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Caprichos del destino por Sorgin

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Notas del capitulo: Gomen nasai por el error en el nombre de Ryuichi y arigato gazaimasu a Kisae por la corrección. Arigato también por vuestros reviews.
Anuló todas sus reuniones y salió de la compañía. Tomha cerró su gabardina para que nadie viese la mancha que ocupaba un lugar poco elegante. Dio ordenes para que se le diera a Bad Luck el día libre, y le pidió a Noriko que se llevase a Ryuichi a dar un paseo. Necesitaba tener a ese maldito cantante separado de su primo.

 

Apenas diez minutos después había llegado al apartamento de Suguru. Hablaría con él, le haría entrar en razón. Tenía poderosas razones que le convencerían. Llamo al timbre, una prepotente sonrisa apareció en su rostro, su plan era perfecto. Tenía en mente el discurso perfecto, el pequeño entraría en razón, no tendría alternativa, no tenía defensa posible. La puerta se abrió. Suguru abrió la puerta, cubierto únicamente por una minúscula toalla.

 

-Oh Tomha, ¿qué haces aquí?.- Suguru se sorprendió mucho de ver a su primo allí.

 

-Venía a hablar contigo.- Tomha sintió como sus mejillas comenzaban a arderle.

 

-Entra.- Algo desganado dejo que pasará.- ¿Te importa si me pongo algo más apropiado?.- Se dirigió a su cuarto seguido por Tomha, quién había olvidado para que estaba allí; seguía a su primo hipnotizado en su cadera. Suguru comenzó a buscar en el armario ropa. Tomha se sentó en su cama.

 

-¿Tienes una cita?.- No podía apartar los ojos de esa blanquecina espalda, de esos muslos. Alargo su mano para tirar de la toalla, su primo pareció no darle importancia, ni siquiera después de que esta cayera al suelo.

 

- He quedado para comer con alguien.- Completamente desnudo e ignorando las lujuriosas miradas de su interlocutor sacó unos pantalones de vestir negros.- ¿Crees que quedarán bien con la camisa frambuesa?.

 

- Dudo que algo te pueda sentar mal.- Comenzó a desabrochar su camisa, su pantalón también molestaba. Y si algo se le daba bien a Tomha Seguchi era eliminar estorbos. Tardo varios minutos en deshacerse de esas prendas que tanto le estaban incomodando. Sus brazos se enroscaron en las caderas del joven. Beso su cuello. Suguru se giró.

 

-Tomha- la intrusión en su garganta la impidió hablar, varios minutos tardaron en separarse. Una pícara sonrisa se dibujo en el rostro del menor.- Soy demasiado joven para esto.- Realmente la discursión del otro día le había enfadado. Se apartó de su primo y se dirigió a la cómoda para coger su ropa interior.

 

-Deja de decir chorradas.- Tomha se tumbó en la cama, tomo su viril miembro entre las manos y comenzó a masturbarse suavemente.- Acércate.- Su maestra mano acariciaba su glande, bajo la atenta mirada de su primo que intentaba tapar su semi erección.

 

 -Déjalo ya.- Vio como unos ojos esmeraldas se acercaban a él. Unas suaves manos comenzaron a acariciarle.- Te he dicho que tengo una cita.

 

-Suggy tu boca dice una cosa, pero tu cuerpo- atrapo con una mano la ahora ya despierta erección del muchacho, mientras que con la otra le atraía – dice otra.

 

Con gran maestría tumbo al muchacho en la cama, mientras mordía sus labios y su cuello. Se colocó encima y descendió con su lengua por al pecho. Paro en los pezones, para mordisquearlos y succionarlos. Suguru comenzó a temblar bajo su cuerpo. Tan tierno, tan dulce, tan inocente. Ese era su niño. Lo sería siempre, solo suyo, de nadie más. Su lengua recorrió el miembro del pequeño, quién aceptaba sonrojado sus caricias. Su lengua se deslizo mojando su interior. Un gemido se escapo del muchacho al sentir aquella húmeda penetración. Tomha sonrío satisfecho. Introdujo uno de sus dedos en aquella abertura y lo movió circularmente. Sus lenguas se entrelazaron en una lucha de pasión. Un segundo dedo siguió al primero, el tercero no se hizo de rogar. Tomha le deseaba demasiado como para perder todo el día en preliminares y ya notaba como su miembro comenzaba a dolerle; separó las piernas del menor y se preparo para introducirlo. Pero sucedió algo con lo que Tomha no contaba, Suguru lo giró para quedarse encima, sentándose sobre su estómago. Prolongando la tortura.

 

-¿Me deseas?- Pregunta estúpida, respuesta obvia, pensó Tomha pero su cuerpo solo le permitió asentir.- Bien.- Se levantó y tomo algo que había en la silla.- Pues… ahí te quedas con tu deseo.

 

Tomha intento abrir la puerta, pero algo se lo impedía. Oía las carcajadas del menor a través de la puerta. Realmente podía ser cruel y vengativo, el reflejo en el espejo fue una forma cínica de decirse a sí mismo quién era el responsable. De pronto la puerta se abrió, buscó a su primo fuera, pero era demasiado tarde. Se vistió enfurruñado y bajo a la calle. Allí se encontraba ese niño de ojos cafés que tanto deseaba, sonrió creyendo que aquello era una estrategia para que lo llevase a comer; pero toda su felicidad se esfumo al aparecer ese coche de importación que tan bien conocía. Sakuma Ryuichi se encontraba en su interior, le dijo unas palabras y el muchacho montó. Después le beso. El coche salió del lugar sin percatarse de que alguien les había visto.

 

Tomha Seguchi entró en su coche, apoyó sus brazos en el volante de su coche y hundió la cara en ellos. Las lágrimas no tardaron en empaparle; mientras se repetía en voz baja.

 

-No quiero perderte Suggu, no voy a perderte.

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