Tengo un horrible dolor de cabeza, pero cuando me siento en la sala y veo la hora, me levanto rápidamente. Es tarde. Me dirijo a la sala.
.- Enzo, vamos, despierta.- mi hijo abre sus ojos, desorientado.- se hace tarde para la escuela.- él se levanta, haciendo que la chamara que lo cubría caiga al suelo. La levanto, sin reconocerla.
.- ¿papá? ¿Estás bien?- le acaricio el cabello, sonriéndole.
.- si, el desayuno está en la cocina. Me daré un baño rápido, así que arréglate pronto.- Enzo solo asiente. Miro de nuevo la chamarra, recordando al joven que había estado ahí esa mañana y al cual reconocí como mi vecino. La dejo sobre el sofá, pues hay mucho que hacer. Lo primero que hago es darme un baño, lo cual me hace sentir mucho mejor.
Soy gerente de un banco en la ciudad, así que siempre debo usar trajes, y también significa que salgo tarde todos los días. Coloco mi identificación, donde me identifica como Nash Lucchetti.
.- papá, ya estoy listo.-
.- ya voy.- me dirijo a la cocina, donde efectivamente Enzo esta vestido con su uniforme, y su mochila está a un lado.
.- nunca me habías hecho hotcakes. Se te han quemado.-
.- vamos, apenas llegaremos.- antes de salir, me tomo las pastillas que están junto a un vaso de agua. El auto que tengo es propiedad del banco, así que no puedo usarlo para muchas cosas. Enzo ya se ha adelantado.
.- papá ¿Qué paso anoche? ¿Por qué vino alguien más a casa? ¿Quién era?- me pregunta mientras se abrocha el cinturón. Enzo es un niño muy inteligente, y no lo digo porque sea su padre, tiene un IQ de 130, así que básicamente es lo que llamarían un niño genio, aunque yo no lo atosigo con todas esas cosas, Enzo solo es un niño.
.- él es nuestro vecino.- le digo, evadiendo las otras preguntas.- pero descuida, no volverá a pasar algo como eso de nuevo. Lamento haberte dejado solo.-
.- ¿él se quedó?-
.- si, se fue esta mañana.-
.- no lo había visto antes.-
.- bueno, de seguro no han coincidido sus horarios. Hablando de horarios, no vuelvas a meterte en problemas, sé que estuviste castigado dos veces la semana pasada.-
.- otros niños me molestaron.- me dice, mirando fijamente al frente. Siempre hemos tenido esos problemas con Enzo en la escuela. No es que Enzo sea problemático, pero hay cosas que los demás simplemente no entienden.
.- debes ignorarlos, lo sabes.-
.- pero no me gusta que me molesten.-
.- ya hemos hablado mucho sobre eso. Compórtate. Saldré temprano hoy, vendré a recogerte.-
.- bien, pero me estas cambiando de tema. De seguro ahora él piensa que soy un miedoso.- me dice, frunciendo el ceño.
.- ¿Quién? ¿Los otros niños?
.-no, el vecino.-
.- ¿Por qué el vecino pensaría eso?-
.- es por tu culpa. Si no hubieras estado así anoche, él no me hubiera visto. ¿Qué paso que estuviera de esa forma?- suspiro. No me acostumbro a que mi pequeño me hable como un adulto.
.- nada.-
.- olía como a cerveza. Estabas borracho-
.- Enzo, lo que paso anoche, no debes hacerlo tu hasta que seas mayor de edad. Pórtate bien.- le repito, deteniéndome frente a la escuela. Enzo me observa, me sonríe y baja del auto. La escuela de Enzo no está muy lejos, así que no tardamos mucho.
Mi trabajo está más retirado. He tenido que pedir permiso debido a que la niñera que cuidaba de Enzo por las tardes ya no podrá hacerlo, se ha mudado y tengo que cuidarle por las tardes yo. Enzo es lo único que me importa en la vida.
Enzo llego a mi vida cuando tenía veinte años, en ese entonces estaba casado. Me case en un arranque de locura y enamoramiento. Cuando Enzo cumplió cuatro años, decidimos separarnos, y yo quede a cargo de Enzo. Cuidarle mientras trabajo fue un gran reto, por suerte, mis padres fueron de apoyo. Enzo es un niño único, en varios sentidos, y por eso su madre no pudo soportar estar a su lado.
El trabajo que tengo es monótono, pero me genera los suficientes ingresos para mantener una vida bastante decente. Además, Enzo nunca fue un niño problemático. Pensando mejor lo que pasó anoche, debo reconocer que mi vecino tiene razón, no debí dejar a Enzo a solas pero no fue mi intención embriagarme, mezcle algunas bebidas y termine sin sentido.
Ah, qué pena. Tengo que ir a agradecerle a mi vecino, también devolverle la chamara que dejo en mi casa.
Enzo está sentado en las bancas de la escuela cuando paso a recogerlo varias horas después, y se dirige al auto a penas me ve.
.- ¿Cómo te fue?- pregunto.
.- bien.-
.- ¿hubo algún problema?-
.- no, no lo hubo.-
.- bueno. ¿Has pensado lo de la niñera nueva?-
.- no quiero una nueva niñera. Se ira también. Estaba bien con Rita.-
.- Rita se mudara, no puede seguir cuidándote.-
.- papá, no quiero una niñera nueva.- suspiro. Enzo no es un niño problema, pero si es muy terco y obsesivo cuando quiere.
.- bien, hablaremos de esto con más calma después. ¿Está bien?- el solo asiente.- iremos después de comer a agradecerle al vecino.-
.- no quiero verle otra vez.-
.- Enzo.-
.- ya te dije que pensara que soy un miedoso.-
.- él no pensara eso. Además sería muy descortés no agradecerle que se haya quedado por la noche.- interpreto el silencio de Enzo como una afirmación. ¿Me equivoco solo al enfocarme en mi hijo? Quizá, pero soy feliz. No siento que me falte nada, y no estoy cerrado a enamorarme. Desafortunadamente, no todas las personas logran sentirse cómodas con Enzo. Sus palabras y su apariencia son inusuales.
.- papá ¿de verdad tenemos que hacerlo?- me pregunta, cuando estamos saliendo del departamento para ir con el vecino.
.- si.-
.- pero…-
.- vamos, ¿acaso le diste las gracias por cuidarte?-
.- no, pero solo le daré las gracias y volveré a casa.- suelto una risa, acariciando su cabello antes de tocar la puerta. Enzo se pone atrás de mí, ocultándose. Toco de nuevo, y luego escucho unos pasos. La puerta se abre, y ahí está mi vecino, algo despeinado y con cara de sueño.
.- ¿Qué?- pregunta, con un tono malhumorado, sin mirarnos.
.- oh, disculpa, no tenía idea de que estuvieras durmiendo.- el me dirige una mirada aburrida, reclinándose en la puerta.
.- pero si es el padre irresponsable ¿a qué vienes?-
.- queríamos agradecerte por lo de anoche.- le digo, tomando a Enzo del hombro para que de unos pasos adelante. Enzo me dirige una última mirada de reproche.
.- M-muchas gracias por quedarte... ten.- le dice, extendiéndole la chaqueta.
.- también está el pequeñuelo Enzo.- Enzo frunce el ceño. Y se mantiene así mientras él toma la chaqueta.
.- yo debo agradecerte también. Es embarazoso lo que paso anoche… Soy Nash Lucchetti.- le digo, extendiendo mi mano.
.- Mitch.- en lugar de tomar mi mano, Mitch se inclina hacia Enzo, mirándole fijamente. Enzo retrocede.
.- regresare a casa.- me dice, aunque ya ha salido corriendo a la puerta de al lado.
.- vaya. Oye ¿quieres pasar?- me dice, señalando con su mano. Dudo unos momentos, pues Enzo esta solo en casa.
.- solo unos momentos.- digo, pasando. El lugar es idéntico al mío en cuestión de espacio, aunque la decoración es totalmente distinta, muy elegante. Quizá demasiado, o tal vez sea en que no me imagino al chico viviendo aquí.
.- ¿Qué le paso a Enzo?- esa pregunta es algo que respondo con frecuencia.
.-Enzo tiene heterocromia, sus ojos son de distinto color, mientras uno es color azul el otro es color miel.- explico. Para muchas personas en incómodo, pues es muy notorio. Es el motivo por el cual muchos niños se burlan de él.
.- lo del color es obvio. Anoche no pude verlo.- bosteza, caminando a la cocina.- ¿quieres algo?-
.- no, gracias.-
.- como quieras.-
.- solo quería agradecerte por lo de anoche. No es algo que pase con frecuencia. Anoche hubo una despedida de soltero y pues…-
.- no me importa, la verdad. Si querías divertirte hubieras dejado a Enzo con tu esposa.-
.- oh, no estoy casado ya. Su madre vive en otro lugar, algunas veces viene.- le digo. Él se para delante de mí, mirándome. Mitch es bastante atractivo, lo tengo que admitir.
.- con más razón deberías cuidarle mejor. No te preocupes, estoy bromeando. Te he visto algunas veces y no sabía que tenías un hijo, pero no me parecías de esas personas que frecuentan un bar, menos uno de ese estilo.-
.- gracias. ¿Qué hacías tú en el bar? Ah, lo siento, no es de mi incumbencia…-
.- trabajo ahí.- ¿trabaja? Oh… bueno, no soy quien para juzgarle si quiere trabajar en la barra de un bar, pero me ha dejado sin palabras, me quedo en silencio unos momentos, y al final solo se me ocurre una cosa.
.-Yo… tengo que ir con Enzo. De nuevo, muchas gracias.- le digo. Su mirada es muy penetrante, me hace sentir algo incómodo. Doy la vuelta, dirigiéndome a la salida. El me sigue, y solo cierra la puerta cuando salgo.
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Con pereza me siento en la cama, alcanzando mi mochila. A mi lado, mi último cliente aun duerme. Después de revolver un poco en el fondo de la mochila, saco una cajetilla de cigarros. Me pongo solo mi bóxer, y salgo al balcón, encendiendo un cigarrillo. La noche no esta tan fría, y después de la intensa actividad física que he realizado, el viento se siente bien. Exhalo una bocanada de humo, viendo cómo se aleja.
Es día entre semana, así que no puedo mantenerme mucho tiempo aquí. Sin molestarme en despertar al otro chico, me visto y me marcho. Me siento demasiado cansado, la noche sin dormir y el que los dos últimos días haya venido aquí y me haya desvelado me pasan factura.
.- Mitchell.- me giro, viendo a Kristen acercarse a mí.
.- ¿ahora qué cosa te molesto? No fui yo, así que no te pases conmigo.-
.- ¿Por qué te vas tan pronto?- me dice, poniendo sus brazos en las caderas.
.- porque quiero, no tengo porque quedarme.-
.- ah, no es justo.-
.-nadie te obliga a quedarte, así que si no aprovechas es porque eres tonta.-
.- no seas grosero. Ah, tengo deudas pendientes y es fin de mes.-
.- mal por ti. Me he malpasado dos noches, iré a dormir.- le digo, y sigo caminando. Kristen es una de mis amigas de ese lugar, y sé que no le molestara mi comportamiento. Estamos acostumbrados a todo tipo de tratos. Antes de que llegue a la salida, alguien me impide seguir, tomándome del brazo con algo de fuerza.
.- Mitch.-
.- ah, Julien.- sonrió, algo forzado.
.- ¿ya te estas marchando?- me dice, pegándome a su cuerpo. Julien es uno de mis clientes frecuentes, por decirlo de alguna manera. Julien es apuesto, facciones duras, rubio e intensos ojos azules.
.- lo siento, noche larga.- le digo, pasando mis dedos por los botones de su camisa. Su agarre se hace más firme.
.- ¿has estado con otros?-
.- es mi trabajo.-
.- ¿cuánto costaría tenerte solo para mí?- sus dedos levantan mi cara, obligándome a mirarle. Julien siempre ha dicho eso, y sé que puede pagar cualquier cantidad ridícula que yo diga. Mucho tiempo estuve coqueteando seriamente con él, pues llegue a pensar que me había enamorado de Julien.
.- eso no podrá ser.- le digo, soltándome.
.- sabes que algún día serás solo mío, Mitch.- para mi fortuna, me di cuenta a tiempo del tipo de persona que en realidad es. Me giro, alejándome. Julien no me sigue y yo de verdad que lo agradezco pues no estoy de ánimos para aguantarle. En este trabajo vienen todo tipo de personas, y cada una de ellas habla sobre su vida; yo no creo en toda esa basura que me dicen.
Si trabajas en esto, aprendes a juzgar a las personas.
Por más que desee dormir todo el bendito día, tengo clases. Me levanto, sintiendo que no he dormido más que unos minutos. Sé muy bien cuál es mi verdadera responsabilidad, pero no son finales y tengo todos los trabajos al día. Solo son un par de clases, así que espero regresar pronto y volver a dormir.
¿Es difícil tener una vida aparte de venderme? Un poco. Uno nunca sabe cuándo te toparas con uno de tus clientes, o cuando alguno de tus compañeros o maestros entren al mismo bar en el que trabajo. Nunca me ha pasado hasta ahora y espero que siga así.
Cuando estoy regresando a casa, pensando solo en mi cama, veo a mi vecino, Nash, hablando por teléfono fuera de su casa. Su tono es algo desesperado.
.- ¿problemas?- le digo a modo de burla, introduciendo mi llave en la puerta. Él ya ha colgado y le escucho suspirar.
.- algo así.- yo rio, dándole un empujón a la puerta.
.- échale ganas entonces.-
.- espera…-
.- ¿Qué?- me detengo, regresando los dos pasos que di dentro.
.- la niñera de Enzo renuncio, mi trabajo ya no me dará más permisos y necesito que alguien cuide de Enzo…- conforme va hablando, no me cuesta entender hacia donde van sus palabras. Hago una mueca antes de que termine e interrumpo su discurso.
.- oh, no, no. No soy niñera.-
.- solo serían unas horas.-
.- no.-
.-por favor.-
.- ah, ¿Por qué yo? Trabajo en un bar, ¿Qué te hace pensar que soy la persona adecuada para cuidar de un niño? Consigue una maldita niñera.- le digo, soltando un suspiro de agotamiento. Como no ha dicho nada, considero que me he librado de esa. Vuelvo a caminar a mi departamento.
.- tu… la forma en que me hablaste ese día, cuando me llevaste a casa. Tu forma de hablarme no es la de alguien irresponsable. Te quedaste ahí solo para no dejar a Enzo solo, eso me hace pensar que podrías…-
.-no.-
.- si es por el dinero, te pagare.-
.- ¿ahora dirás que todo lo que hago lo hago por dinero?- no me ofenden sus palabras, pero tampoco quiero que se haga una idea equivocada de mí.
.-no, eso no fue lo que…-
.- olvídalo, no cuidare de Enzo.-
.- no puedo conseguir una niñera para mañana.- dice, abatido. Yo le miro.
.- ¿mañana? Oye, debiste buscar una hace tiempo. Hay todo tipo de personas que se hacen pasar por cuidadores de niños. De veras que eres un padre irresponsable.
.- ya lo sé, Enzo no ha querido una niñera nueva…-
.- con un demonio. Cuidare del m… niño en lo que consigues una niñera.- gruño, malhumorado.
.- muchas gracias…-
.- solo consigue pronto a la niñera.- le digo, entrando. No quiero ser la niñera de ese niño, pero maldición, ¿Por qué tiene que ser un padre tan irresponsable? Dudo que al mocoso le agrade tenerme cuidándole. Al parecer, me esperaran unos lentos, y endemoniados días de cuidar a un niño que se cree adulto.