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El Susurro de la Niebla por Jai Doshik

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Notas del fanfic:

Feliz Halloween!

 

He acabado el fic de Halloween a tiempo xD Espero que os guste y que disfrutéis con la lectura. Traté de hacerlo de una buena forma, aunque es muy difícil leer algo que de miedo, pero sí es posible transmitir según que cosas al escribir historias de este tipo. 

 

Así que con mi mayor esfuerzo, os dejo esta historia.

 

He de decir que me dan ganas de continuarlo y que.. quien sabe, podría haber lemon y más historias más adelante sobre este fic. Claro que tendrá que esperar un poco si lo hago porque debo seguir ahora actualizando los otros 3 fics que estoy haciendo.

Además procuraré incluir en mi avatar la imagen de Wyatt(Que es Jai, solo que con otro nombre xD) en este fic de Halloween

 

En fin, cualquier cosa dejen su comentario ^^

Notas del capitulo:

Feliz Halloween a todos! Aquí os dejo el fic que he hecho para esta fecha, ojalá sea de su agrado. 

 

Para cualquier cosa dejen un comentario ^^ Ah y tengo una página en facebook donde voy avisando de actualizaciones de mis historias, info de las mismas e imágenes y tal. En mi perfil está el link ^^ 

La luz del Sol se despedía y la noche lo inundó todo acompañada de una niebla no demasiado espesa que lo hacía todo incluso más tétrico en aquella noche de Halloween. El frío de la noche acariciaba la piel de quienes se aventuraban a salir de sus casas, caricias puesto que no era un frío helador. La Luna mostró sus encantos elevándose por encima del espeso bosque siendo alabada por el sonoro aullido de un lobo, dándole un punto inicial a aquella terrorífica noche.

 

Un chico aconteció todo eso recién salido de la puerta de su casa. Una casa de dos plantas con un pequeño jardín también con su decoración de Halloween tal como un espantapájaros con calabazas en la cabeza y cadáveres de mentira colgando del árbol.

 

Aquel pequeño tenía 12 años con una estatura normal aunque algo bajo. Su cabello era castaño, semilargo, llegándole el flequillo hasta las cejas y el resto hasta la altura de las orejas y más abajo de estas al pasarlas, todo de forma desfilada y bien peinado con algún mechón un poco levantado y alguno del lado hacia su rostro. Sus ojos eran rojizos y su piel bastante clara.

 

Llevaba en la cabeza una calabaza a modo de casco, con unos ojos triangulares, la sonrisa con formas de zigzag y su pedúnculo(La ramita que le sale a la calabaza en la parte de encima), cosas típicas en una calabaza de halloween. Además de eso llevaba una capa que cubría sus hombros y toda su espalda hasta llegar algo más debajo de la altura de sus rodillas siendo además bastante ancha. Dicha capa tenía un encaje en la zona algo más debajo de la garganta con forma de calavera de las de sin mandíbula, redondeada y con 4 dientes teniendo una forma no tan realista. El cuello de la capa era alto y en la zona del cuello estaba doblado hacia afuera como si fuera de un vampiro ya que además dicha capa era roja oscura por dentro y entre negra y marrón por fuera.

 

Tenía además una guadaña algo grande con el filo plateado y brillante ya que, aunque fuera de plástico duro, estaba pintada de forma que parecía realmente metálica e incluso pesada. El palo por el que lo sujetaba con su mano derecha sí era de verdad de madera, levantando su brazo, y con ello la capa un poco más, para colocarla en su hombro y nuca, sobresaliendo la guadaña por su izquierda.

 

Luego  llevaba una camiseta de manga corta del mismo color que la parte exterior de la capa, con algo de escote dejando así ver parte del pecho del chico incluso por debajo del encaje de calavera de la capa. Algunos cordones de terciopelo rojos colgaban de esta como si fuera de un color de sangre. Además llevaba unos pantalones largos también oscuros y un cinturón con una calavera como la de la capa pero esta casi en su entrepierna.

Los zapatos eran normales, unos simples deportes pero eso sí, del mismo color que la calabaza de su cabeza. Como punto final a su disfraz, llevaba un farol sujeto de su mano izquierda por un anillo. Farol con un estilo de calabaza cortada por la mitad en forma de zigzag y con la llama y el cristal, alargado, entre ambas mitades.

-¿Ni.. niebla?- Miró con aun más ilusión frente a sí, adoraba Halloween pero además adoraba la niebla por lo “tétrica” que era por lo que aquello era perfecto. –Voy a conseguir un montón de chuches, todos morirán de miedo con mi disfraz-

 

-¡Wyatt!- Ese era su nombre. Otro niño al final de la calle le llamó gritando, haciendo que desviara su mirada y alzara la mano saludándole.

 

-¡Voy!- Respondió, saliendo de su jardín y yendo hacia la derecha en aquella calle, de casas a ambos lados, a encontrarse con su amigo que ya estaba acompañado de otro chico más.

 

El chico que había gritado tenía el cabello negro, con el flequillo levantado, y unos ojos de color azul, vistiendo un traje de momia, cubierto por vendajes en un cuerpo delgado y ágil como el de los otros chicos, aunque este siendo un pelín más alto que Wyatt. Aun con esos vendajes había zona en su cintura que se dejaban ver, de hecho mostraba una zona bastante próxima a su entrepierna y estaban tan bien puestas que dejaba notar cada forma y parte de su cuerpo.

 

El otro chico era rubio, de cabello semilargo parecido al de Wyatt, y de ojos color miel. Llevaba una media máscara en su rostro, de color blanco y con una media sonrisa. El disfraz además constaba de una camiseta algo gruesa de color oscuro también, mezclando un negro con grises y alguna parte blanca, como si estuviera rasgado, de hecho se podía ver parte de su abdomen y su ombligo. Algunas tiras de la misma tela caían por sus mangas donde, en una de sus manos, llevaba un cuchillo bastante realista también, como si estuviera ensangrentado. El pantalón era del mismo tipo y a este además le faltaban trozos, mostrando algunas zonas y hasta viéndosele por detrás un poco su bóxer de color naranja. En sus rodillas tenía un par de parches de calabaza de halloween y los zapatos eran oscuros. Un disfraz como de un asesino escapado de algún manicomio.

 

-Hola Matty, hola Coley- Saludó a ambos chicos, el pelinegro y el rubio, respectivamente.

 

-Ho.. hola Wy- El chico rubio se acercó bastante a mirar entre los triangulares huecos de la calabaza que Wyatt tenía en la cabeza. –Vaya, casi no creía recordar que tus ojos se ponen de color rojo en Halloween- Se refería a que aquel castaño tenía siempre un color de ojos miel, así como Coley, pero en Halloween se le quedaban de ese color.

 

-S.. sí, sigo sin saber por qué me pasa aunque.. queda genial cuando me disfrazo- Sonreía, viéndose tal sonrisa aun tras la sonrisa de la calabaza. –Moláis un monton, nos van a dar un millón de chuches-

 

-Tú también, la guadaña hasta parece de verdad- Afirmaba Matty, el pelinegro, tocándola y notando que el tacto era igualmente suave como el de algún metal. –Wahhh si alguien no nos da chuches le amenazas con eso-

 

-Claro que sí, yo con esto, Coley con su cuchillo y tú con asfixiarlos con tus vendas- Hicieron un eco con sus 3 tiernas risas después de esos comentarios.

 

-¿Y por donde empezamos? Ya hay algunos niños y.. no tan niños pidiendo por esta zona- El rubio movió un poco su cabello al mirar atrás hacia el final de la calle, niños y algún adulto pedían caramelos por esa zona.

 

-Vamos a la calle de atrás, ya sabéis que la señora Nolis siempre da un montón y tenemos que llegar antes de que se los acabe- Afirmaba el pelinegro.

 

-Bien pensado Matty- Respondió Wyatt.

 

 Caminaron juntos por la misma calle donde vivían hasta que se desviaron a la derecha y atravesaron algunas casas en una pequeña callejuela suficientemente estrecha como para que no pasaran coches. Algunos árboles hacían aquella calle aun más oscura, con tan solo los rayos de luz de la Luna parcialmente alumbrando además del farol del castaño.

 

-Por cierto Wyatt, exactamente ¿de qué estás disfrazado?- Preguntó Coley.

 

-Soy el no jinete con cabeza, con la guadaña que lo corta todo y el farol con la llama de la vida- Respondió el castaño con un dedo sobre sus labios, pensativo. –Quizá debería inventarme otro nombre... bah es igual, daremos miedo igualmente-

 

-Desde luego, sus muertes serán horribles si no nos dan trato- Matty se adelantó corriendo un poco hasta al fin llegar a la otra calle.

 

Aquella calle era parecida a la anterior, con casas a ambos lados aunque si miraban hacia la izquierda la calle terminaba dando paso a un espeso bosque. Empezaron yendo hacia la derecha y Matty sacó de entre sus vendas una bolsa también hecha como de vendas, fuerte, para poner las chuches dentro. Coley y Wyatt sacaron unas bolsas rojas de sus bolsillos, aguantándola este último con la misma mano con la que sujetaba la guadaña.

 

Así pues llamaron a la primera puerta a su derecha.

 

-¡Truco o trato!- Alzaron la voz al unísono cuando una mujer algo mayor y de cuerpo relleno abrió la puerta.

 

-Ohh vaya, que miedo dais pequeños, este año estáis increíbles- La mujer tomó un enorme saco con chuches, dulces y algunas cosas más, dándole varias cosas a cada uno metiéndolas en sus respectivas bolsas.

 

-Muchas gracias señorita Nolis- Esta vez hablaron Wyatt y Coley, ambos de una forma tierna poniéndole ojitos además a aquella mujer y mirándola con ilusión. Matty les miró con curiosidad.

 

-Aish, ¿señorita?- La mujer sonreía complacida y feliz incluso sonrojándose un poco atenta a la pequeña y tierna sonrisa de aquellos pequeños, que además tenían la misma estatura. –Sois adorables, tomad algunos dulces más-

 

De nuevo les metió más dulces en las bolsas de esos dos chicos y luego en la del pelinegro también, quien aun miraba a los otros dos cuando se despidieron de la mujer y esta cerró la puerta.

 

-¿En serio chicos? Debemos dar miedo, no ser adorables- Bajaba las cejas y movía su boca a un lado, casi sonriendo.

 

-Es que fíjate, nos ha dado el doble de chuches por eso, ya sabes como es la señora Nolis- Afirmaba Wyatt.

 

-Bueno.. sí, pero..-

 

-Pero nada Matty, sabes que en el resto de casas intentaremos dar miedo, bueno.. excepto en una- Afirmó Coley, dándole un abrazo junto a Wyatt apretujando al pelinegro entre sí. –Además tú también eres adorable-

 

-Sí que lo eres-

 

-Ba.. basta chicos- Rió un poco, separándose de ellos aun gustándole ese tipo de abrazos, corriendo “huyendo” hacia la siguiente casa.

 

Realmente aunque pudieran dar miedo seguían siendo un tanto “adorables” como dijo la mujer, además de por sus pequeños cuerpos, por sus alegres personalidades, aunque el pelinegro fuera un tanto más serio. De hecho daban un aspecto un tanto siniestro ante todo por tapar parte de sus rostros y que no se supiera, si no les conocías demasiado bien, quienes eran.

 

Así siguieron, en la siguiente puerta justo cuando abrieron los 3 gritaron a la vez dando un susto a un hombre de unos 30 años que salió, añadiendo justo después el “truco o trato”.

 

-Buff chicos, dais verdadero miedo dando sustos con esos disfraces, tomad- De nuevo recibieron chuches y este hasta les dio una piruleta de colores a cada uno, algo que Wyatt miró con ilusión por la de colores que tenía.

 

-Graaacias señor-

 

Se despidieron del hombre corriendo hacia la siguiente casa donde más que dar un susto lo recibieron por parte de un “zombie”, un hombre con un maquillaje tan bien hecho que parecía de verdad. Es más, mientras daba las chuches ni siquiera les miraba, respiraba de forma muy extraña y se quedó unos momentos quieto sin hacer más que un sonido de sus dientes golpeándose entre sí, cerrando luego la puerta tras de sí.

 

-Wo.. wooah. Eso sí que ha molado- Afirmó el castaño.

 

-Ya te digo, parecía de verdad- Coley olisqueaba la piruleta aun con el plástico cubriéndola.

 

-¿Y...si era de verdad?- Matty trató de hacer más siniestro el ambiente, poniéndoseles a los 3 la piel de gallina sin desagradarle dicha sensación ya que los 3 disfrutaban mucho con ese tipo de cosas.

 

Siguieron así llamando puerta por puerta y pidiendo truco o trato a todo el mundo. En ese mismo camino una de las casas tenía una canción bastante tétrica que hablaba sobre un monstruo, decía algo así como que no miraran atrás, que por mucho que sintieran la presencia de algo, sus susurros o cualquier sonido, no miraran atrás ya que lo último que verían sería aquel gran monstruo y el sonido del crujir de sus huesos. Todo aquello cantado por unos niños en un tono y ritmo lento y siniestro.

 

Al final, con las bolsas ya bastante llenas, estaban llegando a la zona más próxima al bosque, viéndose a un alegre Wyatt moviendo su farol y con ello su capa, haciendo que las luces se movieran a su alrededor.

 

-¿Iremos a aquella.. casa?- Matty se refería a una casa algo adentrada en el bosque. Había un camino, después del asfaltado, que era la mitad de ancho y de tierra y este daba a dicha casa, así que podían ver la entrada desde su posición y el resto de la casa tras unos altos árboles.

 

-¿A.. ahí?- Preguntó Wyatt. –Acuérdate que el año pasado nadie nos abrió la puerta-

 

-Esa casa siempre ha sido extraña, ni siquiera sé si la gente se acerca a ella.. conocéis la historia, ¿no?- Preguntó el rubio, mirándolos a ambos.

 

-¿Qué historia?- El pelinegro sintió un pequeño escalofrío mientras la miraba ya que le pareció ver algo moviéndose tras una de las oscuras ventanas y eso que estaban como a 100 metros de ella. Volvió a mirar a aquel bonito chico rubio con disfraz de asesino, notando su seria mirada, la misma que tenían los 3.

 

-Bueno, según escuché había un niño nuevo que a veces se veía salir de esa casa e iba al colegio y tal. Siempre llevaba alguna telaraña pegada a su ropa pero desde hace unas semanas nadie le ha visto salir de nuevo.. se dice que una araña gigante que vive en el bosque se lo ha llevado, que lo tomó con una gran telaraña y lo enrolló con esas patas, llevándoselo para comérselo poco a poco- Coley bajaba sus cejas, una más que la otra, como una mirada traviesa pero sin sonreír, algo siniestro mientras explicaba todo aquello.

 

-¿U.. una araña gigante? Es..tás loco- Matty miraba hacia el bosque, observando entre los árboles y a cada rincón, tan solo notando la niebla moverse pero dándole un tremendo escalofrío que aumentó el miedo en su cuerpo. –Mejor pa.. pasamos de la casa-

 

-De.. eso nada- Respondió el rubio. –Tienes que enfrentarte a eso Matty, nosotros somos los que damos miedo ahora- Ahora si sonrió de forma traviesa, dándole un pequeño y suave codazo a aquella “momia”. –He conseguido hacerte tener miedo, ¿eh?-

 

-Que.. queva, no es miedo- Decía un tanto nervioso. Ya sabían que era a quien más miedo le daban las arañas de entre los 3 por muy valiente o serio que fuera para otras cosas.

 

-¿En serio?- Wyatt le creyó. –Pues a mí si que me has dejado con la piel de gallina- Refiriéndose a que la tenía algo erizada después de un escalofrío. –Y eso que a mí las arañas no es lo que más miedo me pueda dar, creo. Aunque.. eso mismo hace que tenga más ganas de ir allí- Con una sonrisa dibujada en su rostro miró de nuevo a sus amigos.

 

-Eres genial, vamos- El rubio respondió de esa forma porque aunque ambos pasaran miedo con algunas cosas, les gustaban las historias de terror y Halloween y todo lo que ello conllevaba. A Matty también pero las arañas le superaban un poco.

 

Así pues cada uno tomó al pelinegro de una de sus manos y se adentraron en el bosque por aquel camino de tierra.

 

A medida que se acercaban a la casa y el viento jugaba malas pasadas moviendo las hojas y matorrales del bosque, podían verla mejor y para darle más credibilidad a la historia tenía telas de araña en varias paredes y ventanas y todo. La puerta principal era bastante grande y gruesa, de madera, con un reloj que no funcionaba encima de ella. En la segunda planta se veían algunas ventanas, al menos viendo la casa de frente ya que a los lados de la casa tenía ventanas tanto en la primera como en la segunda planta. El lejano aullido de un lobo hizo que los 3 se apegaran entre sí, asustados por un momento hasta que al fin Wyatt se atrevió a llamar a la puerta.

 

-Estáis locos, hay montones de casas donde pedir más chuches, no tendríamos por qué haber venido aquí- El pelinegro se agarraba un poco tanto a Coley como a Wyatt con algo de temor por los sonidos del bosque y aquella casa tan oscura que el castaño tenía que alumbrar con su farol.

 

-No pasa nada Matty, solo era una historia, no existen las arañas así de gigantes.. creo- Respondía Wyatt, sintiendo aun su brazo izquierdo tirante por los agarrones del pelinegro.

 

-Pero no sale nadie.. espera, llamaré otra vez- Ahora fue Coley el que se adelantó y llamó a la puerta por varias veces seguidas, parando unos segundos para volver a llamar.-¡Hoooola!- Gritó.

 

-Aquí no hay nadie- Wyatt dijo eso justo antes de escuchar algo, un casi imperceptible sonido de alguien, ese típico movimiento que se escucha cuando alguien mira por la mirilla de la puerta.

 

Justo después de escucharlo al fin alguien abrió la puerta de aquella casa rompiendo algunas telas de araña con ello junto a un sonido de la vieja puerta de madera abriéndose. Los 3 chicos sintieron un escalofrío y de hecho se asustaron como para que incluso Matty diera un pequeño bote hacia atrás. El que salió fue un hombre de unos 50 años, con un cabello y barba grisáceas, unas gafas algo rotas y notándose tras estas unas intensas ojeras. Curioso era además su barba ya que estaba afeitada parcialmente y tenia además el pelo más o menos largo según la zona de su rostro. Todo era espeluznante en él pero Wyatt se lo tomó como un disfraz de Halloween.

 

-¡Truco o trato!- Habló el castaño primero.

 

-Tru.. truco o trato- Tartamudeó un poco Matty tratando de decirlo, seguido finalmente por el rubio quien lo dijo de una forma más clara.

 

-Malditos mocosos, largaos de aquí- El hombre tenía una voz muy grave, como de una garganta muy seca.

 

Los chicos se quedaron mirándole y luego se miraron entre sí, confundidos y sin saber que hacer. No obstante Wyatt volvió a mirar al señor y, con una mirada tierna y haciéndose el inocente, habló de nuevo.

 

-Truco.. ¡o trato!- Trató de hacerlo en un tono suave.

 

El hombre quedó en silencio con varias respiraciones agitadas, empezando a enfadarse.

 

-Te haré “trucos” si no me das un trato- Movió su farol de un lado a otro lentamente, tratando de asustarle, por la “amenaza de broma” que sería el truco, de asustarle o hacerle alguna travesura.

 

-FUERA DE MI CASA- El hombre alzó de nuevo más la voz y dio un fuerte portazo haciendo incluso temblar la pared y moviendo con el viento algunas hojas que habían en el suelo.

 

Quedaron petrificados, esta vez se dieron un susto más grande, el grito les desconcertó mucho ya que si en algo estaban de acuerdo los 3 era en que no les gustaba que les gritaran, les dejaba bastante sensibles. Aun así en ese momento no duró mucho ese estado, se miraron de nuevo con una mirada extrañada.

 

-Que tipo tan extraño, ni siquiera pensaba que fuera verdad que aquí pudiera vivir alguien- Afirmó Coley.

 

-Pues al final sí que vivía alguien pero no ese niño del que hablas, o al menos no se le ha visto- El pelinegro habló con una voz algo floja, ya manteniéndose más sereno al saber lo que había en esa casa en realidad. –Será alguna leyenda que alguien se inventó para asustar-

 

-Seguramente, ya te dije que solo era una historia- Volvió a hablar el chico rubio, pestañeando un poco con el ojo tras la media mascara, colocándosela ya que se le había caído un poco. –Vayamos a otra casa-

 

-Pero.. deberíamos jugarle algún truco antes de irnos- Afirmó Wyatt.

 

-Yo.. creo que paso, si vosotros queréis intentar asustarle allá vosotros- El pelinegro quería alejarse de esa casa así que volvió a paso rápido por el camino de tierra hacia el asfaltado.

 

-Espera Matty- Coley miró al castaño. –Voy con Matty, déjalo, ya asustamos bastante a aquel señor que no quiso darnos chuches el año pasado- Se rio un poco al recordarlo.

 

-Vamos, solo será un poco, es que ha cerrado antes de que pudiéramos asustarle- Sonrió de manera algo traviesa, habiendo perdido ya el miedo porque realmente ellos se conocían aquel bosque, solo que la noche lo volvía algo tenebroso pero los lobos ni siquiera se acercaban al poblado nunca. –Adelántate, ahora iré con vosotros, haz que pongan chuches aquí también- Le dio su bolsa.

 

-Vale Wyatt, te esperamos pidiendo caramelos en nuestra calle, ten cuidado-

 

-Claro, solo le daré algún susto por la ventana y me iré corriendo-

 

Después de una mutua sonrisa Coley se dio la vuelta y se alejó de aquella casa camino a la zona “normal” de nuevo.

 

Wyatt miró aquella casa con detenimiento. Una fría brisa dio una caricia sobre su nuca adentrándose en el levantado cuello de su capa, pasando sobre su suave piel y dándole un escalofrío que se extendió por toda su piel, pasando por toda su columna y llegando hasta a sus piernas.

 

Se movió hacia la derecha metiéndose entre los árboles notando la niebla pasar entre ellos, encontrándose en la parte desde donde no se veía el poblado tapado por esa casa. Se quedó quieto, apoyado en un árbol y levantando un poco el farol para alumbrar a la casa, alumbrándose con ello a si mismo y viéndose mejor sus rojizos ojos. Desde las ventanas de la planta baja no se veía nada, estaba todo tan oscuro dentro de la casa que desde fuera costaba ver algo, ya que además las persianas y cortinas estaban bastante cerradas en alguna.

 

No obstante el crujir de la madera se escuchó cerca de donde aquel chico se encontraba notándose con ello el movimiento en el interior.

 

-Ahí está.. pero no le veo bien- Se decía a sí mismo en una voz muy floja, un susurro para sí mismo.

 

 

-¡AAAHHHHHHHHH!-

 

 Una grito de una mujer proveniente del poblado se escuchó en toda la zona, uno bastante fuerte como para que lo escuchara Wyatt. Su piel se erizó de nuevo y un tremendo escalofrío se extendió hasta por su cuero cabelludo, haciéndole sentir el doble el frío que hacía aquella noche y aun más sentirse algo aturdido.

 

-“¿Qué ha sido eso?”- Pensó para sí mismo, asustado, sabiendo que seguramente sería alguien asustado por disfraces demasiado buenos o alguna típica broma de Halloween. El caso es que cuando se dio cuenta, una pequeña luz proveniente de una linterna del hombre que vivía en la casa se movía por las escaleras que subían a la segunda planta. Pudo verlo apenas por una puerta que se encontraba abierta en la sala donde estaba mirando.

 

El castaño siguió con lo suyo y tras pensárselo bien, decidió subirse por el árbol pero antes notó algo.

 

En la misma ventana, desde donde había podido observar la luz subiendo a la segunda planta, había una tela de araña enganchada a la parte superior pero esta estaba flotando, como levantándose con una pequeña brisa y moviéndose de una forma que parecía que bailara incluso. Lo extraño era que la brisa estaba yendo en dirección contraria a donde esta flotando la telaraña, lo peor fue que cuando notó aquello dicha telaraña empezó a caer lentamente hacia la ventana y, cuando la rozó, se dibujó en el cristal, por un segundo, la cara de un pálido niño que miraba a Wyatt de una forma muy directa e intensa.

 

El pequeño se asustó de una manera enorme y cayó hacia atrás por el susto. Su cuerpo desde luego recibió un tercer escalofrío y toda su piel estaba “de gallina” con una sensación de lo más extraña. Su cuerpo tembló y él no pudo más que tiritar durante unos momentos, aterrado.

 

Frotó sus ojos con sus pequeñas manos y luego miró de nuevo a la ventana sin ver para nada a aquel “niño”. Se levantó poco a poco y, tras unos vistazos más por la ventana solo pudo ver la parte del interior que alcanzaba a ver, sin nada más.

 

-¿Ha.. sido mi imaginación?- Se preguntó a sí mismo, recordando perfectamente la imagen que había visto. Un niño de una piel muy pálida, blanca e incluso parecía ser algo brillante y aun más iluminado por el fuego de su farol. Sus ojos eran blancos y grisáceos y su boca se notaba negra, como si fuera algún tipo de fantasma. –Será mejor que le haga el truco de una vez y me vaya de aquí-

 

Él seguía pensando que nada malo podría pasar ahí ya que todas esas historias, canciones y demás estaban hechas para dar miedo ese día y ni siquiera eran reales. Además aunque hubiera pasado algo de miedo, la sensación no le desagradaba del todo y se sentía de hecho en su “mundo” con aquella niebla cada vez más espesa, emocionado.

 

Por todo ello empezó a escalar, con incluso algo de maestría, uno de los arboles que estaban junto a la casa y llegaban hasta el tejado de esta incluso. Sujetándose de las ramas y los huecos en el mismo tronco pudo llegar a su objetivo, estando a la altura de la segunda planta desde donde pudo tener una vista de varias ventanas completamente abiertas.

 

-Ahí está- Procuró esconder el farol en la parte del árbol que no se podía ver desde la casa mientras él se quedó sentado en una de las ramas, con su capa colgando por el otro lado de dicha rama.

 

Miró hacia abajo un momento. Ahí, entre dos arboles y la espesa niebla, había algo. Algo así como la silueta de un niño de espaldas, vestido de blanco grisáceo con los brazos algo torcidos y caminando moviéndose de una forma como si le estuvieran dando espasmos. Respiró y trató de fijarse mejor justo después de parpadear pero para ese momento lo que estaba viendo había desaparecido a la par que se escuchaba el movimiento de algunas hojas por el suelo. Dejó de creer que fuera solo parte de su imaginación y su mente se inundó de miedo, ante todo porque no tenía idea de lo que estaba pasando.

 

-E.. eso.. eso si fue extraño.. quizá solo era el viento moviendo la niebla- Tras decirse eso su mente se nubló y se fue completamente como cuando tienes demasiado sueño, desmayándose en el mismo momento durante apenas unos segundos. –wahh- Agitó su cabeza. –Que sueño, será mejor que acabe con esto de una vez y me vaya-

 

Cuando se iba a acercar más a la ventana para darle algún golpe y tratar de asustar al hombre, notó de nuevo algo, esta vez en su guadaña. Por un momento parecía que su peso hubiera aumentado como en 2 kilos por lo que la sujetó más fuerte y se la puso al frente, observándola.

 

-“¿Qué rayos? ¿Será que tengo el brazo cansado?”- Pensó para sí mismo, llevando el dedo a la punta de la guadaña y sintiendo un tacto.. frío, lo cual fue tremendamente curioso y perturbador. Si algo diferenciaba ese filo y su pintura de mentira con un metal de verdad era que el metal se sentiría realmente frío tal y como sentía ahora aquella zona de su guadaña. –“Era de plástico..”- Ni siquiera sabía qué seguir pensando, se sintió totalmente desconcertado.

 

Inspiró profunda y ampliamente, muy rápido durante un segundo. Algo muy frío estaba tocando su nuca, algo así del tamaño de un dedo, tan frío que parecía que iba a helarle. Respiró muy agitadamente, esta vez sí tenía verdadero terror. El “dedo”, o lo que parecía serlo, se movió apenas un par de centímetros a un lado en dicha nuca y luego volvió a la posición de antes. Su cuerpo tembló fruto del nerviosismo pero ni así dejó de sentir aquello, haciendo pequeños soniditos con su voz mezclado con sus respiraciones y una piel demasiado erizada y atemorizada. Pensó en sujetarlo pero tenía miedo y a su vez pensó en darse la vuelta.

 

“No te des la vuelta Wy, no te des la vuelta, recuerda la canción”, pensaba para sí mismo recordando la canción escuchada anteriormente, el monstruo que se lo llevaría si se daba la vuelta.

 

No aguantaba la tensión, no era capaz de quedarse tan quieto sintiendo que tenía “algo” tras de sí, tenía demasiadas ganas de darse la vuelta y ver que era. Solo así se le quitaría el miedo y el infinito escalofrío que recorría su nuca, pero… ¿Era lo más seguro? ¿De verdad era algo que pudiera hacerle daño o tan solo algo inofensivo? Eso mismo se preguntaba él.

 

Se decidió y poco a poco se fue girando, sintiendo incluso como al hacerlo algo del mismo tacto frío le rodeaba el cuello y extendía ese frío hasta por todo su rostro y pecho. Movía su cabeza y campo de visión muy lentamente hasta que vio el indicio suficiente de tener alguien detrás, un blanco brazo le estaba rodeando así que se giró del todo, mirando hacia atrás.

 

El niño de antes. Un niño muy pálido, sus ojos blancos y grisáceos y una oscura boca aun con su blanca y algo brillante piel. Sus ojos penetraban por completo en la mirada de Wyatt y este sintió pánico ya que en realidad no esperaba ver a nadie detrás de si, sin embargo a parte de haber alguien, era un niño de un aspecto fantasmagórico.

 

Su cuerpo se movió instintivamente hacia atrás espantado completamente sin capacidad siquiera para gritar, cayendo sobre otra rama raspándose un poco la espalda haciéndose algo de daño. Por suerte no siguió cayendo y quedó casi encallado entre 2 ramas, tapándose el rostro con sus dos brazos, encogiéndose muchísimo mientras cerraba sus ojos intensamente tratando de huir de todo. Quizá hubiera intentado correr o algo pero estaba en un lugar y posición donde se le hacía imposible.

 

-“Lo.. siento..”- Un susurro con esas palabras llegó hasta sus oídos.

 

Abrió sus ojos y poco a poco apartó sus brazos para empezar a tener de nuevo un campo de visión frente a sí. El niño que le estuvo sujetando había desaparecido. El castaño se puso bien sentado de nuevo tomando el farol que se le había caído un poco y mirando a su alrededor hasta su mirada se dirigió abajo al suelo, pudiendo ver de nuevo la misma silueta de antes. Su mente había pasado de tener miedo a sentirse culpable sin saber por qué. ¿Qué era eso? ¿Era ese mismo chico quien le pidió disculpas? Wyatt no entendía que pasaba pero tras pensárselo por apenas unos segundos decidió darse prisa y bajar hábilmente por esas ramas, tratando de no perder de vista dicha silueta en la niebla.

 

Cuando apenas le faltaba como un metro y medio para bajar, se tiró de pie justo para caminar rápidamente en dirección a donde había visto la silueta, levantando su farol para iluminar el camino.

 

-No consigo ver nada- No dejó de caminar al decir aquello, adentrándose cada vez más en el bosque.

 

Un bosque cuyo suelo estaba lleno de pequeñas ramas y algunas hojas, de tierra dura y algunas raíces sobresaliendo por esta. Todo aquello hacía que al andar se escuchara el crujir de cada pisada, sin saberse que clase de insectos, serpientes o pequeños animales de bosque podían tocar sus pies. La brisa de vez en cuando lo movía todo y hacía que llegaran a su percepción sonidos de todo tipo e incluso escuchándose como si alguien estuviera pisando las hojas en el suelo.

 

Se perdió un poco por un momento pero acabó saliendo a un claro antes de un  enorme lago. Miró a su alrededor con la esperanza de ver de nuevo a aquel niño pero… no había nadie, quizá el niño ni siquiera había ido en esa dirección. Solo pudo acabar por darse por vencido, de hecho hacerle el truco a aquel señor le había costado tanto que ahora solo tenía ganas de volver con sus amigos. Aun así se acercó al agua, caminando por un embarcadero algo viejo y de madera que ya se conocía de las veces que había ido al lago.

 

-Ha.. ¿Hay alguien por ahí?-

 

Alzó la voz un poco mientras se acercaba al final del embarcadero donde se agachó para mirar al agua más de cerca. Ni siquiera se movía, estaba completamente tranquila incluso con la brisa a veces acariciándolo todo, no obstante, solo estaba calmada en el lugar al que miraba, el agua frente a su rostro. Su mente de nuevo se nubló un poco, pensaba que se iba a dormir de nuevo pero al abrir sus ojos en uno de los intensos parpadeos vio, además de su reflejo en el agua, el reflejo del niño de antes tras de sí.

 

Todo se sentía más frío, su respiración se agitó un poco y su piel se erizó mientras él trataba de calmarse y mantener la compostura ante tal terrorífica imagen. Lo difícil era encajar el miedo a la vez que pensaba en todo tipo de cosas sobrenaturales vistas en películas, ya que se parecían a lo que estaba viendo ahora tras de sí. Puede que no supiera como reaccionar pero mantuvo la “calma” aun en su caótica y aterrada mente.

 

-¿Qui.. qui.. quien eres?- Tartamudeó un poco mientras sus dientes chocaban entre sí, manteniendo parcialmente la compostura, recibiendo una mirada de sorpresa y dudosa por parte del niño.

 

-¿No me tienes.. miedo?- Preguntó el pálido ser.

 

-No- Respondió Wyatt, firmemente y sin pensárselo, tratando de mostrar que así era. -¿Puedo darme la vuelta? No te irás, ¿no?- Preguntó, ya que siempre había desaparecido en un abrir y cerrar de ojos.

 

-No, no me voy a ir- Respondió firmemente.

 

Wyatt se dio la vuelta lentamente, dejando la guadaña a un lado al igual que el farol y quedándose sentado al lado del borde, caería al agua si se movía mucho. Allí estaba aquel niño, era tal y como lo recordaba antes pero ahora lo estaba mirando más detenidamente, no es que diera tanto miedo pero no tenía un aspecto humano.

 

-¿Fuiste tú quien me dijo.. “lo siento”?- Wyatt tenía curiosidad, no sabía qué debía hacer ante esa situación pero se decidió.

 

-…- Quedó en silencio por unos segundos. –Sí- Si voz era un tanto espeluznante, como si se escuchara doble.

 

-¿Por qué?-

 

-Por haberte asustado-

 

Aquella respuesta desmarcó bastante a Wyatt quien había estado pensando en 2 opciones: O tenía muy buen disfraz o era un fantasma de verdad, ni siquiera sabía si esto ultimo tenía sentido pero de veras lo parecía ya que hasta incluso parecía “brillar” un poco y una neblina aun más espesa se reunía en algunas partes alrededor de él.

 

-Sé que nadie quiere estar a mi lado ahora que..- Miró al suelo, melancólico, sin acabar su frase.-Te dejaré en paz-

 

-No, me dijiste que no te ibas a ir- Le hizo levantar su rostro para volver a mirarle con aquellos extraños y grisáceos ojos. –No es eso, es que te pusiste detrás de mi sin avisar y cualquiera se asustaría de esa forma, incluso si me lo hacen alguno de mis dos amigos, ya que no esperaba encontrar a nadie subido en ese arbol- Le sonrió, levantándose apoyando su mano en el suelo sintiendo el tacto de aquella fría y algo húmeda madera. -¿Quién.. eres? ¿Qué es lo que te pasó?- Estaban a la misma altura así que posiblemente tendría su misma edad o alrededores.

 

-¿Lo.. lo.. lo…- Su cabeza se movió un poco de manera extraña, como atento a su alrededor, con miedo a algo. -..lo que me pasó..? Entonces, ¿sabes lo que soy?- Al fin se vio en él un aspecto más humanizado y hasta su lengua se veía moverse dentro de su boca, una lengua muy blanca eso sí.

 

-Creo que sí-

 

El fantasma no dijo nada, levantó una de sus manos, poco a poco y la colocó de forma que el otro chico pudiera chocársela con la suya en el típico saludo. El pequeño castaño lo entendió y alzó la suya para chocarla pero al hacerlo atravesó su mano como si se tratara de la misma niebla, confirmando sus sospechas de que era un fantasma.

 

-Pero no lo entiendo, en el árbol te sentí tocándome-

 

-Es porque.. bueno puedo llegar a hacer eso también pero debo concentrarme..- Lo hizo, se concentró un poco durante algunos segundos y cuando llevó su mano a la de Wyatt pudo tomarla, haciéndole sentir un tacto como el de cualquier humano solo que bastante más frío y duro.

 

-Wao.. es.. muy curioso- Le miró preocupado aun así, pensó en el niño de la historia que contó Coley.

 

-¿Qué es lo que te pasó? Aun  no me has dicho quien eres… hay una historia que habla sobre una araña gigante o algo así, ¿no será ella la que te hizo esto?- Era una escena totalmente curiosa. Un chico teniendo una conversación “normal” con un fantasma, fantasma que ni siquiera quería atacarle o algo parecido.

 

-Araña.. gigante.. gigantes no eran..- Dijo, en voz baja, triste y casi sin ganas de recordar. –Yo soy Lairson, bueno, es mi nombre y.. la araña no era gigante- Aquello confundió un poco a Wyatt esperando el resto de la historia. –Yo vivía en esa casa que estabas tú mirando antes, al menos ahí viví los últimos 2 meses desde que me enviaron con mi padre hasta que mi madre encontrara un nuevo trabajo.. ellos estaban divorciados pero mi padre.. está loco- Miraba al suelo e incluso acabó por sentarse en aquella madera dejando que el castaño le imitara. –Está completamente obsesionado con las arañas.. las colecciona, guarda, clasifica y tiene como mascotas pero.. no solo eso, ha perdido la cabeza, habla con ellas y cree que le responden y todo-

 

-Eso.. sí que da miedo-

 

-No te lo puedes imaginar. Había noches en las que sentías esas finas y largas patas moverse por mi espalda lentamente, notándose como poco a poco subía por tu nuca y casi trataba de anidar ahí.. o estar tranquilamente haciendo los deberes y sentir un cosquilleo de una rápida araña recorriéndote el pie, la pierna, tras tu rodilla, yendo hacia tu muslo y hacia arriba.. o estar comiendo y notar como otra se te caía en la cara y trataba de picarte o algo, era horrible-

 

A Wyatt no le daban tanto miedo pero sí algo de respeto y lo que le contaba aquel chico hasta a él le parecía demasiado desagradable, de hecho le dio un escalofrío en su espalda como si hubiera sentido en sí mismo esas patas moverse por ella.

 

-Lo peor..- Siguió hablando el fantasma. –Es cuando matabas una de esas arañas.. se enfadaba muchísimo, me gritaba y me tomaba muy bruscamente para llevarme al sótano.. ahí me ataba a una silla y me dejaba encerrado por horas, rodeado de un montón de arañas que ni siquiera podía ver por la oscuridad-

 

¿Aquello era.. una lágrima? Aquel niño disfrazado del “no jinete con cabeza” se preguntó aquello al ver unos llorosos ojos en el fantasma, se sintió fatal imaginándose por lo que había pasado aquel pequeño.

 

-Las arañas recorrían mi cuerpo y me hacían sentir fatal, estaba muerto de miedo y aunque cerrara los ojos y todo no podía escapar de allí. Lo último que recuerdo es que una de ellas me picó y me empecé a sentir muy mal hasta que.. acabé así- No dejaba de mirar abajo, era un fantasma muy triste, se notaban sus ganas de llorar.

 

Wyatt estaba algo lloroso también mirándole, no se quería creer que hubiera pasado por algo así. Se adelantó y le dio un abrazo a aquel fantasma, haciéndolo con éxito ya que desde antes el fantasma se había “materializado” y, aunque sintiera mucho frío abrazándole de esa forma, no dejó de hacerlo durante un buen rato, apretujándolo contra sí.

 

-¿Cómo pudo hacerte eso tu propio padre? Ni siquiera sé como pudieron dejarte solo con una persona tan demente. Siento muchísimo que hayas tenido que pasar por todo eso. Tra.. trataré de buscar la forma de traerte de vuelta-

 

Aquel pálido niño sintió un enorme calor y bondad con aquel abrazo acompañado por unas muy agradables palabras. Por primera vez en mucho tiempo sintió el calor humano que ni siquiera sintió los meses que estuvo viviendo con su padre.

 

-No hay forma de hacer eso..-

 

-Sí que la hay.. hay una historia que dice que a las 12 de la noche de halloween se puede pedir un deseo si estás al lado de un.. de un.. cadáver- Miró hacia abajo diciendo eso último.

 

-Eso.. no.. no no.. tiene sentido- A veces su voz tartamudeaba un poco como si de nuevo tuviera miedo.

 

-Da igual, lo intentaré, quiero ayudarte de alguna forma- El fantasma le miró con curiosidad, ese interés que mostraba por él le hizo sentirse bien. –Además tampoco había visto antes un fantasma como los de las películas. Aunque.. pareces algo nervioso a veces. ¿Por qué miras a todos lados?-

 

-Porque.. ha.. hay algo.. está viniendo a por mí-

 

-¿Algo viniendo a por ti? ¿Qué quieres decir?-

 

-Es.. el monstruo, está muy cerca e incluso está transformando a algunas personas, sobretodo a niños, en los disfraces que están usando para que maten a quien no les de “trato”- Aquel fantasma sabía de que se trataba todo aquello por las historias escuchadas cuando estaba vivo y lo que había observado hacía algunas horas. Era de hecho una de las leyendas urbanas que hacía que los que se quedaban en casa tuvieran chuches para darles a los que llamaran a sus puertas. Pero además había recibido un susurro.. como si una tenebrosa voz le hubiera dicho “voy a por ti, te encerraré en mi interior para siempre”. –Viene a por mí, me va a comer y jamás podré esca..escapar de .. de su interior- Tenía miedo, se le notaba, algo le había perturbado desde hacía algo así como una semana.

 

-No sé quien es ese monstruo pero entonces debemos darnos prisa.. siento tener que hacerlo pero necesitaré tu cadáver para intentar pedir el deseo justo a las 12 que además.. creo que no debe quedar mucho tiempo- Miró hacia el cielo y luego volvió a mirar al fantasma. –Vámonos, corre-

 

Wyatt empezó a correr velozmente camino a aquella casa en la que estuvo antes ya que el cadáver del pequeño aun debía estar en el sótano a no ser que el padre lo hubiera escondido en algún otro lugar. El fantasma le seguía a la misma velocidad pero trataba de pararlo ya que en realidad tampoco quería ponerle en peligro, no sabía como su padre reaccionaría ante aquello.

 

-Escucha, tendrás que abrirme alguna ventana o algo desde adentro y avisarme de donde está tu padre para irme escondiendo, ¿vale?-

 

-No tienes porque hacerlo, puede hacerte daño- Afirmaba el fantasma tratando de hablarle lo suficientemente cerca para que le escuchara.

 

-O haces eso o entraré por mi cuenta y seguramente me pille más rápido- Dijo eso de manera muy segura para que no tuviera opción si de verdad quería que el padre no le viera, no quería darle opción al fantasma a que se negara a aceptar su ayuda.

 

-Bueno.. yo me encargare a.. aunque.. sigue da..da..dándome miedo esa persona, es por eso que ni siquiera puedo descansar en paz-

 

El chico castaño sintió un nudo en su estómago al ver la mirada del fantasma, con más ganas aun de ayudarle. Ni siquiera sabía si algo tan disparatado e improbable como eso podía funcionar pero acababa de ver por primera vez un fantasma e indicios de un monstruo que lo quería devorar, así que tuvo fe en que aquello pudiera funcionar.

 

Llegó a la casa y lentamente caminó hacia una de las ventanas de la planta baja, la que tenía menos cosas al otro lado para poder entrar. Wyatt señaló dicha ventana y le susurró a Lairson que le ayudara.

 

El fantasma la atravesó y después puso sus manos sobre ella para abrirla muy poco a poco desde el interior, quitándole el sistema de seguridad que no permitía abrirla desde el exterior. No hizo apenas sonido ya que todo estaba en silencio y cualquier cosa se notaría en el resto de la casa por lo que a partir de ese momento permanecieron en constante silencio mientras Wyatt entraba, llevando aun consigo la guadaña y el farol aunque este último escondido tras la capa para alumbrar solo cuando quisiera.

Apoyó su redondito y respingón trasero sobre el filo de la ventana y poco a poco dejó sus pies en el suelo al otro lado. La vieja madera del suelo se quejó con un pequeñísimo sonido perfectible solo para Wyatt ya que lo que más noto fue el crujido bajo sus pies. Se quedó quieto e incluso dejó de respirar hasta que se dio cuenta de que solo fue un momento.

 

Su vista era de la zona de la cocina donde todo tenía telas de araña como bien había mencionado el pequeño fantasma. Intentó ver a las arañas para controlar donde estuvieran y no tocar alguna sin querer pero apenas se veía nada, tan solo cuando sacó un momento el farol escuchando que el hombre de la casa aun estaba en la segunda planta. Consiguió ver algunas y con ello apoyarse en los lugares donde no había nada siendo guiado hacia el sótano al que se accedía por una trampilla bajo las escaleras que subían a la planta de arriba. Con unos pasos muy lentos y delicados se movía hacia ese lugar, saliendo de la cocina por una puerta que daba al pasillo donde estaba las escaleras.

 

No obstante justamente cuando cruzo esa puerta, escuchó el crujir de la madera en las escaleras y al mirar hacia allí, empezó a alumbrarse por la luz de alguien que empezaba a bajar. Rápidamente se adentró de nuevo en la cocina aun con cuidado, tratando de pisar cuando escuchaba las pisadas de aquel hombre y yéndose a esconder tras unas sillas que había en una esquina.

 

Se quedó completamente en silencio, encogido sin darse cuenta de algo, iba a mirar la ventana pero el fantasma había sido más rápido que ello y la había cerrado para que no se notara que alguien la había abierto. Los pasos se escuchaban cada vez más cerca hasta que, por mala suerte, el hombre entró en la cocina andando de una forma pesada y cansada.

 

-A.. amigas m..m..mías..- El hombre se quedó  quieto al lado de la puerta y se quedó hablando hacia arriba a un grupo de arañas muy juntas. –Tene..ís razón, ya es casi hora de dormir- Se acercó a la nevera mientras seguía hablando.

 

El pequeño tuvo miedo, estaba realmente loco  y hasta estaba teniendo una conversación con un puñado de arácnidos. Lo peor fue que una araña cayó justo en su cabello.

 

Fue capaz de mantener la compostura y no moverse pero.. las patas de una araña bastante más grande que otras estaba moviéndose y haciéndoselas sentir por su cuero cabelludo. Era muy desagradable sentir como se movía y hasta parecía estar palpándole con sus patas hasta llegar a su frente, bajando por su rostro hasta su mejilla y ahí moviéndose muy lentamente hacia su cuello, poniendo esas larguiruchas patas hasta en sus labios donde no pudo aguantar más y la apartó con su mano para tirarla justo cuando el hombre se fue de la cocina.

 

La araña cayó al suelo y ese chico la aplastó con su pie. –“ma.. maldita”- Estaba temblando, esa sensación fue demasiado fea y los nervios que tuvo durante esos momentos le hicieron estar muy tenso hasta como para moverse ahora.

 

Volvió en sí y se dio cuenta en un reloj de que apenas quedaban 10 minutos para las 12 por lo que debía darse prisa. Su respiración era agitada pero recibió una señal de que el pasillo estaba libre así que fue hacia este de nuevo.

 

El no saber dónde estaba aquel hombre podía ponerle más nervioso aun. No obstante gateando como iba saliendo al sucio y polvoriento pasillo, girando la mirada en una de las puertas vio como se había tirado en el sofá y respiraba de una forma profunda y algo basta. Siguió adelante en tensión ya que se podía levantar en cualquier momento. De todas formas las escaleras ya estaban frente a sí y bajo ellas estaba la trampilla, así que pasó por el lado de dicha escalera hacia su objetivo.

 

En un momento notó como si una grande sombra se pusiera tras de sí. Su piel se erizó  ya que la única persona que había en esa casa era aquel loco, sus manos temblaron por un momento y se dio la vuelta con los ojos bien abiertos por el tremendo susto pero… allí no había nadie y para colmo desde donde estaba no podía escuchar la respiración de antes por lo que no sabía si seguiría en el sofá. Se calmó un poco mirando a cada rincón a su espalda sin ver nada más que pudiera ponerle en peligro así que siguió adelante y al fin llegó a la trampilla.

 

Era una puerta rectangular en el suelo, con un anillo para sujetarlo y levantarla. Esta vez por suerte no estaba muy cerrada y pudo levantarlo sin hacer apenas ruido. Acercó su farol, viendo que había unas pequeñas escaleras para bajar, de madera, huecas por debajo pero antes de bajar miró de nuevo hacia su izquierda hasta el final del pasillo, mirando de nuevo a cada rincón.

 

Inspiró muy profundamente y sus ojos se abrieron como platos, asustado. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo y le dejó casi sin poder reaccionar: Vio la mitad de la cara del hombre asomándose por una esquina, mirándole fijamente. Sintió incluso un malestar en todo su cuerpo por el tremendo susto mientras trataba de hacer como si no le hubiera visto para que el hombre no saliera corriendo hacia él o algo así. El miedo alcanzó un punto muy fuerte pensando que aquel hombre podía matarle o incluso atarlo junto a las arañas como le hizo a su hijo, lo cual le parecía demasiado espeluznante.

 

Consiguió reaccionar y acto seguido saltó para meterse por la trampilla y cerrarla tras de si, sujetándola fuerte por abajo tratando de que no fuera capaz de abrirlo y fue corriendo hacia abajo. Levantó su farol y lo que vio le intimidó demasiado, habían un montón de arañas y telarañas por todas partes, muchísimas arañas moviéndose por las paredes y algunas por el suelo y una mesa que había en medio donde además, había lo que parecía ser una persona envuelta en bolsas y papeles. Estaba todo tan yendo de telarañas que costaría incluso pasar, tendría que agacharse para ello mientras hasta se podían escuchar pequeños soniditos con todos aquellos bichos moviéndose por todas partes.

 

-E.. ese.. soy yo..- Lairson se quedó al lado de aquel cuerpo envuelto.

 

-E.. está bien- Se centró en la razón por la que estaba ahí, para tratar de pedir aquel deseo así que se agachó y adentró en medio de todas aquellas telarañas con cuidado de que ninguna le tocara y así, acercándose al cuerpo puso sus manos sobre este. –Por.. por favor, revive, quiero que Lairson reviva- Nada ocurría aunque recordó lo que decían en la historia. –¡Truco o trato! Que Lairson, el propietario de este cuerpo, reviva, ¡haz el trato conmigo!-

 

Sintió un picor en su nuca, rascándose mientras intentaba pensar en lo que acababa de pedir escuchándose la campanada de las 12 de la noche en uno de los relojes de la casa. Apenas unos segundos después la trampilla se abrió con el hombre entrando corriendo y dirigiéndose hacia él. Todo se volvió borroso y después de tan solo un parpadeo sintió como Lairson le tomó entre sus brazos y le empujó a un lado apartándole de un golpe que el padre, quien no veía al fantasma, iba a darle.

 

Wyatt no pudo hacer más, ya lo había intentado así que se movió velozmente al lado de aquel hombre al fallar su golpe con un palo lleno de clavos.  Corrió hacia arriba huyendo del sotano velozmente y corriendo hacia la enorme puerta pero.. estaba cerrado con llave por lo que corrió a esconderse tras el sofá donde antes había estado acostado aquel demente.

 

Solo estuvo ahí escondido mientras ideaba una forma de salir. El propio fantasma abrió una de las ventanas tras de sí, que daba a la parte desde donde sí se veía el poblado.

 

-Gracias Lairson- Al pequeño ya le dio igual todo, pensó que le sería posible irse de la casa antes de que le pillara pero no fue así.

 

En el momento en el que ya tenía una pierna al otro lado de la ventana fue sujetado de uno de sus zapatos por aquel hombre. El castaño se dio la vuelta para ver como estaba levantando aquel palo para golpearle así que tiró suficientemente fuerte de su pie para dejarle allí el zapato y quedarse solo con el calcetín anaranjado. Aun impresionado y asustado empezó a correr velozmente hacia el poblado, tan rápido como podía por el camino de tierra hasta llegar al fin al asfaltado, parándose a mitad de la calle, con casas a cada lado y atentos en dirección a aquella casa de la que acababan de escapar.

 

-¿Qué.. ha pasado? De.. de veras pensé que funcionaría..- Wyatt miró triste a aquel pequeño fantasma.

 

-Creo que.. estaba funcionando pero vi que mi padre te.. te iba a hacer daño y que una araña muy peligrosa te picó y pedí otro deseo. Deseé que pudieras escapar de allí sano y salvo y creo que eso anuló el.. tuyo- Lairson acarició el cabello de aquel chico. –Menos mal que fue así-

 

Wyatt sintió su garganta pesada y un nudo en su estómago, sus ojos estaban volviéndose borrosos con las lágrimas acumulándose y todo su ser se entristecía, sintiéndose culpable de no haber sido lo suficientemente bueno como para ayudar a aquel chico y que encima al final tuviera que recibir su ayuda. Lo peor de todo estaba por llegar, un nuevo sonido empezó a escucharse por los alrededores.

 

Entre algunas casas se escuchaba una especie de “clac clac, clac clac” Como cuando alguien cruje sus huesos. El sonido se estaba acercando a ellos por lo que dieron varios pasos hacia atrás, viendo como de el callejón oscuro entre las dos casas se empezó a mostrar una figura muy extraña.

 

El sonido lo estaba haciendo al estar girando una cabeza esquelética que tenia, risueña y con bastantes estacas de madera clavadas en su cráneo, además de tener varios largos cuernos entre estas. Una luz rojiza se veía proveniente del interior de aquella calavera y en el resto del cuerpo llevaba una especie de armadura de madera con agujeros por todas partes que dejaba ver un interior hueco y oscuro. Sus brazos parecían estar compuestos más bien de un montón de manos, una agarrando a la siguiente hasta tener sujeta la última mano que es la única que se movía, sin siquiera poder vérsele las piernas por una oscuridad que las rodeaba.

 

-Corre..¡Corre Lairson!-

 

Wyatt no quería rendirse, no quería dejar que aquel monstruo se tragara a aquel chico, quería que al menos no estuviera encerrado en un ser tan espeluznante, a saber qué tipo de torturas recibiría su alma ahí dentro. Le sujetó de su mano y echó a correr llevándole consigo escuchando como el sonido “clac clac, clac clac, clac clac” se volvía cada vez más seguido por la velocidad que tomaba y a su vez se hacía más cercano. Se sentía impotente ya que era incapaz de superar la velocidad que se escuchaba de aquel ser.

 

El sonido se movió a uno de los lados y se volvió muy intenso justo antes de hacer sentir al castaño un golpe en su costado, cayendo al suelo y rodando un poco en este, raspándose las rodillas y partes de sus piernas. Volvió a erguirse tan rápido como pudo y quedó con una rodilla apoyada en el suelo.

 

-¡Déjanos en paz!- Gritó Wyatt.

 

-HA..HAHAHA.. he venido expresamente a devorar su alma, tú me das igual chico, aun estás vivo pero no puedes hacer nada por tu compañero… es completamente mío- Aquel ser reía y hablaba como si tuviera varias voces juntas y todas gruesas y algo fantasmales, casi como si gritaran agudamente, fruto de las almas que estaban sufriendo en su interior, siendo algo muy desagradable. –Además me daré un festín con todos los que no les hagan trato a los chicos que transformé de este poblado- De hecho había transformado hasta a un adulto que estaba haciendo el truco o trato, más propenso a que le rechazaran en las casas.

 

-¡No es tuyo! ¡Es mío! ¡Será mi nuevo amigo!- Wyatt alzaba la voz pero cuando estaba acabando de hablar algo vino a su mente y su voz se volvió muy floja, recibiendo una mirada de curiosidad de aquel monstruo.

 

Recordó el momento en el que su guadaña pasó de no pesar casi nada a pesar como 2 o 3 kilos más, así de repente. ¿Sería acaso que lo transformó en su disfraz? Justo al hacerse esa pregunta miró su llama, la llama de su farol. Se acordó del nombre entero del disfraz que había elegido y… suponiendo que a él también lo había transformado en lo que era su disfraz…

 

-Escucha, si te traigo algunas almas más ¿Dejarás tranquilo por un rato más a Lairson?- Su mirada era seria y bastante decidida.

 

-Nunca acepto tratos pero.. sí me vas a dar aun más almas, ¿Por qué no? De todas formas acabará en mí- Se acercaba poco a poco a ellos, con ese desagradable sonido “clac clac”.

 

-Gracias… entonces- Ahora sí supo que le había transformado por esa afirmación. Aunque no hubiera pensado bien su plan, el monstruo confiado de su fuerza y poderes se acercó demasiado a aquel chico sin conocer el nombre de su disfraz.

 

Wyatt alzó su guadaña rápidamente y se la clavó al monstruo en la cara, concretamente en la boca. Era “la guadaña que lo corta todo”, así que pudo clavárselo perfectamente y, acto seguido, abrió su farol tomando la mano del fantasma para meterla ahí dentro, quemándole con la llama y justo en ese mismo momento cambiando su aspecto completamente. El fantasma gritó con su voz fantasmal por el dolor y acto seguido dicha voz cambió a la de un niño normal. Su cabello se volvió de un color castaño oscuro, casi negro y de hecho viéndose negro a tanta oscuridad, sus ojos cambiaron a un color verde oscuro, muy bonitos. El color de su piel volvió a ser humana, bastante clara pero con su tono rosadito y todo en él volvió a ser normal, de hecho se cayó al haber estado levitando.

 

El monstruo estaba “vomitando” las almas que había devorado por la fractura de la guadaña, mirando hacia el cielo y saliendo un montón de fantasmas que se iban hacia arriba y los alrededores desapareciendo justo después algunas por el bosque y otras desintegrándose. La luz roja de aquel monstruo se extinguió, la guadaña volvió a ser de plástico y el farol se apagó… el ser había muerto y sus restos cayeron al suelo despedazándose.

 

Los dos miraron muy sorprendidos aquella escena, ninguno se la había esperado ni mucho menos.

 

-Ahora… sí.. ahora sí- Wyatt sonrió muy alegremente. -¡AHORA SÍ!- Se abalanzó sobre el chico y le dio un tremendo abrazo, apretándolo contra sí mismo, se notaba su tacto completamente humano, cálido y hasta su aliento cayendo sobre la mejilla de Wyatt. –Estás vivo, Lairson- Se separó un poco para decirle eso de frente.

 

-Es.. es cierto- Se tocaba a si mismo por todas partes aun incrédulo, estaba con los harapos que llevaba cuando era un fantasma pero el tacto de si piel, suave y blando con ese típico tacto en un humano. –Estoy.. ¡Estoy vivo! Siento mi corazón latir y .. y siento frío.. siento frío al fin- Sus ojos estaban completamente iluminados mirando al chico que le había salvado, casi llorosos de la alegría igual que los de Wyatt. Esta vez fue él quien le dio un abrazo completamente enorme, apretándolo con todas sus fuerzas –Pero ¿Cómo lo has hecho? Solo note que me quemaste la mano y.. auch- Se la tocó con la otra. –Aun tengo quemaduras en algunos dedos- Estaba señalado en estos por dicha quemadura.

 

-Fue el fuego de mi farol.. verás, yo estaba disfrazado de “el no jinete con cabeza, con la guadaña que lo corta todo y el farol con la llama de la vida” Así que como me transformó en lo que iba disfrazado.. pude usar dicha llama para devolverte a la vida.. supongo que el efecto era quemarte con ella, eso es algo humano y supongo que al sentirlo es cuando volviste a ser humano- Le miró detenidamente. –Vamos a avisar a mis amigos y nos iremos a mi casa, ha sido suficiente Halloween por hoy y tenemos que avisar a mis padres de lo que ha pasado.. o al menos de lo que te hacía tu padre, mejor no mencionemos los fantasmas y monstruos, dudo que me creyeran-

 

-Te.. lo agradezco mucho, estoy muy cansado y.. tengo frío- Sonrió al decir eso, cierto era que tenía poca ropa y hasta podía verse parte de su cuerpo, lo que le daba bastante frío pero aquello le hacía feliz por la sensación tan humana que era.

 

Al cabo de unas horas ya estaban en la habitación de Wyatt. Le habían contado la historia completa a los amigos del castaño y estos le creyeron completamente, sabían de la imaginación de Wyatt cuando escribía historias y demás pero también sabían cuando estaba diciendo la verdad. A sus padres no obstante les contó una versión donde excluía los sucesos paranormales y simplemente rescataba a aquel chico de aquella casa. Contactaron con la policía y descubrieron que efectivamente aquel hombre estaba loco, sufría alucinaciones y había perdido completamente la cabeza. Vieron la casa llena de arañas hasta que incluso decidieron prenderle fuego por lo peligroso que era dejar arañas tan venenosas como algunas de las que tenía sueltas por ahí ya que ni siquiera pertenecían a esa región.

 

Algo perturbó a los guardias, era el cadáver de Lairson. Se ve que cuando Wyatt lo revivió, lo hizo materializando su mismo cuerpo de fantasma y volviéndolo humano. Era completamente humano de igual forma que cualquier otro, pero no en el mismo cuerpo que antes aunque conservara el mismo aspecto. El policía que les visitó tuvo un momento para hablar con aquellos dos chicos a solas, poco antes de incendiar la casa y este.. creyó la historia de los pequeños, aun con todos los aspectos que parecían irreales ya que era la única explicación, o eso o algún gemelo pero él mismo sabía que no era así ya que era él quien le había llevado a Lairson a su padre quien inicialmente parecía una persona normal.  Así pues el policía decidió quemar la casa con el mismo cadáver dentro, siendo evidentemente controlado y luego el lugar fue sepultado. Pronto la madre de Lairson vendría a buscarle aunque según habían escuchado de la conversación encontró un trabajo en su mismo poblado así que no viviría lejos de Wyatt y los demás.

 

-Oye Lairson te gustan las chuches, ¿A que sí?- Preguntó Wyatt, quitándose la parte superior de su traje mostrando su delgado y ágil cuerpo de compostura normal, con un pelín de volumen en su pecho. Era de hecho muy similar al cuerpo de Lairson que antes se había cambiado para ponerse ropa que su nuevo amigo le dejó.

 

-Pues.. sí que me gustan algunas- Observó detenidamente a aquel chico, sonrojándose un poco y que además la capa le quedaba muy bien sin llevar camiseta, incluso la calabaza en su cabeza. Más aun se sonrojó al ver como se iba a quitar los pantalones también pero el chico paró justo antes de ello, agachándose más bien a tomar su bolsa de Halloween.

 

-Pues toma, vamos a compartir mis chuches, que he conseguido un montón- Sonreía mirándole alegremente, al fin con todo aquello solucionado, ambos cansados y aliviados por todo el miedo pasado.

 

-Muchas gracias.. Wyatt.. no solo por esto, por todo lo que has hecho por mí.. estaría encerrado y sufriendo ahora si no fuera por lo que has hecho.. te debo la vida- Se abrazó a aquel chico y con sus labios algo húmedos de saliva pero a su vez cálidos y suaves, le dio un beso al castaño en su mejilla, haciéndole sonrojar un poco por eso mismo por la proximidad del beso a sus labios. Aunque siendo en la mejilla decidió devolverle uno igual de tierno y suave también en su mejilla.

 

-No hay de qué, me alegro de que estés aquí conmigo ahora- Le devolvió el abrazo y apenas unos segundos después se separaron mirándose con alegría.

 

La noche de Halloween había sido más extraña que nunca pero al fin todo estaba tranquilo y podían disfrutarla juntos, quizá todo aquello les unió lo suficiente como para que fueran amigos. Allí quedaron los dos, poniendo canciones de Halloween, cantándolas juntos y disponiéndose a atiborrarse de dulces y pasar una divertida noche juntos. 

Notas finales:

De momento dejo este único capítulo pero como dije en las notas del fic, puede que lo continúe más adelante o al menos haga otro capítulo, quizá hasta con lemon y demás. 


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