Internado de fortalecimiento [ZONA C]
El peli negro negó con los brazos en la cintura y manteniendo los ojos cerrados. — Lo siento, Kozume-san, pero ya no hay nada que podamos hacer... — Decía ahora abriendo los ojos.
— Akaashi, vi al demonio al que tendrás que servirle, se que no será bueno que vallas con él. — Insistió el más bajo. — Tiene que haber algo que podamos hacer.
— Realmente te lo agradezco, pero, debiste de haberte enfocado más bien en saber cómo sería tu futuro amo. — Dijo Keiji hablaba de forma bastante calmaba, aunque realmente no lo estuviera, pero tenía que ocultar su temor para no preocupar más a su compañero.
— No había nadie más.
— ¿Uh? ¿De veras? Pero si yo sí vi a alguien más, aunque no alcancé a verlo con detalle...
El "rubio" había mentido fallidamente, pues quien sería su amo tampoco tenía muy buena pinta, sin duda era un demonio poderoso, pero por esta misma razón se había asustado.
— ¡Keiji! — Alguien llamó desde el otro lado de la "puerta", la cual realmente era una tela carmesí pero difícilmente se podía ver a travez de ella.
Ambos quedaron en silencio viendo hacia dónde provenía la voz, pero el más alto bajó la mirada para después dirigirla hacia el ojimiel.
— Kozume-san, debo irme... Espero que el destino nos permita volvernos a ver. — Dijo aún "tranquilo" aunque comenzando a quebrarse.
— N... No... No tienes que-—
— Si, si tengo que. — Afirmó. Se agachó un poco para darle un beso en la frente a Kozume, después se separó un poco viéndolo a los ojos. — Aunque yo ya no valla a estar contigo, debes ser fuerte, sin importar que, estoy seguro de que nos volveremos a ver.
El más bajo tenía los ojos llorosos, a pesar de que quería seguir insistiéndole con que no fuera, terminó por asentir después de que volvieron a llamar a Keiji, mientras que lágrimas recorrían sus mejillas, las cuales Keiji limpió con ternura.
— Nos vemos. — Dijo en forma de que volverían a verse, poniéndose derecho de nuevo y con una sonrisa se dirigió hacia la tela que hacía de puerta y así desaparecer de la vista de Kozume.
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Akaashi Keiji, un demonio de una increíble belleza, con unas grandes alas emplumadas color gris, aunque cuando las tenía cerradas no se veían tan grandes. Tenía unos pequeños cuernos igualmente grises aunque a primera vista parecían negros y las orejas levemente puntiagudas, su especia se llamaba "Nero". Este había sido el único amigo de Kozume Kenma, quien no tenía alas -aunque debería-, era una clase de demonio distinto, tampoco tenía cuernos, más bien tenía unas orejas negras similares a las de un murciélago -combinadas con las de un gato- sobre la cabeza, debería de tener alas de este mismo animal. Otra característica de sus especie era la cola negra un tanto larga pero no demasiado. Él era un "Keno"
Ambos fueron clasificados como demonios débiles desde los -ciento- doce años, pero fue oficial cuando cumplieron quince. Desde los catorce cumplían asistían al Internado de fortalecimiento, ahí fue cuando se conocieron. Se supone que los entrenaban para hacerlos más fuertes, pero ellos sabían que no era así, pues bien sabían que no podrían ser un demonio poderoso. El internado de fortalecimiento era algo obligatorio para todos los demonios y habían tres zonas (A: En esa zona solo habían demonios de clase alta. B: Intermedio, aunque la mayoría terminaba siendo de clase baja, pero no en todos los casos. C: Clase baja, si se estaba en esa zona sería difícil ser transferido a otra.)
Todos los otros demonios "débiles" con los que convivían eran distantes, fríos, no intentaban ser ni un poco amigables o amables en sí.
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Se quedó quieto en su lugar con la mirada perdida durante unos instantes, las lágrimas se habían detenido, pero sentía que debían de continuar saliendo. Reaccionó dirigiéndose rápidamente hacia aquella cortina para así apartarla y ver al otro lado, pero... Para cuando lo hizo, ya no había rastro de Keiji, se había ido, y no creía que realmente lo volvería a ver.
Mansión Tsukkishima.
Aquel demonio con pecas se mantenía parado a un lado de un espejo bastante grande, se balanceaba con una sonrisa nerviosa mientras veía sus zapatos, de repente una luz emanó de aquel espejo, haciendo que el demonio tomara una postura derecha dejando de balancearse, pero manteniendo su expresión.
El espejo se convirtió en un portal y de este salió un demonio bastante alto de cabellera rubia.
— ¡Bienvenido, Tsukkishima! — Dijo el pecoso.
Kei no respondió nada, limpiándose el traje mientras que el portal volvía a ser un espejo común.
— ¿Cómo le fue? — Siguió diciendo Tadashi, en un tono alegre.
— Bien... — Se dignó a contestar el de anteojos. — Los humanos siguen siendo bastante aburridos...
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Yamaguchi Tadashi y Tsukkishima Kei eran demonios de la misma clase, pero no rango. Tenían cuernos -aunque los de Kei eran notoriamente más grandes- y alas negras y emplumadas, eran algo simples, pero los cuernos los hacían resaltar. Ambos eran de la especie Ōkira
Tadashi era un demonio "débil" o "de rango bajo", Kei, siendo un demonio de clase alta era su "amo" desde hace ya un año, aunque seguía sin mostrar interés alguno en el pecoso, sin embargo, Tadashi había quedado perdidamente enamorado de Kei, aunque esto hacía que le doliera cada vez que lo ignoraba o no mostraba interés. Una vez lo había llamado "Tsukki" sin darse cuenta... La cosa no terminó muy bien.
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— ¿Quiere algo de comer? ¿Agua?
— ... Si... Prepara algo... Lo que sea está bien....
Tadashi asintió con una sonrisa y se dirigió a la cocina, se puso un delantal para así comenzar a sacar los ingredientes necesarios, mientras que el más alto se sentaba en el comedor fumando un cigarrillo.
Internado de fortalecimiento [ZONA B]
Aquel demonio estaba caminando teniendo el ceño fruncido mientras bebía una caja de jugo. Aunque no era que estuviera molesto realmente, sin embargo, una voz chillona hizo que apretara aquella caja de jugo levemente.
— ¡Ka-ge-ya-ma-kun!~ — Decía el pequeño demonio avanzando con brinquitos hacia Tobio, a la vez que aleteaba un poco sus alas, manteniéndose un poco más de tiempo en el aire pero sin llegar a volar, si hacía eso quería decir que algo traía entre manos.
— ¿Qué? — Contestó cuando ya lo tenía a un lado.
El más bajo le extendió un papel frente el rostro, era un examen.
— ¡Mira! ¡Aprobé, aprobé! — Dijo retirando el examen del rostro ajeno.
— ¿Y eso qué?
— Te dije que me convertiría en un demonio de rango más alto que el tuyo. — Contestó Shōyō, teniendo una sonrisa victoriosa, pues Tobio había reprobado su anterior examen.
— Alardeas por nada, el contenido de ese examen es lo básico. — Dijo, para así continuar bebiendo de su jugo.
— Es lo básico pero aún así reprobaste.~
— ¡Serás idiota! Ese no es el examen que yo reprobé.
— ¿Uh? ¿Entonces cua-—
— ¡¡Shōyō!! — Una voz familiar llamó la atención de ambos, era Yuu, quien era acompañado por Ryunosuke. — ¡¡Kageyama!! ¡No lo creerán!
Ninguno contestó, mientras el de cabeza rapada y el más bajo se acercaban hasta donde ellos y a la vez les extendían cada quien una hoja frente el rostro (similar a lo que hizo Hinata, pero de forma más brusca). Quedaron boquiabiertos, pues aquellos papeles no eran exámenes, si no unas notas que decían que subirían de rango.
— ¡¡Iremos a la ZONA A!! ¡¡Seremos demonios de rango alto!! — Dijo ahora Ryu.
— ¡Woah! ¡Que envidia!
Se les notaba bastante emocionados a todos, aunque Kageyama parecía más bien seguir procesándolo con la vista perdida.
— ¡Lo sé! ¿Ahora ves lo asombroso que es tu senpai?
Shōyō asintió repetitivas veces, pero luego se detuvo. — Pero, espera, ¿Eso quiere decir que ya no nos veremos?
— Claro que si, en nuestro tiempo libre podremos vernos. — Respondió Ryu.
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Los cuatro eran Ōkiras, sólo que aún tenían los cuernos algo pequeños.
Shōyō había empezado en ZONA C, pero por tener tanta energía terminó siendo transferido a B en poco tiempo, muchos dicen que tuvo bastante suerte, pues es difícil salir de ZONA C, igual que lo es de ZONA A.
Cómo Tobio y Shōyō se hicieron amigos sigue siendo un misterio, aunque su amistad es un tanto extraña realmente.
Aparentemente Ryunosuke y Yuu ya se conocían, y no tardaron en volverse amigos de Shōyō y gracias a que este siempre estaba con Tobio igual se hicieron sus amigos.
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— Pero... ¿Cómo...? ¿Cómo lograron que los transfirieran...? — Habló Tobio por fin.
— ¿No lo dije ya? ¡Porque somos geniales!
— Debemos ir a empacar nuestras cosas, nos vemos luego. — Dijo el de cabeza rapada.
Sin más ambos se fueron por donde llegaron, aparentemente Tobio se quedaría con la duda de si había algún truco para pasar.
Mansión Oikawa.
— Oi, ¿Qué no deberían de ya tener un sirviente? — Preguntó un demonio de cabello alborotado recostado en un sillón bastante caro.
— Mira quién habla, tú tampoco tienes uno, Kuroo. — Contestó Kotarou sentado en el otro lado de aquel mismo sillón.
— No, pero pienso conseguir uno... ¿Qué hay de ti, Oikawa?
— Ya saben que en mi familia todos deben de tener uno, así que hace unos días fui a buscar uno... De hecho creo que hoy debo ir por él.
— ¿Es un "él"? Conociéndote creí que rogarías hasta que te den a una linda chica. — Bromeó Tetsurō, Kotarou no se aguantó la risa al imaginarse la escena.
— Realmente que son unos idiotas. — Se quejó Tooru, aunque igual le había parecido algo gracioso. — En mi familia no los usamos para "esas cosas".
— ¿Y desde cuando tú sigues las costumbres familiares? — Dijo Kotarou, aún con una sonrisa.
— Desde siempre, bueno, últimamente lo hago. Conseguir un sirviente ya es una, que no sea de mi misma especie es otra y que no será para "esas cosas" será la otra costumbre que seguiré. ¿Ven?
— ¿Y si de repente te sale lo gay? — Siguió bromeando Kuroo.
Esta vez, Tooru tomó la broma muy a la ligera. — Descuida, me mostraron el registro de todos los de rango bajo y tenían fotos, así que escogí uno que no es mi tipo. Además, yo no soy domo Dai-chan.
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Los tres demonios se llevaban bastante bien y no es necesario mencionar que eran de rango alto, aunque faltaba Sawamura, quien era un Ōkira pero estaba ocupado.
Kuroo era un Keno y su mejor amigo, Kotarou un Nero. Las alas de ambos eran bastante grandes.
Tooru era un Akatsune, una especia un tanto rara de ver, eran identificados por ser bellos físicamente pero no siempre interiormente. Tenía una esponjosa cola negra y orejas grandes de este mismo color, básicamente las características de un zorro.
Era proveniente de una familia rica, así que las reuniones siempre eran en su casa, a menos que su padre estuviera molesto, entonces eran en la de Sawamura.
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— No te puedes comparar con Daichi, él era gay desde antes. — Comentó Kotarou empezando a ponerse cómodo en el sofá.
— ¿Y tú, cabeza de búho? ¿Crees que te salga lo gay? — Preguntó de broma Tooru.
— No lo creo, y si sí, no hay de qué preocuparse, sólo tengo ojos para mí bro. — Dijo con tono seguro aunque bromeaba.
— Bro... — Kuroo se llevó una mano al pecho, donde estaría su corazón siguiéndole el juego.