Solo una noche... por Yakumo

Solo una Noche...
Serie: Yu Gi Oh!
Yakumo Kaiba Eiri

Solo una Noche...
Yakumo Kaiba Eiri

Seto Kaiba se encontraba sentado detrás de su escritorio en su despacho en la Mansión Kaiba. Estaba tecleando en su laptop sin descanso mientras oía tranquilamente un disco de música clásica.

Su mirada azulada detrás de sus lentes se veía como siempre, fría y calculadora, pero se encontraba algo extraño. Dejó de teclear mientras se llevaba una mano a su sien y se la masajeaba mientras hacia una mueca de disgusto.

Tenía una extraña sensación de vacío o soledad... y eso era realmente extraño.

- Cachorro...- murmuró con los ojos cerrados moviendo casi imperceptiblemente sus labios tersos.

El “grupito de Smile” habían decido ir a acampar ese fin de semana. Obviamente su rubio novio había decido ir y su hermano pequeño había rogado por el permiso por lo que no le quedó otra al CEO que dejarles ir.

- Y ahora me siento solo...- murmuró con una sonrisa sarcástica para luego soltar una carcajada.

Era estúpido, el gran Seto Kaiba jamás se iba a sentir mal por algo tan insignificante como estar dos días sin sus amores. Ya llevaba uno, otro no lo mataría.... ¿o no? además, ya estaba acabando...

El castaño apoyó su barbilla en su mano mientras movía con desgano el mouse de la laptop con la otra. Cerró los ojos mientras sentía que la música le adormecía lentamente...

.......

De pronto el ojiazul abrió sus ojos al sentir el sonido de la puerta de su despacho abriéndose. No podría decir cuanto tiempo estuvo en su ensoñación, pero el despacho estaba en total oscuridad, mientras la puerta se cerraba nuevamente.

El CEO se sentó correctamente controlando sus deseos de bostezar y escrutando en la oscuridad para saber quien era el que se había atrevido a invadir terreno de Kaiba.

De pronto, la suave sonata de Mozart cambió a una música que el Presidente de Kaiba Corp. jamás había oído, pero que pudo identificar al instante: música egipcia.

Arrugó el entrecejo pensando que esa era otra de las estupideces del faraón y de Ishizu por lo que se levantó a prender la luz pero al instante pudo ver claramente una hermosa silueta enmarcada por un rayo de luna que se filtraba por la cortina negra que cubría el ventanal que daba al jardín.

Era alto y delgado, sus cabellos se veían largos y tersos de un color blanco casi plateado mientras que de su rostro solo se veían sombras dominadas por dos rubíes que brillaban con emoción mientras caminaba casi gatúnamente hacia el escritorio siguiendo el ritmo de la música.

El castaño se quedó paralizado un segundo y al no encontrar palabras que decir y acción que hacer se sentó para luego reaccionar molestamente y hablar arrugando el entrecejo.

- ¡¿Qué haces en mi despacho, Bakura?! Te exijo que salgas de aquí inmediatamente...- habló molesto.

Bakura solo sonrió y se adelantó lentamente mientras comenzaba a hablar pasando un dedo por sobre el contorno del escritorio mientras lo bordeaba.

- Tranquilo, Kaiba... me citan situaciones de “negocios”- habló casi en un ronroneo. Seto estaba intranquilo, había seguido con la vista el dedo del peliblanco mientras este lo pasaba por el escritorio y cuando se había detenido a su lado había subido por su cuerpo hasta subir a su rostro para detenerse en sus labios.

- Yo... ¡Vete de aquí, maldito ladrón de tumbas!!- exclamó molesto luego de un titubeo. Bakura solo sonrió conciliadoramente.

- Oh, vamos Kaiba, te ves tenso... déjame ayudarte...- Bakura se puso detrás del CEO antes de que este pudiera reclamar y se puso a darle leves masajes en los hombros mientras que el castaño reclamaba.

- ¡hey, suéltame!! Suel... oh....- Seto se tranquilizó mientras cerraba los ojos y se dejaba llevar. Era increíble lo que podían hacer esas manos sumadas a aquella música tan sensual.

- ¿Ves que si te gusta?- murmuró el ojirubí en el oído de Kaiba el cual se estremeció con el suave aliento del Yami allí.

- Estúpido...- Bakura solo rió.

Luego de estar un rato así, el peliblanco se movió levemente hacia el lado derecho y de pronto se sentó sobre las piernas de Kaiba mientras que este abría sus ojos azules. Azul y rojo se fusionaron y el Yami sonriendo tomó aquellas mejillas mientras hacia que sus ambos se unieran en un tierno beso que luego se volvió más apasionado.

Seto tomó la cintura de Bakura mientras que este pasaba sus brazos alrededor del cuello del que otrora fuera el Sacerdote Supremo. Cuando se separaron en busca de oxígeno se podía ver los ojos zafiros del CEO con un leve manto gris al igual que en los rubís del ladrón de tumbas.

Bakura se bajó de las piernas del ojiazul y le tendió una mano el cual él tomó sin mayor resistencia. Le guió hasta el sofá donde le recostó para luego recostarse él sobre el castaño y comenzar a besarlo mientras se iban desnudando al ritmo de aquella deliciosa música.

Quitó la gabardina, la polera y los pantalones del CEO mientras que él se quitó todas sus prendas quedando tan solo en prendas interiores ambos.

Comenzó a acariciar aquella blanca piel mientras besaba los labios tersos de Kaiba el cual apretaba su espalda con pasión. Bajó de sus labios a su cuello para luego dirigirse a sus tetillas.

- Cachorro...- murmuró el CEO mientras apretaba los ojos. Bakura se detuvo paralizado y luego sonrió lentamente.
Quitó el bóxer blanco con delicadeza para luego subir las piernas de Seto en sus hombros comenzar a lamer la pequeña entrada de Kaiba.

El castaño comenzó a gemir descontroladamente mientras Bakura seguía con su trabajo.

- Mm, no,... no... Cachorro...- Bakura detuvo sus lamidas y levantó la vista para toparse con la mirada del CEO que se veía asustado. Levantó la mano mientras le acariciaba la mejilla y le sonreía tranquilizadoramente.

- Olvídalo solo por esta noche, Seto... solo por esta noche... mi sacerdote...- murmuró mientras el velo gris se hacía más potente haciendo que sus ojos dejaran de ser rubís.

Kaiba sonrió mientras el velo en sus ojos también se apoderaba de él y luego levantó su mano para acariciar la mejilla de Bakura el cual cerró los ojos y se dejó a la caricia.

- Está bien... mi profanador de tumbas, mi Touzoku Ou....- le levantó levemente apoyándose en los codos y Bakura fue en su encuentro comenzando a besarse con delicadeza mientras Bakura se acomodaba y entraba en su cuerpo haciéndose uno.

Los gemidos de ambos no se hicieron a esperar. El peliblanco acariciaba al castaño mientras que este tenía sus piernas en los hombros de su amante y besaba con pasión sus labios.

- Hace cinco mil años nuestro encuentro fue parecido... y luego olvidamos todo por deseo de Ra y seguimos como si nada hubiera pasado, mi sacerdote...- murmuraba Bakura casi sin tener conciencia.

-... que así sea, amémonos tanto como en un ayer esta única noche y mañana olvidémoslo...-

- Así sea...- murmuró Bakura mientras besaba esos deliciosos labios.

+_+_+_+

      
Seto despertó de golpe sintiendo que su cuello se encontraba torcido. Levantó la vista y se topó con su laptop suspendida y él durmiendo sobre su escritorio mientras por entre las cortinas entraban leves rayos del sol de la mañana.

Se restregó los ojos mientras miraba su reloj y comprobaba que eran cerca de las 11 de la mañana.

- ¡¡Diablos, que tarde!!- exclamó mientras se levantaba y salía de su despacho rumbo a su habitación. Dentro de poco llegaría el bus que traería a su cachorro y a su peque hermano.

+_+_+_+

Escuchó como llegaba y abrió sus ojos justo para recibir el abrazo de su cachorro el cual se lanzó a sus brazos. No le quedó más que sonreír y tomar la cintura de su amado rubio.

- ¡¡¡Seeetooo!!!! Te extrañé mucho n_n- rió mientras besaba sus labios sin temor a que les vieran.

- Yo igual...

- ¡¡¡Nii-san!!!!- Moki se sujetó del brazo de su castaño hermano mientras que los demás de la pandilla se bajaban del bus.

Atemu bajó primero para luego tomar de la cintura a un sonrojado Yugi el cual se afirmó de los hombros de su Yami que le depositó en el suelo con infinita dulzura.

Tea fue la tercera en bajar mientras era empujada por un risueño Tristan el que iba tomado de la mano de su novio del arcillo en forma de dado. Y seguido de Duke Deblin venía el pequeño Ryou que traía una hermosa sonrisa.

Kaiba se sonrojó un poco mientras escrutaba con sus zafiros buscando a aquel con el que hubiera tenido sueño tan estúpido, pero luego del peliblanco bajó una señora con un bebé en brazos seguida de un señor.

- ¿Es que Bakura no los acompañó?- preguntó inconcientemente el CEO haciendo que su novio se sorprendiera.

- Ehh... no, es que tuvo asuntos que atender... eso dijo...

- ¡¡¡Heeey!!!! ¡¡Lamento llegar tarde!!!!- escucharon.

Todos voltearon a mirar y vieron como venía corriendo Bakura vestido en su totalidad en negro. Se detuvo frente al bus y se apoyó en sus rodillas para recuperar el aire perdido. Seto le miró fijamente hasta que el ojirubí levantó su mirada y la topó con la del CEO.

- ¡¿Qué tanto miras, sacerdote de pacotilla??!! ¬¬- Kaiba bufó.

- Nada muy interesante, profanador de segunda...- habló mientras se daba vuelta sin soltar a Joey y dirigirse rumbo a su limusina seguido por Mokuba.

- ¡¡Hasta la vista, amigos!!- dijo Joey siendo jalado por su novio.

- ¡¡Nos vemos!!- sonrió Moki alcanzando a la pareja.

Bakura miraba fijamente irse la figura del imponente dueño de Kaiba Corp. con una triste sonrisa sobre los labios.

- “Cómo si nada hubiera pasado”- murmuró. De pronto volteó y se topó con la mirada curiosa de su hikari.- ¡Ryou, amor!! ¿Qué tal te fue, cariñito?- le dijo alegre mientras le tomaba de la cintura y le besaba con dulzura.

FIN