Capitulo 1
Pasado.
UNA SIMPLE HOJA DE PAPEL.
Flash back
–Hijo, no importa lo que pase tienes que cuidar a la princesa y a tu madre. Sabes que la guerra será difícil, el agua es algo preciado para todos nosotros, sin ella no podemos vivir, lamentablemente Nanase olvido el tratado de paz y a declarado que toda el agua es de el cuando muy claro quedamos en compartir. Si no vuelvo, tú ascenderás al trono y tendrás que defender lo que es nuestro por ley y derecho universal.
En ese tiempo yo solo tenía catorce años.
Fin del flash back.
Sultán, ese es el nombre con el que se me conoce.
Soy el primogénito hijo del Sultán Matsuoka, por ende toda la responsabilidad cayo sobre mí cuando mi padre falleció. Automáticamente subí al trono. Arabia no es mas que arena, arena, arena, un oasis, arena, arena, arena y ¿ya mencione arena? Por si no lo he hecho; arena.
En esta zona territorial solo se encuentran dos reinos que hasta hace tres años se encontraban en paz, eso sin contar que hace exactamente el mismo tiempo, esos mal vivientes asesinaron a mi padre dejándome a mí como la cabeza de nuestro trono y reinado. Mi madre esta devastada desde el instante en que Rei, nuestro mensajero, llego con una herida de espada en su brazo izquierdo, era obvio que aquel hombre se estaba desangrando, pero el quería, no, el tenia que cumplir con su misión aun si ella implicase el que perdiese su propia vida.
–Señora, cok, cok, cok –el hombre trato de hablar pero además de la perdida de sangre el cansancio y la deshidratación hacían que tosiese en cuanto abría la boca para tratar de emitir palabra. –Por favor, el señor... el amo... cok, cok, cok... esta... el ha muerto... –finalizo la ultima frase y cayo inconsciente en el suelo mientras el tenue color carmesí teñía la alfombra del mismo tono volviéndola negra.
Un grito o mas bien algo parecido a un alarido espantoso y lleno de tristeza, odio, dolor, y muchos sentimientos encontrados que en su mayoría eran negativos, fue lo único que se escucho en el interior de las grandes paredes blancas y las gruesas columnas con decoraciones doradas que sostenían el recinto de tal magnitud, podría sonar como una exageración, pero ciertos criados afirman que las cortinas se movieron con la intensidad del sonido y otros mencionan que el viento que corría entro por las ventanas soplando acorde con el grito desgarrador.
Yo tenia catorce años durante el funeral y el entierro de mi padre el Gran Sultán Matsuoka no llore ni exprese emoción alguna, tenia que ser fuerte por las mujeres que tenia mi cargo desde ahora, por el reino y por mi.
Desde el momento en que pasaron las ceremonias funerarias y de índole religioso, no hago mas que llorar por las noches o incluso despertar por la madrugada con lagrimas en los ojos y mi nariz escurriendo a causa del llanto, ya no es novedad para Rei verme con la cara hinchada por las mañanas conocía perfectamente mi situación, la perdida de mi padre me dolió, me hacia sufrir, pero hasta ahora lograba demostrar, o mejor dicho liberar mis sentimientos, el era mi todo, a pesar de sus distintas ocupaciones como gobernante siempre tenia el tiempo necesario para mi hermana y por supuesto para mí.
En esos catorce años no hubo un día en el que me faltase mi padre y sin duda me preparo para lo que seguía, no se si estaba consiente de que moriría pronto o simplemente fue una corazonada, un instinto, o el amor que me tenia, no conozco el adjetivo correcto para nombrar lo que paso pero hoy en día me encuentro gobernando el reino.
La batalla por el agua continuó por dos meses después de la muerte del Sultán, no me dejaría ganar, no le dejaría ese buen sabor de boca al Sultán Nanase, contraataque y le agradezco haberme hecho rabear, pues eso me dio fuerza para vencerlo y cobrar la muerte de mi antecesor.
Gane.
Así de fácil, gane con un ejercito de doscientos hombres y me quede con el derecho y la posesión del agua, ahora ese viejo barbón era el que tenia que pagarme a mi para poder obtener tan preciado liquido para unos seres tan frágiles y sensibles como lo son los humas. Papel, una simple hoja de papel, esa es la comparación que puedo hacerle a los seres que habitamos este planeta, que no es mas que un simple punto perdido vagando en el espacio, considerándonos las criatura mas inteligentes. Un simple apretón te destruye así como las hojas de papel se arrugan.
Una simple gota de agua un dobles mal hecho o un movimiento brusco y el papel se rompe, un simple paso mal dado o una jugada en falso y el hombre muere.