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Blue Tomorrow (feat. Kangin) por lunafang

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Notas del fanfic:

SuJu sarangheo

Notas del capitulo:

La temática de esta historia es que cada capítulo está relacionado con una canción de Super Junior. No se trata de songfics, ya que después de escribir los capítulos busco las canciones con las que se pueden identificar y puedo agregarles ciertos detalles de la letra. Este primer capítulo se realciona con la canción Monster del álbum Sorry sorry:

https://www.youtube.com/watch?v=-jsAfW7NHV4

Aunque sepa cómo va a terminar
no puedo renunciar a ti.

Kangin podía escuchar con claridad el sonido de sus dientes rechinando sobre el alto volumen de la música electro de la discoteca Scary House. Parecía que coordinaba perfectamente con el "Just like that" del estribillo, aunque esa no fuera su intención. Simplemente no podía evitar el enojo que le recorría el cuerpo. Sabía que aquello iba a suceder, al igual que tantas otras salidas anteriores y las que aun faltaban por venir, pero no era capaz de evitarlo. Cada noche acababa sentado junto a la barra emborrachándose y observándolo a él desde lo lejos, como un depredador frustrado al no poder cazar a su presa magnífica. Tal vez tenía un lado masoquista oculto y le gustaba sentir cómo la sangre le hervía peligrosamente cuando veía bailar al alto moreno pegado a una chica de corta estatura, talla pequeña y un amplio escote. O tal vez le gustaba confirmar una salida tras otra que el largo desfile de chicas siempre remitía a ese mismo modelo, muy diferente a lo que reflejaba su propia corpulenta persona. Quizás le gustaba castigarse por haberse convertido en el tonto estereotipo telenovelesco de hombre homosexual que se enamoró de su mejor amigo y no puede confesarse por temor a alejarlo de su lado.

- ¡Aish! Soy ridículo -bufó enojado y se llevó el pico de su quinta botella de soju a la boca, sin importarle atraer las miradas de quienes se acercaban a comprar bebidas.

Intentó alejar los pensamientos de su amor imposible y desvió la mirada por el resto de la pista, buscando algo o alguien que lo distrajera. De ese modo descubrió a Heechul comiéndose a besos a Sohee mientras la tenía atrapada contra una pared cercana a los baños. Sus cuerpos se movían al compás de la música sin ningún espacio entre ambos, de tal forma que en cualquier momento tendrían que marcharse si no querían dar un espectáculo de stripteases con final pornográfico. Le extrañaba que ninguno de los guardias se hubiera acercado hasta ese momento para llamarles la atención. No obstante, volvió a bufar y se enfocó en el punto opuesto de la pista. Aquello no era una distracción, sino un dolor de cabeza. Ya había hablado varias veces con su amigo sobre este asunto como para continuar sintiéndose culpable de ello. Si Heechul quería jugar un rato con una chica menor de edad a la que le llevaba nueve años de ventaja era su maldito problema. No pensaba salir en su defensa en caso de que los padres de Sohee lo acusaran de depravado sexual. Tenía suficientes problemas propios como para sumarse otros ajenos.

¿Cuándo se había enamorado de su mejor amigo? Se preguntó con repentina nostalgia por millonésima vez. Una vocecita en su cabeza le decía que no pensara en eso, que buscara otra distracción más entretenida, como algún grupo de adolescentes con mala coordinación de pasos, pero la película de su vida comenzó a pasarse por sus ojos de forma instantánea. No se trató de un flechazo de Cupido en el mismo momento en que se vieron por primera vez, como muestran muchas veces en los dramas que le gusta ver secretamente, sino que se conocieron siendo pequeños, cuando la sexualidad todavía no era un tema relevante para ellos. Se habían encontrado por pura casualidad una tarde en la que realizaban competencias en su instituto de artes marciales. Kangin practicaba su cuarto año de judo, mientras que él era un novato muy habilidoso de taekwondo, el primero de su clase. Recordaba verlo caminar con titubeos y preguntarle, con un tierno amor infantil, si podía convertirse en su dongsaeng y su hoobae, a lo que no pudo negarse con aquella adorable imagen. Una tonta sonrisa se le escapó de los labios al pensar en la escena, aunque tuvo que borrarla pronto al notar que el dueño de sus pensamientos estaba caminando con paso seguro hacia donde se encontraba.

- Kangin hyung. ¿Todavía estás aquí? Dijiste que sólo sería un trago y luego irías a bailar -lo retó divertido el moreno mostrando aquella sonrisa que le marcaba unos lindos hoyuelos.

- ¿Qué? -levantó la voz con cara de confusión.

Siwon se acercó más a su cuerpo, quedando ubicado entre sus piernas, apoyó la mano en su hombro izquierdo y repitió las palabras suavemente contra su oído derecho, sin ser consciente de lo que provocaba en el mayor. Kangin cerró sus ojos al sentir el calor que emanaba del otro cuerpo y aspirar el olor de la colonia mezclado con sudor. Tragó saliva y luego suspiró, intentando calmar las sensaciones que le recorrían el cuerpo. El cálido aliento en su oído le erizaba los vellos de la nuca y le mandaba una descarga eléctrica por toda su columna vertebral. Estaba fingiendo, como tantas otras veces. Una tonta excusa que le permitía dar un pequeño bocado a la bestia hambrienta que se escondía bajo su piel, aunque rápidamente fuera embargada por la desesperanza cuando el momento acabara. Era como el efecto de una droga que le daba un momento de éxtasis para luego regresarlo de un duro golpe a la realidad.

- Es que estoy muy cansado como para luchar con tantos jóvenes -se excusó mientras colocaba una mano en la espalda baja de su dongsaeng para evitar que se alejara rápido-. ¿Ya te vas?

- Si. Me voy con Sulli a mi departamento -movió un poco su cabeza al señalarla bailando en la pista con otra chica, aunque su amigo no hizo ningún intento por mirarla.

Otra vez percibía un titubeo en los ojos del moreno, pero Kangin no quería volver a ilusionarse. Aquella vacilación no era por ningún sentimiento romántico, sino por el temor de que el mayor haga alguna estupidez cuando desaparezca. Un par de veces se había metido en problemas estando borracho. Así que Kangin lo despidió con un corto abrazo y esperó a perderlo de vista para continuar bebiendo. Deseaba que al terminar la noche pudiera olvidar su amor no correspondido, evitar el dolor que le atravesaba el pecho como un cuchillo al rojo vivo. Deseaba alejar aquellos pensamientos que lo traicionaban. No quería pensar en lo que Siwon haría con esa tal Sulli cuando se encontraran solos, sin nadie que les estorbara. No quería pensar en los labios de Siwon, aquellos dulces labios rojos que le quitaban el sueño, sobre los labios de una desconocida. No quería pensar en las fuertes manos de Siwon recorriendo ese cuerpo pequeño. No quería pensar en que sería capaz de venderle su alma al diablo con tal de pasar una única noche con Siwon. Pero el alcohol sólo hacía que sus pensamientos se multipliquen y se sienta más miserable. Porque sabía perfectamente que Siwon jamás lo vería más que como un amigo, y esto lo devastaba.

∞ ∞ ∞ ∞

Una semana después de aquella típica salida nocturna con sus amigos, Kangin se encontraba solo en un lugar donde tampoco se sentía a gusto. A pesar de que las salidas le dejaban un fuerte dolor corporal, tanto emocional como físicamente, ya se había acostumbrado a ello. Sin embargo pasar varias horas de un mismo día rodeado de sus familiares paternos, cuando la mayor parte del tiempo trataba de evitarlos a toda costa, no era un momento agradable. Había pensado seriamente en rechazar la invitación apenas la recibiera por correo, pero su querida abuela BoA se adelantó a su plan al llamarlo por teléfono y darle un largo sermón sobre las pocas fiestas en las que podría estar con toda la familia reunida antes de fallecer. Realmente fue un golpe bajo por parte de la anciana, aunque Kangin tenía que admitir que si la mujer estaba en camino a los 97 años fue justamente por testadura y peleadora. A veces deseaba tener un poco de su personalidad para enfrentar la vida que llevaba.

Durante la ceremonia religiosa decidió mezclarse entre los invitados de la novia, es decir, su tercera tía por parte de su tío Kibum, y permanecer lo más lejos posible de su propia familia. No obstante, cuando llegó el momento de buscar su asiento en una de las mesas para la cena, se topó de bruces con una escena que le provocó varios sentimientos encontrados. Asombro, incredulidad, vergüenza, enojo y, por último, envidia era lo que podía leerse en su rostro. Simplemente su cerebro no quería comprender lo que ocurría: dos muchachos de su edad besándose enfrente de toda la fiesta como si estuvieran en la intimidad de su casa. Un joven castaño de cuerpo fornido estaba sentado a horcajadas de su alto acompañante pelirrojo, con las manos tras su nuca para intensificar el apasionado beso, mientras que las otras manos más pequeñas se deslizaban por el borde de su espalda baja, impidiéndole alejarse. Kangin podía sentir las mejillas calientes ante tal espectáculo, además de que todas las miradas indiscretas eran dirigidas también a él debido a que las pequeñas mesas redondas eran únicamente para cuatro personas; a excepción de aquella mesa en la que sólo había tres sillas. Lo único que le faltaba aquel día era que su tío Kibum lo juntara con una pareja acaramelada para demostrarle lo patética que era su vida amorosa.

- Deberían ser un poco más discretos, par de calenturientos -dijo rápidamente en voz baja para que sólo ellos lo escucharan.

- A mí también me alegra verte, Youngwoon -lo saludó el pelirrojo con una sonrisa torcida sin apartar al castaño de su posición.

- ¡Aish! Kim Jongwoon -rezongó al reconocer a uno de los exhibicionistas como su primo mayor-. ¿Quieres morir? Eres consciente de que no encontrarás aquí a muchas personas de mente abierta, por lo que deberías comportarte más adecuadamente.

- No me importa lo que piensen aquellas personas que no volveré a ver luego de esta fiesta -comenzó a recitar tranquilamente las líneas que definen su modo de vida-. Sólo me interesan mis allegados, quienes saben quién y qué soy. Así que soy libre de actuar sin máscaras y engaños.

- ¡Aish! Kim Jongwoon -volvió a rezongar, aunque esta vez fue en un suspiro cansado. Parecía que su primo nunca cambiaría de actitud.

- Así que él es Kim Youngwoon -habló por primera vez el castaño al levantarse para hacer una vaina de 90º a un sorprendido Kangin-. Mucho gusto en conocerte, Youngwoon hyungnim. Yesung me ha hablado mucho de ti. Soy Lee Donghae, pero siéntete libre de hablarme sin honoríficos, ya que soy tu dongsaeng y tu nuevo primo. Por favor, cuida de mí.

- Creo que ya tienes a alguien que cuida muy bien de ti -dijo Kangin con el ceño fruncido y se sentó en un movimiento seco.

- Eso es verdad, por lo que deberías de cuidar el modo en que le hablas a Donghae-ssi -la repentina mirada fría de Jongwoon habría perturbado a Kangin si este no la conociera de antes.

- Yesung, cariño -canturreó el castaño con un tierno puchero en sus labios mientras se colocaba tras él y le hacía un suave masaje en sus hombros-. No es bueno tensar las buenas vibras de un casamiento. Es una ocasión de fiesta, y ya hay demasiados malos pensamientos relacionados con la envidia como para agregar otros ajenos. Dejemos que sólo fluyan las buenas energías.

Kangin dejó que su mandíbula cayera ante esas palabras. Aquello debía tratarse de un retorcido sueño que se burlaba de él, porque no le encontraba ningún sentido a lo que estaba ocurriendo. Jongwoon había encontrado a su gemelo perdido, o mejor dicho, a su alma gemela. Había encontrado a un hermoso muchacho homosexual que hablara su misma lengua extraña, algo que Kangin siempre creyó que era rotundamente imposible. Él y su primo eran los únicos homosexuales de su familia, pero ambos llevaban su estilo de vida de un modo completamente distinto. Jongwoon siempre se sintió atraído por lo místico y lo espiritual, siendo visto por muchos como un ser extraño que cambiaba de compañía cada poco tiempo. En cambio Kangin era un muchacho práctico que tenía un trabajo normal y sólo se permitía ser completamente abierto con las personas a quienes depositaba su confianza. El hecho de que justamente Jongwoon fuera el único de los dos en pareja dejó el estado anímico de Kangin por los suelos.

- ¿Qué ocurre, Youngwoon hyungnim? -preguntó con voz suave Donghae al ver su estupor repentino.

- Nnnada -balbuceó con torpeza al tener esos pensamientos-. ¿Cómo... cómo se conocieron?

- Fue durante el viaje de mochilero que hice en América el año pasado ¿lo recuerdas? -suspiró Jongwoon con los ojos entrecerrados-. Nos encontramos en una playa de México, siendo que había miles de turistas de todas partes del mundo. Apenas nos vimos sentí una fuerte conexión. Fue el destino.

- El destino quiso unirnos en un lugar lejano siendo que ambos vivíamos en la misma ciudad y nunca nos habíamos encontrado -sonrió el castaño sin dejar de lado el masaje-. De un modo u otro estábamos predestinados a conocernos.

- Así que decidimos viajar juntos unos meses más por varios países del sur. Estuvimos por Venezuela, Colombia, Brasil y Argentina -enumeró los países lentamente con una sonrisa.

- Argentina fue lo mejor del viaje -Donghae lo abrazó por los hombros y le dio un pequeño beso en la mejilla derecha-. Allí es legal el matrimonio igualitario, así que decidimos casarnos. Si bien es cierto que el amor sobrepasa las leyes de los hombres, hay quienes lastiman a otros por no cumplirlas, principalmente a nosotros por la sexualidad que elegimos. En ese sentido soy más débil que Yesung hyung y necesito un poco más de seguridad que sólo nuestras convicciones. Ahora nadie puede decirnos que somos menos que una pareja heterosexual.

Las palabras iban y venían entre Jongwoon y Donghae con facilidad, a la vez que se dirigían miradas cargadas de infinito cariño. Por primera vez en mucho tiempo, Kangin decidió callar sus palabras ácidas y observar a la feliz pareja. No se creía capaz de juzgarlos bajo ningún aspecto cuando él daría todo lo que tenía por encontrarse en su lugar y gritarle a los cuatro vientos que Siwon era su esposo.

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado este primer capítulo y dejen su opinión en un comentario. Acepto críticas por elegir couples no oficiales.


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