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LEGALMENTE CACHORRO por desire nemesis

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Notas del capitulo:

Canciones utilizadas:

Sukuteki kenzan y

4th avenue café

solo partes aisladas no versos completos

ambas son canciones del anime Rurouni Kenshin o Samurai X como se lo conoció en españa y en latinoamerica

Seto se sentía intranquilo. Ese chico era algo particular. Había manejado todo eso con un ritmo justo y sacado una ventaja a último momento.

 

Kaiba lo vio tomar su maletín cuando terminó el horario laboral. Muchos de sus compañeros incluido él se quedaban hasta después de dicha hora preparando casos y alegatos pero por el momento él no tenía mucho que hacer. Lo que sí tenía, era curiosidad.

 

Bajó por el ascensor antes que él y se quedó en una parte retirada del lobby del edificio para ver cuando el otro saliera, lo que hizo dos minutos más tarde. Lo miró cruzar las puertas acristaladas del edificio y se dedicó a seguirlo.

 

El castaño pensó que el otro tomaría el tren ya que se acercaba al acceso subterraneo pero para su sorpresa el otro siguió de largo, podía ver que usaba los auriculares de su teléfono, iba caminando bien relajado y a veces movía su cabeza al compás de alguna música.

 

Pensó que iría a algún lugar cercano pero después de cuatro calles fue obvio que no y se preguntó porque se resistía a usar el transporte público. Seto tenía auto y odiaba a caminar y ya se preguntaba si no debía dejar al idiota con su paseo al parecer sin importancia cuando empezó a oír algo que parecía ser… ¡Si era! ¡Era su voz! ¿Estaba cantando ahí? ¿En medio de los transeúntes? ¿Estaba loco o qué? Se preguntó el siempre formal Seto Kaiba.

 

Ore wa katsu!

 

Shinaito!

 

Kakuonai, asuronai!

 

Mienai!

 

Un chico de la multitud volteó a verlo mientras murmuraba palabras inconexas a voz en grito y cuando pasaba a su lado levantó la mano e inmediatamente el rubio chocó esta mientras gritaba—Yume no naka! Ashiritai! Tokito sta! Yakito sta! Shunto sta! Sokuto sta! Sono, sono jima! Sugar lady give me your love—cantaba todas esas cosas mezcladas  y su espalda lucía desestresada completamente llamando su atención. En el trabajo no parecía emocionarse o ser expresivo en absoluto pero en la calle.

 

Tameiki ni! Tsutsu keteiru! Irodorareta kioku niyo se te! Sayonara aio kureta kono hitomi ni shirameiteita! Usuri u machi nami ni!—seguía gritando cosas inteligibles hasta que se detuvo ante la puerta de un cine. Alguien le golpeó la cabeza rudamente y por detrás.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¡Llegaste tarde!—reclamó Tristán.

 

Joseph se sacó los auriculares y se sobó la cabeza--¡Perdóname la vida!—luego miró a la chica castaña junto a la puerta--¡Dile que no sea tan violento!—al ver los ojos de la chica sonrió incómodo pues ella tenía fruncido el ceño.

 

¡Llevamos 20 minutos esperando! La peli ya va a comenzar, desgraciado tardón—dijo Tristán enfurecido.

 

¡Ok! ¡Ok! ¡Ya vamos! Solo dame un segundo—dijo dirigiéndose a un lado de las grandes puertas, donde estaban las máquinas expendedoras.

 

Si lo que quieres es un refresco puedes comprarlo adentro—se quejó su amigo mientras lo veía sacar las monedas para ponerlas luego en el receptáculo.

 

¡Ya voy!—le dijo tomando la lata de Sprite de la máquina y alzando una mano, luego caminó hacia atrás y en cuanto vio al castaño que estaba en la vereda, junto a la entrada del edificio del cine, que tenía una entrada tipo cueva, le lanzó el refresco--¡Debes estar sediento por tanta caminata!—le dijo y luego agitó su mano mientras Seto lo miraba como bobo desde la vereda con la lata en su mano.

 

Después de un segundo se sintió muy humillado, mientras lo veía entrar al cine con sus amigos que parecían sorprendidos también la sangre comenzó a hervirle. Todo el tiempo supo que lo estaba siguiendo y el desgraciado se había mofado de él como si fuera un chiquillo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Llegó a su trabajo con su característico silencio. Era un hombre de despertar de dragón, o sea que en la mañana efectuaba lo necesario pero su humor era de neutro a malo y la cosa empeoró cuando al entrar a su oficina lo encontró a él.

 

Joseph estaba sentado en una de sus sillas de visitas, frente a su escritorio, con un pie apoyado en la otra y comiendo papas de una bolsita. Lo miró y sonrió feliz en su dirección sin levantarse.

 

¡¿Que demonios haces en mi oficina?!—preguntó con rencor acumulado el ojos azules.

 

Quería que me vieras tempranito porque sé lo mucho que te preocupa que me aleje de ti—dijo con toda caradurez el rubio, la sonrisa solo se había ensanchado. Disfrutaba molestándolo y para desgracia del castaño lo lograba.

Notas finales:

Espero que les gustara

y que se sintieran un poquito identificados con Joseph

escuchando música de anime mientras anda por la calle y cantando en voz alta


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