Estaba en la computadora, estaba nervioso, sus dedos temblaban tanto que temía pasar los documentos equivocados a su pendrive. Sabía que tenía poco tiempo, muy pronto vendría los empleados de la limpieza a limpiar la oficina, respiro hondo y miro la pantalla de la computadora mientras veía como los archivos se pasaban lentamente. Se estaba maldiciendo porque sentía que todo era eternos, mantuvo la calma, lo que estaba haciendo era sumamente importante y no debía haber fallas o sino las consecuencias serian abrumadoras para él.
- ¡Listo! –suspiro y guardo el pendrive en sus bolsillos, sabía que las cámaras de seguridad del pasillo lo delatarían pero sabía cómo manejar ese asunto.
Solía ser un simple empleado que hacia puro trabajo barato pero hace más de dos años, había logrado ascender hasta el Área de Secretarios, y no era el único allí sino varias mujeres y hombres que se encargaba de los distintos Jefes de Departamentos y las divisiones de estas.
Estaba temblando al salir de la oficina del Gerente, debía ser cuidadoso y no ser visto por nadie, más tarde iría al Área de Seguridad del lugar y borraría cualquiera rastro de él.
Camino hacia el ascensor y bajo los 20 pisos, ni bien se encontró fuera del edificio respiro tranquilo, como si le hubieran devuelto el alma.
- Anh Jaehyo, lo has hecho bien –se dijo a si mismo satisfecho del trabajo sucio que había hecho. Saco su celular y marco un número, dijo –Hola, Soy Jaehyo. Necesito que borres mi presencia del día de hoy –y ni bien dicho esto, colgó el celular y lo apago.
Luego fue hasta donde estaciono su moto y empezó a manejar rápidamente hacia el hospital, llego y fue hasta la recepción donde la secretaria le dijo que debía ir a otro piso. Siempre le pareció que los hospitales eran unos laberintos indescifrables y luego de veinte minutos dando vueltas, encontró el lugar y toco la puerta despacio. Al entrar vio a su hermano mayor dormido, agotado por la enfermedad, tenía un respirador artificial, un suero a su lado y un catete, ya que no podía hacer pis por su propia cuenta. Ver a su hermano en ese estado, lo desgarraba por completo pero trataba de mantenerse fuerte, no quería que nadie viese que por dentro estaba derrumbándose y que incluso había caído hasta lo más bajo.
Miro a su hermano que dormía plácidamente y dijo en voz baja mientras le acariciaba el cabello:
- Se hace de todo por la familia –dijo decididamente, apretando los puños –todo…
Después de un rato de estar observando a su hermano, apareció el doctor quien lo saludo gratamente.
- ¡Doctor! –dijo casi al borde de las lagrimas, por suerte solo su voz sonaba angustiada – ¿cómo cree que este mi hermano? –Jaehyo sabía que la salud de su hermano había empeorado aun más.
El médico, hizo un silencio como si tratase de buscar las palabras adecuadas, aquel joven muchacho estaba desesperado.
- Su hermano… no está mejorando –hizo una pausa –la infección aumento y los medicamentos no hicieron efectos. Necesita ese tratamiento urgentemente si no morirá.
Jaehyo lo sabía... las cosas se pusieron peores para su hermano, había deseado que hubiese un milagro pero nunca ocurrió.
Hace dos años por fin había logrado conseguir un trabajo decente, por un tiempo tanto su hermano y él, estuvieron tranquilos pero un día sin previo aviso… su hermano se desmayo y ahí empezó su calvario. Durante un año era una ida y vuelta del hospital hasta que su hermano termino internado en terapia intensiva y jamás salió de allí, solo veía como la enfermedad se llevaba poco a poco a la única persona que le quedaba.
Estaba decidido a que haría cualquier cosa por salvarlo y mirando al doctor le dijo:
- No se preocupe doctor –dijo seriamente –pronto tendré la plata y enviare a mi hermano a hacer el tratamiento al exterior. Usted me dijo que puede hacer los papeles del traslado ¿verdad?
- Si –la determinación del hermano menor de su paciente le sorprendió. Sabía que aquel joven muchacho estaba desesperado y aunque desconocía como habría obtenido toda la plata, no indago nada. Era mejor así.
- Hágalo. Tendré la plata mañana y depositare todo.
- No se preocupe, estaré haciendo el papeleo –y se retiro luego de hacer una reverencia de despedida.
Jaehyo suspiro aliviado, metió sus manos en sus bolsillos y saco el pendrive que contenía el boleto ganador para salvar a su hermano. Saco su celular y marco otro número.
- Hola, soy Anh Jaehyo. Tengo lo que me pidieron, ustedes deposítenme la plata y nos vemos en el mismo lugar para darles lo pedido.
Y luego de eso corto la llamada. No lo iba a negar, lo que estaba haciendo era aterrador pero había calculado todo bien y era imposible que sospecharan de un simple secretario que jamás había hablado con el Gerente y mucho menos con alguien referido con la Junta de Socios, ni siquiera los conocía en persona, porque esa área no se le permitía entrar, ya que el área de Secretarios solo se ocupaba de servir a las Áreas Técnicas, Financiera, Comercial y Recursos Humanos. Podría decirse que ellos era un puente hasta la Junta de socios pero ahí llegaba su trabajo.
Jaehyo miraba a su hermano y le acariciaba el cabello, al fin veía un poco de luz en su vida, a pesar de que cometió un gran fraude en su lugar de trabajo, todo valía por su hermano. Y aunque odiaba sacar a relucir sus propios contactos y en especial usar su valioso conocimiento que le lego su difunto padre, se juro nunca usar “aquello” pero era cuestión de vida o muerte. Estaba solo junto a su hermano, y su trabajo no era la gran cosa para sustentar todo los gastos del hospital.
- Jae… hyo… -dijo su hermano abriendo los ojos con dificultad.
- Trata de no hablar mucho ¿sí? –estaba feliz de que su hermano se despertara pero era mejor que guarde energías.
- Tu…ve… una pesa… dilla.
- Trata de no pensar en eso –Jaehyo trato de sonar dulce, sentía que su hermano se despedía y no quería que hablara mucho –Duerme un poco mas ¿sí? Pronto mejoraras y saldrás de este hospital –sonrió para no preocupar a su hermano que lo miraba con los ojos entreabiertos.
- Jae… hyo… cuídate –sonrió su hermano y se durmió.
Sonrió y observo a su hermano que dormía plácidamente. No tenía porque saber lo que estaba planeando pero sintió que su hermano lo estaba previniendo de algo ¿Podía ser posible eso?
Suspiro, estaba agotado mental, física y emocionalmente. Solo quería el dinero y luego de verificar que su hermano recibiera el tratamiento en el exterior, se iría del país y borraría todo rastro de él en Corea. Aunque fuese un pobretón, tenía un haz bajo la manga.
Miró a su hermano por última vez, y se fue del hospital.
Fue hasta su moto y manejo, sabiendo a donde debía dirigirse, veía las calles y poco a poco sentía que su corazón iba a estallar por tanto estrés pero debía darles el pendrive.
Luego de un par de vuelta, fue hasta un supermercado y hasta el subsuelo de dicho lugar, donde era el estacionamiento, bajo de la moto y se saco el casco. Vio a lo lejos un grupo de hombres en trajes oscuros, cerca de un auto de lujo, que sinceramente ni él sabía qué modelo era, fue hasta ellos con paso cauteloso y con una actitud de pura seguridad plasmada en su rostro. Uno de esos hombres se acerco hasta él, noto que los demás estaban en alerta y al estar frente a frente con aquel hombre, extendió su mano con el dispositivo deseado y ahí terminaría todo.
Sin duda no sabría que ese fue el comienzo de su propio calvario.
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Jaehyo se levanto de la cama, estiro sus brazos y bostezo muy fuerte. Fue a prepararse el desayuno, antes paso por el baño y se miro en el espejo, estaba hecho un desastre. Había pasado un mes desde que su hermano había sido llevado al exterior y muy pronto también se iría de Corea, su plan estaba funcionando a la perfección.
Se vistió de traje, agarro su portafolio, se puso sus anteojos y luego se dispuso a manejar su moto, sin duda hoy sería un arduo día ya que iba a haber una reunión importante en la empresa, la Junta de Socios, incluyendo al gerente y al Director. Jaehyo sabía porque se iban a reunir todos los directivos de la empresa… ya era hora de saber del robo de proyectos que se había efectuado y que por culpa suya habían perdido un enorme capital millonario.
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Había mucho ajetreo por todas las oficinas y eran una locura las Áreas de los distintos Departamentos de cada sector, en especial porque cada Jefe de Sector andaba desesperado, y los secretarios tenían la peor parte.
Jaehyo estaba revisando una horda de documentos, mientras sus compañeros andaban tecleando en las computadoras todo tipo de datos e imprimiendo. Todos andaban concentrados en sus tareas hasta que…
- Dejen de hacer lo que están haciendo –dijo una voz autoritaria, –Se los solicita en el último piso.
De repente todos se miraron preocupados, ir al último piso significaba ir a la oficina del Director, y era bien sabido que ningún secretario iba hasta allí por obvias razones, esa Área solo entraban los Jefes de los Sectores y Administrador, que fue el que los llamo de repente. Jaehyo sabía que algo andaba mal, pero era imposible que supiesen de él, la manipulación de información había sido exitosa.
Todos subieron en los ascensores y al llegar al último piso, tocaron la puerta con cuidado. La oficina era muy grande, con una enorme mesa en el centro.
Sentado en una cómoda silla estaban el Director junto al Gerente, que andaba parado. Ambos dueños de la gran empresa constructora del país.
- Deben sentirse complacidos ya que por fin verán a los dueños de esta gran empresa–dijo uno de ellos, nadie sabían quién era el Director o el Gerente –Ustedes obviamente no saben nada pero se han perdido documentos importantes así que estamos descartando errores sumamente graves que pueda afectar a todo el área de producción…
Mientras aquel sujeto hablaba, Jaehyo observo al otro hombre que andaba callado, sin embargo este andaba observando a cada uno de los presentes, noto como la mirada de este se poso en las faldas de las secretarias e inconscientemente, Jaehyo, hizo un mueca de desagrado ante aquella actitud.
“Director o Gerente… ese tipo era un asco de persona” se dijo Jaehyo.
Vio que aquel tipo lo miro por un segundo, le clavo la mirada y sonrió satisfecho, Jaehyo no hizo caso de aquella actitud asquerosa que le produjo y lo ignoró.
El primer tipo que hablaba con un aire de superioridad termino de decir que cosas debía hacer y al final añadió:
- Es importante que terminen lo solicitado. Antes que nada debo disculparme por no presentarme adecuadamente, sin lugar a duda son la rama más baja de todos los sectores pero al mismo tiempo imprescindible. Soy el Director de esta compañía, mi nombre es Woo JiSeok – Y señalando al otro tipo que andaba parado–Y el hombre que anda callado es Woo Jiho. Ambos somos dueños de esta compañía –dijo firmemente –Si nos estamos presentando es que algo grave ocurrió y necesitamos que hagan lo pedido.
Ni bien dijo esto, los despacho de la oficina.
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Woo Ji Seok y Jiho se quedaron solos, mientras los demás secretarios se iban.
- ¿Y? Dime… has estado callado. ¿Qué te pareció? –dijo Jiseok.
Jiho se quedo mudo un rato.
- ¿Por qué nunca me dijiste que teníamos secretarias tan sexis?
JiSeok chasqueo los labios mostrando su disgusto por aquel cambio de tema.
- Estoy preguntándote algo serio.
- Y yo te estoy respondiendo seriamente. Solo vi sus fichas de trabajo por Recursos humano.
- Respóndeme –dijo casi perdiendo la paciencia.
- Ya… Lo más probable sería que fuese alguna mujer la que dio la información pero ellas parecen muy tontas y sin un ápice de saber que es ensuciarse las manos por los negocios –sirviéndose un whisky que estaba en el escritorio–La persona que hizo este trabajo sucio, sabe mucho y se mostro ante nosotros sin darse cuenta–rio entre dientes –no se me va a escapar… nadie nos roba, ni mucho menos se mete con los negocios oscuros de la familia Woo.
- Tranquilo –dijo Jiseok –descubre quien fue y luego lo matas –sentencio.
- Matarlo es poco –escupió entre dientes –quiero divertirme un poco, el daño está hecho. Ese trabajo sucio esta tan bien hecho que estoy sorprendido, creo que estoy enamorado –sonrió sombríamente –aunque cometió un par de errores.
- ¿Estás furioso?
Jiho lo miro y tiro su vaso de whisky contra el piso, hizo un estruendo fuerte que se escucho en el lugar.
- ¿FURIOSO? –grito – ¡Eso es poco! ¡La empresa rival nos robo cuatro proyectos! Ya no se puede hacer nada pero hare que el responsable me diga como hizo eso.
- Haz lo que tengas que hacer, tortúralo… no me importa. Sin lugar a duda es un genio del robo de la información y lo necesitamos. Nadie nos roba –dijo JiSeok sombríamente.
- No somos santos… los negocios oscuro de la familia me ocupo yo –sentencio Jiho –ocúpate de mantener tus manos limpias –sonrió –este gerente se ocupara de jugar al gato y al ratón –rio –Anh Jaehyo… nuestro traidor.
- ¿Crees que él lo hizo?
- Estoy seguro, me basto observarlo –rio enojado –es un hermoso hombre… es una lástima –chasqueo sus labios –corromperlo será maravilloso.
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El día había terminado. Jaehyo se disponía a salir del edificio, se tomo el ascensor y al entrar se encontró con el Gerente Woo Jiho, vio que tenía un semblante oscuro, podía verlo en su mirada y sintió miedo. Podía sentía eterna la llegada hasta planta baja pero lo que más le molestaba era sentirse observado. Por suerte Woo Jiho bajo en el primer piso y cuando las puertas se cerraban este se volteo y lo miro a los ojos fijamente. Jaehyo sintió que el aire se le iba con aquel acto.
Las puertas del ascensor se cerraron por completo.
Trato de calmarse, se puso nervioso y pensó que solo debía aguantar un par de días más, su pasaje de avión estaba listo para irse, solo un poco más… dos días más.
Llego al subsuelo y fue por su moto. Entonces vio de lejos a Woo Jiho, lo miraba inusualmente. Sin lugar a duda debía irse, ese hombre sospechaba de él.
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Jiho lo vio irse, sonó su celular y atendió.
- Dime. Así que encontraste pasajes de avión. Era obvio, se va del país –sonrió –esta noche le daremos una dulce bienvenida al ámbito oscuro de la familia Woo –corto la llamada –Anh Jaehyo –suspiro –un lindo rostro –rio y giro sus pies en busca de su auto.
Sin lugar a dudas jugaría con Anh Jaehyo, deseaba hacerlo, era la forma de destruir a un traidor. Se habían metido con sus cuatro proyectos que le generarían mucho millones a su empresa y de un día para el otro sus planes se fueron por la borda.
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Jaehyo había llegado a su casa, se tranquilizo y se saco el saco y la corbata, desabrocho un poco su camisa; fue hasta la cocina, se sirvió un vaso de jugo y se sentó en el sofá en la sala de su pequeño departamento.
Suspiro. Estaba agotado por todo el trabajo que les mandaron a hacer, en especial porque conoció a los dueños de su trabajo, en sus dos años trabajando jamás los vio y estaba seguro que las cosas estaba que ardía por lo cual faltaba poco para que supiesen sobre el robo de proyectos. Sabía que no podía sospechar de él, era un simple secretario junto a otros, y por ende era ilógico que supiese hacer todo tipo de hackeos o algo por el estilo.
Prendió la televisión y decidió distraerse un poco. Pensaba en su hermano que estaba en el exterior, supo que el tratamiento poco a poco estaba haciendo efecto. Nadie sabía que tenía un hermano, no vio la necesidad de ir a contarle a todo el mundo de la grave situación por la que estaba pasando y de alguna forma se hizo muy conveniente porque al desconocer que tuviese un hermano de una grave enfermedad nadie lo relacionaría con el robo de información.
- Bueno… solo será un par de día mas –dijo acostándose en el sofá, no tenía ganas dormir en su cama. –Se durmió al instante.
Escucho que alguien golpea insistentemente la puerta de su departamento.
- Mierda… -dijo adormilado, estaba malhumorado por aquel ruido –No pienso abrir –bostezo y se volvió a acomodar en el sofá pero el ruido era tan insistente que tuvo que pararse a abrir.
Se rasco un poco la cabeza, sabía que estaba bastante desaliñado pero no le importaba, lo había sacado de su sueño reparador. Abrió la puerta y vio al gerente Woo Jiho:
- Buenas noches –sonriendo pícaramente.
Jaehyo se quedo mudo, algo andaba mal muy mal, lo sabía.
- Disculpe ¿qué hace acá? –trato de sonar tranquilo pero se dio cuenta que su voz tembló.
- Es muy obvio porque vine, creo que incluso tú lo sabes.
Sintió una corriente eléctrica por todo su cuerpo, quería huir a toda velocidad, tal vez si le cerraba la puerta, agarraba los pasajes y se escapaba por la ventana como aquellas películas de acción… podría salir victorioso.
Jiho lo miraba atentamente y se dio cuenta que atrás de él estaba otros cuatro hombre más, no tenia escapatoria pero aun así, trato de cerrar la puerta pero…
No tuvo tiempo de ver que sucedió ya que Jiho se le abalanzo encima haciéndolo caer al suelo, extendió sus manos arriba de su cabeza y las sujeto con fuerzas.
- Creo que tienes agallas –dijo mirándolo al rostro muy de cerca.
- ¡Suéltame! –trato de forcejear Jaehyo.
- Mal, muy mal –chasqueo Jiho –mírame a los ojos –dijo serio.
Jaehyo lo miro y ni bien lo hizo sintió miedo, ese hombre lo miraba de una manera que lo espantaba. Podía sentir que estaba furioso y más todavía.
Los cuatro hombres que observaba, se acercaron hacia Jiho y esperaba que su jefe hablase.
Jiho se paro e hizo un movimiento con su mano, hizo parar a Jaehyo y cuando este estuvo de pie vio como un puño iba directo a su cara. Luego de eso desmayo.
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Poco a poco empezó a despertar, Jaehyo supo que no estaba en su casa y lo sorprendente es que estaba en la sala de alguna casa que el mismo desconocía, estaba en una silla con las manos atadas hacia atrás ¿Cuánto tiempo estuvo así? Le dolía la cabeza por el golpe que recibió.
La luz del lugar era algo tenue y escucho pasos que venían.
- ¡Vaya has despertado! –dijo Jiho mientras bebía una bebida alcohólica – ¿dormiste bien?
Jaehyo no dijo nada.
- Dime una cosa –Jiho se acercaba lentamente hacia él –La plata que ganaste ¿Dónde la ocultaste?
Jaehyo lo miro y no respondió.
- Así que no quieres responder verdad? –Entonces Jiho le agarro de los pelo y le hizo levantar la cara hacia arriba.
- ¡Auch! –se quejo del dolor Jaehyo.
- Al fin dices algo. Es interesante que alguien como vos haya hecho semejante cosa. ¿Quién eres? –saco un arma de sus bolsillos y le apunto en el abdomen.
Sabía lo que iba a suceder pero no le importaba en lo absoluto, su hermano estaba bien y eso le bastaba. Se empezó a reír mientras Jiho lo miraba extraño.
- Si vas a matarme –dijo desafiante Jaehyo – ¡hazlo ya!
Jiho sonrió.
- Ese es tu deseo ¿verdad? –mientras se relamía los labios descaradamente.
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