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Sin color por Tsuki no Megami

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Notas del capitulo:

Los personajes de Kuroko no Basket pertenecen a su creador Tadatoshi Fujimaki

Perfect color

 

* LA VIDA ES... UNA AMANTE CRUEL Y CAPRICHOSA,

ALGUNAS VECES TE FAVORECE Y OTRAS TE CONDEDA,

SIN EMBARGO HAY QUE VIVIRLA INTENSAMENTE

Y DESEÓ DE CONTINUAR CON ELLA *.

 

En un instituto de alto prestigio, se encontraba un pelirojo alto, bronceado, de ojos rojos cual carmín de nombre Kagami Taiga, deba la clase de matemáticas para algunos aburrida y otros les resultaba interesante, mientras daba la espalda escribiendo unas ecuaciones en el pizarra, un joven de ojos azules como el cielo, cabello del mismo color, piel blanca cual nieve un poco bajito, nadie se dio cuenta de su llegada, ni siquiera el profesor y eso que paso justo enfrente de el.

 

Era un chico cuya presencia y olor no se detectan a menos que pongan mucha atención en el, tomó asiento en la silla junto a la ventana, suspirando agradecido por esa invisibilidad que le facilita el acceso a las clases sin problemas con profesoras y profesores por sus retardos. Con las ecuación terminadas, el profesor volteó inspeccionando quien sería su conejillo y pasase a resolver las, fijo su mirada con dirección a la ventana y ahí encontró a su victima, un joven distraído de cabello azul cielo quien a su parecer encontraba más intwresante mirar las nubes que su clase.

 

Caminó hasta posarse aún lado de el y con una varita de bambú, golpeó la banca haciendo a todos brincar inclusive el peliceleste dio un brincó antes de girar y prestar atención a quien tenía enfrente.

 

- Se le ofrece algo profesor << Habló con naturalidad y sin nerviosismo >>

 

- Si, pasa al frente y resuelve la primera ecuación << Para el, la voz del estudiante sonaba como una dulce melodía haciendo a su mente divagar >>

 

Al verlo caminar hacia la pizarra, no ayudo a calmar su imaginación al contrario las imágenes que se proyectaban en su mente provocaron un ligero sonrojó, por su parte el pelirojo le causó una gran impresión más aún por darse cuenta que estaba ahí sentado, término por resolver lo que le habían pedido, notando la cara de satisfacción en su alto profesor.

 

- Vuelvo a mi lugar, con permiso

 

- Bien, espera tu nombre << La pregunta por si misma sorprendió ambos, pues prácticamente llevaban medio año en curso, pero recordando su poca presencia no era de extrañar >>

 

- Kuroko Tetsuya, si no se le ofrece nada más Kagami-sensei 

 

- Pon atención en clase eso es todo.

 

Sin lugar a duda, algo en ambos cambio una atracción surgió sin entender porque y además no debía suceder pues uno era menor de edad con una diferencia de diez años. Para Kagami ese latido constante en su pecho era muy claro su pequeño conejo encendía una llama en su i interior, a partir de ese momento no le quitaría los ojos, Kuroko sentía que era vigilado constantemente y por primera vez, quería saber el porque de esa sensación y el como era posible que el profesor lograra verlo.

 

Con el paso de los dias entre clase y clase, su amistad por así decirlo creció al punto de quedarse más tiempo dentro de la institución para poder estar solos, aprovechaban cada segundo para conocerse mejor. El viernes al termino de clases sus ganas de probarse superó su cordura, fue entonces cuando el escritorio paso a ser una cama, entre besos la ropa salía volando, era el momento en el que un conejito seria devorado por un tigre. La gran habilidad del profesor producía en Tetsuya increíbles sensaciones de placer haciéndolo gemir.

 

- Ah! sensei ya ah! ya no más voy a ah! mgh

 

- Y eso que apenas estoy comenzando

 

 

- Agh más ngh más profun ghm

 

- Eso significa que ya di en el punto correcto, a partir de aquí no me detendré

 

- Ahgh no mhg no pares agh 

 

Siendo los únicos en la escuela podía gritar cuanto quisiese, si bien era su primera vez, no podía quejarse Kagami lo había tratado con delicadeza y gentileza al principio ya la segunda y tercera ronda fue más agresiva y placentera para ambos. Al terminar su pequeña travesura, se fueron a casa del mayor en el auto del mismo, debido a que Kuroko no podía moverse y además estaría sólo el fin de semana pues su madre iría con su abuela a unas aguas termales en Kyoto.

 

Llegaron a un complejo departamental no muy ostentoso pero muy cómodo y con suficiente espacio, entraron y con la ayuda del elevador subieron al quinto piso, Kagami cargaba a un dormido Kuroko, con cuidado sacó la llave de la puerta de su departamento, al entrar fue directo a la habitación depositando en la cama a un lindo conejito acostándose a un lado contemplando su hermoso rostro. Apesar de la gran diferencia entre ellos, vería la forma de quedarse a lado de ese chico, que sin tener presencia lo había cautivado robándole el corazón, un joven sin color aparente para describir lo, era esa pureza e inocencia tan adictiva, su propia droga que no soltaría jamás.

 

Durante esos días se conocieron, no sólo físicamente también a nivel emocional y sentimental, una atracción sin precedentes, su compañía era lo único que necesitan para ser felices, sin embargo existe un problema y es el como explicar a la madre y abuela del peliazul su deseo de vivir a lado del pequeño conejo. 

 

Tras unas semanas de encuentros casuales y pasión en desenfreno, Kagami Taiga decidió que ya era tiempo de enfrentar a la familia de Kuroko y lograr por fin vivir juntos. El conocer no fue tan complicado como se pensaba, su futura suegra lo recibió con los brazos abiertos y la abuela, se puede decir que ella los shippea desde una junta a la que asistió y vio las miradas que ambos se tiraban, por lo que en dicha reunión no perdió el tiempo y con sus comentarios hacia sonrojar a su nieto y profesor.

 

Faltaba solo un año para que su conejito celeste se graduace y con ello estar juntos sin miramientos y con toda la confianza de no causar problemas, las clases terminaron por ese día y como de costumbre eran los últimos en salir, caminaron hasta un parque con poca gente, el sol brillaba en lo alto con un cielo totalmente despejado, el pelirojo guió al más bajito hasta un árbol de flores violetas en capullo, con suma delicadeza beso el rostro de su acompañante para después hincarse ante el, sacó de su bolsillo una cajita azul cielo que al abrirla se podía observar una hermosa sortija con forma de estrella en color plateado.

 

- Kuroko Tetsuya aceptarías casarte conmigo y pasar el resto de nuestras vidas juntos.

 

Con pequeñas y traicioneras lágrimas cayendo por sus mejillas, se puso a la altura de su profesor, tomando lo de las manos - Nada me haría más feliz que pasar mis días junto a ti, aceptó casarme contigo.

 

La noticia fue bien recibida por familiares y amigos que para ese momento ya estaban al tanto de su relación y ahora futuro compromiso, vivirán felices de ahora en adelante pintando un mundo de colores perfecto para ellos.

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Muchas gracias por leer


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