El muchacho se levantó ante su abuelo y se inclinó ante sus invitados.
¡Buenas tardes, soy Hitomi Nobunaga!—se presentó el joven.
¿Hitomi?—preguntó con una sonrisita el rubio del grupo y el muchacho supo de inmediato en lo que estaba pensando. Usualmente ese era un nombre dado a las chicas. De inmediato le desagradó el otro.
Hitomi—le llamó su abuelo y el muchacho se puso a la expectativa.
El joven Wheeler ha alegado que no le gusta tu deporte—dijo con mirada severa Akira, sabiendo que a su nieto también le molestaría que llamaran a un arte tan digna “deporte”—Tal vez si es capaz de experimentar el sagrado arte del Kendo pueda sentir algo de su magnificencia y respetarlo más—le dijo a este utilizando el lenguaje de forma florida para dar una casi inadvertida orden al primogénito de su primogénito. ¡Dale una lección a ese granuja!
Seto no estaba muy contento con eso porque aunque estaba claro lo que debía suceder estaba seguro de que Wheeler no respetaría las reglas de la sociedad llevando eso a un nivel personal. Aunque se notaba frío a la vista por la calidad de sus respuestas Kaiba había notado que tenía problemas para contenerse ante una autoridad.
Al parecer Atem pensaba en lo mismo porque le pidió a su amigo—Joey, compórtate—pero con voz suave, sin molestia solo algo preocupado de que los dejara mal.
¡Tranquilo, Yami sama! Sé que debo hacer—lo tranquilizó su amigo al pasar a su lado. Su oponente lo esperaba con una máscara y una espada de madera en la mano para que iniciaran el encuentro.
El ojos mieles tomó la espada pero desechó la máscara con una negación de mano—No me gusta usar esa cosa—dijo como si no le diera confianza la pulcritud del lugar lo que sirvió como otra ofensa hacia su oponente.
¡Como guste!—dijo este mientras se ponía en posición.
Su rival se adelantó como una saeta y atacó el flanco derecho de Wheeler que lo paró por acto reflejo pero el siguiente ataque dio en su blanco, el flanco izquierdo. Fue un golpe duro a la altura del bazo y Yami lanzó una pequeña exclamación al verlo. Seto a su lado pensó que el rubio se lo merecía por idiota, aunque no le hacía gracia que alguien pudiera golpear sin más a un abogado de su firma ya que sin querer se sentía identificado. Pero con una pequeña lección para el rubio bastaba, pensó algo satisfecho personalmente.
Hitomi se disculpó—¡Lo siento! Creo que por un momento olvidé que no tenía protectores—dijo mientras se sacaba la máscara. Aunque decía esas palabras en su rostro se notaba que no lo sentía para nada sino que esa era la mera idea—Prometo ser más cuidadoso en el futuro—añadió el otro joven.
Es entendible, no se disculpe—le contestó Joey haciendo caso omiso del fuerte golpe. Seto se sorprendió de lo sereno que parecía el tipo después de semejante golpe. Al parecer había entendido su lugar. ¿O era que no quería demostrar que le había dolido?
Para emparejar me quitaré la máscara protectora—propuso el joven lanzándola a un lado.
El viejo Nobunaga sonreía orgulloso y con algo de malicia.
¿Otro encuentro? Se preguntó el castaño pensando que con aquello había sido suficiente pero al parecer no.
Hitomi se adelantó y girando su cuerpo un poco hacia abajo esquivó la espada de su oponente para con la suya rozar ásperamente la mano y empujar el hombro con un golpe sordo.
¡Lo siento, lo he hecho de nuevo!—dijo el joven Nobunaga.
Ahora no se podía ocultar que era adrede aunque el rubio tenía el temple de no acusar haber sentido nada más que una molestia. El deber para saldar su deuda moral con Nobunaga que se había sentido agredido era perder ante su nieto. Defenderse o derrotarlo estaba prohibido a menos que quisieran insultar a su anfitrión. Era por eso que Joey no debía argumentar contra el muchacho y de seguro el otro lo entendía porque un tipo con menos temple ya hubiera empezado a gritar o desear que eso terminara.
Sin embargo Joseph dijo--¡No hay cuidado! ¡No ha sido nada! Si quiere lo volvemos a intentar. Me ha empezado a gustar esto—
Eso sorprendió a todos.
Aunque Akira hubiera querido que terminaran porque había visto cumplido su deseo de demostrar que el Kendo era un arte superior a ese medio gaishin, su nieto parecía querer más y respondió—Si usted lo desea—