¿No-vio?—preguntó el ojos mieles atrayendo su atención. Seto lo miró por unos segundos antes de que el rubio se pusiera a sonreír—Creo que has malinterpretado toda la situación. ¡Así no la llevamos Yami y yo!—agregó-
Pues a mi me parece que…--trató de disentir el ojos azules.
Si bien es cierto que él se preocupa mucho por mí. ¿Sabes? El tenía un hermano que…--dijo el melado tratando de explicar.
¡Ya lo sé! ¡Él me contó!—le dijo Kaiba para que no le contara todo otra vez.
¿Ah, si?—preguntó un poco shockeado Wheeler.
Me dijo que eras compañero de su hermano y que este era tú debilidad. También me contó que él murió el año pasado y…--le dijo Seto tratando de resumir todo para que el otro se fuera de una vez. Estaba algo retrasado con su trabajo y el otro solo solía molestarle.
¿Te dijo todo eso?—preguntó impactado Joey viéndolo pasar a su lado--¡Pues sí! Desde que Yugi murió Yami no ha sido el mismo—Seto miró entonces a la cara del ojos mieles. Lo que decía se parecía a lo que le contó el tricolor de este. ¿Eran dos versiones de un mismo tema?—No digo que a mí no me duela es solo que imagino que para él debe haber sido horrible. Luego se fanatizó conque me viniera a trabajar con él, creo que tiene la extraña idea de cuidarme y como eso parece darle ánimos yo pues…--El ojos mieles se acercó y poniendo una mano a un lado de su boca como si le fuera a decir algo confidencial le dijo—Te confieso que a mí mucho la idea de trabajar aquí no me atraía mucho—vio al otro fruncir el ceño y agregó negando con ambas manos mientras se erguía—No es por este lugar. Es que… Soy único nieto y cuando herede sé que voy a pasarme todo el día tras un escritorio y quería tomarme vacaciones de eso. Sabes… a mi familia no le agrada mucho que sea un mestizo pero bueno… soy el único nieto y pues cuando llegue el momento tendrán que aceptarlo—explicó mirando la ventana muy sentadito en el escritorio de Kaiba que no estaba muy cómodo con su ubicación pero el otro no parecía notarlo porque movía su pierna—No son tontos y saben que conmigo a cargo serán más fáciles nuestras negociaciones con Estados Unidos y otros países. Desearía que en vez de dirigir me dieran un puesto como director de relaciones extranjeras—
Para Seto eso no solo era abrumador sino humillante. Estaba diciéndole abiertamente casi todo lo que él había pagado por obtener. La última parte lo sorprendió genuinamente--¿Estás diciendo que prefieres ese puesto a ser el dueño de una corporación?—
¡Claro! ¿Te das cuenta como es la vida de esos CEOs? Todo el día trabajo, trabajo, les eligen la ropa, con quien hablar y tienen que tener cuidado hasta de su sombra porque cuando no quieren hacerles trampa en los negocios, intentan engañarlos, estafarlos, traicionarlos. Siempre mirando a las espaldas, desconfiando de todo el mundo. ¡Hombre! ¡Eso no es vida!—contestó el rubio con naturalidad—Por eso te dije que te cuidaras. Katsuya sama es un paranoico. Tantos años al frente de esa empresa. Luego si sabe que investigaste a su único nieto pues va a pensar mal de ti, y está acostumbrado a hacer lo que se le viene en gana—afirmó Joey.
¡Hablas como si fueran de lo peor!—dijo el castaño tratando de sonsacarle información.
¡No digo que lo sean pero…!—exclamó pensativo el otro.
¿Si te trataban de mal porque no te fuiste?—el ojos azules preguntó de manera sardónica pues era obvio que el otro no habría pensado en…
Cuando tenía 10 años lo intenté—dijo sonriente recordando el rubio—Me atraparon en la verja. Katsuya sama me dijo que si lo intentaba otra vez me pondrían en un internado y se olvidarían de mí—esas palabras sorprendieron al otro que se quedó pensando que esa era una dura amenaza para un niño de diez años—Desde entonces no lo intenté porque sabía que mi abuelo cumpliría su promesa. En ese entonces él tenía a mi tío. Sabía perfectamente que le molestaba mi existencia, mi mamá lo desafió por un gaishin y luego le dejó un nieto mestizo, Katsuya sama es de esos tipos para lo que eso es imperdonable, demasiado me crió y no le salió lo que esperaba—dijo con una sonrisa final, había tenido un aire raro para el rubio mientras contaba su historia. Kaiba se sentía un poco mal por el idiota--¿Estás satisfecho gatito?—preguntó de pronto volviendo a sus antiguos hábitos y alegrándose de ver el ceño fruncido del otro y como tomaba aire para calmarse.