¿Obsesión? Sí, tal vez podría ser catalogado como eso; pero lo que JongIn sentía hacia KyungSoo era puro y verdadero, sin fines escondidos ni razones lascivas.
Aún recordaba el día que lo conoció. . .
Se había estado preparando para esa carrera durante semanas, si ganaba aquella carrera tendría asegurado su futuro como atleta y corredor profesional; pero, en medio de plena carrera una mala pisada hizo que se doblara el tobillo y terminara retorciéndose de dolor sin poder llegar a la meta. Inmediatamente todos se habían alarmado por lo sucedido, pues era una de los favoritos para conseguir aquella beca, pero el primero en acercarse a él fue quien le hizo olvidarse completamente del dolor. .
Justo ahí, enfrente de él se encontraba un ángel caído del cielo; no tenía ni alas ni una aureola, y de hecho estaba un poco enano. . Pero para JongIn era perfecto; eran perfectos sus ojos, su hermosa sonrisa en forma de corazón, era perfecto su precioso cabello negro, y era perfecta también esa mirada de preocupación que le estaba regalando en ese momento.
Ninguno de los dos habló, el pequeño sólo lo ayudó a ponerse de pie, y pasando un brazo por detrás de su espalda lo llevó con algo de esfuerzo hacia las gradas más cercanas. JongIn en ese entonces había querido agradecerle, siquiera hablarle, pero justo en el instante en que quiso articular palabra alguna, todos los presentes lo rodearon y el pequeñín desapareció por entre la multitud.
Desde ese entonces JongIn había quedado prendado por aquel ojón, y se esmeró todos y cada uno de los días de clase para poder saber más acerca de él.
Fue así que descubrió que el pequeño se llamaba Do KyungSoo, tenía 17 años, pertenecía al club de Arte y Cocina, y, era el primer lugar de todo el Instituto. ¿Faltaban razones para amarlo? JongIn ni siquiera se tomaba medio segundo para meditar acerca de su respuesta.
Pero por más que JongIn había intentado e intentado e intentado innumerables veces acercarse al pelinegro, no encontró un momento ni lugar adecuado, pues si el pequeño no se encontraba rodeado de gente, era la timidez de JongIn la que no le permitía acercarse más.
Era por eso que había elaborado el majestuoso y maestro plan: ¨d85;Dreams KyungSoo¨
¿En qué consistía su más que prefecto plan? ¡Fácil! JongIn esperaría hasta la hora en que calculaba ya estaría dormido KyungSoo -11:05 p.m según el extenso y preciado manual de JongIn: ¨About KyungSoo¨- y entonces, se colaría en su habitación para tomarle una foto dormido, la cual atesoraría por el resto de su vida y obviamente pegaría en la pared de su propia habitación.
Martes 08 de diciembre.
Hora: 11:05 p.m
JongIn sabía que era ahora o nunca. Rápidamente tomó su mochila y se dirigió al jardín que colindaba con la habitación de KyungSoo. Primero se aseguró de que las luces de la habitación de Kyung estuvieran completamente apagadas, luego, con la ayuda de una soga trepó por el árbol que daba directo en la habitación del pelinegro y con sumo cuidado y precaución se adentró en ¨El Paraíso¨.
JongIn sentía que en cualquier momento su corazón se saldría de su pecho, la respiración se le aceleraba y la adrenalina estaba a tope.
La habitación estaba completamente oscura por lo que tropezó con alguna causando algo de bulla, pero eso no fue lo que lo hizo sobresaltarse, sino aquellos extraños ruiditos que parecían venir de la cama. .
Fue entonces que JongIn lo vio, allí, justo allí se encontraba KyungSoo, echado sobre la cama y con el rostro alumbrado por la clara luz de luna; todo hubiera sido perfecto sin JongIn no hubiera notado un ligero malestar en la cara del más bajo.
Inmediatamente JongIn se preocupó. ¨ ¿Se tratará de una pesadilla?¨ Pensó para sí mismo; por lo que al instante se acercó hacia él para besarle la frente y acomodarle el cabello. ¡Tal como se lo imaginaba! Tanto su piel como su cabello eran extremadamente suaves.
Pero aun después de tantas caricias por parte de JongIn, KyungSoo no parecía borrar aquel semblante de incomodidad, y es más, ahora parecía estremecerse con cada roce. ¨ ¿Tendrá mucho calor?¨, se cuestionó en esos momentos, por lo que decidió tirar de aquella sábana que lo cubría. Pero algo aún más sorprenderte lo hizo caer de golpe al suelo. .
- ¡Qué mierda! –Susurró mientras se cubría la boca para no gritar por la impresión.
Del hermoso pijama de Pokémon de KyungSoo, sobresalía una notable erección por entre los pantalones. ¡Era un jodido sueño húmedo!
JongIn pudo sentir como el calor aparecía en todo su rostro, y como descendía también a su entrepierna. La respiración nuevamente se le aceleró, se sentía jadeante.
¨ ¿Qué cojones se supone que debería hacer? ¿Debería ayudarlo? Después de todo parece algo adolorido. . ¨
Esos pensamientos vagaban por la cabeza de JongIn, quien se debatía entre ayudarlo a ¨eso¨ o no. Demonios, ésta era una oportunidad única en la vida. ¡Sólo imagínenlo!
Y finalmente se decidió. Tragó dificultosamente algo de saliva y con mucha precaución se posicionó encima de KyungSoo. Primero lo primero, tendía que acallar aquellos pequeños gemiditos que escapaban de la boca del mayor si no quería que todo el mundo se entere de lo que hacía, así que rápidamente posicionó sus labios sobre los sonrosados y acorazonados labios ajenos.
¨Tan suave. Tan dulce. . ¨Aquellos labios eran como una droga para él, no podía separarse de ellos. Se decidió entonces a mover sus labios delicadamente, provocando que el pequeño se estremeciera un poco. Con sumo cuidado jaló levemente del labio inferior ajeno haciendo que la boca del contrario se abriera ligeramente, lo que aprovechó para introducir su lengua. Si bien no tenía la completa cooperación contraria, decidió tomarse su tiempo para recorrer y conocer toda la boca del otro, y hubiera continuado así toda la noche si no hubiera sentido la presión que la erección del pelinegro hizo contra su cadera.
¨Oh, joder¨ Con aún más cuidado fue descendiendo con sus labios por todo el cuello y el pecho del ajeno, tuvo el descaro de levantar ligeramente el camisón del pequeño y llevarse uno de esos pequeños botones rosas a la boca, succionándolo cariñosamente.
Un pequeño gemido se escuchó por parte del que aún seguía dormido, y JongIn sonrió ladinamente mientras continuaba con el proceso.
Tratando aun de mantener la compostura y la cordura en sí, deslizó el pantalón contrario y lo que vio lo dejó engatusado. Una hermosa erección. . . una hermosa erección que posiblemente él no había provocado, pero a la que sí había contribuido gloriosamente.
Con la lujuria ya sacándolo de sus cabales, decidió darle una buena probada a tal apetitoso miembro. Sacó su lengua y lo lamió todo, desde la base hasta la punta. Simplemente delicioso.
El líquido pre-seminal ya escurría por el glande, lo que le facilitó el trabajo. Soltando un pequeño jadeo, comenzó a engullirlo lentamente, provocando un estremecimiento y un sonoro jadeo en el bello durmiente. Cuando ya lo hubo tragado todo decidió mojarlo todo con su saliva, y se lo sacó de la boca. Observó el rostro de KyungSoo, y aún en la oscuridad juraría haber visto un pequeño ceño fruncido en señal de desaprobación.
Sonrió para sí mismo y continuó. Depositó un beso en el glande y empezó a jugar con su prepucio, arriba y abajo, arriba y abajo. Los sonidos húmedos llenaban la habitación, pero a JongIn eso sólo lo ponía más duro y cachondo.
Volvió a rozar su boca con el glande ajeno mordiéndolo ligeramente. Nuevamente lo engulló todo, ahuecando las mejillas para hacer presión. Sintió la respiración sumamente agitada de KyungSoo y como se estremecía desde los cabellos hasta los dedos del pie. Totalmente tierno. El pequeño yacía con una fina capa de sudor en la frente y cono los cabellos pegados a ésta.
Para JongIn ver esa imagen fue su total descontrol. Comenzó con movimientos lentos, metiéndolo y sacándolo de su boca, pero aquellos sonidos de su pequeño lo excitaban cada vez más, por lo que se descontroló moviéndose cada vez más rápido.
Lo sentía, lo percibía, podía degustar como el líquido pre-seminal de KyungSoo llenaba su boca. Ya nada importaba ahora, JongIn estaba perdido en KyungSoo. Aumentó aún más la velocidad viendo de reojo como los dedos de los pies del pelinegro se contraían. Inmediatamente dirigió una de sus manos al pezón de KyungSoo y comenzó a pellizcarlo, con la intención de que eso lo ayudara a venirse. Y así fue. . .
- ¡J-JongIn! –Gimió casi gritando.
¨¿P-Pero qué? ¡¿Qué demonios había oído?! ¿KyungSoo había gemido su nombre? ¡¿El suyo?!¨
JongIn casi se atragantó con el semen de KyungSoo en su boca al escuchar aquello.
Eso no era posible, claro que no. . . Quizá había sido una alucinación suya provocada por la excitación que sentía ahora, y el pequeño -Gran- problema en su entrepierna. Negando mentalmente, se dispuso a sacar unas servilletas de su mochila, acomodar a KyungSoo y retirarse lo antes posible.
Aquella noche JongIn no durmió, se quedó recordado el supuesto gemido que KyugSoo había soltado gritando su nombre, y en que, mientras salía por la ventana sentía unos grandes ojos observándolo.