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Un cabrón para navidad. por Sad Moon

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Notas del fanfic:

* Esta historia se encontraba en revisión, su publicación fue hace dos años en una antología navideña organizada entre varias autoras de blogger. 


* Originalmente era un relato pero quedaba demasiado largo en la versión anterior y era muy tedioso colocarlo todo en un solo capitulo así que lo dividí en varias fracciones para facilitar su lectura.


* Esta no es ni será mi mejor historia, pero le tengo un cariño especial por ser una de las primera que acabé, de modo que si les gustó me haría muy feliz que me lo hagan saber con un comentario o un voto.


* Sam y Jessie son personajes que tienen su propia historia y tal vez algún día (cuando haya terminado de re-estructurarla en mi cabeza) la suba por aquí.


De antemano muchas gracias por leer, besos y abrazos para todos :D.

— Tenemos problemas— Comenzó a decir Jessie, alias Frank, alias Jessie, alias Frank. Mientras revisaba el último mensaje que su madre le había dejado antes de quedarse sin señal— Creo que ya es tiempo de que hablemos sinceramente— Exclamó mirándole a los ojos.


—Seguro ¿Algún problema de Jessie?—Frank se rio pero inmediatamente una mueca de seriedad apareció en su rostro antes de reanudar la conversación.


—Resulta que tengo un hermano mayor—Su tono era casual pero probablemente él no se sentía "casual" con respecto al tema.


Los ojos de Samuel se abrieron de golpe y su sonrisa se volvió tan brillante como el sol.


— ¿En serio? Cool...— Jessie hizo una mueca.


— No tanto, resulta que quiere pasar las navidades con nosotros...—Sam le miró completamente salido de contexto. La verdad es que al pobre siempre se le escapaban muchos detalles en las conversaciones que tenía con las personas aunque en esta ocasión no era su culpa.


—Siempre quise saber cómo sería el hermano de un Jessie— Contestó, probablemente porque no se le ocurría nada más que decir y porque efectivamente siempre quiso saber más sobre la familia de Jessei.


—No en navidad—Gruño el— Tal vez en alguna otra fecha seria soportable, pero no en navidad y mucho menos en una fiesta de navidad— Sus ojos estaban perdidos en algún lugar en la pared mientras su mente se sumía en los recuerdos.


— ¡Oh dios mío! ¡Ya entendí! —Exclamó Samuel abriendo los ojos de golpe e irguiéndose con los brazos extendidos— ¡¡El hermano de Jessie es un Jim!!— Jessie lo miró un segundo y luego sonrió. Ahí estaba Sam, cambiándole el nombre a las cosas otra vez.


Peter siempre fue un auténtico Grinch de las fiestas. Nunca había celebrado nada en su vida y probablemente era una de las razones por las que no se llevaba bien con Jessie. No es que el fuese el señor sonrisas pero al menos sabía beber hasta emborracharse de vez en cuando.


—Entonces no estaremos solos en navidad— Dijo Samuel a la mañana siguiente, como si repentinamente acabase de darse cuenta de aquel detalle.


— No, mi hermano estará con nosotros— Sam asintió mirando fijamente la pantalla de su teléfono. Jessie tenía la sensación de que el muchacho acababa de notar que el aparato no tenía teclas.


— No solo el— Aclaró Sam.


— ¿Cómo?—Preguntó confundido.


— Mi hermano acaba de escribirme un texto, dice que viene para acá— A Jessie casi se le cae la taza de la mano. El y Samuel cumplían un año justo esas navidades y apenas habían tenido tiempo de verse antes de las vacaciones. La diferencia de edad no parecía ser un problema cuando se veían, sin importar el lugar que fuese, pero sus demandantes horarios y estilo de vida les dejaba encuentros que duraban apenas un suspiro. Ellos necesitaban más tiempo a solas del que se les había permitido tener.


— ¿Y a que rayos viene el carbón de Ryan?— Ryan era un tipo de lo peor. Lo había dejado colgado un montón de veces en el pasado, pero últimamente, desde que se enteró de lo de él y Samuel había decidido volverse alguna especie de hermano responsable.


Lo peor es que aunque en verdad lo intentaba, ese teatrito no le salía muy bien y siempre terminaba jodiendola de alguna manera. Era una situación a la que Jessie no podía ni quería acostumbrarse.


— ¿Y quién se supone que lo invitó?— El no supo muy bien por quien lo dijo, si por Ryan o por su hermano Peter.


— Dice que es el privilegio de la familia poder llegar sin ser invitado— Samuel se rio tontamente— Sin ser invitado—Pero Jessie pudo notar un sonido extraño en su voz.


— ¿Te pasa algo?— Samuel se encogió de hombros.


— Nada... Es solo que el año pasado me dejó tirado y ahora quiere pasar las fiestas conmigo— El no parecía especialmente dolido, más bien era como si intentase descifrar alguna ecuación muy difícil.


— ¿Estas molesto?— Preguntó incrédulo y Samuel solamente se rio.


— Para nada, pero creo que este año le pediré más regalos de navidad que de costumbre— Jessie acarició la cabeza de aquel bebé grande mientras intentaba contener una sonrisa.


— Eres todo un villano—Comentó Jessie sin creérsela realmente. Sam no mataría ni una mosca pero el, bueno, ya comenzaba a plantearse como podría desaparecer a los dos arrimados.


 


 


 


— Ugh, incluso tiene una linda casa. Gruño Peter con un tono tan parecido al de su hermano Frank que casi se dio una cachetada.


A Peter no le caía nada bien Frank. Es decir, lo quería porque era su hermano, pero también le consideraba la persona más desagradable del mundo.


Frank siempre había sido el hijo prodigo. Cuando estaban en la escuela era un alumno de excelencia, siempre en la mira de los profesores que insistían en inscribirlo en concursos académicos.


También era bueno en los deportes, no importaba en cual se inscribiera siempre terminaba destacando sobre los demás. Tenía trofeos de canto y algunos de atletismo pero lo que había llenado su estante eran los que le otorgaron cuando se metió en el mundillo del tenis. Todo el mundo pensaba que se dedicaría a esto, su familia en cambio lo conocía mejor, por lo que no fue una sorpresa cuando un día se aburrió de ello y abandonó las raquetas para siempre.


Él también era inusualmente guapo, nadie en su familia tenía tan buena apariencia como Frank y durante las fiestas se transformaba en un foco rojo de hermosura entre un montón de caras normales. Peter no quería recordar la última foto que su mamá les había obligado a tomarse juntos. Era como si un vagabundo se hubiese colado en una sesión de Gucci.


Pero lo que más odiaba de él hasta la fecha era su inoportunamente natural forma de ser. El parecía sentir cuando Peter estaba a punto de alcanzar alguna meta para adelantársele e incluso había tenido la desfachatez de salir del closed justo el día en el que Peter decidió hacerlo.


Lo único en lo que había logrado superarle hasta la fecha era en el ámbito amoroso, pues incluso en el trabajo Frank ganaba un montón de pasta mientras que el sobrevivía con un sueldo normal en un trabajo de oficina común y corriente.


Entonces lo peor ocurrió hace un par de semanas cuando la pareja de Peter lo abandono después de tres años como novios y dos como mejores amigos. Peter estaba destrozado y para colmo, el día después de la ruptura se enteró de que Frank se había echado novio y que se trataba de un tipo más joven que él, muy guapo y verdaderamente estúpido ¿Cómo diablos iba a lidiar con eso?


Realmente no importaba porque con el tiempo que faltaba para navidad él no iba a conseguir nada aparte de presenciar escenas de dulce, dulce y empalagoso amor mientras se pudría solo en un lujoso sillón, comiendo comida que en su vida podría pagar.


— Esto apesta...—Gruño nuevamente mientras observaba al taxista tomar su dinero y largarse como una tromba.


Peter intentó mirar nuevamente su móvil para ver si podía encontrar una fisura legal que le alejase de esa tortura, pero las palabras de su madre seguían siendo las mismas.


"Este año tampoco podemos ir a verlos por culpa de la nieve, el próximo intentaremos salir antes o quizás podrían venir ustedes. De todas maneras nos gustaría que te pasaras por la casa de Frank para las fiestas. Él no ha querido presentarnos a su novio y nos gustaría que lo conocieras y nos hablaras de él. Por supuesto esa no es la única razón. Tu padre y yo pensamos que ahora que no tienes con quien pasar la navidad te vendría bien ir con tu hermano.


Te quieren Papá y Mamá"


Peter quería matar a alguien pero había una cruel y peligrosa amenaza implícita en aquella carta, de modo que tendría que esperar hasta poder llevarles noticias sobre el novio de Frank a sus padres antes de atentar con una vida. Sonrió un poco, pues muy en el fondo de su corazón sabía que tenía una especie de curiosidad morbosa por saber cómo era aquel chico.


— ¡Diablos!— Exclamó cuando algún distraído lo empujó haciendo que su teléfono se diera un duro golpe en el asfalto.


— ¡Aunch! ¡Perdón! ¡Perdón!— Exclamó un muchacho a sus espaldas adelantándose a recoger el teléfono. Una vez que lo hubo hecho levantó el rostro mostrando al tipo más guapo del mundo que le sonreía mientras decía— Bien, al menos te daré una excusa para dejar de usar este trozo de porquería— Y acto seguido dejarlo caer nuevamente al suelo. Peter le reconoció entonces, el terriblemente atractivo amigo de Frank. Hijo-de-puta-Ryan.

Notas finales:

Yaaaay, hace tiempo que quería hacerme una cuenta por acá pero apenas me decido a dar el paso e-e.

Espero que les guste la historia, aunque se que en original leido por aquí me gustaría que le dieran una oportunidad :D


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