PRÓLOGO
Sasuke y Naruto eran mejores amigos.
Uno de ellos esta bajo tierra, el otro desearía estarlo.
Gaara y Sai eran unidos como si de un imán se tratase.
Uno no esta con él, el otro desearía irse de su mundo.
Shikamaru y Kiba eran polos opuestos.
Se atrajeron, pero gracias a otro polo opuesto que se interpuso, fueron separados.
Todos y cada uno de estos chicos sufrieron una perdida, unos recuperaronn la alegría, pero hubo alguien en específico, alguien que, por más que luche por esta, no podría ser feliz.
Alguien que perdió su sol, su cielo, sus estrellas, su alegría, sus ganas de vivir.
Sus deseos fueron enterrados en la tumba junto con él, el chico recordó que aquel idiota dijo que quería una lápida multicolor, ser el más resplandeciente en el cementerio, y el otro solo se limitó a reír.
Sus ojos se situaron en la lápida.
Margaritas, rosas, lirios y más flores se encontraban en ella, más no era colorida en lo absoluto, era gris, tenebrosa y aburrida.
Justo como su vida desde que él se fue.
Por un momento deseó haber sido él el que estuviese bajo esa lápida, y es que desde un principio debió ser él, no ese chico, el.
Su nombre se encontraba escrito en la lápida, junto con esa fecha que tanto amaba celebrar, y junto a esta, la fecha en la que la vida de él se volvío oscura.
Sus mañanas ya no eran felices, sus días de juegos e ir al karaoke y hacer algo raro a lo que él llamaba cantar se habíanido al caño, todo, sus libros, sonrisas, risas, salidas a cenar con su amado, todo, se fue con el a su tumba.
Deseó no haber soplado las velas al cumplir los 18, deseó que nunca hubiese conocido a ese chico, deseo que nunca pudiese haber nacido, deseó que hubiese muerto él en su lugar.
Y es que no se cansaba de repetirlo, debió haber sido él.
Porque desde un principio era él el que debió morir, no ese pequeño pedazo de cielo.
Cuando se dió cuenta ya no podía verlo sonreír más, todos lloraban, pero él, él solo se podía definir como un río, no podía detenerse por más que lo intentara,
Vió que junto a la lápida y las flores se encontraba una carta, en un sobre azúl cielo y con su linda letra en ella, firmando su nombre y a quién debería llegar, sus pálidas manos se situaron en ella y la abrió lentamente.
Su letra cursiva se mostró a sus ojos, vió dos gotas carmesí junto a su firma, las frías gotas de lluvia mojaban su cabello, y caían en su rostro, mezclándose con sus lágrimas, al trerminar de leer, lo único que pudo hacer fue sentarse, abrazar sus rodillas, poner su húmedo rostro en ellas y llorar hasta el cansancio.
Si esta historia fuese contada desde aquí, todo sería confuso y sin sentido, no entnderían el verdadero dolor que sufrieron, así que, ¿porque no iniciar desde el primer día en Konoha University?