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Noisy por TabiiiTa

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Notas del fanfic:

Tengan en cuenta que la palabra care, que fue usada muchas veces a lo largo del fanfic en inglés, puede interpretarse como preocupar o importar (entre otras) y yo alterné entre estas dos palabras a lo largo de la traducción.

Aclarado esto, disfruten su lectura. 

Tener la incapacidad de preocuparse podía ser tanto una bendición como una maldición.

Algo a lo que Lee Jinki se ha acostumbrado durante su vida entera.

Hace algunas cosas tristes menos tristes.

Lee Jinki tiene sentimientos. Sólo que no lo abruman lo suficiente. Sus sentimientos nunca han sido capaces de superar su actitud indiferente.

 

 

Cuando tenía ocho años, uno de los matones de la clase decidió romper su nuevo auto de juguete.

“Voy a romperlo.” El gordo muchacho grandote amenazó al pequeño Jinki. Jinki simplemente parpadeó.

“De verdad voy a romperlo.” Advirtió el muchacho y luego lo arrojó al suelo, insatisfecho con la falta de reacción de Jinki. Por lo general, los niños pequeños a los que molestaba estarían llorando a esas alturas.

“Tu auto es tan diminuto como tú.” El chico que olía como grasa se rió mientras pisaba el pequeño juguete rojo hasta que sus neumáticos se desprendieron y el techo se agrietó.

“La hora de almuerzo terminó.” Le dijo Jinki al muchacho y luego volvió a clases.

Sinceramente, era solo un auto de juguete en opinión de Jinki.

 

 

Cuando tenía doce años el conejo de la clase, Señor Hopkins, murió en su jaula. Toda la clase corrió a la escena cuando una de las chicas gritó.  Jinki ni siquiera se inmutó, sólo siguió adelante escribiendo su ensayo en Ingles.

“¡El señor Hopkins murió!” Exclamó uno de los chicos de la case – alguien que se había declarado a sí mismo como el mejor amigo de Jinki. Jinki ni siquiera sabía realmente el nombre del niño.

“¡Murió, Jinki! Estaba bien ayer. ¿Crees que alguien lo mató?” El muchacho tenía los ojos llorosos.

“Jinki, ¿por qué no dices nada? ¿Estás tan sorprendido como nosotros? No estés triste. Vamos a conseguir un nuevo conejo. El maestro prometió que traerá uno nuevo.”

Jinki miró al muchacho.

Por mucho que intentaba, no podía preocuparse por el conejo muerto ni podía preocuparse por el chico que se preocupaba por el conejo muerto.

 

 

Cuando tenía quince años, le hicieron ir a un campamento con sus compañeros de clase. En medio de la noche, se escuchó el grito de una chica.

“¡Serpiente! ¡Hay una serpiente en mi carpa! ¡Ayuda!” Y por suerte para Jinki, su carpa tuvo que estar al lado de la carpa de la chica que gritaba. Podía oír los pasos apresurados y podía ver las sombras negras en el exterior desde el interior de su carpa. Los gritos se hacían más fuerte a medida que más gente comenzaba a gritar por la serpiente.

“¡Cálmense niños, es solo una serpiente!” Pudo oír al profesor gritar, pero hasta él sabía que el profesor también estaba asustado.

Era solo una serpiente.

Todo lo que Jinki quería era dormir. Sólo quería que la noche acabara de una vez. Así que de mala gana, desabrochó su carpa y salió. Caminó hacia el pequeño lugar de la cocina que uno de los grupos estableció y tomó un cuchillo.

Se aceró a la tienda de la chica, dónde la gente todavía estaba gritando.

Vio la serpiente.

Y la cortó por la mitad antes de recoger el cuerpo y tirarlo a la fogata de rojo flameante.

“Eres tan valiente, Jinki.” La chica cuya tienda fue aterrorizada por la serpiente trató de agitar sus pestañas mientras toda la clase estaba en absoluto asombro.

En realidad, no le preocupó lo suficiente la serpiente como para tener miedo de ella. En realidad, no le preocupó mucho su vida tampoco.

 

 

Cuando tenía veinte años e iba a la universidad, aparentemente le agradaba a un montón de gente. Por razones que todavía no conocía.

Y al igual que ahora, dos chicos se estaban sacando la mierda entre sí, declarando que quien ganara tendría el derecho de pedirle a Jinki salir. Una multitud de personas estaba rodeando al par, mientras Jinki estaba sentado a la mesa a unos pasos de distancia, leyendo su libro. Podía oír silbidos y ovaciones y a la gente apostando sobre quien ganaría. Era demasiado ruidoso, quería irse pero de repente un platinado que nunca antes había visto le gritó y le quitó su libro.

“¿Por qué mierda lo estás dejando pelear?”

Jinki parpadeó una vez. Dos veces.

“¿Vas a sentarte aquí y dejar que se maten entre ellos?” El chico le gritó de nuevo. Jinki se dio cuenta de que tenía ojos grandes. Jinki se dio cuenta de que era bajo, aunque tenía músculos bien construidos. Jinki se dio cuenta de que estaba usando una camiseta ajustada y unos pantalones demasiado sueltos. Jinki se dio cuenta de que sus fosas nasales se ensanchaban mientras gritaba.

“Por el amor de Dios, diles que dejen de pelear antes de que llegue el decano o la policía.” Le volvió a gritar. Jinki se dio cuenta de que el desconocido sujetaba el libro que le arrebató demasiado fuerte. El libro iba a arrugarse.

El chico parecía serio. Tal vez no le gustaba cuando la gente se daba de puñetazo.

Era demasiado ruidoso. El chico gritándole y los gritos de la multitud que rodeaba la pelea.

Caminó hacia la multitud y todo el mundo se quedó mirándolo.

“Dejen de pelear.” Jinki le habló a los dos chicos que se peleaban. Ambos estaban sangrando bastante.

“No sabíamos que te preocupabas por nosotros, Jinki.” Los dos chicos de inmediato dejaron de pelear.

Jinki caminó, dejando  atrás a la multitud y a los dos chicos y al chico que robó su libro. Su día estaba siendo demasiado ruidoso. Quería volver a su departamento.

“¡Hey, espera!”

Jinki siguió caminando.

“¡Detente!” Escuchó otro grito antes de sentir un tirón en el extremo de su camiseta. Su camiseta iba a estar arrugada ahora.

“Tu– tu libro.” El chico de cabello platinado habló sin alieno. El libro ya estaba arrugado en la palma sudorosa del chico. Jinki le dio un vistazo antes de seguir caminando, ya no lo quería. El final del libro ni siquiera importaba en realidad. No habría ninguna diferencia si la heroína moría o vivía o si el secuestrador era en realidad su propio hermano perdido.

“¿No quieres tu libro de vuelta?”

“No. No realmente.”

 

 

En la vida aburrida de Jinki, había una cosa que de verdad disfrutaba. Eso era el silencio de su pequeño departamento. Amaba cada segundo que estaba dentro de él. Le encantaba la manera en que no había nada que pudiera ocupar su mente. Le encantaba la manera en que no había nada por lo que tuviera que fingir que se preocupaba.

Pero, por supuesto, la vida era una perra.

Días después el silencio de su departamento fue perturbado por fuertes golpes en la puerta. Perezosamente dejó su acogedora cama y fue a abrir la puerta, era el chico que robó su libró. Jinki se quedó mirándolo.

“Umm, ¿puedo entrar?” El chico estaba tiritando. Estaba mojado. Jinki débilmente podía oír el sonido del agua golpeando el mosquetero en la ventana. No se había dado cuenta de que estaba lloviendo. Se movió ligeramente hacía un lado, dejando que el chico entrara.

“Está jodidamente frío.” El chico maldijo mientras entraba. Jinki notó que el piso se estaba mojando.

“¿Tienes una toalla o algo?” Le preguntó, mientras se frotaba las manos. Jinki caminó hacia el armario dentro de su habitación y le tendió una.

“No hablas mucho, ¿verdad?” Tomó la toalla y secó el agua goteando de su cabello.

“¿Qué quieres que diga?” Jinki se sentó en el sofá, el otro lo siguió sentándose frente a él.

“Mis amigos me dijeron que no tienes emociones.” El muchacho comenzó la charla. Jinki se dio cuenta de que tenía zapatos bonitos.

“Oh.”

“No creo que eso sea cierto.” El chico continuó. Jinki sólo lo miró.

“Creo que hay más en ti de lo que piensan los demás.” Dijo el muchacho bajo.

“Vete a casa.” Jinki lo dijo porque quería dormir.

“Yo– Escúchame hasta el final, ¿quieres? Quiero llegar a conocerte mejor.” Jinki pudo ver el ligero rubor en sus mejillas. El muchacho lucía muy diferente ahora, en comparación a hace unos días cuando le gritó.

“Vete a casa.”

“Pero está lloviendo.”

“También estaba lloviendo cuando llegaste.”

 

 

A Jinki le gusta estar en la biblioteca.

Puede estar en silencio todo lo que quiera y nadie se molestaría en preguntarle porqué y no tendría que fingir que le importaba respondiendo a sus preguntas.

“Hola, Jinki.” El chico de cabello platinado se sentó frente a él, echando sus cosas sobre la mesa.

“Mi nombre es Jonghyun, por cierto.”

“Escuché que estás especializándote en medicina. Debes ser un genio, ¿no?” El chico lo mira impresionado.

“Yo me estoy especializando en música.” Continua.

“Jonghyun–” Jinki lo llama por su nombre y se siente extraño en su lengua.

“¡Dijiste mi nombre!” El chico prácticamente gritó.

“Estamos en la biblioteca. Cállate.”

 

 

Jinki se da cuenta de que a Jonghyun le gusta a hablar. Jinki también se da cuenta de que Jonghyun no se da por vencido. Jinki, lamentablemente, llega a entender que Jonghyun no va a renunciar a hablar con él.

“¿Por qué todo el tiempo comes eso?” Jonghyun observa a Jinki comiendo mermelada con una cucharilla en la cafetería.

“No tengo que masticar cuando como esto.” Jinki responde porque ha llegado a entender que Jonghyun se mantendría preguntándole lo mismo hasta que le diera una respuesta. No le gusta la contaminación acústica así que contesta.

“Dame de comer.” Le dice el chico de repente. Jinki lo mira, descubre que habla en serio y luego le pasa el frasco entero de mermelada y la cucharilla.

“Quería que me dieras tú.” El chico habla entre dientes, pero de todos modos toma la mermelada.

Jinki se pone de pie y empieza a caminar.

“¿Adónde vas?” El chico pregunta poniéndose de pie también.

“A clases.”

“Déjame encaminarte hasta allí.”

Y a Jinki no le importa lo suficiente como para decirle que no.

 

 

Jinki se encuentra cambiando después de un tiempo.

Ahora, realmente le preocupa fingir que le importan las cosas de las que Jonghyun le habla. En realidad, siente una pequeña punzada de dolor cuando Jonghyun parece a punto de llorar cuando no le responde.

“Y había una guitarra que se veía jodidamente increíble.”

“Hmm.” Oye palabras.

“Jinki, debería llevarte un día allí. Tienes que ver lo jodidamente increíble que es.”

“Hmm.” Oye palabras.

“¿En serio deberíamos ir?”

“Hmm.” Oye palabras.

“¿Podemos ir mañana?”

“Hmm.” Oye palabras.

“Mierda– Es increíble. Te paso a buscar a las diez.”

“¿Qué?”

 

 

Jinki descubre que Jonghyun nunca miente y siempre llega a tiempo.

“Son las diez, ¿por qué no estás listo todavía?” Jonghyun lo regaña después de haber golpeado a su puerta durante cinco minutos. Era domingo, se suponía que debía estar silencioso y vacío.

“¿Adónde vamos?” Jinki pregunta cuando Jonghyun lo está empujando al cuarto de baño.

“Dijiste que irías conmigo a ver la guitarra de la que te hablé.”

“¿Lo hice?”

“Sí, lo hiciste y será que mejor que te alistes o voy a jo–”

“Me estoy alistando. Sólo quédate en silencio.”

 

 

Honestamente, Jinki no sabe que está sintiendo en este momento.

Durante los últimos veinte años de su vida, nunca había sentido algo tan fuerte. Le asusta un poco sentir tanto así de repente.

Jonghyun estaba hablando sin cesar sobre esa maldita guitarra frente a ellos. Sobre cómo era demasiado cara y cómo había estado trabajando horas extras durante todo el mes sólo para comprarla y aun así el dinero no era suficiente.

Jinki se siente mal por Jonghyun.

Y le asusta estar sintiendo algo. Es extraño para él. Su corazón polvoriento estaba latiendo, podía sentirlo.

“Disculpe.” Jinki de repente llama al vendedor.

“¿Si? ¿Cómo puedo ayudarle?” El vendedor bien vestido se acerca mientras Jonghyun mira a ambos.

“¿Puede empacar esto para mí?” Jinki apunta la guitarra sobre la que Jonghyun había estado hablando durante los últimos diez minutos. Sentía la necesidad de conseguirle lo que el más bajo quería.

“Jinki, no tienes que comprármela. No es por lo que–”

“¿La quieres?”

“Sí, pero–”

“Entonces, llévala.”

“Cómo te he dicho un millón de veces, es demasiado cara.”

“Tú de entre todas las personas deberías saber que me importa un bledo.”

 

 

Jinki está aterrado ahora mismo.

Está sintiendo demasiado. Mucho más que la vez en que sintió la necesidad de comprar la guitarra para Jonghyun

“Mierda. Tengo que besarte.” Jonghyun murmura, con su cara demasiado cerca. Están en el sofá y Jinki ya no solo lo mira, en realidad le clava los ojos.

Y cuando no puede hacerlo más, cierra los ojos.

De repente siente un par de labios húmedos contra los suyos.

Jinki nunca se sintió tan abrumado antes.

 

 

“¿Por lo menos me estás escuchando?”

Jinki nunca antes sintió ganas de llorar. No sintió ganas de llorar cuando ese matón rompió su nuevo auto de juguete, ni cuando el señor Hopkins murió, ni en todo el tiempo que había vivido.

No hasta que Jonghyun comenzó a gritarle de esta manera. Sabía que era su culpa, Jonghyun siempre había estado ahí, pero él nunca mostró que le importaba. En realidad, nunca supo que le importaba, ni que sentía amor por Jonghyun hasta ahora.

“Jinki, ¿siquiera estamos en una relación?”

“Tal vez sea cierto todo lo que dicen, que no tienes ninguna emoción real.” Espetó el menor.

“Nunca debería haber intentado que las cosas funcionaran contigo. ¿Sabes lo que pensé al principio? Que las personas te malentendían. Que tenías sentimientos. Que te importaban las cosas. En realidad, pensé que yo te importaba. Pensé que me amabas.”

De repente, Jinki pudo sentir sus mejillas mojándose. Nunca se había sentido tan herido.

“Mierda. ¿Estás llorando?” El chico más joven estaba sorprendido. Y no sabía qué hacer porque Jinki nunca lloraba, el nunca hizo nada antes.

“No te enfades conmigo.” Jinki habló en voz baja. Nunca había llorado, no sabía cómo detener sus lágrimas.

“Yo– No estoy enojado de verdad. Dios– No llores. Por favor, no llores.” El chico de cabello plateado trató de limpiar sus lágrimas, pero los lagrimones no se detenían.

Jinki no podía dejar de llorar.

No sabía porque no podía parar.

Lo único que quería era que Jonghyun dejara de estar enojado con él.

Nunca supo que se preocupaba tanto por Jonghyun como para llorar.

“Lo siento. Lo siento mucho. No llores.”

“Me importas.” Jinki habló entre sollozos.

“No llores. Por favor, no llores más.”

“No–No puedo parar.”

“Por favor. Lo s– Por favor, deja de llorar.”

“Fuiste tú quien me hizo llorar, maldita sea.”

 

 

“Te ves lindo, sabes.” Le dice Jonghyun después de que finalmente dejara de llorar tras una cantidad indeterminada de tiempo.

“Cierra la puta boca.” Jinki responde entre diente mientras se ve a sí mismo en el espejo del baño con Jonghyun a su lado. ¿Así se veía la gente después de llorar?

“Tu nariz está rosada y tus ojos están de color rojo como un conejo.” Jonghyun se burla incluso sabiendo que no debería. Pero se siente más cercano a Jinki ahora. No sabía que el chico confiaba en él lo suficiente como para llorar delante suyo.

“¿Vas a hacerme llorar otra vez?” Jinki lo amenaza. Nunca supo que el llanto se sentía bien. Honestamente, podría hacerlo de nuevo sólo para asustar a Jonghyun.

“Dije que lo siento. No voy a hacerlo otra vez.”

“Me haces sentir cosas. Cosas estúpidas.” Jinki murmura en voz baja, pero el menor pudo escuchar. Desde luego que pudo, el baño era minúsculo.

“Me amas, ¿verdad?”

“Eres demasiado ruidoso.”


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