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UNA VERDADERA FAMILIA por Ina Laufeyson

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Cuando el guardia informó la llegada de las tres nornas, Odín sintió que todo se le caía encima creyendo que habían venido a predecir el desastre de futuro que les esperaba.

—Así que el príncipe de Jotunheim, morirá en mi reino, Thor. ¿Te das cuenta del caos que se desatará cuando todos los reinos crean que matamos al hijo de Laufey?

Odín se giró hacia el guardia, ordenándole que escoltaran a las nornas al gran salón, donde las atendería inmediatamente.

—¡No podemos dejarlo morir! —explotó Thor, consternado —Debe haber algo que tú puedas hacer.

Odín miró hacia Loki, todavía esperando que fuera una broma de Thor y su esposa Frigga, que fuera una ilusión.  Y aunque quisiera no estaba en sus manos poder salvarlo porque Loki era un jotun y Odín jamás estuvo involucrado en la salud de ningún gigante de hielo.

Frigga estaba a lado de Loki, mirándolo sorprendida por su rareza y belleza. No se detuvo en usar su magia para hacerlo reaccionar, sintiendo una magia más fuerte en el cuerpo de Loki rechazándola desde la parte de su corazón. Con un gesto, pidió a las sanadoras lo desnudaran de la parte de arriba, viendo cómo aún Odín y Thor seguían discutiendo. Y no podía solo ignorar a su hijo,  Thor trajo al jotun al reino por alguna razón, y sintió que era  un gesto lindo de su parte, tal vez Thor siempre estuvo enterado de la ayuda que necesitaba Loki.

Odín estaba perdiendo ya los estribos, discutiendo con Thor, que aceptó gustoso la interrupción de las mismísimas nornas en la sala de curación. Cada una hizo una reverencia a Odín, apresuradas, y al ver cómo corrieron hacia Loki, Odín no pudo ignorar cómo cada norna se ponía contenta al ver al jotun, con añoranza, con aires de maternidad.

A Thor no podía aliviarle que las nornas estuvieran preocupadas si nadie hacía nada, Loki seguía tiritando, transpirando hasta que sin querer pudo ver como los pies y manos de Loki, desde los dedos empezaban a oscurecerse, marcas negras trepaban por su piel.

—Que todos salgan —dijo Verdandi. —Solo la realeza puede quedarse.

Thor entró en desesperación, viendo cómo las sanadoras salían en fila, apuradas. Sintió cómo el corazón se le estrujaba, no quería que Loki muriera, y no porque se desataría tal vez el Ragnarok sino porque le había prometido a Loki que lo cuidaría, lo salvaría.

—Laufey lo envenenó —empezó a decir Verdandi, viendo el desconcierto en los rostros de los reyes asgardianos— para asegurarle una muerte lenta pero segura.

—Hasta que Thor lo trajo aquí, donde lo salvarán. —intervino Skuld al ver el dolor de Thor.

—¿Qué podemos hacer? No debieron dejar que las sanadoras salieran, ellas…—Thor hablaba apresurado.

—Frigga —Verdandi la miró dando un paso atrás para que la reina se acercara hacia Loki —, el corazón de Loki está siendo devorado por agujas de hielo. Laufey uso un escudo para que no lo mataran rápidamente.

Entonces, Frigga comprendió por qué la habían llamado, y por qué ellas estaban ahí.

—¿Y por eso sus manos… sus pies…? —Thor preguntó, intentando vanamente contenerse.

—No, si llegan a su corazón, aunque Frigga deshaga las agujas, Loki morirá —dijo Skuld, esta vez mirando hacia Odín. —Una vez, Padre de Todo… hace mil años llegamos a ti a advertirte.

—Evitamos tu regreso a Jotunheim —le recordó Urd.

—El mal del que te hablamos era Loki. De no habértelo dicho, habrías encontrado a Loki en las puertas de la muerte pero por respeto a tu rival, y con el propósito de traer la paz entre ambos reinos, habrías tomado la decisión de adoptarlo como hijo tuyo.

—A pesar del amor, Loki se habría vuelto un ser lleno de odio hacia ti. Y con su odio habría desatado el Ragnarok.

—Solo ahora puedes salvarlo o dejarlo morir, teniendo en cuenta que Jotunheim jamás estará sobre Asgard.

Hasta Thor había dejado de respirar, escuchando atento a lo que las nornas habían dicho. Hasta Odín parecía perplejo sin saber qué decir y menos cuando todos lo miraban. Odín tenía tantas preguntas sobre esa otra realidad alterna de la que las nornas le habían alejado.

Frigga miró a su esposo, con esa mirada que lo decía todo: no dejarlo morir.

—Me miran y hablan como si estuviera en mis manos salvarlo —dijo al fin Odín. —Si Frigga elimina el hechizo, ¿qué puedo hacer yo?

—Estuvo mil años en un mundo que no le pertenecía. Aguantando el clima, su gente y su padre…

—Pero es un jotun —replicó Odín.

—No completamente. Su madre, Farbauti, no lo era completamente. Y ella se aseguró de que Loki no lo fuera también, quitándole ese derecho a Loki para completarlo con poder, con magia.

Frigga hasta ese momento había logrado deshacer tanto el escudo protector como las agujas de hielo, satisfecha de haberlo logrado solo porque las nornas le dieron pistas.

—Imagina lo que habrías hecho hace mil años para mantener a Loki como un asgardiano. Para hacerle creer que era tu hijo.

Entonces Odín pensó que tal vez tenían razón, pero no sabía si tomaría mucho tiempo. Se acercó a Loki, mirándolo fijamente, sintiendo una extraña familiaridad. Era como si milagrosamente lo aceptara como su hijo. Lo miró detenidamente, comprendiendo que Thor tenía razón, Frigga y todos tenían razón: Loki pertenecía a ellos y no podía dejarlo morir.

Tomó una daga de su cinturón, escuchando el grito de sorpresa de Thor. Acercó la daga a Loki.

—¡Padre! ¿Te volviste loco? No…

Y Odín le cortó el brazo a Loki, una pequeña pero profunda herida, luego prosiguió a cortarse él mismo la palma de la mano, y sin esperar más unió dejó caer una gota de su sangre en la herida del jotun.

La herida de Loki dejó de sangrar una vez la sangre de Odín lo tocó, cerrándose así la herida sin dejar una sola cicatriz mientras la herida de Odín siguió pero no le importó, porque una sola gota de su sangre le estaba devolviendo a Loki lo que le fue negado. Para sorpresa de todos, Loki abrió los ojos mientras tomaba aire, encontrándose con los ojos de Odín, no había temor, no había tristeza, tanto que Loki dibujó una pequeña sonrisa para volver a cerrar los ojos.

Todos los presentes pudieron observar cómo entonces su piel cerúlea desaparecía tornándose más clara, a una piel asgardiana, pálida y Loki empezaba a respirar acompasadamente, tranquilo.

Frigga y Thor estaban felices porque Loki estaría bien, y agradecidos con Odín. Mas Odín no parecía muy feliz, al menos no con Thor.

—Nos marchamos —dijo Urd—, como consejo, Odín, te pedimos hables con Heimdall sobre la decisión que estás pensando tomar con Loki. Y como petición, no mencionen nada de nuestra visita, Loki cree que estamos muertas. Y debe seguir creyéndolo, hasta que vea a Asgard como su hogar.

Y las tres nornas se marcharon, sin poder evitar dejar un beso en la sien de su adorado Loki.

Mientras Thor estaba feliz porque las palabras de las nornas significaban que su padre no dejaría ir a Loki. Quiso compartir su profundo agradecimiento pero una mirada de su padre bastó para callarlo.

—¿Quién más lo sabía? —preguntó Odín.

—Solo yo… y Heimdall —contestó Thor, seguro.

—Y Sif. —Confirmó Odín, pero por la mirada esquiva de Thor, sospechó que habían más—¿quiénes más? Ten por seguro que haré cantar a Heimdall.

—Helmi y Lena —respondió Thor, con pesar.

Odín dejó que las sanadoras y la maestra entraran de vuelta a la sala, pidiéndoles que cuidaran de Loki, y revisaran por si necesitaba algo más, aclarando que fueran Helmi y Lena las que informaran qué cuidados habían estado realizando en el jotun. Y a los guardias les mandó buscar a las gemelas.

Luego, Odín salió de la sala de sanación seguido de Frigga y Thor hasta el gran salón, donde Heimdall ya los esperaba, portando su habitual postura, sin mostrar emoción alguna. Odín tomó el Gungnir en sus manos después de tomar asiento, en su trono, esperando que Frigga lo hiciera en su lugar mientras Thor se ponía de pie a lado de su padre.

—Antes de que Loki despierte—empezó Odín—, Heimdall, me han pedido hablar primero contigo.

Heimdall asintió, empezando a contar lo poco que sabía y lo mucho que fue para los reyes de Asgard. Los rostros de estos quedaron desconcertados, anonadados por lo que escuchaban, doliéndoles más la soledad y abusos que había sufrido Loki, siendo Laufey el responsable, y que casi había puesto fin a las vidas de las nornas, quienes sin pedir nada a cambio habían cuidado de Loki. Y luego pasó al momento en que Thor había decidido atacar Jotunheim empeorando la situación de Loki, dejándolo más vulnerable ante su propio padre. Un padre que a pesar de la constante humillación y el rechazo que regalaba a Loki, el pelinegro siguió aferrándose a esa esperanza de ser aceptado algún día.

Odín hizo un ademán con su mano para que Heimdall pudiera retirarse. Ya habían escuchado suficiente. Thor era el más afectado, sin duda sí había sido el causante de la miseria de Loki por esos últimos días en Jotunheim.  

—Si lo correcto es hacer lo que hace mil años tendría que haber hecho, lo haré —dijo Odín, rompiendo el silencio sepulcral.

Frigga sonrió con los ojos brillosos, agradeciendo silenciosamente a su esposo sabiendo que lo siguiente era hacer los correspondientes preparativos.

A Thor le consoló saber que sus padres no despreciaron a Loki por ser un jotun, y estaba cada vez más feliz de saber que ahora Loki sería el protegido de Asgard. A pesar de saber todo lo que había buscado preguntar a Loki, que todas sus preguntas al fin tuvieran respuestas, Thor no estaba complacido. Quería que Laufey tuviera su castigo.

—Salvaste a Loki, sin saberlo, sin sospecharlo, le liberaste. —Dijo Odín, mientras las puertas del gran salón se abrían, dejando entrar a dos guardias. —Pero me desobedeciste. Casi y arruinas la confianza que nos tienen los demás reinos. Si Loki hubiese…Por eso, tú y Sif serán escoltados a una celda.

—Padre, por favor, primero déjame hablar con Loki, cuando despierte se asustará al ver extraños y…

—Estoy seguro que tu madre podrá encargarse muy bien de él.

Thor quiso reclamar que no era justo que los separaran pero una mirada de advertencia de su padre bastó para callarlo.

—Cuando veas la magnitud de tu error, podrás volver.

Thor sí se había dado cuenta de todo, y sospechaba que su padre lo sabía y eso de encerrarlo era solo un castigo cruel, para alejarlo de lo que había estado luchando todos esos días: Loki. Con gusto pudo haber aceptado incluso el número de años que estaría encerrado si tan solo le dejara ver a Loki cuando despertara.

Entraron en el salón dos guardias, con cadenas en sus manos para apresarlo, por precaución. Para sorpresa, hasta de Odín, Thor no puso resistencia. Parecía conforme con el castigo. Thor salió de la sala, camino a los calabozos encontrándose a Sif siendo conducida a la presencia de Odín.  

Sif había sido atrapada cuando fue a ver a Loki, a pesar de que dos guardias trataron de detenerla, ella logró ver a Loki para asegurarse que estaba bien. No esperó ver a Loki diferente. Loki estaba acostado en una cama, siendo atendido por la mismísima Frigga, quien muy amablemente le dijo que todo estaría bien.

—Gracias por no dejar solo a Thor.

Y Sif comprendió que Loki estaría a salvo, con ellos. También supo que sería, al igual que Thor, a permanecer en los calabozos.

🌟 🌟 🌟

¿Hace cuánto que no sentía ese exquisito bienestar? Casi se sentía volar, escuchando pequeños sonidos de personas yendo y viniendo. Personas. Loki abrió los ojos lentamente, sintiéndolos pesados. Una capa dorada lo cubría, y sin darse tiempo buscó la manera de sentarse, sin embargo, dos manos lo detuvieron, delicadamente. Loki enfocó mejor su vista, sintiendo miedo al ver a una extraña mujer pronunciando algo, que no logró comprender del todo al ver detrás de ella a Helmi y Lena.

Muerto. Loki creyó quería creer que lo estaba pero los gemelas no pudieron haberle seguido a la muerte. Miró otra vez  a la mujer que emitía un aura tranquilo, casi y sentía que su mirada lo acariciaba. Ella le regalaba una sonrisa.

—Loki. —Pronunció la mujer, suavemente—. ¿Te duele algo?

Loki cerró los ojos, respirando profundamente solo para preguntar si seguía vivo. Tenía que asegurarse de estarlo o no.

—Claro que sí, hijo.

Hijo.

—Soy Frigga, la madre de Thor —volvió a hablar la mujer. Frigga—. Antes de levantarte, debes saber que…

La reina. La madre de Thor. Thor. Buscó a Thor en la habitación, sin permitirle terminar lo que sea que fuera a decirle. Pero no había nadie más que solo mujeres. Se sentó, temeroso de que verse abandonado otra vez… quiso preguntar por Thor, cuando el aire se le cortó, empezando a temblar y sintiendo extraños hormigueos en todo su cuerpo al ver su piel. Sus manos, sus pies ya no era azules.

—¿Qué me pasó?

—No te asustes, hay muchas cosas que debemos explicarte —se apresuró a decir Frigga, amable. —¿Crees que puedes ponerte de pie y acompañarme?

Loki no dejó que le repitiera poniéndose de pie sin sentir ninguna diferencia. Era como si solo hubiera palidecido.  Levantó las mangas del camisón que llevaba puesto, descubriendo que las marcas que tenía como cualquier jotun ya no estaban.

Se tocó el rostro, esperando sentir en su frente las otras marcas, siendo completamente inútil.

Helmi se acercó con una túnica blanca y larga, ayudándolo a ponérselo y una vez terminado, Frigga lo tomó de la mano, diciéndole que necesitaban ver a Odín. Loki no tuvo otra opción, estaba otra vez solo, y la obediencia era lo único que sobraba. Sin embargo, no podía negar el escalofrío que sentía con cada paso que daba al encuentro con el rey de Asgard. Odín era el enemigo de su padre, por culpa de Odín, Laufey estaba lleno de odio.

Miró a Frigga tan relajada, tranquila sin mostrar ni un poco de recelo por él, como si creyera que no era un jotun. Ella no paraba de sonreírle, como si quisiera llenarlo de confianza. Tal vez ella era la amabilidad en persona, pensó Loki.

Cuando llegaron a un salón bastante grande y hermoso, con grandes columnas en cada lado, los suelos y paredes selladas con oro dándole un toque radiante a todo el salón, vieron a Odín, sentado en su trono.  

Loki se detuvo, congelándose en su andar. Frigga lo soltó, pasando su mano por el la cabeza de Loki mientras pronunciaba:

—Necesitas hacer esto, Loki, para que todo termine.

Y dicho eso, Frigga lo dejó casi corriendo por las escaleras para ponerse a lado de su esposo. A Loki le dieron enormes ganas de salir corriendo de ahí, pero cuando había entrado al salón, había guardias en las puertas, y no dudaba que también lo hubiera detrás de las puertas que había a cada lado de las escaleras que daban al trono.

Loki avanzó, indeciso, hasta llegar al lugar que le era permitido e inclinó la cabeza, seguidamente para arrodillarse sin levantar la vista.

—Loki Laufeyson —la voz de Odín retumbó en cada rincón del salón, estremeciendo más a Loki —A estas alturas ya sabes quiénes somos, ¿no es así? Por favor, ponte de pie y mírame mientras hablo.

Loki se puso de pie sin levantar su mirada, no se sentía tan fuerte para mirar sobre todo a Odín. Le temía.

—Estamos al tanto de lo que hizo Thor, como también de ti, como príncipe de Jotunheim. —Continuó Odín, mirándolo detenidamente haciendo que Loki se sintiera cada vez más pequeño. —Lo siento.

Loki parpadeó confundido, mirando al rey sin comprender en su totalidad por qué se disculpaba.

—Si hubiésemos estado enterados del trato que recibías por parte de tu padre, como el Padre de Todo le habría puesto un alto. Pero Laufey te escondió, jamás mencionó que tenía un hijo.

El aire parecía pesado, haciendo que Loki empezara a sentirse sofocado, sintiéndose triste otra vez de recordar cómo su padre siempre lo negó no solo ante los demás jötnar sino a él mismo, gritándole, golpeándole si se atrevía a llamarlo “padre”.

—Tu madre, Farbauti, era mestiza. Alguien en su línea era un asgardiano —siguió Odín —. Sé que tuviste muchas preguntas, como Laufey, por ser diferente al resto. Tu madre te privó de ser un jotun completo, tenía planes contigo pero su muerte dejó solo incertidumbre a Laufey. Es culpa de Laufey no haber buscado respuestas, dejándote en las manos de tus… amigos. Sin darse cuenta hasta más tarde que el clima no te favoreció ni te favorecería nunca porque eras apenas mitad jotun. Cada vez que enfermabas no era porque algo estaba mal contigo, era porque el frío te debilitaba.

Es culpa de Laufey.

—Nos encargamos de curarte, y si decidieras regresar a Jotunheim ya no sufrirías ningún malestar, nunca más. —le aseguró Odín—… ¿Quieres volver donde tu padre?

Loki quiso decir que sí, a pesar de no estar completamente seguro pero qué opción tenía. Los asgardianos odiaban a los jötnar como ellos odiaban a los asgardianos. Además, Loki era un príncipe, uno despreciado, y si ahora podía vivir bien en Jotunheim, tal vez podría hacer algo para demostrarle a todos que…

Idiota.

¿Por qué su padre nunca mencionó ese detalle sobre su madre? Tal vez porque odiaban tanto a los asgardianos y por eso nadie, en Jotunheim, sabía que Farbauti tenía algo de asgardiana en ella. Porque Sentry y Hailstrum jamás le habrían escondido algo así.

—Ahora quiero que me hables de tu padre. —dijo Odín, y no se inmutó ante la mirada severa de su esposa cuando su tono se tornó duro. —Quiero saber cómo es él contigo, lo buen o mal padre que fue contigo. ¿Realmente merece que lo llores cada vez que lo recuerdas? ¿Te ama tanto como un padre debe amar a su hijo? ¿Es cierto que nunca te llamó “hijo”? —Frigga se puso de pie, inquieta al ver cómo Loki empezaba a apretar la mandíbula ante el inminente llanto que se acercaba. —¿Buscó ayuda, desesperado, al verte enfermo? ¿Al menos agradeció a las nornas por haberte cuidado? ¿Tal vez no para de buscarte cuando desapareciste de Jotunheim?

Loki sintió fuego ardiendo en su pecho, creciendo la amargura y el rencor hacia su padre a darse cuenta que Laufey no lo merecía, después de haberle causado tanto dolor y culpa con su indiferencia.

—Si sales por estas puertas —señaló Odín hacia su derecha —regresarás a Jotunheim. Nos aseguraremos de que tengas lo necesario para vivir en esas tierras heladas y…

—No quiero, no quiero —interrumpió Loki, la voz quebrada mientras hacía un esfuerzo por no llorar, con sus labios temblando continuó —. No… no hasta que él venga por mí…

Esto último conmovió a los reyes y más a Frigga. Ambos bajaron hasta quedar cerca de Loki.

—Si te quedas aquí —prosiguió Odín—,  serás un miembro más en mi familia.

Incapaz de decir algo, Loki rompió en un llanto desconsolador. Cayendo de rodillas hasta casi besar el piso.

—Serás un hijo más para nosotros —habló Frigga, con los ojos anegados en lágrimas —, podrás llamarme madre, padre a Odín y hermano a Thor.

Sollozó con más fuerza cuando Frigga se arrodilló junto a él y lo abrazo, dejando salir un gemido lastimero. Frigga lo meció contra su pecho, acariciándole el cabello.

—Gracias… gracias —Loki jadeó entre sollozos, sintiéndose por primera vez aceptado en un lugar.

 

 

 

Notas finales:

Tuve que re editar esto tanto que creo que está kk, perdón si les aburre.

Gracias por leer y comentar :D


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