Estaba en la casa señorial de antaño esperando en la puerta del estudio de Onodeo Katsuya. Su secretario le ofreció políticamente sus disculpas por la demora mientras lo dejaban entrar.
Admiró el amplio estudio que como toda la casa lucía un aspecto tradicional.
Espero que se de cuenta de la causa de esta entrevista, doctor Kaiba—le dijo.
Los ojos azules eran tan fríos como de costumbre.
Nada me han dicho al respecto—contestó.
Es que más bien yo he pensado que es usted un hombre lo suficientemente listo para saber porque razón podría querer hablarle—le dijo el abuelo de Joey.
Era eso, se dijo el otro sin dar muestras de nada salvo de estar escuchando.
Como dije creo que es una persona inteligente, doctor Kaiba es por eso que creo que debe haberse dado cuenta que no es conveniente que usted siga frecuentando a mi nieto. Ustedes son de mundos distintos aunque usted pueda pensar diferente. Él algún día va a heredarme y no es bueno que ese comportamiento llegue a manchar su futuro. Usted no pertenece a nuestro mundo por lo tanto debe alejarse de él—dijo el mayor.
¡Sé bien cuando intentan intimidarme…!—dijo el castaño.
Es una advertencia—lo cortó el viejo pero él siguió como si no lo hubiera escuchado.
¡Sé cuando intentan intimidarme pero eso no es necesario! Yo y su nieto no estamos en el mismo círculo social, es cierto pero no es por sangre que me considero muy distinto de él y tampoco creo que sea inferior. En pocas palabras no deseo respirar el mismo aire que su nieto llegado el caso—dijo el muy decidido Seto.
¡No te atrevas a hablarle así a Katsu…--trató de advertirle enojado el secretario pero la mano de su jefe en alto lo detuvo mientras no se movía de delante de él, sentado en su silla.
El viejo miró al mas joven con esos ojos oscuros y opacos que permanecían siempre distantes pero no por eso ajenos a la realidad. La mano del viejo se apoyó en el mentón—Como he dicho antes usted es una persona inteligente y no me siento en modo alguno agredido por lo que crea que es la verdad en tanto sea consciente de una cosa. Bajo ningún concepto permitiría que mi nieto sea foco de habladurías. En el futuro manejará mi compañía y el ser respetado es lo que más necesita. Usted sería una mancha insalvable en su curriculum. En cuanto a respirar su mismo aire pronto eso estará arreglado—dijo el viejo mientras agarraba una estilográfica del mueble.
¿Puedo preguntar lo que eso significa?—preguntó Kaiba al que había bajado sus ojos hacia unos papeles y ahora los levantó para mirarlo.
Mi nieto pronto entrará al servicio de la compañía. A partir de ese momento será muy difícil que se vuelvan a encontrar—le contestó el viejo.
¿Él lo sabe?—preguntó el castaño con cierta sorpresa y sospecha pues el otro le había hablado como si tal evento nunca ocurriera hasta ocupar el cargo de presidente.
¡Eso en realidad no importa!—dijo el tiránico abuelo antes que su secretario acompañara a Seto a la puerta.
El castaño fue guiado por un criado hasta la puerta y despedido con un buenas noches mientras un taxi pagado esperaba en la entrada.
Seto se quedó un momento parado en los escalones mientras una fría brisa nocturna soplaba. Sus ojos se empequeñecieron mientras sus manos se cerraban en un puño.
Había sido despreciado. Tratado como algo bajo y que mancha algo de mayor categoría. Nunca en su vida lo habían humillado de esa manera y si había algo que Seto Kaiba descubría que no podía soportar era ser despreciado.
Wheeler solo había querido jugar con él y ahora su familia trataba de alejarlo de este como si se tratara de una mancha ponzoñosa. Había sido despreciado y humillado de la peor manera.
Mientras entraba en el taxi pensamientos muy oscuros hacían cabida en el pecho del ojos azules.