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Konoha University. por MrsFujoshiMakoHaru

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Notas del capitulo:

WOLAAAAAAAAA

Perdón, pero sufrí el típico bloqueo de escritora, por ahorita solo tengo ideas para este fanfic, gomeeeeeeennasaiiiiiii.

pero tranquilaaas, ustedes tranquilas yo nerviosa, mi bloqueo más largo duró solo 2 meses, no como a mi mejor amiga (cof cof duro1añosinsubirensusfanfics cof cof)

pero bueeee

A LEER!

Sasuke abrió sus ojos, encontrándose con la oscuridad de su habitación, el molesto sonido del despertador no cesaba por lo que tuvo que estirarse a apagarlo, su muñeca ardió a horrores por lo que por inercia se la sobó e hizo una mueca.

Por más que tratase de ocultarse tras esa capa de hielo, que al principio era gruesa como un muro, sus fuerzas se acababan por lo que ahora esa barrera era tan solo una fina capa helada que lo protegía de la sociedad, en cualquier momento podría quebrarse, la soledad lo iba a matar, si no lo hacían sus cuchillas primero.

Parpadeó, en su mente se colocó la imagen de la horrenda manada de chicas que se le acercaban siempre, incluidas la frentona y popular Sakura Haruno, y su grupo de fastidiosas amiguitas Karin e Ino. Debido a esas chicas los chicos lo miraban como si de escoria se tratase.

Se colocó sus pantuflas y caminó despacio al baño, donde tomó una de sus tantas vendas y se las colocó cuidadosamente en su muñeca, las blancas telas se impregnaron de rojo al chocar con su pálida y delicada piel.

Después de prepararse y ponerse su chaqueta, se encaminó fuera de su hogar, donde su hermano Itachi prácticamente comía a su novio Deidara.

Sasuke pasó silencioso junto a ellos, y es que su hermano se veía muy feliz con su novio, aunque a su padre le horrorizase la idea de ver a 2 hombres besándose y abrazándose con otro sentimiento que no fuese el cariño de amigos o de familia, fue obligado a aceptarlo por obligación de su madre.

Pasó junto a la casa de sus vecinos, se estaban mudando, giró la cabeza con curiosidad, una mujer de cabellos rojos sonreía feliz, viendo a su esposo, un hombre aparentemente no mayor de 30 años con cabello rubio puntiagudo y ojos azules, ellos sonreían aunque tenía un mirada triste mientras llevaban una caja con una enorme cantidad de medicinas en ella.

“Han de tener una abuela enferma” pensó el pelinegro “Pobrecitos”

Justo antes de voltear la cabeza un rubio salió de la casa, era algo bajito, y parecía de su edad, tenía la piel tostada y ojos azules como el mismo cielo, cabello puntiagudo como su padre y unas extrañas marcas en las mejillas, sonreía alegre a sus padres, Sasuke se quedó paralizado allí, era realmente lindo aquel muchacho, estaba en medio del shock cuando el chico se acercó a él con una sonrisa.

-¡Eh, parece que vas a la misma universidad que yo, Dattebayo!-Dijo el rubio.

“Datteba… ¿que?” pensó Sasuke confuso y bajo la mirada a el pecho del chico.

En efecto, poseía el mismo uniforme que él, y llevaba en su frente una bandana con el símbolo de la escuela.

-Me llamo Naruto Uzumaki, un gusto.-Dijo el chico sonriente.

Sasuke memorizó el nombre del chico en su cabeza.

-Sasuke Uchiha.-Murmuró luego de un instante.

-Soy nuevo aquí, por lo que me gustaría un nuevo amigo y rival, ¡Y tu pareces el indicado!-Dijo, cerrando sus ojos ensanchando más su sonrisa.

-¿Amigo y rival?, es algo idiota.-Dijo el pelinegro con ironía.- ¿Los rivales no se deben llevar mal?

-¡No hace falta! ¡Puedes ser amigo de tus rivales siempre y cuando compitan limpiamente!-Dijo Naruto, inflando sus mejillas, el corazón de Sasuke se encogió con tal acto de inocencia, era jodidamente adorable y cada vez más le daban ganas de violarlo.

-¡Mierda, vamos tarde!-Dijo Naruto, tomando al pelinegro del antebrazo y jalándolo consigo.

Aún encima de su chaqueta, Sasuke se dio cuenta de algo, de que aunque la piel de Naruto se viese envuelta por un calor abrasador…

“Está muy fría” pensó Sasuke.

*******************************************************

Gaara miró con dicha la balanza, en una semana había logrado bajar 5 kilos, pasó de los 68 a los 63 con solo evitar comer o comer hielo y chicles sin azúcar, sentía un extraño placer al verse más delgado frente a la balanza, pero a la hora de verse en el espejo veía a una persona obesa y asquerosa, se daba asco, demasiado, su autoestima estaba por los suelos casi todo el tiempo, odiaba su forma de ser, su físico, su rostro, su peso, su piel, sus ojos, todo.

El pelirrojo bufó abatido, dando un mordisco al hielo que llevaba en mano, sus hermanos Kankuro y Temari apenas lo veían, trabajaban duro para mantener a Gaara en buen estado, en una buena escuela y mantener 3 bocas sin ayuda de sus padres, aunque en realidad mantenían 2 bocas y ya.

Gaara metió en su mochila una manzana y le dio a su mascota la comida que Temari había dejado en el microondas para él, aunque muriese por comerla, su conciencia le recordaba una y otra vez su peso, lo mal que se veía y lo que debía bajar para verse bien, la falta de comida lo había vuelto un chico muy frágil y pálido, con apariencia de un cadáver o algo parecido, la mayoría de las personas lo ignoraban pero había un chico que realmente quería estar con él, realmente deseaba dibujar algo en específico de él.

Su sonrisa.

Sai veía por la ventana como el pelirrojo limpiaba los restos de comida de el piso de su patio, para evitar formar sospechas de lo que hacía, el corazón de Sai se quebró en mil pedazos al ver como el chico aguantaba las ganas de comer lo que Temari no había puesto en el plato que le correspondía, y es que, ¿Cómo no se rompería tu corazón al ver que la persona que amas esta matándose lentamente? dibujaba rápidamente en su libreta un chico frente a un inodoro, llorando y junto a él una balanza, de pronto la punta de su lápiz de grafito se hizo añicos de tanto afincarla en el fino papel y las lágrimas inundaron sus orbes negras, las obligó a volver dentro de estas y guardó su libro antes de que saliese el pelirrojo.

Cuando este salió le dedicó una sonrisa falsa, una falsedad de la que el pelirrojo no se percataba.

-Buenos días, Gaa-chan.-Dijo con falsa alegría.

-Ya te dije que soy Gaara, y buenos días Sai.-Dijo el pelirrojo inexpresivo, Sai se dedicó a caminar junto a él, era confortante estar cerca de Gaara ya que podía estar al pendiente de las cosas que hacía este, y evitar las idioteces que cometía de vez en cuando.

Gaara y Sai eran amigos desde el primero de primaria, cuando Sai conoció a Gaara este sonreía de vez en cuando, pero en ese entonces el chico no sabía lo hermoso que era el arte y no apreciaba de esa manera la radiante sonrisa del pelirrojo, en primero de preparatoria, a Gaara le habían roto el corazón de manera muy cruel, unos chicos lo llevaron el día de su cumpleaños a una playa, lo ataron y lo violaron de manera cruel y horrorosa, entre ellos se encontraba su novio en aquel entonces, Sasori, un chico pelirrojo que ahora trabajaba en el extranjero como titiritero en una empresa famosa de juguetes.

Gaara sufrió demasiado esa época, terapeutas, medicinas contra el insomnio y sus libros comenzaron a aparecer en su mesa y mochila de la escuela, dejo de sonreír, no porque no quisiera, más porque no podía.

Sai giró su cabeza, el era un mucho más alto que Gaara, por lo que cuando este estuvo en su época de depresión extrema, el sirvió de pared para limpiar las lágrimas de este.

-Sai, ¿Estás bien?-Dijo Gaara, con un tono que el pelinegro no logró descifrar.

Sus ojos estaban llenos de lágrimas de incompetencia, no pudo evitar que el pelirrojo se convirtiese en lo que es ahora, no pudo evitar que esos idiotas cometieran eso en el pelirrojo, se tragó el pequeño nudo en su garganta y, aunque le costó horrores, forzó una sonrisa.

-Si, de maravilla.-Se obligó a decir.

*******************************************************

-¡Me voy!-Dijo Shikamaru con voz fastidiada.

Odiaba la escuela en todo sentido, aunque fuese el “Cerebro” de su clase, todos lo trataban como objeto y eso lo odiaba, ahora, en su primer día de universidad, no creía que todo fuese a cambiar por obra del gran destino.

Un leve tic se presentó en su dedo índice, era uno de esos ataques involuntarios que solía tener desde hacía ya años, no era nada fuera de lo normal.

Pasó junto a una pastelería y una veterinaria, de ella salía un chico castaño con extrañas marcas rojas en las mejillas, este salía con un gran perro junto a él.

-…Akamaru…puedes…regañarme.-La voz del chico sonaba distorsionada a la lejanía, el de ojos castaños se acercó un poco.

-¡Oh vamos amigo, volveré a las 3!-Dijo el castaño, acariciando la cabeza del animal.

El perro soltó un alarido de tristeza y lamió con cariño e inocencia la mano de su dueño.

-oh… ¡OH!-El castaño vio la presencia de el chico de la coleta, este lo miró.-¡Tu eres el del premió de intelecto que apareció en las noticias!

En efecto, en último año de preparatoria, Shikamaru logró el primer lugar en un concurso de intelecto e inteligencia, un puesto arriba de la hermana mayor de Gaara, Suna no Temari, la cuál más por querer ganar, participó por el dinero que traía el trofeo consigo.

El de ojos castaños bufó, odiaba ser reconocido como “genio”, aunque lo fuese, odiaba eso, le recordaba él porque era ignorado, y a veces hasta maltratado.

-Qué problemático.-Murmuró.

-¡Yo soy Kiba Inuzuka!-Exclamó el chico, era castaño y sus rasgos faciales se asimilaban a los de un perrito.

-Shikamaru Nara.-Dijo el de la coleta, dándose media vuelta para seguir caminando.

Kiba adentro a su perro en la casa y le siguió el paso.

-¿A qué universidad te diriges?-Le soltó.

-Konoha University.-Dijo leyendo el papel que decía el nombre de su nueva universidad.

La verdad es que odiaba ir a ella, ya que todo lo que se suponía que le enseñarían en la carrera de medicina (la cual estaba a punto de iniciar) ya lo había aprendido hacía ya bastante tiempo.

-¡Yo también! claro ya te debiste dar cuenta.-Recitó el chico dando a ver su chaqueta con el símbolo de la prestigiosa universidad.

Cualquier persona que entrase en esa universidad debía de sentirse orgulloso, ya que era la universidad más famosa del país, y su lema era…

“Donde las más mínimos sueños se hacen realidad”

-¿Sabes?...yo no tengo amigos.-Susurró apenado el más bajo.-¿Podrías ser mi amigo?

Shikamaru detuvo su andar con tal declaración, su corazón se encogió, alguien como él, sin amigos ni nadie, sonriendo todo el tiempo a pesar de la horrible soledad, y lo peor, ¡Le pidió ser su amigo! casi inaudiblemente, pero se lo pidió.

-Shikamaru…¿Estás bien?-Dijo Kiba al notar que el de la coleta había dejado de caminar.

-Eh…sí, tranquilo, y respecto a eso.-Dijo el de ojos castaños.-Acepto.

Una gran sonrisa se asomó en el rostro del castaño.


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