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Una cita... ...¿En el quirófano? por algodon Sibyl

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Notas del capitulo:

¡Primer oneshot! <o<

Amo con todo mi cocoro esta pareja y como ya lo tenía escrito dije yolosuaj :3

Advertencia: contiene lemon, pero eso ya deberían saberlo ¿No?

Hijo de la que te parió, ven a la casa… (Palomitas azules)

-Ah? Y eso? D:

-Pues es algo importante, se descompuso la tubería del lavamanos...

-¡Makoto! Es la segunda vez que lo arreglo, de quién fue la cabeza que estampaste ahí?

-Ven tú mismo imbécil.

-Hana-chan -3- (Visto)

Hanamiya!!! (Wachado)

¡¡¡MAKOTO!!! (Ignorado)

Ésa había sido la última conversación con su novio por Whatsapp cuando Kiyoshi estaba de visita con sus abuelos. No se quería hacer unas falsas ilusiones, pero por un segundo a su mente llegó la idea en que tal vez, sólo tal vez Hanamiya lo extrañara a tal punto que era capaz de mentir para que Kiyoshi estuviera con él, por otra parte en su cabeza no paraba de cruzarle la idea de que tal vez aquello fuera cierto y su novio era demasiado flojo para arreglar el problema él solito.

Suspiró resignado  se despidió de sus abuelos y partió rumbo a su casa.

¬u¬

Hanamiya estaba mirando un documental sobre donceles en internet, llevaba ya un mes de embarazo y una abstinencia que le reventaba los aguacates. Recordó el día en el que los síntomas aparecieron como testigo de Jehová en barrio de ateos, aquél día fue al doctor junto con su madre –quién a ley de sus ovarios lo acompañó ya que quería “recuperar los años perdidos con su hijo”- y éste le preguntó a la fémina si de casualidad el ex capitán de Kirisaki Daichi había nacido con algún defecto congénito, a lo que ella respondió explicando que los hombres en su familia habían tenido una malformación en sus aparatos reproductores. El especialista miró a ambos, hizo una breve pausa y soltó la bomba haciendo que Makoto se cayera de la silla y su madre quedara con la boca abierta del asombro.

Rió al recordarlo, la cara de la vieja; en los dos años que llevaba separado de su familia –mismo tiempo de estar con Teppei- nunca les había dicho sobre él y ni siquiera su desagrado –ejem… …misoginia- hacia las mujeres. La vieja le quiso dar un sermón y una regañada pero el chico malo contraatacó con un simple: ‘No me vengas con esas pendejadas sin siquiera saber en qué mes nací’.

A decir verdad la idea de tener una bola de carne formándose en su vientre no era algo que le entusiasmaba, por ello como todo buen hombre contemporáneo y civilizado trató de ahogar a su pareja en la tina mientras compartían una ducha, y casi lo logra si no hubiera sido por Riko y Hyuuga que entraron a toda velocidad para evitar una escena digna de CSI. Obvio que a Kiyoshi le brillaron los ojos y saltó de alegría al oír que tenía un primogénito… … ¡Vaya estupidez!

Pero bueno, volviendo a la realidad, Makoto salió de sus pensamientos luego de una pequeña vibración anunciando un mensaje en el cual anunciaba la llegada del futuro muer….digo padre; apagó su laptop, se levantó y se dirigió a la habitación que compartía con el corazón de Hierro para luego sacar de su mochila un excéntrico traje de enfermera –sugerido por Imayoshi-, fruncir el ceño y cambiarse.

Deberías ser más considerado con Teppei, él se toma demasiadas molestias por ti… —Comentó Shoichi en una de sus reuniones para partidas de ajedrez.

—Eso ya lo sé… —Respondió con indiferencia mientras pensaba si mover el caballo o el peón.

—Así que te aprovechas porque está loco por ti ¿O me equivoco?—Hanamiya frunció el ceño, tal vez ése maldito zorro cara de narcotraficante mexicano tenía razón. —Sólo lo digo para que lo tomes en cuenta, ya viene Halloween.

—Es cierto, lo pensaré…

¡Bingo! El traje le quedaba perfecto: el clásico vestido que apenas cubría sus panditas, medias hasta los muslos y zapatos blancos. Excluyó el gorro debido a que le parecía inútil. Más vale que Kiyoshi tuviera ganas de follarlo sino definitivamente el niño que estaba en proceso se quedaría huérfano.

— ¡Mako-chan! —Hablando del rey de Roma. — ¿De cuál lavamanos hablabas? —Dio un respingo y miró a la puerta. —Hola mi amo… —Las bolsas que tenía en la mano cayeron, señal inequívoca que tenía en su telaraña a Teppei. —Ave María purísima… —Kiyoshi literalmente babeaba y se lo comía con la mirada. Hanamiya sonrió con satisfacción, no había sido mala idea después de todo.

—Hola señor, por favor recuéstese que checaremos aquél problema. —Su voz sonaba divertida debido a la cara de idiota que en esos instantes se cargaba Teppei mientras señalaba su notable erección que no tardó en aparecer.

Kiyoshi se tuvo que pellizcar más de cinco veces gracias a la imagen que tenía enfrente, ¿Dónde estaba el chico malo que siempre lo mandaba al chorizo cuando le sugería ponerse lencería provocativa? Ahora entendía  la razón del llamado, se sintió feliz al saber que no era el único afectado por la abstinencia de treinta días.

—S-sí, gr-acias… —Iba hacia la cama cuando la mano contraria lo detuvo.

—No, no, no… …primero quítese la ropa, hoy es chequeó general… —Makoto sonrió con lascivia sacando su lengua, haciendo que Teppei tuviera unas enormes ganas de arrancársela a besos.

Obedeció sin rechistar, no aprovecharía un momento así con su novio y menos estando éste tan cooperativo. Sacó su abrigo y camisa dejando ver su cuerpo de infarto adornado por cicatrices –cortesía de los celos locos de Hanamiya-.

—Por favor, recuéstese… —Señaló Makoto dando palmadas a la cama. —…lo atenderé de inmediato. —El otro con una sonrisa boba hizo lo que le pidieron mientras veía con lujuria el trasero de su novio.

De repente, el chico malo le bajó los bóxeres con pecadora lentitud y comenzó a masajear sobre este el miembro despierto de Teppei, quién soltaba unos jadeos al sentir las habilidosas manos de Makoto recorrer su anatomía, ¡Vaya! Sí que Hanamiya sabía dónde tocar exactamente, eso lo volvía loco.

Las miradas de ambos chocaron, podían ver cómo ambas orbes brillaban con deseo y desesperación producto de la abstinencia. Makoto pasó su habilidosa lengua por aquél duro miembro observando detenidamente la reacción del futuro padre, sonrió al ver como Kiyoshi jadeaba y se mordía los labios sin dejar de mirar al otro con ansias, con sus dedos callosos comenzó a mover de arriba abajo la enorme anatomía, para luego llevarla a su boca chupando y succionando aquél pedazo de carne que no hacía más que agrandarse –a palabras de Makoto- en su boca.

—Mmm… …enfermera… …con ese vestido dan ganas de romperle el culo… —Decía Kiyoshi sin ningún tipo de vergüenza, sabía el pequeño fetiche de su novio por el lenguaje sucio en la cama. El otro detuvo lo que hacía dejando un leve rastro de saliva desde su pene hasta la boca contraria.

—Entonces debería… —Makoto subió el vestido hasta el ombligo, dejando ver el pequeñísimo bulto que apenas se veía, Kiyoshi sonrió con ternura y felicidad al ver a su futuro hijo formándose en el estómago de la persona que más amaba… …eso sin mencionar la pequeña prenda que apenas cubría la erección de Hanamiya.

—Makoto, mi amor, tengo unas enormes ganas de penetrarte mientras lloras de placer… —El susodicho sonrió y se posicionó sobre el otro, haciendo que su trasero rozara con la desesperante erección de Teppei soltando un jadeo y moviéndose lentamente.

—Mmm… …ah… —Soltaba suspiros mientras sentía aquél miembro rozar su entrada.

—Mako… —Al parecer Kiyoshi había llegado a la cúspide de su paciencia. Le dio una fuerte nalgada y en un rápido movimiento lo colocó boca abajo tratando de no aplastarlo mucho. —…Ya no puedo soportarlo. —Jesús, esa voz seria y masculina hacían elevar más el lívido del otro, le encantaba jugar con la paciencia de Teppei a la hora del sexo, ya que sacaba su lado salvaje y posesivo. —Déjame ver tus encantos mi amor. —Pidió con una sonrisa boba, a lo que Makoto obedeció alzando las caderas y trasero, dejando a la vista sus partes nobles. Teppei se lamió los labios, cosa que a Hanamiya le pareció excitante.

Comenzó a acariciar su trasero con cierta lentitud placentera, mientras jugaba con su entrada sobre la tela de la ropa interior, que hizo a un lado para apreciar mejor aquella zona prohibida.

—Ah.. …Kiyoshi… —Makoto lo miraba directo, el contacto visual aún no se rompía y vaya que estaba deseando que aquella enorme polla lo llenara por dentro. —Vamos, métemela… —Pidió con el rostro descompuesto en placer mientras Kiyoshi seguía tocando sin reparo todo su cuerpo.

Teppei ni corto ni perezoso tomó a Hanamiya y lo sentó sobre su miembro, haciendo que este soltara un pequeño grito de lo menos masculino al sentirse lleno. Vaya que la abstinencia no era una opción, sentir aquél pedazo caliente en él se sentía tan jodidamente bien.

— ¡Ahh! Mgh…

—Makoto… —Teppei comenzó a embestirlo con agresividad, mientras bajaba el zipper delantero del vestido y tocaba sus pezones sin reparo.

— ¡Teppei! ¡Oh sí! ¡Mierda! —Gritó Hanamiya totalmente perdido mientras se agarraba de los fuertes hombros de su novio y saltaba con desespero. Miró de nuevo a Kiyoshi, quién no dejaba de mirarlo, a Makoto le cruzó la idea de que parecía un vil depravado sexual viendo pornografía cosa que lo prendía más.

El sonrojo en sus mejillas, la lengua asomando de su boca, sus ojos brillantes, su cuerpo perlado en sudor, su rostro embelesado, la manera en que apretaba su trasero con esas enormes manos mientras lo penetraba como fiera en celo. Para Makoto Teppei era su droga, aunque nunca lo admitiría, no por nada aún tenía al fruto de su amor creciendo en sus entrañas; era obvio que nunca dejaría ir a Kiyoshi, primero lo partía en pedazos y lo tiraba en las faldas de un cerro.

—Mako-chan… —Pronunció el corazón de hierro como niño pequeño.

—¡¡¡Oh!!! ¡Ahí!

—Tu punto feliz. —Ahora con cierta rudeza, volvió a invertir posiciones haciendo que el chico malo estuviera de nuevo boca abajo, Kiyoshi lo pegó lo más que pudo a su cuerpo y lo embistió aún más fuerte,

— ¡Sí! ¡Oh! ¡Kiyoshi, más! ¡Destrózame! — ¡Diablos! Aquél culo se sentía tan bien, sentir las paredes internas de Makoto lo motivaban a seguir embistiéndolo mientras giraba un poco su rostro y le daba un apasionado beso con la lengua. —M-me… …ven… …córrete dentro… —Esto fue el llamado para que Kiyoshi no soportara y se corriera dentro.

Ambos respiraban agitadamente, tratando de recobrar el aire de sus pulmones. Kiyoshi salió de Hanamiya quien soltó un pequeño gemido para luego desparramarse en la cama.

—¿Qué hace señor? Si aún no terminamos…—Makoto puso su cuerpo encima de él mientras una sonrisa aparecía en sus labios.

—Supongo que tendré que estar más tiempo en observación. —Le respondió la sonrisa.

;D

Al día siguiente Teppei despertó con una sonrisa despampanante, preparó el desayuno y se sentó a ver la televisión en lo que se levantaba su novio.

—¡Teppei! —El otro reconoció de inmediato de quién se trataba y acudió a su llamado, encontrándose con Makoto desparramado en la cama con los ojos cerrados.

—Mi amor, ¿Pasa algo?

—¡Pero claro que sí! Quiero pastel de chocolate…

Teppei sonrió.

—Claro amor, iré a comprarlo en seguida.

—Apúrate. —El otro se dirigió a él y le dio un dulce beso en la frente.

—Te amo demasiado Makoto, a ti y a nuestro bebé. —Le acarició el estómago por encima de la sábana.

—Sí, sí, como sea, menos charla y más chocolate. —Kiyoshi volvió a sonreír y se fue a la pastelería.

Idiota, yo te amo aún más de lo que te imaginas…

Poder tocarte no puedo parar,

Te juro, yo no puedo parar~

Notas finales:

¿Les gustó! ¡Espero que si! non

Y por si preguntan, aquí tienen la canción que le da título al one-shot:

 Cita en el quirófano Panda, del álbum Para ti con desprecio (2005)

¡Nos leemos! o.o/


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