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Padre e hijo por 1827Forever1827

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Notas del capitulo:

Holis, hace mucho tiempo que no subo nada, lo lamento por eso. Pero esta vez vengo con una amiga con la que estoy haciendo un desafío, esa amiga es Ayumi Kuran del fic "One Shorts"

Le hablaré del reto, ambas tenemos que hacer un one-shot con las categorías y arvertencias que nos de la otra y subirlo una semana después, el plazo es una semana. Ustedes los lectores leerán y nos dejarán revies- o comentarios- pues eso nos ayuda mucho.

Al final de la semana y antes de subir el nuvo shot veremos quien de las dos gana, y eso se determina gracias a la cantidad de personas que leyeron el shot y la cantidadde reviews obtenidos. Les pido a todos y todas que se toman el tiempo de leer nuestros fics que comenten algo, lo que sea, pueden ser criticos, decirnos si les gustó, que les pareció, etc. Siempre y cuando sean respetuosos según las normas de AmorYaoi.

Ayumi Kuran (o Kuri como le digo en Facebook) ya subió su shot, así que espero les guste este.

Nos vemos, y espero puedan dejarme comentarios, eso me ayuda a ganar, ya la proxima semana veremos quien gana.

Pasen y lean, espero lo disfruten.

La historia entre un padre y un hijo puede ser extraña, difícil, tierna en ocasiones y muy,
muy sensual. La gran mayoría ve esto como una aberración, algo antinatural, pero algunas
personas, muy pocas de hecho, lo aceptan o no lo ven como algo malo, o simplemente
intentan entenderlo, y hoy nos vamos a enfocar en esa minoría.


Esta historia es para aquellos cuya mente es más abierta y tolerante, quienes están
dispuestos a entender lo lejos que puede llegar el amor de un padre y un hijo por el otro.


14 de Octubre del 2015


-¡Oto-san, Oto-san!- eran los gritos de un joven Castaño que corría hacia un hombre cuyos
brazos yacían abiertos para él, su nombre era Hibari Tsunayoshi de 15 años de edad, de
cabellos Castaños revueltos, ojos cafés y piel ligeramente dorada. Era un Doncel, de
cautivante belleza cabe mencionar, llevaba una blusa ligera en seda color blanco haciendo
juego con un short de igual color e igual tela, más unas sandalias anaranjadas para estar
más cómodo.

-¿Qué sucede Tsunayoshi?- cuestionó aquel hombre con el Castaño ya en sus brazos.

-Nada- dijo mientras se acurrucaba contra el pecho del que era su padre- Solo quería
abrazarte- sentía esos brazos fuertes y cálidos envolverlo con gran cariño, una sonrisa bella
se formó en sus dulces labios tono cereza, se sentía como un niño pequeño otra vez pero
con la única diferencia de que el sentimiento era algo “distinto” para ambos.

-Ya te he dicho que cuando desees un abrazo solo tienes que decírmelo- le susurraba en su
oído, esas palabras junto al aliento cálido le provocaban escalofríos al menor de los dos, le
gustaba mucho cuando su padre le hablaba así.


Hibari Kyoya, hombre humilde a pesar de su importante posición en la sociedad, era el dueño de la cadena
de bancos S´S Hibari de Japón. De cabello Azabache lacio y corto, algo desordenado, piel blanca de
porcelana y unos ojos azules grisáceos hipnóticos, sin duda una belleza. De buen estado físico, brazos y
piernas marcados, sin exagerar, hombros y espalda ancha, cintura estrecha, pecho amplio y un trasero de
ensueño. Para todas las mujeres o Donceles que lo veían el hombre era definitivamente “perfecto”, llevaba
una camisa blanca sin corbata con los 3 primeros botones abiertos y unos pantalones parte del traje, solo
que sin el saco.


-Si- siente como el cuerpo que le da refugio se aleja un poco por lo que sube la vista y es en
ese momento que su padre le toma del mentón, alzándole despacio la mirada para que
choque con la suya- Oto-san…

-Dime- oía como susurro la voz de su querido y amado único hijo, esa suave voz que al
decir su nombre se tornaba más suave y dulce.

-Te amo.

-También yo- y a la última palabra tomó los labios cerezas con los suyos como tantas veces
en el pasado, acariciándose entre sí despacio, lentamente. El Azabache sabía lo delicado
que era su hijo, por ello aquellos tratos tan dulces de su parte a pesar de su personalidad
nada cuidadosa y algo violenta- Feliz cumpleaños- le dijo al separarse escasos centímetros.

-…- al cabo de unos segundos salió de su aturdimiento y pudo contestar con una dulce
sonrisa- Gracias Oto-san.

-Tengo un regalo para ti- le volvió a hablar al oído a su Castaño- Esta en mi cuarto.

-Mmm…- ronroneó, pero a pesar de estar tan tranquilo y relajado asintió, dejándose llevar
por su queridísimo padre a la planta alta de la casa que compartían.


Su casa no era la típica mansión de los ricos y poderosos, era algo muy diferente, pero
tampoco era una casa simple. Ellos vivían principalmente en una casa grande de un
vecindario muy decente, pero a su alrededor no vivía nadie más ¿Por qué? Porque todas las
casas a su alrededor eran suyas, mejor dicho eran dueños de toda una manzana y eso es
bastante. La razón era porque a veces se aburrían de estar en una misma casa y usaban otra
para pasar el tiempo juntos, sin interrupciones ni miedos. Todas las casas eran grandes
como la principal, y todas estaban conectadas entre sí.


Hibari estaba casado con una amable mujer de nombre Nana, de 30 años al igual que él,
cabello castaño lacio y corto, ojos cafés y piel algo blanquecina. Llevaban 12 años de
matrimonio, Nana había quedado embarazada a los 15 y ni ella ni Hibari tenían la edad
suficiente para casarse, así que esperaron 3 años, y al ser ya mayores de edad se casaron, no
hubo fiesta ni nada, solo unos votos sencillos frente a un sacerdote y listo… Hibari ya no
amaba a Nana, no lo hacía desde hace mucho tiempo, pero no veía nada de malo con su
matrimonio por lo que siguió con él, pero con el paso de los años y al ver a su hijo Doncel
crecer y volverse tan hermoso y feliz no pudo evitar enamorarse de él. Sabía que era algo
prohibido, pero eso no le impidió pegarlo a una pared y robarle su primer beso a los 14
años, probando el delicioso pecado que era la inocencia de su propio hijo, sangre de su
sangre y carne de su carne.


Ese día creyó ser rechazado de inmediato por su retoño pero este le correspondió de forma
torpe y tímida, revelándole la verdad más grande del universo para él en ese momento: “No
le era indiferente a su hijo”


Por el contrario, su Doncelito hermoso era todo amor y ternura, no lo amaba como él pero
tampoco sentía que ese beso con su amado padre fuera incorrecto. Desde aquella vez los
besos fugaces y a escondidas eran cotidianos y muy frecuentes, las escapadas del señor de
la casa a la habitación del primogénito lo eran aún más, pero no hacían nada indebido, solo
dormir juntos. El menor apenas tenía 14 y él 29, Hibari no quería considerarse un pedófilo
o peor, dañar a su niño, así que está a la espera de que él sea más grande, lo suficiente para
poder recibirlo sin problemas y él no tuviera que contenerse. Aunque la verdad sería lo más
tierno posible con él, ese sería el momento perfecto para ambos.


De eso casi un año ha pasado, hoy 14 de Octubre el menor de la casa cumplía sus 15 años,
solo estaban ellos, los pocos sirvientes estaban disfrutando su fin de semana libre y la
señora de la casa estaba de viaje, tan despistada o desinteresada del tema que olvidaba el
cumpleaños de su hijo. Pero a ninguno de los dos le importaba, estaban solos y tenían toda
la casa para hacer lo que se les antojara, más bien toda la manzana para hacer lo que se les
antojara.


Al llegar a la recamara de su padre Tsunayoshi se sentía nervioso, era consciente de que su
padre no le haría nada hasta que fuera mayor, y eso se lo agradecía, pero no podía evitar
imaginarse cómo sería ese momento y era sumamente vergonzoso. A petición de su padre
se sentó a los pies de la gran cama matrimonial que sus padres compartían, no iba a mentir,
no le gustaba pensar en eso, una leve opresión en su pecho le molestaba, sentía celos y
envidia de que su madre pudiera compartir la cama matrimonial, la cama principal de la
casa principal con él. …l quería la posición que ahora tenía su madre, porque amaba a su
padre, lo amaba, antes estaba demasiado confundido pero su padre fue paciente y
comprensivo con él, y fue valiente para confesarle sus sentimientos, así que un día él se dijo
“¿Por qué no yo también?”, decidió ser valiente también y corresponder a los sentimientos
de su padre, confesándose el día de su cumpleaños N°30, sonrió con gracia, todavía podía
recordar lo feliz que su padre se había puesto, incluso para celebrar los dos habían ido a
cenar fuera a un restaurante bastante romántico y se convirtieron en pareja, y así siguieron
hasta la fecha.


Un ruido le llamó la atención, buscó a su padre con la mirada hasta encontrarlo dentro del
closet buscando algo, un poco curioso se acercó viéndolo mover cajas y los ganchos de
ropa.


-¿Quieres que te ayude?- se arrodilló a su lado.

-Te lo agradecería- soltó un suspiro- Estoy buscando una caja de madera pintada en azul,
debe ser pequeña como para que quepa en una mano.

-¿Cómo esa?- señalando en una esquina dicha caja.

-Sí, es esa- tomándola- ¿Cómo no pude verla? Ya debo haber revisado como 4 veces-
suspiró.

-¿En serio?- estaba sorprendido, ¿Tanto se había perdido en sus pensamientos?- ¿Y qué es?


Ambos se levantaron para volver a donde el Castaño estaba sentado y tomar asiento juntos.


-Es algo muy especial, y pienso que es hora de que lo tengas- lo miraba con gran cariño y
amor. Tomó su mano acariciándola con suavidad y la llevó a la altura de su rostro dándole
un beso en el dorso.


Tsunayoshi se ruborizó, su corazón latía desenfrenado y su cuerpo se estremecía a la
expectativa.


-Esto es para ti- le entrega la caja.


¿Han sentido como a veces tantas emociones al mismo tiempo los invaden y se mezclan?
¿Qué es difícil controlarlas? ¿Llegando al punto de derramar lagrimas sin parar y sin poder
detenerlas? A Tsunayoshi le está pasando eso justo ahora, se preguntarán por qué, pues la
respuesta tiene que ver con el hermoso anillo de oro blanco con incrustaciones de
diamantes en forma de una mariposa pequeña.


No podía creerlo, no se imaginó qué podía haber en la caja y al abrirla y encontrar ese lindo
anillo fue una gran sorpresa. ¿Eso significaba lo que creía? Miró a su padre con la duda y la
esperanza brillando en sus ojos café.


-Ese anillo perteneció a mi madre, fue su anillo de bodas- sonrió al escuchar un pequeño
sollozo- De hecho ese anillo ha estado en mi familia por 10 generaciones, fue hecho por el
joyero y artesano más importante de su época, lo han usado tanto mujeres como Donceles y
al final ha pasado a mí, para que se lo de a la persona con la que desee pasar el resto de mi
vida- toma del rostro al Castaño para hacer que lo vea y contempló esos acuosos irises café
claro- Tu madre no sabe de él, no me casé con ella por amor, no te lo hemos dicho y tu no
lo recuerdas pero ella y yo nos casamos apenas cumplimos la mayoría de edad, fueron unos
meses de diferencia, tuve que esperar a su 18° cumpleaños. Tú ya tenías 3 años, Nana se
embarazó a los 15 y mi padre en ese entonces me obligó a tomar la responsabilidad, así que
nos comprometimos y esperamos para poder enlazarnos. No fue una boda ostentosa, solo
mis padre y los de ella y por supuesto nosotros y tú, fue un boda por iglesia- le besó ambos
parpados y con sus labios recogió varias lagrimas- Mi madre me habló del anillo cuando
fue el momento de comprometerme con tu madre, ella me dio el anillo y me contó su
historia así como lo hago contigo ahora, recuerdo que me dijo que este mis ancestros le han
dado este anillo a las personas que más amaban y que yo debía hacerlo igual, en ese
momento ella no sabía que no amaba a tu madre, todavía recuerdo la impresión de su rostro
cuando vio que el anillo que tu madre llevaba no era este, en ese momento quedó claro para
ella que el compromiso no estaba hecho con amor, pero creo que creyó que con el tiempo
podría llegar a amar a tu madre. Lo cual no pasó… Después de todo han pasado 15 años y
seguimos igual.


Se detuvo un momento para dejar que su hijo asimile la información, después de todo era
algo impactante y Tsunayoshi estaba muy sensible. Tomó aire para seguir al ver que su
Castaño no le quitaba la mirada de encima y secaba sus lágrimas.


-No odio a tu madre, se que pude haber terminado con este matrimonio pero quería que
crecieras con tus dos padres, que fueras un niño feliz y vivieras en un entorno lo más
familiar posible. Eso lo pude lograr pero solo, después de todo Nana no convivió mucho
contigo después de los 4 años, no fue la madre que esperé que sería… Pero pienso que en
parte eso fue bueno, porque pudimos pasar tiempo juntos sin que nos molestara- suspiró-
Me desvié del tema, lo que quiero decir es…- se levanta para ponerse frente a su hijo que lo
veía fijamente, se arrodilló ante él como los caballeros de la época medieval con la mano
derecha sobre su corazón- Que te amo Tsunayoshi, te amo, eres el único al que he llegado a
amar realmente y no como un familiar. Sé que somos padre e hijo, y que la sociedad no
aprueba lo que he estado haciendo desde hace 1 año, pero quiero estar contigo siempre, no
me importa la opinión de terceros y ajenos, te quiero a ti y solo a ti. Por eso… ¿Te casarías
conmigo, cuando llegues a la mayoría de edad? Al menos quiero hacer eso bien.


Por toda respuesta su Castaño asintió varias veces sollozando sin poder hablar, el llanto se
lo impedía, Hibari sonrió con felicidad y lo tomó entre sus brazos para abrazarlo con fuerza
y ya nunca dejarlo ir, así como Tsuna que se aferró a él desesperadamente con un solo
brazo mientras que el otro estaba ocupado con la caja del anillo en mano. Se besaron con
desesperación, Hibari quería detener el llanto de su ahora prometido, no quería que le diera
una subida de presión y se llegara a desmayar. Eran besos sencillos, al menos al principio,
luego fueron más profundos y pasionales, cumpliendo con detener la respiración agitada y
los sollozos, más no las lágrimas, estas hacían su camino libremente.


Al separarse la agitación volvió a hacerse presente, pero por motivos diferentes y mejores,
sonrojado el Castaño se escondió en el pecho de su ahora padre/prometido, porque siempre
sería su padre y no veía problema con eso. Lo amaba sin importar nada… Hibari por su
parte lo abrazó dándole su protección y calor, era un momento lleno de emociones difíciles
de describir, ambos estaban aturdidos, su prometido lo necesitaba y no lo dejaría solo.



UN TIEMPO DESPU…S…



-¡Kyo!... ¡Kyo!... ¿Kyousuke donde estas?- nuestro Castaño favorito ahora tenía 20 años y
buscaba a su pequeño hijo menor, el cual tenía que tomar un baño y se había escapado para
evitarlo- ¡Kyousuke Hibari, si no te veo frente a mi no voy a prepararte nunca más tus
comidas ni postres favoritos!- alzó la vos a la espera, y como esperaba de inmediato un
niño de 1 año y 9 meses llegó caminando lo más rápido que podía, podía caminar bien pero
correr se le dificultaba. Este niño era un pequeño Azabache de cabello lacio y ojos oscuros
al parecer herencia de su abuela paterna, piel dorada como la suya y actitud tímida que
demostraba al bajar la cabeza- Kyousuke por qué te escapaste, tienes que bañarte.

-No quelo baño- esas palabras más o menos entendibles eran propias de un niño de su edad-
Quelo jugar.

-Puedes jugar si quieres, pero primero tienes que bañarte- lo tomó en brazos y el pequeño
hizo un leve puchero en disgusto- Solo es un baño, no tiene nada de malo. Si quieres te
puedo poner burbujas.

-Hm- ignoró a su papi haciendo el mismo gento y monosílabo que su padre varón.

-No tienes remedio- suspiró con una pequeña sonrisa- Pero así te quiero- le besó la mejilla
empezando a hacerle cosquillas en la pancita.


Las risas se escucharon por todo el pasillo y cuando llegaron a la escalera otro niño idéntico
al que tenía el Castaño en brazos se acercó caminando rápido, tenía el seño fruncido
mirando al otro niño que al verlo se escondió en el cuello de su papi. Cuando estos llegaron
a los pies de la escalera el niño enojado habló.


-¿Onde tabas?- le preguntó al niño que seguía escondido.

-Me condí- respondió al menor sin voltearse ni soltarse del abrazo al cuello del Castaño-
No quelo baño.

-Papi- llamó el hermano mayor al Castaño.

-Dime Kai.

-Papá vino- señala una puerta a la izquierda de las escaleras.

-Ya veo, gracias- le acarició la cabeza a su hijo mayor, quien solo atinó a sonrojarse y mirar
para otro lado- Niños- se agachó para dejar al menor en el suelo junto a su hermano mayor-
Voy a ver a su padre, pero no creas que te salvas del baño Kyo- le aclaró al niño que ya
estaba sonriendo al pensar que se libraba de la tina de agua tibia, pero con esto solo hizo
otro puchero, esta vez más pronunciado- Vayan al jardín a jugar, pero no se ensucien la
ropa. Kai cuida de tu hermano ¿Si? Vigila que no se meta en problemas ni se ensucie.

-Si- asintió el mayor tomando fuertemente la mano del menor que solo atinó a sonrojarse
un poco.


Ambos niños se fueron caminando al jardín, Tsunayoshi suspiró con una pequeña sonrisa,
su vida era perfecta, tenía al hombre que ama, a sus hijos, y maravillosos recuerdos llenos
de felicidad. Claro que también algunos malos, no todo podía ser bueno.


Esos 5 años le habían sentado muy bien pues había crecido y madurado física y
emocionalmente. Ahora estaba más alto, su cabello seguía siendo tan revoltoso como
siempre pero varios mechones resaltaban en su rostro, los cuales le daban un aspecto más
hermoso y delicado, sus ojos seguían siendo grandes y sus brazos y piernas más largos y
bien proporcionados, tenía una cintura estrecha y curvas bien pronunciadas, además de un
trasero redondo y perfecto, el cual provocaban ganas de meterle mano, cosa que solo hacía
su esposo y varias veces.


Ya frente a la puerta que señaló su hijo, la cual era del despacho de su esposo, tomó la
manija y despacio abrió. Dentro pudo observar a su esposo con el marco de una foto en sus
manos, con una sonrisa mientras lo admiraba. Sonrió, sabía que fotografía estaba viendo y
que ahora su esposo estaba perdido en sus pensamientos, él también se permitió perderse un
momento, recordando cómo después de aceptar el anillo de compromiso ancestral de la
familia Hibari su esposo Kyoya, como ahora le llamaba no perdió el tiempo y llamó a un
abogado para preparar los tramites del divorcio con Nana, la cual al enterarse 2 semanas
después de que los papeles estuvieron listos puso el grito en el cielo y volvió de un viaje
que estaba haciendo por Grecia para pedir explicaciones, Kyoya solo le dijo que ya no la
amaba y no quería seguir con ella, pasaron unos meses antes de que ella, triste, se resignara
y firmara el divorcio, pero luego vino lo peor, su custodia. Ella lo quería con él pero Kyoya
no aceptó que se lo llevara, por supuesto como no se ponían de acuerdo llegaron ante un
tribunal para pelear su custodia y casi Nana ganó. Después de todo era la madre y por eso
ella tenía más derechos, pero Kyoya mandó a investigar y probó que ella no era una madre
responsable, puso como testigos a los sirvientes de la mansión principal y los vecinos para
que atestiguaran que ella rara vez estaba en casa y se la pasaba viajando, cosa que fue fácil
probar al conseguir los recibos de todos los boletos de avión en los últimos 12 años.
También indagó más para comprobar efectivamente que Nana era una alcohólica,
fotografías de ella bebiendo era todo lo que había. Incluso lo llamaron a él a testificar y con
toda la confianza del mundo y nada de remordimiento apoyó la ausencia de una figura
materna toda su vida. Pero que no estaba triste por eso, después de todo tenía a su papá.


Sonrió ante ese último recuerdo, después de todo en todo momento mientras declaraba
había estado girando y acariciando su anillo que portaba orgulloso. Miró a su esposo
nuevamente y se acercó sin hacer el menor ruido, al parecer estaba muy concentrado y eso
era perfecto para lo que planeaba. Se posicionó detrás de él y le cubrió os ojos con suavidad
sintiendo como se sobresaltaba.


-¿Quién soy?- susurró en su oído con voz divertida.

-La primera y más importante de mis 3 razones de ser.

-¿Otra vez en tus pensamientos?- decía mientras retiraba ambas manos de los ojos del
Azabache para rodearle con sus brazos el cuello y admirar la bella fotografía. La cual era
del día de su boda después de la ceremonia, fue en un jardín botánico muy hermoso. En la
foto estaban ellos dos, Kyoya con su traje y él con un Kimono muy bello y delicado que
perteneció a su abuela paterna. De color blanco, hecho de seda con encaje rosa pálido
artesanal en las mangas, el obi era también rosa pálido con un moño enorme detrás bien
ajustado a su fina cintura, con estampados de flores de Sakura en blanco y rosa pálido- Fue
un momento bellísimo.

-Uno de los mejores- le toma del brazo con suavidad para hacerlo sentar en su regazo- Ese
día estabas radiante- besó su mejilla con cariño.

-Tú te veías muy bien- sonrojado levemente y sonriendo.

-Estaba desesperado por la Luna de miel- sonrió al ver ese lindo rosa en las mejillas de su
Doncel cambiar a rojo- No podía esperar más, tenía que hacerte mío.

-Kyoya no…- suspiraba, esa voz sensual y algo ronca y las leves caricias le estaban
provocando.

-Hacerte el amor, consumar nuestro matrimonio- lo tomó en brazos levantándose para
llevarlo al diván cerca de un librero- Volverte loco, hacer que pidieras más.

-Pervertido.

-Ahora te lo volveré a hacer- lo acuesta con cuidado colocándose encima.

-¿Y los niños? Nos pueden escuchar- con las manos en los hombros de su Azabache.

-No pasa nada- se levantó para ponerle seguro a la puerta y volver a colocarse sobre su
Doncel- Si no hacemos ruido no se darán cuenta.


Tsunayoshi ya no protestó, no iba a poder evitarlo, pero no quería evitarlo, al menos no del
todo. Tomo del cuello a Kyoya atrayéndolo para besarse, acariciando sus labios con
suavidad y sensualidad, haciendo a cada roce más profundo y apasionado el beso.


Kyoya pasaba sus manos por los costados de Tsuna, sintiendo sobre la ropa las costillas y
las caderas, sin separarse con una mano desabotonaba la camisa blanca de su Castaño
mientras con la otra se apoyaba en el diván. A falta de aire se separaron y ahora con ambas
manos libres se dedicó a desabrochar y bajarle los pantalones de jean azules mientras sus
labios acariciaban la piel del vientre y torso, mientras Tsuna recostado del todo solo podía
presionar las yemas de sus dedos en el cuero del mueble, soltando suspiros y algunos
gemidos.


Para Kyoya eso era el paraíso, le encantaba la suave voz de su lindo esposito. Admiró los
bóxers negros que ocultaban un bulto, sonrió pasando a acariciarlo con la mano derecha,
sacando un gemido ahogado. Tsunayoshi no podía soportarlo, las cosas iban demasiado
lentas para su gusto, así que mientras Kyoya lo torturaba él le desabotonó rápido la camisa
negra, comenzando a acariciar y besar la pálida y suave piel, repasando con las yemas de
los dedos los músculos bien marcados y nada exagerados, besando cada cuadrito y
delineando los canales que forman todos en conjunto con la punta de su lengua.


Mientras su Castaño se entretenía Kyoya se quitó los pantalones junto con los bóxers, la
erección le punzaba por debajo del pantalón y le dolía, deseaba demasiado a su Doncel.
Pero como no tenía mucho espacio y Tsuna no se separaba decidió acomodar a ambos,
quedando Tsunayoshi debajo y él arriba en pose 69, Tsuna tenía a centímetros la erección
palpitante de su Azabache, y Kyoya aprovechó para quitarle los bóxers revelando la ya
mojada erección que pedía a gritos ser atendida, lo cual concedió.


-¡Ahhnn!- fue el gemido erótico que el Castaño dejó salir al sentir la húmeda cavidad de
Kyoya sobre su miembro succionando y lamiendo, moviéndose de arriba a abajo. Comenzó
a mover las caderas buscando más contacto pero pronto dejó de sentir el calor abrigar a su
erección para sentir una fría corriente- ¡Ah!

-Tú también hazlo, no es justo que solo tú te sientas bien- le reprochó sin verdaderamente
hacerlo el Azabache.


Tsuna sin decir nada elevó un poco la cabeza al mismo tiempo que Kyoya flexionaba sus
rodillas, con la punta de su lengua bordeó la punta en una suave y viscosa caricia- por la
saliva- mientras que jugaba con los testículos para devolverle un poco de la tortura. Kyoya
gruñía un poco sintiendo la suave lengua y la cálida saliva, sonrió con suficiencia, fue todo
un placer pervertir a placer a Tsunayoshi, se considera afortunado cada día de su vida, no
solo por el sexo.


Tsuna se metió todo el miembro a la boca comenzando a succionar y lubricar, así su esposo
no tenía que prepararlo tanto y no perdían el tiempo. Pero en seguida gimió de sorpresa al
sentir lo mismo que Kyoya antes, ¡Dios santo era mucho placer! Aún así no dejó de
moverse y siguió dando placer. La habitación se sumió en un silencio algo abrumador que
solo era roto por los obscenos sonidos del matrimonio de la mansión.


Como si estuvieran sincronizados se separaron al mismo tiempo antes de venirse, agitados,
intentando recuperar su preciado aire. Kyoya una vez recuperado aprovechando la posición
más cómoda separó las nalgas de su Castaño dejando ver la rosada entrada que palpitaba de
tanto en tanto, deseosa y anhelante. Sin pedir permiso- que no era necesario- se hundió ahí
y comenzó a lamer por fuera la entrada, causando sensaciones placenteras y al mismo
tiempo extrañas, pues esa zona era muy sensible al calor. Tsuna suspiraba intentando
controlarse, lo que hacían era algo placentero, no difícil ni doloroso como para perder el
aliento. Pero si cansador. Abrió más las piernas para darle más espacio a Kyoya quien
gustoso siguió lubricando por fuera y preparándolo colando de a un dedo por vez.


Tres dedos más tarde y con la habitación llena de suspiros de placer Kyoya consideró que
Tsuna estaba listo, así que se acomodó para quedar cara a cara con él, quedando entre sus
piernas y con su miembro rozando la entrada ya hambrienta esperando ansiosa por él.
Tsuna se dio cuenta aún dentro de su mar de sensaciones placenteras, así que enredó sus
piernas acercando más al Azabache para fundirse, lo cual pasó de inmediato.


Lagrimas de placer recorrieron el fio rostro del Doncel gracias a la certera estocada que se
hundió perfectamente en él y golpeó su punto dulce y sensible, gimiendo encantadoramente
a oídos de su esposo que no esperó para comenzar a moverse. Primero lento, suave. Luego
rápido y rudo. Otra vez lento, y luego rudo de nuevo. Y así sucesivamente, haciendo sentir
a su esposo como todo un Doncel. Por eso Tsunayoshi se veía tan radiante cada día, porque
lo hacían con mucha frecuencia, la sexualidad de su esposo estaba bien definida y aceptaba
por lo que al estar así en la intimidad con su esposo, que Kyoya lo mire, lo bese o lo
acaricie lo hace sentir sexy, Doncel y hermoso. La confianza en sí mismo desbordaba de él,
igual que la felicidad.


Se besaron con intensidad abrazando al contrario pues sentían la necesidad de más, más de
su pareja. Tsuna se sentía muy bien pero le cansaba estar así por lo que afirmando el agarre
de sus piernas en la cintura de Kyoya y usado algo de fuerza invirtió las posiciones, estando
ahora él arriba. El Azabache no se veía sorprendido, estaba acostumbrado a la actitud a
veces dominante en la cama- o en este caso el diván- y para ser sinceros le gustaba. Podía
ver un ángulo muy erótico de su Doncel.


Tsunayoshi se sentó hundiendo completamente el miembro hasta el fondo, oprimiendo su
punto dulce, era el nirvana para él, tocar el cielo con las manos y volar en él por escasos y
deliciosos segundos. Comenzó a moverse apoyándose en los muslos de Kyoya, echándose
para atrás, dando una espectacular vista de su cuerpo con las piernas abiertas y como se
devoraba el miembro de Kyoya. Quien no podía pedir más, estaba extasiado, tanto que no
se pudo estar quieto y con una mano- la derecha- comenzó a apretar el pezón izquierdo del
Castaño, mientras que con la otra mano masturbaba el erecto y goteante miembro al que no
le quedaba mucho aguante. No pudiendo estarse completamente quieto decidió subir las
caderas cada que Tsuna bajaba, y así lo hizo, maximizó la penetración haciendo gritar de lo
lindo a su lindo esposo, solo esperaba poder acabar antes que los niños llegaran a
interrumpir.


Ya no aguantaba más, con un último grito y completamente sentado sobre el falo de su
esposo terminó, manchando la mano de Kyoya, el vientre de ambos junto al pecho de
Kyoya y un poco el diván. Mientras que Kyoya, gracias a la sobre excitación por la imagen
de Tsuna terminando de manera tan increíble y todo el momento, acabó dentro de él,
llenándolo por completo, notando el vientre de su esposo hincharse un poco por eso. Pero
claro, segundos después tuvo que haber una fuga y del ano del Castaño empezó a salir su
semilla, empapando su vientre y muslos así como los muslos internos de Tsuna y un poco
su trasero. Cansado Tsuna se desplomó sobre su marido, quien lo recibió gustoso.


-Podría quedar… embarazado… otra vez…- respiraba agitado, razón por la cual hable
entrecortado.

-Estaría bien, quiero la mayor cantidad posible de hijos contigo- besó su cabello con
ternura.

-Moo~- hace un puchero- Si quedo embarazado más te vale cumplirme todos mis antojos y
caprichos.

-Lo hago siempre, incluso en el embarazo de los gemelos.

-Sé pero esta vez voy a ser más insoportable- sonriendo triunfante, aunque Kyoya no lo
pudiera ver sentía que sonreía de esa manera- Espero aguantes viejo- burlándose.

-…- con un tic en la ceja- Un viejo como yo no podría hacerte gritar como hace un
momento- sonriendo ladino.


Ante esto Tsuna se sonrojó, es cierto había gritado, esperaba que nadie lo haya oído y
menos sus pequeños.


-Callate- se acurrucó más avergonzado- Bueno debo ir por Kyousuke, debe bañarse.

-Tomemos un baño todos juntos, lo necesitamos- sugirió besando castamente al Castaño.

-Ok- besándolo de vuelta.


Es muy difícil conseguir la felicidad, 5 años no pasan en vano y muchas cosas han
sucedido, algunas buenas, otras malas, otras desagradables y algunas que simbolizaron un
cambio importante en sus vidas. Por ejemplo que se mudaron de Japón y ahora viven en
Inglaterra ¿Por qué? Porque algunas personas se enteraron de su relación sentimental y su
relación sanguínea y los repudiaron, no fue tan grave el asunto, esas personas fueron gente
común y corriente que no dudaron en meterse en asuntos que no les correspondían y
repudiarlos, eso no dañó la imagen de Hibari ante el mundo pero a Tsunayoshi- quien ya
tenía unos 3 meses de embarazo- le hizo mucho daño, entró en depresión y de no ser porque
Hibari tomó la decisión de mudarse al extranjero hubiera perdido a sus hijos.


Al mudarse Hibari dejó todos sus negocios en manos de su mano derecha- cuyo nombre no
diré porque no viene al caso decirlo, aunque en realidad es porque no quiero que la historia
se corte nombrando a otro que no tiene que ver mucho- y él desde su computadora se
mantenía al tanto. En aquel nuevo País no se preocuparon tanto por las apariencias, ahí
nadie los conocía así que pudieron andar como una pareja libremente.


Los únicos problemas que pudieron tener desde entonces fueron algunas discusiones,
normalmente se molestan después de eso y pasan unas horas sin hablarse, pero luego se
arreglan porque no quieren estar separados. Y también están las otras peleas donde no se
hablan por días e inevitablemente uno de los dos tira la toalla al ver al otro llorar,
mayormente es Hibari quien deja a un lado su enojo para consolar a Tsuna, después de todo
por más esposo que sea sigue siendo su hijo, eso no le molesta y siempre lo ha aceptado.
Por eso no puede evitar que su instinto paternal salga a flote, sumado a que su corazón se
rompa cada vez que lo ve llorar de angustia o de tristeza.


En fin, solo han pasado 5 años y han atravesado muchas cosas, buenas y malas. Es seguro
que en el futuro pasen más si alguien se entera de que son PADRE e HIJO, ellos no lo
esconderán ni lo negarán, están orgullosos de eso, aunque si son cautelosos con su forma de
hablarse. Pero… Se aman y eso es todo lo que importa, su familia.




FIN.
Notas finales:

Espero les haya gustado, ls pido que por favor me apoyen dejandome reviews, si ya me apoyan leyendo no hace daño dejar un comentario.

La fecha para saber a la ganadora y cuando subamos el siguiente shot es el 26 de Octubre. Así que esten atentos si les interesa.

Nos vemos.

CIAO CIAO~


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