, ni siquiera le alcanzaría para alimentarlos y vestirlos. Buscó soluciones e intentó ser positivo, pero era imposible, Yoongi era nada, Yoongi era inútil e incapaz de mejorar la vida del chico al cuál tanto amaba. Durmió con hipados y las mejillas rojas y mojadas pensando desde qué edad habría empezado Jimin a vender su cuerpo.

 

 

 

 

Yoongi está observando a Jimin desde el lado de la acera contrario, como lo había empezado a hacer desde algún tiempo atrás. Es una fresca noche de agosto y el menor sólo viste con una playera sin mangas y pantalones de mezclilla rotos, como siempre luciendo atractivo pero sin ser vulgar. Un hombre llega por él y después de susurrarle cosas al oído lo jala con fuerza al interior del bar. Yoongi se asusta y quiere ir a ver qué pasa, ponerle un alto, pero recuerda que él no es su “administrador” y tal vez Jimin lo regañe y se enoje con él.

Después de media hora observa al menor salir limpiándose el rostro mientras camina incómodamente, el hombre le da una fuerte nalgada antes de irse.

Yoongi arde en celos y enojo, no lo soporta y se echa a correr en dirección a su niño.

 

“¿Jiminnie estás bien? ¿Te hizo algo malo ese tipo?” Su angustia crece cuando ve que los ojos de Jimin están hinchados y tiene marcas rojizas y violetas sobre su rostro y brazos. “Jimin dime qué te hizo ese tipo.”

 

“Estoy bien Yoonie, no es nada, me han hecho cosas peores.” Y sonríe tratando de llamar la atención de más personas a pesar de que Yoongi está a su lado.

Ante la inocencia y poca importancia que le da el menor al asunto Yoongi estalla y las palabras salen de su boca sin permiso.

 

“¿En serio, pesar de tu estado quieres ir a acostarte con otro? Eres una puta de verdad Jimin. ¿Sabes cuánto he hecho por ti? ¿Sabes que tengo mucho mejores cosas que hacer pero escojo perder mi tiempo con un niño vende su cuerpo?  No entiendo por qué tengo que tratar contigo, por qué tengo que saber todas tus heridas, te escucho sin importar qué y sin importar que me muera de dolor e impotencia por no poder ayudarte. Por qué soporto tus cortos saludos y largas despedidas. Jimin, estoy cansado de sonreír como si no entendiera nada, fingiendo que no me duele. Si me quito la ropa como tú y dejo que me toquen ¿vas a entender mis sentimientos? Tú no quieres eso y yo mismo no lo permitiría, no dejaría que experimentaras el dolor de ver a la persona que más amas destruirse y denigrarse día con día. Jimin te amo, por favor vamos a encontrar una solución a esto, juntos, por favor.” Cuando Yoongi presta un poco más de atención a la cara de Park lo encuentra mucho más rojo y con los ojos más hinchados. Es un idiota lo ha hecho sentirse peor y se supone que él está ahí para cuidarlo y protegerlo y sin embargo sólo lo ha hecho llorar más.

 

“Yoongi, sé que soy una persona horrible que no vale la pena y mucho menos te merezco a ti. Pero a pesar de eso soy egoísta y necesito que estés conmigo. Entiendo que estés enojado, pero es que realmente no podemos hacer nada, incluso si encontramos una buena solución hay clientes que se han encaprichado conmigo y son bastante obsesivos, no me dejarían vivir en paz nunca, además los arrastraría a ti y a mi hermano en esto. Entiendo si no lo puedes sobrellevar y es mejor para ti irte, para mí no será lo mejor pero no haré nada para retenerte, no soporto verte sufrir y menos si es por mi culpa, en realidad lamento mucho haberme cruzado en tu camino. Gracias por darme tanta felicidad, nunca en mi vida alguien se había preocupado de esa forma por mí.” Sorbe un poco la nariz  y se limpia los ojos con los puños. “Yo también te amo demasiado Min Yoongi.” Y es lo último que dice antes de irse hacia algún lugar que Yoongi desconoce.

 

El de cabello rojizo se queda ahí parado 15 minutos sin hacer nada. ¿Él y Jimin habían “terminado su relación”? Imposible, ni siquiera eran novios, ¿entonces tan sólo fue una despedida? ¿Qué acababa de pasar? Yoongi se marcha a casa más temprano de lo que había imaginado con el corazón destrozado y un nudo en la garganta. Había perdido a Jimin.

 

 

 

 

Pasan 3 semanas sin que Yoongi se aparezca por enfrente del bar. Quiere olvidar a Jimin porque sabe que es lo mejor, su relación nunca será estable ni podrá ser de la forma en que siempre lo imaginó. No podrán salir a caminar algún domingo en la mañana, pasar juntos una tarde de invierno con sol que no calienta. No podrán nunca ir a jugar con las palomas. Conocer al hermano pequeño de Jimin y llevarlo a pasear mientras las perezosas hojas de otoño caen sobre sus cabellos revueltos. Nada de eso podrá pasar porque esto es la vida real y a Yoongi no le tocó vivir el amor de fantasía que tanto anhelaba.

Yoongi necesita el consejo de alguien, pero es tan solitario que sólo tiene tres opciones: su madre, ayuda en línea y sus alumnos. Decide que la última opción es la mejor.

El lunes Yoongi les pide a sus alumnos de 17 años que hagan un relato aplicando todos los métodos de redacción y descripción que les ha enseñado, el tema central debe de ser la prostitución, el género puede ser cualquiera.

 

 

 

El sábado Yoongi va a la cafetería que queda justo en frente del bar en el que Jimin trabaja. Toma una mesa junto a la ventana y se sienta con una enorme pila de trabajos y un americano gigante.

La mayoría de los escritos tratan sobre mafiosos, drogas y cosas ilegales, ninguno lo está ayudando a saber qué hacer con Jimin, es realmente patético confiar en sus alumnos pero no se le ocurrió algo mejor.

Va por su segundo croissant y primer capuchino cuando encuentra un trabajo interesante, es sobre un chico que se enamora de una prostituta. Lo lee detenidamente y toca muchas fibras sensibles en su ser. Al final de la historia el chico intenta olvidar a la chica y cuando regresa porque se da cuenta de que de verdad la ama se entera de que fue asesinada por uno de sus clientes.

Yoongi se pone a llorar como un niño pequeño por el trabajo de un alumno de 17 años. No quiere que eso le pase a Jimin, inconscientemente dirige su mirada hacia el bar y lo ve ahí parado con una sonrisa apagada y demasiado forzada. A simple vista se ve igual, pero Yoongi lo conoce más allá de la capa externa de belleza y puede darse cuenta de que Jimin no está durmiendo bien y de que su brillo natural se ha perdido un poco, Yoongi no quiere que se apague por completo.

Tal vez el trabajo de su alumno no tiene la solución a su problema pero sí le ayudó a reflexionar bastante.

Ama a Jimin, no puede ignorar los sentimientos atascados en su pecho, y Jimin también lo ama, si decidían dejarse de ver deberían de tomar la decisión juntos, pero Yoongi ora porque el menor no decida dejarlo. Sabe que va a ser muy difícil controlar sus celos, es más, tal vez sería imposible. Tal vez todo iba a seguir como antes, viéndose tan sólo dos días a la semana con más despedidad qie besos, pero Yoongi es feliz con eso, sabe que no puede pedir ni obtener más.

El amor llega de formas distintas, a él le ha llegado de esa forma tan extraña y dolorosa pero ahora Yoongi lo acepta y comprende. No importa lo poco que Jimin y él se vean, lo anormal que pueda ser su relación, lo ama y no perdería su felicidad por la ambición de querer llegar a la perfección.

 

Y tal vez, teniendo un poco de esperanza, se verían más veces a la semana y no sólo en la noche. El hermano de Jimin crecería y quizás, con mucha suerte, sería su alumno. Llamaría a los padres de todos los niños apellidados Park para posiblemente un día ver a Jimin cruzar la puerta de su salón y tendría mil pretextos para verlo siempre.  Tal vez un día Jimin sería viejo y ya a nadie le interesaría su cuerpo, entonces no habría problemas y Yoongi lo sacaría del negocio, pondrían una panadería juntos y olvidarían los días en que Jimin tenía que vender su cuerpo, los únicos recuerdos serían las cicatrices de su corazón pero Yoongi las curaría hasta hacerlas poco visibles y lo cuidaría hasta el fin de sus vidas juntos, como lo había prometido la primera vez que lo vio.

Tendrían que pasar muchas cosas juntos, quizá más peleas, celos y llanto pero con todo eso llegarían a un lugar estable. Yoongi estaba dispuesto a soportarlo sólo para un día despertar y ver a Jimin dormido a su lado con una expresión tranquila y sin ninguna preocupación en el rostro.

Ahora Yoongi sabe lo que quiere, lo tiene claro.

Después de pagar y guardar todos los trabajos escolares en su pequeño portafolios camina hacia donde está Jimin, atravesando la calle mientras ruega por que no tenga demasiado trabajo esa noche y puedan estar un tiempo juntos.

Jimin escanea las calles en busca de algún cliente pero lo que se topa con sus ojos es la alegría misma, por un momento la idea de estar alucinando pasó por su mente.

 

“¡Yoonie estás aquí!” Pero en un segundo su cara de niño pequeño emocionado pasa a la de un adulto angustiado. “¿Por qué tus ojos están rojos, te sientes bien?” Yoongi niega con la cabeza y Jimin toma de forma preocupada el rostro del mayor besando delicadamente sus párpados, Yoongi se ve envuelto en amor y felicidad. “Yoongi perdón por haberme ido de esa forma la otra noche, creí que lo mejor sería que me olvidaras, no quiero hacerte daño y no puedo darte lo que mere…”

 

“No, no, no Jimin. No importa, olvidemos eso. Olvida todas las malas palabras que dije, estaba furioso y no pensaba correctamente.” Toma las manos del menor colocándolas sobre sus propias mejillas. Lo mira a los ojos y puede ver que sus orbes están cristalizados, al igual que los de él. “¡Míranos Jimin! Apenas hemos pasado unas semanas separados y nos estamos muriendo. Nos necesitamos mutuamente. No importa si tu cuerpo está con mil personas más, no importa si sólo te veo dos días a la semana, no importa si no me quieres dar tu número de teléfono o si a veces me dejas por irte a trabajar, sé que me amas y sé que te amo, sé que tu corazón y mente siempre están conmigo, así que por favor vamos a darnos una oportunidad más, te prometo hacer las cosas bien esta vez.”

Jimin no dice nada porque está demasiado sonrojado y apenado con las palabras que dijo Yoongi. Todo es verdad y sabe que si habla las lágrimas que ha estado deteniendo saldrían sin control, pero no son lágrimas de tristeza, es felicidad en forma de agua salada porque nunca alguien lo había tratado tan bien y con tanto respeto y cariño. Abraza al castaño rojizo y asiente sobre su pecho, es lo único que necesita Yoongi para saber que todo está bien de nuevo.

 

“¿Puedes quedarte fuera de servicio un momento? Te ves un poco pálido y prometí cuidarte, así que vamos a comer.”

 

Jimin duda un poco pero al final asiente y toma la mano de su acompañante, olvidándose por un momento de lo que es y sólo pensando en quién es cuando está con Yoongi. Caminan por la calle llena de hojas desmayadas riendo por cosas sin sentido y dándose pequeños besos y miradas dulces.

Su pecho se llena de una gran calidez y Jimin piensa que de esa forma se sienten el amor y la esperanza mezclados.

 

Notas finales:

¿Qué les pareció? ¿es muy extraño? ¿hay muchas incoherencias/faltas de ortografía? ¿mi forma de escribir estuvo bien? ¿los tiempos están mal? Díganme todo lo que piensan por favor, no importa si son cosas malas o buenas :B 

Hasta la próxima ♥ ♥ ♥


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