Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Días de ensueño por TabiiiTa

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Bueno, como varias de ustedes me pidieron continuación terminé haciendola. Me tomó mucho tiempo, pero finalmente aquí está. Siguen quedando cavos sueltos y da para mucho más, pero por ahora, hasta aquí llegan mis ideas. 

Sí se fijan, el oneshot anterior se desarrolla solo durante las noche, este vez decidí narrar lo que pasa durante el día.

Está sentado en el piso alfombrado de la sala con libro en mano. Es feriado, así que el día ha avanzado perezosamente y no ha encontrado mejor cosa que hacer. Su padre y la madre de Jonghyun salieron a una especie de cita dejándolos solos en casa. Jonghyun está esparramado a su lado supuestamente escribiendo alguna canción.

Jinki lo ha escuchado la última hora soltar resoplidos y sonidos de frustración mezclados con unas cuantas risitas; pero pocas veces ha oído el ruido del lápiz contra el papel.

Jonghyun está echado sobre su estómago y no ha encontrado mejor apoyo para sus pies descalzos que el regazo de Jinki. Es extraño, por decirlo menos. Esta confianza y comodidad que los envuelve es algo que nunca imaginó compartir con su hermanastro, no en un futuro cercano por lo menos.

Jinki nunca fue demasiado cercano a Jonghyun y no supo mucho de él hasta que comenzó a descifrarlo parte por parte. Por lo tanto luego de confesar sus sentimientos no esperaba que la brecha desapareciera por arte de magia,  de hecho ya era demasiado bueno que Jonghyun le correspondiera.

Pero parece como si su confesión hubiera derribado alguna clase de barrera entre ellos. Ya ha quedado atrás la etapa de los apodos molestos y, además, ahora Jonghyun tiene una noción diferente del espacio personal. No es algo tan exagero como abrazos o besos,  sino sutiles roces o, si tiene mucha suerte, manos entrelazadas bajo la mesa. Es como si Jonghyun necesitara mantenerse tocando cualquier parte de su cuerpo o Jinki podría desaparecer. Aunque Jinki no se queja, le encantan esos toques sutiles que el menor le da cada vez que pasaba por su lado.

Vuelve a releer el mismo párrafo por tercera vez, sin entender, y Jonghyun se encarga de acabar por completo con su escasa concentración agitando los pies para llamar su atención.

–Dame un buen título.

Jinki aparta la vista de su libro para enfocarse en el menor, quien está con la cara enterrada en su cuaderno de notas. Parece frustrado. Jinki lo ha visto antes así, pero entonces no sabía que Jonghyun se esforzaba por estampar sus ideas en un papel para luego cantarlas de la manera más hermosa posible.

–¿De qué trata la canción?

–Sobre un chico que declara su ferviente amor con una serenata. Me inspiré con la película que mamá nos obligó a ver anoche.

Jinki recuerda la película, nunca había visto la versión de 1998 pero no pudo prestarle demasiada atención mientras luchaba porque sus ojos no se cerraran como resultado de un día particularmente agotador, además el hombro de Jonghyun fue demasiado cómodo cuando lo usó como almohada.

–Déjame ver, –Jinki imita la posición del pensador, mientras pone cara de concentración. Jonghyun voltea la cabeza para mirarlo, expectante.– ¿Romeo y Julieta? ¿Romeo and Julliete? ¿Romeo+Juliette? –Recita cada absurda idea suya con una gran sonrisa inocente aunque su tono revela diversión. Jonghyun arruga la frente y abre la boca pareciendo ofendido.

–No voy a ponerle el título de una película a mi canción –Jinki se encoge de hombros intentando no reírse.

–Técnicamente fue el título de una obra de teatro primero –la réplica de Jonghyun es una patada que lanza su libro sobre el sillón más cercano. Jinki no se molesta en quejarse, no lo estaba leyendo de todas maneras, solo puede sonreír divertido mientras Jonghyun se sienta con las piernas cruzadas para enfrentarlo.

–Aquí, lee –Jonghyun le ofrece su cuadernillo de notas y Jinki ya no se atreve a bromear más. Su rostro se vuelve serio mientras  Jonghyun se pone en su fachada de chico indiferente, debe tratarse de un asunto serio. El ofrecimiento es una muestra de confianza.

Jinki ve la caligrafía desordenada de Jonghyun llenando dos planas, y sus notas repartidas por todas las esquinas que encontró vacías. Lee sintiendo un poquito más de admiración por el menor, solo un poquito porque cree ya haber llegado a su tope un buen tiempo atrás.

–Bueno, como la historia se enfoca en la chica que tal… ¿Juliette? –Esta vez habla en serio, mirando los ojos de Jonghyun revelar un chispa de interés.

–Eso suena mejor de lo que esperaba viniendo de ti, Jinki –El otro parece entusiasmado con la sugerencia y le regala una sonrisa ladina, que más que engreída se muestra orgullosa.

Ambos escuchan el traqueteo en la puerta de entrada y su pequeño momento de miradas compartidas es roto cuando sus padres entran a la casa, con un par de bolsas en cada mano. Jonghyun esconde a toda prisa su cuadernillo bajo un cojín antes de ponerse de pie para ir a ayudar a su madre con las bolsas.

Jinki suspira, medio conmovido y medio preocupado por las acciones del menor. Jonghyun aún no le ha dicho a su madre.

 

 

––

 

 

Jinki salta sobre sus pies para entrar en calor. Hace un fio tremendo a pesar de que la primavera está comenzando. Está parado a la salida de la escuela de su hermanastro, su padre le pidió que fuera a buscarlo para llevarlo a una reunión familiar. No es como que Jonghyun no pudiera llegar por su cuenta, pero a Jinki no le molesta en lo absoluto ir por él tampoco. Así que aceptó la sugerencia.

Jonghyun está a solo unos meses de su ingreso a la universidad –empezó un año más tarde de lo normal y sólo es un año menor que Jinki quien va en su segundo año– por eso es tan importante que le diga pronto a su madre sobre sus planes de ser músico. De ir todo bien, el año siguiente podría comenzar a estudiar lo que tanto le apasiona.

Divisa a Jonghyun entre el montón de adolescentes abarrotándose en la salida. Ese cabello rubio cenizo destaca desde lejos y ese par de ojos claros son inconfundibles. Corre hacia él sumergiéndose entre el mar de gente solo para entrar un poco en calor.

–¿Qué haces aquí?– Jonghyun lo mira curioso y sorprendido cuando se planta frente a él, Jinki le regala una de sus grandes sonrisas como saludo.

–Tenemos una cena familiar en casa de mi tío. Nos avisaron hace poco así que papá me pidió que pasara por ti porque no sabes la dirección.

–Oh, ya veo. ¿Es alguien que conozca?– Ambos comienzan a caminar alejándose de la muchedumbre, Jonghyun sostiene una tarjetas  que Jinki mira con curiosidad antes de arrebatárselo de las manos. El menor no le da importancia.

–Nop, pero puedo asegurarte que es tan agradable como papá y su esposa es profesora de música y tiene una colección de discos por la que cualquiera mataría.

–¿De verdad?– Nota que Jonghyun parece interesado con la referencia a la música.

–Síp, podemos verla cuando lleguemos. – Jinki acaba con su tarea de abrir el sobre y lo lee, perdiéndose la sonrisa entusiasta del menor. – ¿Y esto?

–Es una invitación para el Festival de este año, se supone que es para los apoderados.– Jonghyun suelta un resoplido, disgustado por la idea. Jinki lo mira curioso.

–¿Festival? ¿De qué se trata?

–Solo hay un montón de stands por los pasillos y cada clase se encarga de algún concepto que luego tienen que presentar en un show. A la nuestra le toco un musical y se supone que tengo que cantar.

–Doy por hecho que no vas a dársela a tu madre así que me adueño de ella. – Jinki guarda la invitación en el bolsillo de su chaqueta mientras le da una sonrisa que intenta ser tranquilizadora.

–Como quieras–. Jonghyun le resta importancia y acelera el paso, quejándose del frío.

Jinki le sigue sin decir más. Claramente Jonghyun no quiere hablar de ese tema.

No han avanzado mucho pero el más bajo se detiene y voltea abruptamente para hacerle frente. La mirada examinadora que le da, no augura nada bueno para el mayor.

–Préstame tu chaqueta– Suena firme y pone cara seria, pero a Jinki no deja de parecerle un niño pequeño pidiendo alguna golosina.

–¿Por qué lo haría?

–Tengo tanto frío que podría morir  y se supone que eres el hermano mayor– dice lo último sin convicción y Jinki quiere reír en su cara (porque suena tan inseguro) pero se contiene y lo mira escéptico.

–¿Desde cuándo?

–Por los próximos veinte minutos usando tu chaqueta– El menor lo mira desafiante y Jinki no puede contener la sonrisa que enciende su rostro y pronto se vuelve traviesa.

–Entonces tienes que llamarme ‘hyung’.

Jonghyun lo mira escandalizado por la idea, como si le hubiera pedido que se cortara una mano, pero luego aparta la mirada y Jinki sabe que es su victoria.

–Bueno, solo dame la maldita chaqueta antes de que me congele.

El más bajo refunfuña y Jinki se quita la chaqueta para dársela. Enseguida siente la oleada de frío calándole los huesos, pero qué más da, entumecerse de frío es algo que puede soportar por Jonghyun y por escuchar el honorifico saliendo de sus labios.

–Gracias, Jinki…– El platinado hace una pequeña pausa sólo para tomar un gran bocanada de aire antes de hablar –Hyung.

A Jinki lo invade una ola de afecto y su amplia sonrisa le hace doler las mejillas. Por otro lado, Jonghyun refunfuña un poco más y le da la espalda para retomar el paso dejándolo atrás. Tan infantil como siempre.

–De nada, Jonghyun-ah.

Lo alcanza dando un par de saltitos y se apega a su lado, colgándose de su brazo para robar un poco de calor corporal. Cuando le da un vistazo de reojo, no puede evitar pensar lo bien que se ve Jonghyun con su chaqueta y algo tan simple como compartir ropa entre ellos, le parece un gran avance en su relación de hermandad.

 

 

La casa de su tío tiene aspecto de mansión. No parece una típica casa de los suburbios, es mucho mejor que eso. Es una construcción antigua de varios pisos, rodeada por un gran jardín. A pedar de que pa habitan solo dos personas, por dentro evoca ese típico ambiente familiar, que muchas veces la madre de Jonghyun consigue con sus comidas calientes en invierno.

Jonghyun se ve un poco incómodo al saludar, parece fuera de lugar como cada vez que conoce a los familiares de Jinki. Sin embargo, la tía BongSun trata a ambos como a sus hijos y la incomodidad pasa una vez que les comenta sobre su colección de discos.

Una vez que los mayores se ponen a charlar entre ellos, Jinki toma de la muñeca a Jonghyun y aprovecha para escabullirse al piso superior. Busca el cuarto al final del pasillo, aquel que tenía la mejor vista exterior y una vez ubicado abre las puertas de par en par, como si se tratara de una sorpresa.

–¡Tarán! He aquí la majestuosa colección de la tía BongSun.

–¿No crees que se enoje porque estamos aquí? – Jonghyun mira el interior, parece deseoso de entrar pero se queda de pie unos pasos lejos del umbral.

–Para nada, le encanta alardear de ello por algo ¿no? Y le pregunté antes, así que no te preocupes.

Jinki es el primero en avanzar y arrastra a Jonghyun de la mano, el mas bajo observa impresionado los cientos de discos ordenados en interminables hileras. Se pasea por los estantes con Jinki como guía y no puede dejar de sentirse admirado por tremenda colección. Debe haber tomado un montón de trabajo conseguir todos esos discos y de tantos artistas diferentes.

Jinki se detiene en la sección de trot, muy entusiasmado, solo entonces deja ir la mano del manor para  toma el primer disco que encuentra y lo inserta en el reproductor de música que hay junto a la ventana. Aunque no tiene el gusto de escuchar la canción, la señora Kim llega por ellos y los obliga a bajar para cenar.

 

 

 

La tensión en el salón es asfixiante. Su padre y la señora Kim están sentados con la espalda tiesa en el sillón grande mientras que él y Jonghyun ocupan el piso a su antojo, por otro lado la tía BongSun y su esposo sostienen un par de micrófonos que segundos antes utilizaban para recrear la letra de la canción favorita de ambos. La música de fondo sigue sonando, pero ya nadie canta.

Jonghyun no se ha movido de su lugar en el piso, pero Jinki puede ver su mandíbula apretada y como evita mirar a todo el mundo mientras finge indiferencia. Jinki sabe mejor,  siente los dedos del platinado clavarse en su muslo. Ahora mismo, Jinki no quiere nada más que envolver a Jonghyun en sus brazos y llevarlo a un lugar seguro, a su habitación compartida de preferencia, en donde el otro no se sienta obligado a ocultar sus sentimientos.

–¿Por qué te pones así SooMin-ah? Sólo le estamos pidiendo que se divierta con nosotros. Nadie ha salido de esta casa sin cantar una canción. Es una tradición familiar. – La tía Bongsun sonríe nerviosa mientras el tío acaricia su espalda para tranquilizarla, vuelve a hacer su ofrecimiento ignorando la mirada de disgusto de la señora Kim– Jonghyun ¿quieres unirte?

Jinki contiene la respiración al ver a la tía BongSun ofreciéndole el micrófono al menor. Jonghyun luce contrariado y un atisbo de valentía destella en su expresión cuando estira la mano para coger el micrófono.

–Jonghyun… no canta. –La señora Kim se pone de pie de un salto, llegando al micrófono antes que su hijo– pero tengo entendido que Jinki era la voz principal en el coro de la iglesia. –sonríe con nerviosismo, ocultando algo más que disgusto, tal vez miedo.

Jinki mira a Jonghyun. Lo ve tragar pesado mientras baja la mano y ve sus labios temblar cuando abre la boca sin poder decir nada todavía. Luego mira a la señora Kim, quien lo mira a él no solo expectante sino también suplicante y cuando Jinki vuelve su mirada de nuevo a Jonghyun. El menor ya tiene una sonrisa burlesca bien puesta en la cara.

–¿De verdad? ¿Hay algo que Jinki pueda hacer bien?

Y Jinki no se ofende, aunque debería.

Se siente herido, aunque no debería.

Sabe que esas palabras son solo una distracción, pero no es eso lo que lo lastima.

Siente un trocito de su corazón caer al abismo, cuando ve la mirada apagada de Jonghyun mirándolo sin mirar. Pero se obliga a sonreír y acepta el micrófono. De un salto se para junto a sus tíos y canta a todo pulmón, irónicamente una canción sobre sueños frustrados.

El menor no quiere armar un escándalo, por eso se queda callado en lugar de discutir con su madre. Jonghyun aún no está listo para decirle a su madre y Jinki va a seguirle el juego encubriéndolo.

 

 

 

Es casi de noche, observan el atardecer desde el gran ventanal en la habitación con la colección de discos. No dicen nada aún. Recién se lograron escapar del alboroto de los adultos, Jinki había conseguido deshacerse de la atmosfera incómoda y en cuanto hubo oportunidad se escabulló con Jonghyun nuevamente.

–No me dijiste que cantabas. –Jinki se voltea a verlo mientras apoya la barbilla en su mano, el codo en el ventanal, Jonghyun parece ausente.

–No creo que lo de abajo cuente como cantar. No lo hacía desde que tenía 10, ¿crees que tengo futuro? – Dice lo último en tono de broma, pero Jonghyun se voltea a mirarlo, con ambos brazos apoyados en el marco del ventanal, y finge examinarlo con seriedad.

–Creo que podríamos hacer un dueto.

Jinki es el primero en soltar una carcajada y Jonghyun lo sigue, riendo fuerte. Tan fuerte que las lágrimas le pican en los ojos. No es que sea tan gracioso, pero ninguno puede parar de reír. Es una risa nerviosa luego del susto en la sala de estar.

Cuando Jonghyun no puede reír más, vuelve la vista al frente otra vez. Calma su respiración y se restriega los ojos.

–¿Puedes cantar para mí? –Jinki habla bajo, esperando que el tono de su voz cree el nivel de intimidad perfecta para que el otro ceda a su petición.

–No quiero. –No funciona.

–¿Por favor?– Lo intenta otra vez, suplicante para disuadirlo. Jonghyun lo mira de reojo y es como si adivinara lo que intenta hacer, se inclina hasta apoyar la frente sobre los antebrazos y da un gran suspiro derrotado.

–Ella no lo va aceptar. Viste como se puso cuando me pidieron cantar y solo era por diversión. Si se entera de que quiero dedicar mi vida a la música...va a ser mucho peor.

Jinki no puede ver su expresión, pero su voz sin vida revela todo: las esperanzas rotas y la pena. Jonghyun se está abriendo con él, quizás porque la noche se acerca y ella es su mejor aliada o quizás porque ya confía del todo en él y no necesita levantar barreras cuando están solos. El punto es que está confiando en él y tiene que servirle de soporte.

–No digas eso. No puedes estar seguro de cómo va a reaccionar. De cualquier manera, tú vas a hacerla entender Jonghyun. Tienes que confiar un poco en tu madre. Ella es la mejor mamá del mundo ¿recuerdas?

Jonghyun gira el rostro para mirarlo con complicidad y Jinki ve con alivio como esboza una ligera sonrisa, que inunda sus ojos de nuevas esperanzas.

–Y tú eres el idiota más grande del mundo ¿sabes?

Jinki se pregunta si simplemente darle las gracias mataría a Jonghyun, porque le encanta terminar sus conversaciones de esa manera. Pero descubre que está equivocado, Jonghyun le ha agradecido varias veces antes y termina pensando que en realidad no importa. No necesita su agradecimiento. Lo único que necesita es que Jonghyun sea el de siempre, con sonrisas descaradas y ojos llenos de vida. Tal como se ve ahora.

–De nada– murmura al aire mientras vuelve la vista al exterior, con el ánimo de Jonghyun renovado realmente se dedica a observa el atardecer.

 

 

––

 

 

Jinki se siente mucho más cómodo entorno a Jonghyun ahora que lo conoce por dentro y por fuera. Jonghyun se muestra más honesto —y más cruel— con Jinki de lo que es con nadie más. Y ahora que puede entenderlo comprende que ello es una prueba contundente de la confianza que le tiene.

Durante la noche son confidentes y durante el día algo así como hermanastros, honestamente, aún no hay demasiado espacio para el romance. De cualquier manera, Jinki nunca esperó que las cosas avanzaran rápido con Jonghyun y le gusta el ritmo tranquilo con el que su cercanía progresa —los roces sutiles, la comodidad y los sentimientos compartidos.

Sin embargo, al momento de confesar sus sentimientos decidió que iría con todo. Por eso se evita los rodeos y los pensamientos innecesarios y cuando cree que es momento de avanzar un poco más allá, va por ello.

Jonghyun lo mira con recelo, tiene los brazos cruzados sobre el pecho y los labios fruncidos, Jinki mira sus labios con deseo contenido, quiere besarlo hasta perder el aliento. La cocina nunca se había sentido tan pequeña. Aunque los pasos que da para quedar frente a Jonghyun parecen demasiado largos.

El más bajo se desinfla un poco intimidado por su actitud determinada, pero Jinki lo toma como una oportunidad y posa ambas manos en la cintura estrecha de Jonghyun, con tanta naturalidad que se pregunta porque tardo tanto en hacerlo. Intenta mirar los ojos claros pero no puede dejar de admirar su hermosa boca.

Ha llegado a un punto en donde necesita probar que de verdad están en una relación romántica y no solo fraternal; no puede esperar, tiene que comprobarlo ahora.

–Quiero besarte. –Su voz suena suplicante, a pesar de la declaración descarada.

Los ojos de cachorro se abren con sorpresa, por breves instantes Jonghyun parece tímido mientras rasca la parte superior de su cabeza, pero con rapidez una sonrisa ladina se abre camino en sus labios y Jinki quiere borrarla con los suyos.

–¿Y qué esperas?

Las palabras de Jonghyun le rozan los labios –enloqueciéndolo un poco más– y alza una ceja mientras lo mira desafiante. Hay una sonrisa traviesa bien puesta en su lugar y Jinki no necesita más comando, humedece sus labios con una rápida lamida y ataca la boca ajena.

Sus lenguas se encuentran por primera vez en un beso ansioso y Jinki siente fuegos artificiales en el estómago. Exploran la boca ajena buscando conocer y degustar todo a su paso. No hay espacio para respirar. No hay espacio para pensar. Solo se pierden el en sentir que su primer beso real les provoca.

Cuando se separan –solo un poco–, sus respiraciones están agitadas, pero Jinki no quiere parar. Siente su corazón latir a toda prisa y ansía por más, pero a sabiendas de que necesitan recuperar, se dedica a dejar besos húmedos en la comisura de sus labios, en sus mejillas y en cualquier lugar al que pueda llegar.

Luego, busca la mirada de Jonghyun y se encuentra con sus ojos brillantes, radiantes a más no poder. Y Jinki no puede ver nada más con esos ojos claros mirando los suyos; eclipsan la luz. Jonghyun es la criatura más hipnotizante que ha visto en su vida.

Un par de minutos más tarde recuperan el aliento, sus respiraciones se sintonizan de manera perfecta y hay una danza de estrellas en su estómago.

–¿Podemos hacer esto más seguido? –El aliento de Jonghyun le acaricia los labios y Jinki cierra los ojos disfrutando de la sensación.

–¿Vas a llamarme hyung más seguido? –Acaricia los costados del menor, rogándole silenciosamente con su tacto.

Nunca se da por vencido con su deseo de escuchar a Jonghyun llamándolo así, le encanta la manera en que el honorifico suena en los labios del menor y el aleteo que produce en su corazón al escucharlo.

No hay otra sonrisa traviesa ni ninguna otra muestra de confianza, Jonghyun se revuelve un poco entre sus manos y Jinki lo ve más tímido que nunca, con las orejas rojas y los ojos esquivos.

De repente se hace consciente de que ambos se encuentran en la cocina, deberían estar lavando los trastes como ordenó la señora Kim, pero no puede importarle menos. Ni siquiera le preocupa la posibilidad de que alguno de sus padres entre de sorpresa. Quiere una respuesta.

Aprieta un poco su agarre en la cintura del menor para darle confianza; no tarda en funcionar.

–Dame otro beso…hyung

Jonghyun lo sujeta de los hombros y lo acerca de un tirón, sin dejarle ver como sus mejillas se pintan de un color rojo. Sus labios se encuentran otra vez para iniciar otro ansiado beso.

Y sí, definitivamente tienen que hacerlo mucho más seguido.

 

 

––

 

 

Está en casa de Joon, terminando un proyecto para su evaluación final. La mesa de su amigo está siendo usada como escritorio y ambos están inclinados sobre ella usando toda su concentración para colocar un montón de minúsculas figuras en su lugar. Es por ello, que cuando su celular vibra en su bolsillo contesta la llamada entrante por inercia.

–¿Hola?

Alcanza el pegamento para comenzar a construir el ala este de su edificio ambientalista, Joon le sigue el ritmo y está por terminar el ala oeste.

–Cariño, tu novia está esperando en casa–Jinki se endereza bruscamente, es la madre de Jonghyun. Por unos instantes piensa que ha marcado el número equivocado y todo tipo de suposiciones locas pasan por su mente, pero la mujer llama su nombre con insistencia antes de que puedan llegar muy lejos.– Jinki, cariño.

–¿Qué? ¿Quién? –Balbucea, sin entender la situación. Se quedó perdido en la parte de la novia que no tiene.

–Luna. Vino a verte. –A Joon se le cae el pegamento sobre el ala sur que Jinki acaba de terminar, derriba unos cuanto paneles y se le escapa una maldición que en otras circunstancias le habría hecho reír. Ahora le hacen maldecir de vuelta. Mierda. Tendrá que reconstruir ese sector. – Aigoo, Jinki, no importa que no nos hayas dicho, solo ven rápido y no la hagas esperar más. ¡Date prisa!

La señora Kim termina malinterpretando por completo su reacción y Jinki balbucea un par de incoherencias en respuesta, todavía confuso. Pero ya es tarde, escucha el pitido indicando que la llamada finalizó. Mientras frunce el ceño, contempla el celular en sus manos como si fuera la repuesta a todas sus interrogantes.

¿Qué demonios acaba de pasar?

Joon le dice un par de cosas que su cerebro no decodifica. Se queda allí inmóvil, con el corazón cayendo al piso al ver el nombre en el identificador de llamadas.

«Jonghyun»

Sus piernas se mueven por cuenta propia y antes de que pueda pensar en lo que va a hacer se encuentra saliendo del departamento de Joon, dejando atrás hasta su sentido común.

 

 

 

Es la tercera vez que pasa por la misma calle, en este momento su orientación es un asco. Está demasiado abrumado por las emociones, por el miedo, como para pensar con claridad.

Cuando llegó a casa, la madre de Jonghyun lo esperaba con Luna en la sala de estar, pero al entrar pasó de largo en busca del menor apenas dando un saludo. No lo encontró en su habitación, ni en ningún lugar de la casa. Y al preguntar la señora Kim le dijo que el menor había salido a dar una vuelta luego de charlar un rato con Luna.

Jinki no se quedó a aclarar el mal entendido, no tenía cabeza para ello. Ya luego hablaría con Luna. Primero tenía que encontrar a Jonghyun y desmentir su supuesto noviazgo. Tenía que calmarlo del probable arrebato de ira que tendría. Y, más importante aún, tenía que envolverlo en sus brazos y tranquilizarlo antes de que lo lastimara demasiado la idea de que lo estaba engañando.

Da un par de vueltas más por los alrededores, buscando encarecidamente al de cabello platinado. Solo después de otros largos 15 minutos, lo encuentra.

Jonghyun camina a paso lento y cabizbajo mientras patea una piedra. En cuanto Jinki lo ve, le llega el corazón a la garganta. El menor debe sentir su penetrante mirada picándole en la nuca porque voltea la cara enseguida y también lo ve. Jonghyun se da vuelta por completo y se queda parado allí, simplemente mirándolo, con el rostro indescifrable y las manos metidas en el bolsillo del polerón.

Jinki siente los pies repentinamente más pesados, se acerca por inercia más que por decisión propia. Le cuesta avanzar hacia el más bajo a pesar de que minutos antes lo buscaba desesperado. Su estómago se aprieta con anticipación y otra vez con miedo. ¿Qué estará pensando?¿Está muy enojado?

Jonghyun mira atento cada paso que da hasta estar frente a él, a un paso de distancia. Solo entonces aparta la mirada y muerde su labio inferior.

–Hey, Lee Jinki. ¿Quieres explicarme por qué Luna está en casa presumiendo ser tu novia?– Hay una sonrisa en su rostro, que intenta ser burlona pero resulta triste y Jinki no quiere más que apretarlo entre sus brazos y decirle que todo es una mentira,  pero se queda inmóvil.  Sobrecogido por la visión de un Jonghyun tan... temeroso, esperando su respuesta.

Su lengua se seca.

–Yo…yo…no––no sé qué demonios––No te enojes –Tontamente las palabras se enredan en su lengua, pero por fortuna Jonghyun lo interrumpe antes de seguir forzándose a decir cosas sin sentido.

–No estoy enojado. Sólo estoy preguntando.

Jinki se siente idiota, por supuesto, es obvio que Jonghyun no está enojado. Probablemente está herido, muy herido. Antes ya había demostrado de manera muy sutil su recelo hacía Luna y la situación debía lastimarlo mucho más ahora que tenían una relación y el derecho –pero no la valentía– de reclamarle.

–En vez de lastimarme con suposiciones, preferí confiar en ti. Sé que no eres ese tipo de persona, Jinki. ¿Jugar a dos bandos…? Ni siquiera te resultaría– Jonghyun suelta una pequeña risita, que más que una risa es como un sollozo. A Jinki se le encoge el corazón.

Se siente contrariado. Lo inunda una ola de afecto por la confianza recibida, pero también hay una chispa de cólera agazapándose en su cuerpo porque Jonghyun es idiota hasta el final. ¿Por qué de todos los momentos no se enfada ahora? ¿Por qué ahora que tiene todo el derecho del mundo de enojarse luce tan... vulnerable?

Jinki puede lidiar con un Jonghyun enojado, pero ver este lado de él es otra cosa. Le parte el corazón a tal punto de odiar verlo así. Deja salir un suspiro tembloroso, y lo abraza sin pensar en nada más. Apretuja al menor con fuerza, ignorando el hecho de estar en público y que cualquiera podría verlos. Jonghyun apoya la barbilla en su hombro, pero no mueve las manos de sus bolsillos–una manera sutil de hacer un berrinche.

Sigue sintiendo la urgencia de aclarar las cosas e intenta hacerlo.

–Luna no es nada más que una amiga, una mala al parecer. Y no sé qué demonios le dijo a tu madre, tampoco me importa, pero te aseguro que no es mi novia, Jonghyun. Tú eres el único que me gusta. De verdad.

Jonghyun cede poco a poco, hasta que sus manos terminan enganchadas en los costados de Jinki, tirando de su suéter. Y libera un suspiro que hace al mayor estremecerse.

Jinki se despega de él solo un poco, lo suficiente como para tomar el rostro de Jonghyun entre sus manos mientras el más bajo mantiene los brazos en su cintura. Entonces, le muestra su sonrisa de siempre cariñosa y familiar. Es lo mejor que puede ofrecerle.

–Gracias por confiar en mí.

Y no necesitan besarse –ni pueden hacerlo estando en público. Juntan sus frentes y se miran a los ojos transmitiendo todo lo que sienten sin más palabras. Mientras los ojos de Jonghyun vuelven a eclipsar la luz, Jinki descubre que se le da bien ser impulsivo cuando se trata del menor.

 

 

––

 

 

Recuerda el par de veces escuchando, por accidente, conversaciones que sólo debían ser de Jonghyun y su madre. Lo sollozos del menor y las palabras de consuelo de la señora Kim se habían reproducido durante semanas en su mente, con culpa. Jinki quiso interferir muchas veces, consolarlo también, pero sin saber cómo hacerlo se quedaba de pie en la entrada y luego retrocedía silenciosamente sin dejar de pensar que quizás solo un abrazo habría bastado, pero sin atreverse a dar la vuelta  y remediarlo. En ese entonces, temía que Jonghyun rechazara sus patéticos intentos por comportarse como un hermano mayor y nunca se atrevió a hacer nada.

Ahora está en una situación similar, de pie fuera de la sala de estar. La señora Kim está sentada en el sofá, en su pose de madre autoritaria –que no le queda del todo bien– aprieta su falda con los puños. Jonghyun está de pie lo más alejado posible de ella, apretando los puños a los costados y con la mandíbula desencajada. Están discutiendo, y aunque Jonghyun no está llorando, parece como si fuera a hacerlo en cualquier momento.

Jinki jamás ha visto a la señora Kim tan alterada, la mujer menuda se comporta comprensiva y amable todo el tiempo, le sorprende ver este lado de ella.

–Puedo apoyarte en cualquier decisión que tomes siempre y cuando no tenga que ver con la música. Sabes de sobra lo que pienso al respecto, Jonghyun. De ninguna manera puedo dejar que te conviertas en cantante. No voy a dejar que arruines tu vida.

–Mamá. ¿Si quiera escuchaste lo que dije? Quiero estudiar música para no joderla… solo quiero hacer lo que me gusta. ¿Por qué es tan difícil de entender?

–Eso es ridículo. ¿Desde cuándo te gusta tanto la música? Ni una vez mostraste interés alguno.

–Desde siempre. Si no te lo dije antes fue porque sabía que reaccionarias así.

–¿Entonces porque ahora? ¡Habría sido mejor que nunca me lo dijeras!

–¡Porque eres mi mamá! Quiero que lo sepas y que me apoyes… ¡quiero que confíes en mí!ㅡ La mujer vacila unos instantes ante la exigencia de su hijo y su boca se mueve, pero no emite sonido.

–No voy a dejar que arruines tu vida.ㅡ Repite, quedándose sin argumentos. Jinki no puede ver el rostro de Jonghyun, pero sus hombros caen abatidos. Cae un pesado silencio hasta que el más bajo responde, más calmado que nunca y en voz baja. Jinki ve a través de él y sabe que va a decir algo que importa y que le cuesta reconocer.  

–No voy a ser como él. Puedes confiar en mí. Yo… no voy ser como papá.

Ante esas palabras, la señora Kim parece estallar de ira, pero también se ve muy herida. Se levanta abruptamente del sofá y Jinki no sabe dónde meterse.

–No voy a permitirlo,  nunca dejaré que sigas sus pasos. Olvídate de este estúpido capricho y piensa en algo que te prometa un buen futuro. –La señora Kim suena solemne y apunta a su hijo con gesto de finalidad.

Jonghyun la mira con tanta ira contenida que Jinki teme su reacción; así que deja todos sus miedos y miramientos atrás para entrar a la sala e interferir. Reconoce la mirada en los ojos claros, está listo para decir algo impulsivo y peligroso. Jinki necesita detenerlo antes de que le diga algo imprudente a su madre. Sabe lo que es ser herido por las palabras crueles de Jonghyun y no quiere que la señora Kim salga lastimada ni que Jonghyun se lamente más tarde.

–Señora Kim. Recibió correo, lo deje en su habitación. –La madre de Jonghyun vuelca su atención en él y parece desconcertada por la interrupción (y algo aliviada tal vez).

No es una mentira, de hecho esa es la razón original por la que fue a la sala de estar y terminó escuchando la discusión.

–Gracias, querido. Voy enseguida. – Le regala una sonrisa, de esas que Jinki odia, una sonrisa falsa que busca engañarlo diciendo que está bien. De esas que los adultos siempre les dan a los niños, las que él mismo ha tenido que usar un par de veces. Él no es quien para decir nada así que sonríe de vuelta y la observa salir a toda prisa de la habitación.

Devuelve su atención a Jonghyun, está cabizbajo mordiéndose el labio inferior y todavía con los puños apretados. Jinki no se acerca de inmediato, porque ¿qué se supone que le diga? Él mismo fue quien le pidió a Jonghyun que hablara con su madre y quien le dijo que las cosas saldrían bien, pero resultó ser un desastre y ahora menos que nunca se siente con el derecho de consolar al menor.

Se le revuelve el estómago por la angustia.

Pasan los segundos y siguen de pie donde mismo, Jinki tiene el corazón en la mano, la culpa y la preocupación tiene sus sentidos hecho un desastre. Y se siente idiota por no saber qué hacer y aún más idiota por no hacer nada.

Al final, es Jonghyun quien se acerca, con pasos torpes e inseguros. Con cada paso que da Jinki puede ver un poco más a través de él. Luce vulnerable y más herido de lo que nunca antes fue testigo. No hay tiempo de poner ninguna de sus barreras, no está la fachada de ira ni la del chico indiferente.

Cuando Jonghyun se para frente a él, lo único que puede ver son esperanzas rotas y un corazón magullado. Y eso lo lastima más de lo que alguna vez creyó posible. El más bajo no dice nada, ni siquiera lo mira. Sólo poya la frente en su hombro y se queda allí; quieto, esperando que haga algo o quizás que no haga nada y solo permanezcan así.

Finalmente, Jonghyun suelta un suspiro tembloroso que le eriza la piel. No llora, pero solloza contra su hombro y el corazón de Jinki se encoje dolorosamente.

Sigue sin poder hacer nada.

Hyung…– El susurró es como una inyección de adrenalina en su sistema. Por fin reacciona envolviendo sus brazos alrededor de Jonghyun y apretándolo contra él, como una especie de protección de las cosas que lo lastiman. Aunque nadie puede protegerlo de sus propios sentimientos.

–Estoy aquí. – No quiere mentir con un incierto “está bien”, solo espera que de alguna manera su presencia lo reconforte y le de fuerzas. Porque no está solo, Jinki está ahí para él y siempre lo estará.

Jonghyun no le reclama por darle falsas esperanzas, ni por motivarlo a luchar por algo que sabía perdido, no. Pero Jinki se siente culpable de todos modos y la culpa le carcome el alma.

–Lo siento, yo de verdad creí que ella podría entender.

–Yo también llegué a creerlo.– Su voz suena ahogada, se nota que tienen un gran nudo en la garganta. 

A Jinki se le seca la boca y no puede responder. Muerde el interior de su mejilla y aprieta al más bajo entre sus brazos, la angustia lo está estrangulando. Jonghyun enrolla sus puños en la parte trasera de la camiseta de Jinki y emite un par de sollozos más antes de quebrarse por completo.

Y Jinki se quiebra con él

 

 

––

 

 

Despierta sintiendo la cabeza palpitar. Pasó una horrible noche sin poder dormir y como consecuencia el dolor lo agobia. Hace tiempo que su ciclo de sueño había vuelto a la normalidad, pero la noche anterior se desconfiguró por completo otra vez y terminó durmiéndose pasadas las 6am. Según su celular son ahora las 12pm, acaba de confirmar que se quedó dormido para ir a clases.

Le da un vistazo a la cama de al lado, el causante de su mal dormir sigue durmiendo como un bebé. Jinki se pasó toda la noche pensando sobre la situación de Jonghyun, ese mal hábito suyo de sobrepensar las cosas no ha desaparecido del todo y le pesa hasta ahora. Se siente aliviado de que Jonghyun se hubiera dormido a la hora de costumbre, aunque probablemente solo fuera por lo agotado que quedó después de llorar tanto.

Él teléfono vibra en sus manos y revisa el mensaje recibido. Es Kibum.

«Hey, hombre viejo. Hoy estoy libre. ¿Hay algo que quieras hacer?
Voy a compensarte por todo el tiempo que te tuve abandonado.
Incluso podría acompañarte a ver esa aburrida película que mencionaste el otro día».

Jinki sonríe un poco. Kibum ha estado al pendiente de él desde que decidió dejar de ser el primero en iniciar las conversaciones. Sólo bastó que dejara de lado su teléfono celular por un tiempo, para que su rubio amigo notara que algo andaba mal con él. Kibum lo conocía muy bien y al ver que Jinki dejó de hablarle captó la señal.

«Siempre has antepuesto a tus amigos sobre la familia.
Puedes correr como el patético idiota que eres hacia ellos. No me importa, siempre has sido un arrastrado

Las palabras que se habían quedado clavadas como astillas en su pecho, resuenan en su mente como un eco de advertencia. Mira hacia la otra cama nuevamente, buscando el rostro dormido de Jonghyun. Suelta una silenciosa carcajada al verlo hacer muecas en su sueño. Y luego teclea una rápida respuesta y deja el celular bajo su almohada antes de levantarse.

Baja hasta la cocina, en donde la señora Kim tiene el almuerzo casi listo. La mujer luce como siempre, pero Jinki casi puede ver el pozo de tristeza en sus ojos, aunque no dice nada al respecto, no sabría qué decir. Tampoco menciona la discusión con Jonghyun, pero de todas maneras le da un gran abrazo de buenos días que parece alegrarla un poco.

Rechaza el ofrecimiento del almuerzo, porque no tiene mucho apetito. Sólo sirve dos vasos de leche y pesca un par de frutas, mientras le regala una de sus mejores sonrisas a la señora Kim, y luego vuelve a su habitación con las cosas en una bandeja.

Cuando deja la bandeja en la mesita de noche, Jonghyun sigue durmiendo. Jinki sonríe para sus adentros mientras levanta las mantas de la cama y se mete a su lado sigilosamente. Jonghyun se despierta en cuando se recuesta en la cama, pero eso no le impide quedarse allí contemplando la cara somnolienta del menor.

–¿Qué haces? –Jonghyun suelta un gran bostezo y se rasca el cabello mientras intenta enfocar su visión. Jinki no puede dejar de notar los hinchados que están sus ojos y por impulso usa sus dedos fríos para acariciarlos con delicadeza. Jonghyun se deja hacer por el momento.

–Te doy los buenos días. – Jinki quisiera darle un beso de buenos días, porque Jonghyun luce adorable con los ojos cerrados dejándose acariciar, pero recuerda que probablemente tiene aliento mañanero y se contiene.

En cambio, deja de tocar los ojos de Jonghyun y pasa el brazo por su cintura. No es que fueran tan íntimos todavía, pero nunca iban a serlo si Jinki no daba algunos pasos adelante. Intenta esconder la cara en la curva de su cuello para disfrutar del contacto pero Jonghyun comienza a removerse inquieto.

–Es demasiado temprano para esto, aléjate de mí.

Jinki no sabe si se refiere a la muestra de cariño o a la clara vergüenza que colorea sus orejas. Pero no le importa demasiado, de todas maneras deja que Jonghyun haga un espacio entre ellos y vuelve a posar la mano en su cintura, encaja naturalmente allí. Está vez Jonghyun no se queja y se quedan compartiendo la almohada.

Es la tercera vez que comparten cama y Jinki ya se siente mucho más confiado, reconoce el aroma de vainilla de Jonghyun que le provoca un aleteo en el estómago. Y a pesar de que quiere enterrar su rostro en el cuello del más bajo para olerlo y ahogarse en él, se conforma con la cercanía que Jonghyun le permite por el momento. Sólo eso necesita para que su pecho rebose de alegría.

–Son las 12. No es temprano. Y no voy a irme hasta que aceptes salir conmigo. Incluso te traje el desayuno para sobornarte.

Jonghyun esboza una sonrisa, mientras friega sus ojos. Jinki lo observa encandilado.

–¿A dónde quieres ir? –Jonghyun acomoda las dos manos bajo la cabeza, como almohada extra, y luego busca los ojos de Jinki conectando sus miradas.

–Es una sorpresa. –Sonríe con anticipación. Tiene planeado pasar su día reconfortando a Jonghyun. Le harían una visita sorpresa a la tía Bongsun y le pediría prestada su colección de discos para entretener al menor. La última vez no pudieron aprovechar la colección y todavía tiene muchas ganas de enseñarle los discos de trot, son sus favoritos. Aunque no habló de Jonghyun en su mensaje, Kibum entendería que tenía algo importante que hacer y no podía salir con él.

–¿Me conviene? –El menor le da una mirada inquisidora, Jinki finge pensarlo antes de darle una de sus mejores sonrisas.

–Claro que sí.

–Bien. Dame mi desayuno entonces.

Jonghyun esboza una sonrisa cariñosa, una tan dulce que Jinki se siente flotando entre nubes. Fuegos artificiales explotan en su estómago y propia su sonrisa se ensancha tanto que le duelen las mejillas. Es muy agradable compartir ese pasajero momento de felicidad con el menor e ilusamente desea que se haga eterno.

 

 

––

 

 

Las palabras se derraman de su boca, sin ninguna especie de filtro, como solo puede hacer con Kibum. El pelinegro le da una mirada escéptica, su especialidad, ceja alzada en cuestión y labio arrugado en una mueca de incredulidad. Jinki sabe que es extraño que después de tanto tiempo sin verse lo primero que haga sea empezar a recitar todos sus pensamientos sobre Jonghyun, pero ha sido demasiado tiempo sin hablar en persona y aunque Jinki es más del tipo de persona de escuchar, ahora mismo parece una especie de vociferador y no puede parar.

–Es mucho más sabio y sensible de lo que parece y nunca lo demuestra, de hecho creo que soy el único que lo sabe y ahora siento esta necesidad de cuidar de él. No puedo creer que todo este tiempo lo juzgara tan mal.

–¿Estamos hablando de la misma persona? ¿Kim Jonghyun? ¿Tu agradable hermanastro? ¿El mismo que casi te hizo llorar la primera noche que compartieron habitación? – Claramente Jonghyun no es la persona favorita de Kibum, pero el pelinegro sabe que incluso si el mismo Jinki le tenía cierto rencor al más bajo, jamás dejaba que nadie lo insultara. Después de todo, siempre lo consideró familia.

–No me hizo llorar –solo corrige la última frase, sintiéndose ofendido.

–Lo sé. Por eso dije ‘casi’. – Le da una mirada asesina a Kibum, no es como que tenga efecto. Sabe que nadie es lo suficientemente amenazador para su mejor amigo, nadie excepto tal vez Minho.

–A mí también me sorprendió mucho conocerlo de verdad. ¿Te mencioné que canta? –Jinki no puede parar. La verdad deseo por un largo tiempo poder hablar de ello con Kibum.

–Te pasaste la primera hora dándome una detallada descripción, que no necesitaba, de su talentosa y angelical voz. Jinki, si vas a decirme que están saliendo, podrías empezar por decir cómo te enamoraste de él. –Kibum y su percepción extrasensorial capaz de adivinarlo todo. Jinki ni si quiera debería sorprenderse a estas alturas, pero como un tonto está boquiabierto intentado inventar una excusa que en realidad no necesita dar.

Parece un pez fuera del agua por unos penosos segundos más antes de decidir que en realidad no vale la pena intentar mentirle a Kibum.

–¿Es tan obvio? – Habla medio derrotado y medio culpable mientras juega con sus dedos.

–Sólo para mí, por algo soy tu mejor amigo. –Kibum toma un sorbo de su limonada mientras le da una mirada de autosuficiencia.

–¿Qué piensas? –Indaga Jinki, nervioso.

–Es raro, muy raro. Pero… –El rubio finge que se lo piensa unos segundos para después encogerse de hombros y continuar– no están relacionados por sangre. Y es imposible que se consideren hermanos siendo que se conocieron tan grandes y hace tan poco tiempo. Aunque sigue siendo raro, pero no porque sea tu hermanastro, sino porque es… Jonghyun.

–¿Tan mal te cae? –No puede evitar sentirse un poco triste ante ese pensamiento y está seguro de que es notorio en la pequeña sonrisa que le da al otro chico.

–No. El problema es que no me cae, no tengo idea de qué clase de personas es. Jonghyun es un misterio para mí.

–Es un buen chico.

–Supongo. Si lo que me has dicho de él es cierto, entonces lo es. Y en lo que a mí respecta, mientras seas feliz está bien. Aunque creo que Minho se va a morir de celos.

Kibum sonríe malicioso y están de vuelta a la normalidad. De seguro que en cuanto se les uniera Minho no dejaría de quejarse de que le habían robado a su hyung favorito, pero si Kibum era capaz de aceptar su relación con Jonghyun no cabía duda de que el más alto también lo haría, siempre había sido el más comprensivo de los dos.

 

 

 

––

 

 

Es el día del festival musical de Jonghyun, Jinki se las ingenió para arrastrar allí a su padre y la señora Kim sin decirles que el menor participaría. Se está jugando su última carta. Sabe que es arriesgado, ni siquiera le contó de su plan a Jonghyun, pero no puede quedarse sin hacer nada sabiendo que el menor está sufriendo. De nuevo está dispuesto a hacer una tontería –más una locura– por Jonghyun.

–Por favor, no se vayan hasta que la presentación termine ¿sí? –Es la tercera vez que dice lo mismo, tiene que asegurarse de que los mayores no salgan huyendo en medio de la presentación, con lo que van a ver puede que quieran hacerlo o peor subir al escenario y arrastrar a Jonghyun de vuelta a casa. Jinki espera de todo corazón que ninguna de las dos cosas pase.

Guía a la señora Kim y a su padre hasta los últimos asientos vacíos y luego se escabulle tras bambalinas en busca de Jonghyun.

Su cabello platino destaca enseguida, haciéndole fácil encontrarlo entre el montón de personas ocupada de sus propios vestuarios. Se acerca al más bajo intentado sonreír, pero los nervios lo traicionan al pensar en la sorpresa que está maquinando.

Ambos caminan al sector más aislado de la enorme sala, buscando un poco de privacidad y se quedan en una de las esquinas. Jonghyun intenta contener una sonrisa y fija la vista en un punto más allá de Jinki.

–Viniste. – Trata de restarle importancia, pero sus ojos evitando los de Jinki dicen otra cosa.

–Te dije que lo haría. – A Jinki cada vez le parece menos real su faceta de chico indiferente y por ello logra entrever el nerviosismo y la emoción en el más bajo sólo por su mirada vacilante.

–Sí –Jonghyun no puede ocultar la sonrisa boba que ocupa sus labios y Jinki puede ver todos sus perfectos dientes nacarados. Sus ojos claros se arrugan en las esquinas y Jinki repara en el disimulado delineador que lleva puesto. No dice nada al respecto, pero vaya que se ve increíble con la ligera capa de maquillaje.

–Hey – El más bajo toma su mano y le acaricia el dorso con el pulgar, Jinki ladea la cabeza con una sonrisa fácilmente ocupando sus labios y se olvida de todas sus preocupaciones.

No quiere desearle suerte, Jonghyun no la necesita con lo talentoso que es así que opta por darle confianza.

–Vas a hacerlo increíble. –Adorna su declaración con un beso en la mejilla del más bajo, pero su boca de inmediato es guiada a un mejor lugar.

–Mejor aquí. – Murmura Jonghyun sobre sus labios y Jinki lo complace enseguida.

Une sus labios en un roce tierno y corto. No puede permitirse más estando en público, pero Jonghyun parece conforme cuando sus ojos se encuentran y ambos vuelven a sonreírse con timidez.

Jinki tiene la sensación de que todo saldrá bien.

 

 

 

–¿Tú lo planeaste todo? –Jonghyun lo apunta con un dedo acusador y a pesar de que Jinki sabía que algo así podría pasar, no está preparado para enfrentar el enojo del menor.

–Sí –Su voz sale como un murmullo, culpable. A pesar de estar solo ellos en ese enorme salón, Jinki siente que están de vuelta al pequeño espacio de su antigua habitación con un Jonghyun furioso listo para decir toda clase de cosas hirientes. Y ciertas.

–¿Eres idiota? ¿Cómo te atreviste a hacer algo así? Mamá…–El enojo se disipa de golpe y Jonghyun se convierte en un niño asustado, Jinki ve sus manos temblar y los ojos horrorizados del platinado le transmiten todos sus miedos– Mamá va a odiarme.

–No podía dejar que esto se convirtiera en un sueño frustrado, Jong. Tu mamá va a entender. Va a hacerlo, ya vas a ver. Ella jamás podría odiarte. – Suena más seguro de lo que en realidad se siente. No quiere que ver a Jonghyun así; tan asustado, tan inseguro.

–No, Jinki. No puedo creerte esta vez. –El más bajo retrocede un par de pasos alejándose de él, y se sienten como un océano porque Jonghyun nunca lo había evitado desde que comenzaron su relación. Y esto duele.

Siente un ardor expandirse en su pecho por no ser capaz de consolar correctamente al menor, por verlo tratando de suprimir sus emociones otra vez.– La vi salir a mitad del show. Tú también la viste. No estaba bien. Estaba llorando por la mierda. Nunca antes la hice llorar.

Jinki sigue sus pasos y le toma ambas manos. Serio, pero comprensivo, y le obliga a mirarlo.

–Jjong, tranquilo. Tienes que confiar en ella.

–Lo hago, pero… también la entiendo. –Los ojos de Jonghyun están fijos en él, a punto de desbordarse y cuando vuelve hablar una lágrima solitaria recorre su mejilla izquierda. – El hombre que amaba arruinó su vida por la música y luego la abandonó y ahora su único hijo–

–No –Jinki lo corta antes de que pueda seguir, antes de que pueda lastimarse a sí mismo con esa clase de pensamientos autodestructivos.

–Tú no vas a arruinar nada. –Limpia el rastro sobre su mejilla izquierda y vuelve a tomar sus mano– Este es tu sueño y voy a ayudarte a cumplirlo.

–Si mamá es tan infeliz ya no quiero hacerlo más.  Si ella realmente no puede aceptarlo, voy a dejarlo, Jinki. No quiero que vuelva a llorar por mi culpa. Más que un cantante quiero ser alguien de quien mamá esté orgullosa.

El silencio sigue las palabras de Jonghyun, su mirada perdida deja entrever su alma lastimada. Jinki intenta alejar el miedo implícito en sus palabras con un fuerte abrazo, que pretende estrujar todas las emociones desdichados del cuerpo más pequeño.

–Tienes que hablar con ella otra vez y decirle todo lo que sientes. Puede que no ahora, pero en algún momento, tu madre va a estar orgullosa del camino que vas a tomar. Te lo aseguro.

Jinki lo despega de su cuerpo sujetándolo por los hombros para confirmar su entendimiento.

Recibe un asentimiento de cabeza, pero la mirada de Jonghyun cae al piso. Y el corazón de Jinki lo acompaña en la caída.

 

 

 

La señora Kim los espera en la sala de estar, sentada con la espalda recta. La tensión es palpable en el ambiente y Jinki siente un poco de pánico. Toma la mano de Jonghyun para darle fuerzas, pero tiene que quedarse en la entrada y dejar que enfrente solo a su madre.

Jinki contiene la respiración en todo momento mientras observa desde el marco de la puerta. No hay gritos ni llanto todavía, pero por cómo está yendo la conversación sabe que es cosa de tiempo para que Jonghyun se quiebre.

La discusión llega a una especie de punto muerto y la señora Kim abraza a su hijo con fuerza mientras llora sobre su hombro. Cuando acepta el sueño de Jonghyun entre sollozos, Jinki siente tanto alivio que no puede evitar llorar por su cuenta.

Los pasos de su padre resuenan por el pasillo y pronto siente el brazo fuerte rodeando sus hombros. Se siente reconfortado por el apoyo tácito de su padre y más que nunca, se siente dichoso de tener esta familia capaz de superar las adversidades con amor y comprensión.

 

 

 

Se despierta por un golpe en la nariz, el quejido de dolor se queda a medio camino mientras abre los ojos por la sorpresa. La consciencia llega a él y descubre que Jonghyun está en su cama. Recuerda, con una sonrisa en los labios, que la noche anterior se quedaron despiertos hasta tarde entretenidos en una interminable charla sobre sus deseos futuros.

“En mi debut tienes que estar en primera fila.”

“Cuando consiga tener mis propios conciertos voy a llevarte como invitado especial. Hasta podemos cantar juntos.”

Aquellas declaraciones de Jonghyun llegaron a su corazón al éxtasis, al notar que el menor lo contemplaba en su futuro.

Y ahora, amaneciendo juntos, con las piernas enredadas –a pesar del golpe que recibió mientras el otro intentaba acomodarse– es el mejor despertar que ha tenido en años.

Jonghyun despierta poco después, una vez que Jinki ha instalado un brazo en su cintura y ha enterrado la nariz en su cuello. Lejos de apartarlo, el menor se estira un poco y luego se apega más a él, sin decir nada.

Es domingo, pueden quedarse hasta tarde en la cama y así planean hacerlo. No se molestan en darse los buenos días todavía, solo disfrutan de la comodidad entre ellos.

–Lloraste. –La voz pastosa de Jonghyun lo saca de su estado de estupor, pero no se mueve ni un centímetro, está muy agusto.–Tú nunca lloras. –No es una acusación, más bien simple curiosidad. Jinki sonríe divertido antes de responder.

–Pensé que tú tampoco.

–Pensaste mal. Soy un bebé llorón, pero lo oculto bien. –No puede contener una carcajada ante la tímida honestidad de Jonghyun. Es cierto, a pesar de que Jinki solo lo ha visto llorar un par de veces, con lo sentimental que es no duda de que han sido una infinidad de veces más.–Voy a intentar no ofenderme por tu reacción. –Agrega el más bajo, haciendo un puchero.

–Lo siento –Jinki se disculpa mientras lo estruja.–Y no tienes que ocultármelo a mí. Quiero conocer cada parte de ti.

Jonghyun asiente, accidentalmente choca la barbilla contra la frente de Jinki; pero el incidente es ignorado.

Hay un prolongado silencio, de esos cómodos que se comparten con gente especial. Jonghyun se pierde en sus pensamientos mientras que Jinki se pierde en las sensaciones. El tacto de Jonghyun contra su piel, su característico aroma con un toque a vainilla, el sonido de su respiración relajada.

–Gracias. Sin ti jamás habría tenido el valor de decirle a mamá. Y sin ti ella jamás habría aceptado. –La voz de Jonghyun está cargada de sentimiento y Jinki se siente tan conmovido por su honestidad y palabras de agradecimiento que podría llorar. Desde el principio, esto era lo único que Jinki quería de Jonghyun , que confiara en él, que le permitiera ayudarlo y apoyarlo como un hermano mayor antaño, ahora como algo mucho más que eso. – De verdad gracias, Jinki.

–No hice nada importante. Solo hacía falta que tu madre te escuchara para que te apoyara. Sería un crimen prohibirte seguir tu sueño cuando eres tan bueno en ello. – Con naturalidad hace círculos tranquilizadores en la cadera del más bajo, aunque solo para distraerse a sí mismo del latir errático de su corazón.

–Te equivocas. Fue más fácil porque estuviste a mi lado. Soy un gran cobarde, ¿sabes? Pero si estás a mi lado siento que tengo el mundo en mis manos. Yo solo no habría sido capaz de insistirle a mamá incluso si significaba tener este gran sueño frustrado. Así como también fui un cobarde al nunca decirte lo mucho que me gustas. Si tú no lo hubieras dicho primero, habría tenido un amor unilateral por siempre.

La realización golpea a Jinki, se apoya en uno de sus codos y se levanta para ver al más bajo, asombrado por la información revelada.

–¿Yo te gustaba desde antes? – Jonghyun abre los ojos grandes y voltea el rostro hacia el otro lado, de pronto avergonzado. Pero Jinki continúa el interrogatorio–. ¿Por eso te enojaste tanto esa vez que estuve a punto de cancelar nuestra salida?

Jonghyun traga pesado.

–Por eso estaba tan al pendiente de ti aunque no te dieras cuenta. Eres tan distraído, Jinki. Me enfadaba cada vez que estabas cerca porque se supone que debíamos ser como hermanos pero no pude evitar ser cautivado por ti. Tu amabilidad, tu torpeza, tu buen corazón y tu idiotez. –Jinki ve sus orejas volverse rojas por la confesión, Jonghyun todavía no se atreve a mirarlo– Y ese estúpido enjambre de mariposas que hacia fiesta en mi estómago cada vez que estabas cerca era difícil de controlar así que no dejaba que te me acercaras… hasta que no pude evitarlo más.

–Jonghyun… – Jinki dice su nombre deslumbrado por la revelación y lo mira con adoración, con mucho cariño mientras una dulce sonrisa se desliza en sus labios. Jonghyun ni siquiera se atreve a mirarlo, pero siente su insistente mirada y sin soportarlo más se cubre la cara con la mano izquierda y suelta un gemido de indignación.

–No debí decírtelo. Es raro saber que todo el tiempo te miré con otros ojos ¿no?

–No. –El mayor toma la mano de Jonghyun con su mano libre y la aparta de  su rostro con dulzura, luego entrelaza sus dedos y siente los latidos de su corazón resonar en sus oídos–. Gracias – Con aquella simple palabra, finalmente los esquivos ojos de Jonghyun se fijan en él.

Jinki se refiere a todo. Está agradecido por que Jonghyun le acaba de decir algo que parecía muy difícil de reconocer, por su cariño, por su confianza. Y espera transmitirlo con el tierno beso que le da a sus labios que saben a miel.

–Te quiero mucho, Jonghyun. Nunca había querido a alguien con tanta intensidad. –Su rostro se contorsiona en una ligera mueca, está asustado también de sus sentimientos por Jonghyun. Parecen demasiado fuertes e incontrolables. Y está llegando al punto en donde lo quiere tanto que duele. Pero quiere corresponder la sinceridad de Jonghyun. Además, basta una mirada a los ojos de Jonghyun para que todos sus miedos se esfumen. Los ojos claros irradian esperanza y Jinki descubre que el dolor no es nada comparado con la felicidad que le proporciona el menor, con la felicidad que pueden construir juntos.

–Jinki hyung. –Se le infla el pecho de afecto por el honorifico usado, sin necesidad de pedirlo.– Yo también te quiero. Un montón. – Las mejillas de Jonghyun se tiñen de un rosa casi imperceptible, aunque a diferencia de su declaración anterior suena más seguro que nunca.

Y esto significa tanto. Sus miradas conectadas, sus declaraciones, sus sentimientos.

A Jinki lo desborda una oleada pura de alegría.

Suelta la mano de Jonghyun y lo abraza fuerte, se entierra en su cuerpo, y lo estruja tanto que podría asfixiarlo. El menor solo se ríe y pronto se contagia de su risa. Ambos se ríen a carcajadas.

Están embriagados de amor y ya no pueden dar marcha atrás. No es como si quisieran. Están más conectados que nunca y solo les queda seguir adelante, juntos.

Puede que sea un largo, largo camino; lleno de baches y cuervas, pero mientras estén juntos saldrán adelante. Jinki lo sabe, lo siente, sus sentimientos por Jonghyun son todo el impulso que necesita. Pero por ahora seguirá disfrutando de este día de ensueño con Jonghyun entre sus brazos.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).