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Caprichos del destino por Sorgin

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La lluvia empapaba las calles y a los transeúntes, una lluvia que no preocupaba al muchacho de ojos café, que la observaba a través del cristal. Resoplo, apoyo su cabeza contra el cristal, desando que el frío le calmara el dolor. Pero éste no provenía de su cabeza, sino de su corazón. Palabras hirientes habían sido dichas esa noche. Heridas que tardarían en cicatrizar. Resignado se sentó en el despacho del presidente de la N. G. Records; conocía a su primo mejor de lo que este desearía, abrió el tercer cajón y aparto el suelo falso para sacar una botella del mejor whisky que el dinero puede comprar. Sonrío. A pesar de lo que muchos pensasen aborrecía el alcohol. Se sirvió un vaso y brindo a su salud, después de todo y a falta de un buen  helado, ¿qué hay mejor para curar las penas?.

 

Una sombra le espiaba desde la puerta. Una sombra que confundida entró en la habitación. El cantante de Nittle Grasper se acercó a la silla del presidente. 

 

-¿Tomha?- apretó fuerte a Kumagoro contra su pecho.

 

-Fallaste, prueba otra vez.- Suguru levanto la cabeza y le dedico una tierna sonrisa a Ruychi.

 

-Suguru, ¿qué haces aquí a esta horas?.- Miró la botella que había sobre la mesa.- Además tú no bebes.

 

-Bueno nunca te iras a la cama sin saber nada nuevo, o en este caso sin hacer nada nuevo. ¿Quieres un trago?.- Los ojos inocentes de Ruychi se transformaron en finas rendijas azuladas, que semejaban a los de un felino. Le paso a Kumagoro por la cara.

 

-Así que has estado llorando.- Suguru le sirvió una copa. Se había criado con los miembros de Nittle Grasper y sabía muy bien cuando hablaba con el Ruichi niño y cuando con el adulto.- ¿Qué ha pasado?.

 

-Qué soy un iluso.

 

-Tomha.- Un asentimiento por respuesta.- A tu salud.- Vació el contenido del vaso de un solo trago.- ¿Qué ha hecho esta vez?.

 

-Casi nada, solo me ha dicho –imitando el acento de Tomha-“Suguru cielo tengo que decirte que lo que sucedió la otra noche, fue un error que cometí a causa del alcohol y espero que sea nuestro secreto”.

 

-Ya, casi nada y eso, ¿a que hora fue?.

 

-Hace dos horas que estoy aquí si te refieres a eso.

 

-Necesitas un novio.

 

-Eso es precisamente lo que esperaba tener.-Suguru jugaba con Kumagoro ante la atenta mirada de Ruychi.- Hay miles de tíos por el mundo y te fijas en un capullo como tu primo.

 

-¿Y se supone que tu eres su amigo?. No deberías estar tratando de disculparte y decirme que tiene razón y soy demasiado joven, ¿o algo así?

 

-Tomha ha cometido muchos errores en su vida, Suggy, pero tú no eres uno de ellos. No de hecho yo creo que tú eres una de las mejores cosas que tiene tu primo.

 

Ruychi se acerco por detrás al muchacho. Le abrazo fuertemente y le giro para mirarle a los ojos. El pequeño se sonrojo, era tan dulce, tan tierno, tan…inocente. Los labios del cantante se acercaron a los del teclista hasta que se unieron primero en un casto beso, para después profundizar en uno apasionado. Los ojos aguamarina brillaron, levantó al pequeño mientras besaba su cuello y lo tumbo sobre la mesa de Tomha. Todos los papeles de este se esparcieron por el suelo. El ordenador se hizo añicos al chocar contra el suelo. La camisa de Suguru fue arrancada con violencia, pero a este parecía no importarle, de hecho parecía disfrutar con la situación. Ruychi le lanzó una mirada seductora, como las que utilizaba en los conciertos. Después las cosas se precipitaron; aunque ninguno de los dos trato de detenerlas. Solo la luna de plata fue testigo del amor que se procesaron.

 

Suguru temblaba como una hoja entre los brazos de Ruychi, quien con la experiencia de los años preparaba al muchacho para conducirlo al paraíso. Apoyado en la mesa Suguru era devorado por las miradas lujuriosas del cantante. Los dedos del mayor resbalaban por  su piel causándole escalofríos. La ropa pronto empezó a estorbar. Con gran habilidad Ruychi se quito la ropa y desnudo al pequeño, quien se sonrojo. Cuanta inocencia y ternura emanaba ese muchacho de ojos cafés. Lamió cada parte de su cuerpo tratando de memorizar cada recoveco, si eso era un sueño pensaba aprovecharlo al máximo. Masajeó el miembro del menor con la intención de excitarlo lo suficiente como para que no le doliera la penetración. Gimiendo descaradamente Suguru consiguió excitar al cantante hasta límites insospechados.

 

Seis de la mañana, empieza a amanecer. El presidente de la compañía N. G. Records, cogió el ascensor para llegar a su despacho. El pasillo estaba poco iluminado, a esas horas apenas había nadie en la empresa. La conversación con su primo la noche anterior le había mantenido en vela. Suspirando puso la mano sobre el pomo de la puerta, pero había algo que no cuadraba. La puerta estaba abierta, el la había dejado cerrada. Un triste recuerdo le devolvió la realidad. Suguru se había quedado dentro, probablemente se habría ido llorando después de destrozar su despacho. Resignado se decidió a entrar, pero en silencio por si el pequeño aún seguía ahí. No quería tener que enfrentarse de nuevo a esos ojos castaños que le hacían sentir tan vulnerable. Espió tras la puerta. La visión le sorprendió.

 

Ruychi se había sentado en la silla de Tomha, con Suguru cabalgando sobre él. Extasiado, disfrutando de toda la belleza de esa piel de nieve, que se entregaba a él sin reservas. Los ojos aguamarina del cantante observaron la puerta, esta se había abierto. Silencioso cual estatua se encontraba el presidente de la compañía. Eso le excitó aún más. Clavo su mirada en aquellas esmeraldas que le observaban, sorprendido, enojado, desafiante. Sin darle tiempo a entrar y protestar, penetro aún más a Suguru, quien al sentir la invasión gimió sin pudor. Esa simple acción sonrojo a Tomha, y su pantalón le delató. Ruychi sonrío y volvió a empalar al pobre Suguru que no había visto a su primo. Pero algo con lo que no había contado sucedió; Suguru no aguanto más y se vació sobre el pecho del cantante, quien al notarlo bañó el interior del adolescente con su cálido líquido. Después lo beso apasionadamente. Tomha no fue inmune al hecho y su pantalón pronto mostró una reveladora mancha. Salió de allí y se apoyó contra la pared.

 

-Suggy es mejor que te vayas, te duches y te cambies. Yo recogeré esto.- Suguru miró a su interlocutor con pena en la mirada.- Te veré esta noche si tu quieres, ¿podríamos cenar juntos?.

 

-Kawai.- Le beso con pasión.

 

-Salimos de aquí directamente. A mi no me importa que todo el mundo sepa que te quiero.

 

 Comenzaron a vestirse, Ruychi le robo la ropa interior, el muchacho sonrojado y después de unos cuantos besos, salió de la habitación sin darse cuenta de que su primo se encontraba allí, observándole.

 

-¿Vas a quedarte ahí toda la mañana?.- Tomha entró en la habitación y Ruychi se subió la bragueta significativamente. Llevaba la camisa abierta y no se había limpiado aún la leche de Suguru.

 

-Cabrón.- Tomha sintió su boca seca.- ¿Cómo te has podido atrever a… a…?

 

-¿A  follármelo?.- Paso su mano por el pecho manchado y la acercó a su boca, lamió sus dedos y puso cara de satisfacción.- Es delicioso, ¿no crees?.

 

-No te acerques a él- le tomo del cuello de la camisa.- O… o…

 

-¿O qué?.- Volvió a manchar sus dedos con el semen de Suguru pero esta vez se los puso en la boca a Tomha.- Lame, su esencia es dulce, simplemente delicioso.

 

-Es mío.

 

-Ya no. Tú le echaste. “Solo eres un error Suggy”. Déjale ser feliz. Por una vez en toda tu vida piensa en alguien aparte de en ti mismo.

 

-Te lo advierto Ryuchi, si no le dejas lo lamentaras.

 

-Lamentarlo?, ¿lamentarlo?. ¿Quién coño te crees que eres Tomha?, ¿el amo del universo?. No eres nadie. Miento, si eres alguien. Eres quien le ha hecho llorar desde que tenía doce anos.  Eres el tío que desea follárselo desde que cumplió los diez años. Pero eso no es posible, por que es tu sangre. Sabías que acabarías haciéndolo. Le hiciste sentir una mierda para no sentirte tan culpable, por que tú eras el mayor y sabías que lo que hacías estaba mal. – Tomha observaba al cantante sin su habitual sonrisa, sus ojos centelleaban.- Yo voy a hacerle feliz y tu no me lo impedirás. Puedes quedarte con esto como recuerdo.-Dijo arrojándole la ropa interior de Suguru.

 

Apartó a Seguchi y recogió su Kumagoro para salir del despacho. Tomha se encontró solo, en su destrozado despacho, recordando las palabras de Sakuma y lo que había visto.

 

-Serás mío Suguru o de nadie.- Una promesa fue hecha en el aire. Observo en su mano la ropa interior de su primo pequeño y sonrió. Cerró la puerta de su despacho y se sentó sobre la silla que antes ocuparán los amantes. Aspiro el aroma de la ropa interior de Suguru mientras que con otra mano comenzaba a masturbarse recordando los movimientos del pequeño. Sonriendo comenzó a trazar el plan de reconquista.


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